Shoujin escribió: ↑Vie Nov 25, 2022 3:25 pm
Terminé de leer
El metal perdido de Brandy Sanderson y aquí os traigo una reseña libre de espoilers. Ferruquimistas, espero que tengáis almacenada salud en vuestras mentes de oro porque lo vais a necesitar.
Este libro culmina la Era 2 de Nacidos de la bruma y ya podemos decir sin riesgo a cometer ningún error que esta Era es peor que la anterior. Si bien he disfrutado más de este libro que del anterior, el final no me parece nada satisfactorio, algo que me sorprende mucho, ya que Brandon Sanduski es muy bueno cerrando libros. La razón por la que digo esto no es porque crea que los personajes sean pobres o la prosa mediocre, aspectos que flojean en la mayoría de sus libros y no pasa nada porque estos siguen siendo buenos. Al contrario, creo que el problema de esta saga radica en dos cosas que Sanderson sí suele hacer muy bien: pulir la estructura de las novelas y el trabajo desarrollando un mundo rico en detalles.
Veamos, en el prólogo de este libro cuenta el escritor que la primera persona que oyó hablar de
Mistborn fue su esposa. Le vendió la idea de escribir una saga de fantasía épica y más tarde retomarla en un futuro con avances tecnológicos, haciendo que los hechos que conocimos en la primera saga sean leyendas y caldo de cultivo para las religiones. Bueno, en esto nuestro querido Britney, falla estrepitosamente. Las referencias de Era 2 hacia los sucesos de la primera trilogía se sienten como meros guiños al lector. De vez en cuando hay algún paralelismo chulo, pero en general son apuntes poco significativos del tipo "llevaba un pendiente, como la Guerrero Ascendente". He escuchado mejores
rimas en las batallas de gallos. El contexto mitológico y religioso está muy desaprovechado. Crea dos religiones derivadas de la primera trilogía que tienen poquísimo impacto en los personajes y en la sociedad en general.
Los conflictos y tensiones sociales, que son uno de los temas predominantes de esta saga, se desarrollan de forma superficial. Creo que Bratford olvida que uno de los atractivos de
El imperio final es que los protagonistas son una panda de rufianes desafiando al Poder. Sin duda no están en lo más bajo de la pirámide, que serían los skaa, pero la diferencia con la verdadera élite es abismal. Aquí, en cambio, los héroes son nobles con ideas de nobles, es decir, con la convicción de que ellos saben lo que es mejor para todo el mundo. Hablan de las clases populares como si fueran figuras del Risk y no individuos con problemas propios. Los detalles de fondo se ven borrosos: nos hablan de diferentes religiones, en las que no se profundiza; de diferentes razas, de las que no sabemos nada; de diferentes entornos, que apenas salen de lo urbano (con excepción de los Áridos, que tampoco aparecen mucho); de diferentes culturas... bueno, esto no, solo hay una. Por todo esto, creo que es una saga que no está a la altura.
Pero volvamos a
El metal perdido. La trama recuerda mucho a las novelas de espías de Tom Cancly y otros autores. Es interesante y divertida de leer, básicamente porque la acción no para en ningún momento. Ya he dicho en alguna ocasión que me gusta mucho que Sarkinson utilice esta saga para experimentar con los géneros y considero que ha logrado juntar con éxito una novela de fantasía tradicional con un thriller moderno. Lo que pasa es que el referente que utiliza para el thriller no es muy bueno. Ya sabéis, un pageturner, ese tipo de libros que no puedes parar de leer hasta que lo terminas. Son libros que se leen de izquierda a derecha pero nunca de derecha a izquierda.
Los personajes siguen en la línea idealista que le gusta a este escritor. Los finales que les dedica a cada uno están muy bien tirados. En términos generales, esto es una mejora con respecto a la primera trilogía. Lo único que me rechina de esto es... (abro espoiler):
- Spoiler: Mostrar
- ...Wayne. Se pasa cinco pueblos con las bromas. En otros libros alabé que Sander von Sanson escribiera un personaje divertido para diferenciarse del resto que son bastante muermos. Bueno, pues en este encuentro que su humor es cargante y demasiado infantil. Me da la sensación de que este personaje lo han escrito varias personas. Este libro huele a moneda vieja y manoseada. Me gusta, no obstante, las referencias a su pasado y los remordimientos que le persiguen a lo largo de la novela, junto con su arco de redención.
...Kelsier, que pinta absolutamente nada y que aparece solo para molarse a sí mismo. En lo personal no me gustó que lo resucitara.
...Autonomía, un villano que nos lo meten con calzador en la mitad de la saga sin venir a cuento. Es como si toda esta Era estuviera escrita para introducírnoslo, como si todo lo demás no importase porque de hecho... no importa. Los demás personajes son figuritas brillantes para darnos contexto de lo que va a suceder en el futuro. Como diría Buddha, capítulo de transición.
También es el libro con más referencias al Cosmere. Creo que si contamos todos los crossovers, hay más referencias que en todos los demás libros juntos. Estoy seguro de que mucha gente se lo ha pasado pipa analizando y teorizando los puntos de unión. Sin duda hay mucho hype para los próximos libros, sobre todo para el quinto de El archivo.
Y ya estaría. No es el libro más brillante, la verdad, y me decepciona mucho eso. Como diría toda buena madre, me duele más a mí que a ti, Brandon Bridgerton.