- - Los personajes: Tanto a nivel de diseño como de personalidad, el cómo Oda ha llegado a crear cientos de personajes para su obra, y cómo todos destacan o son diferentes en algún punto es algo que todavía no me explico. Desde luego, en este aspecto no puedo dejar pasar a los Mugiwara, que es sin duda el mejor grupo de protagonistas que he visto en un manga. Tanto por separado como juntos, los (por ahora) 10 protagonistas son interesantes, y el cómo Oda ha ido haciendo que nos encariñemos con ellos es simplemente genial. Aparte, fuera de los Mugiwara también hay multitud de personajes interesantes, ya provenientes de la Marina, de otras bandas piratas, o incluso de otras épocas (Noland y Calgara), y es impresionante como Oda parece destinar la misma cantidad de esfuerzo a crear personajes secundarios que la que destina a los principales.
- El worldbuilding: La verdad, no hay mucho que comentar en este punto que no se haya dicho ya, o que no hayáis visto ya con vuestros propios ojos. Sin duda, uno de los puntos fuertes de One Piece, y que hace excepcionalmente bien.
- La sensación de aventura: Si bien algo que se ha ido perdiendo en el Nuevo Mundo (Y que espero que recuperemos pronto) la sensación de aventura era sin duda uno de los puntos fuertes de One Piece en su comienzo. En mi opinión, esto lo vimos sobre todo en el East Blue, donde literalmente casi cualquier cosa podía pasar, y el océano se extendía ante nosotros, tan misterioso y lleno de aventura para nosotros como para el propio Luffy. Cuando entramos al Grand Line, si bien ya se empezaron a planificar algunas cosas, siempre quedaba sitio para la improvisación, como cuando para ir a Arabasta, pasamos por un par de islas desconocidas de camino, o como el arco de Skypiea, (del que podéis decir lo que queráis, pero desde luego inesperado y misterioso fue un rato) en el que exploramos una isla que hasta el momento ni siquiera habíamos pensado que podía existir.
- Las batallas: Si bien One Piece siempre ha sido un manga de aventuras más que de peleas, esto también lo hace muy bien, sobre todo con la variedad de situaciones y escenarios que dan las diferentes frutas del diablo que se nos presentan en la serie. Siempre es interesante ver colisionar dos frutas completamente diferentes, y esperar a contemplar cómo va a terminar el asunto. Si bien el haki (Aunque necesario) ha arruinado un poco esto, reduciendo algunas peleas a “a ver quién golpea más fuerte” esa emoción sigue pendiente, y no puedo esperar a ver con qué poderes y enfrentamientos nos sorprende Oda en un futuro.
Eso sí, en las peleas, punto aparte a la emotividad que consigue imbuir a algunas. Por ejemplo, el Luffy contra Usopp de Water Seven, que si brilla, no es por su complejidad, sino por los sentimientos detrás de ella.
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