Si todo sale bien publicare un capitulo semanal para que disfrutéis de la historia.
PRÓLOGO
- Spoiler: Mostrar
- En este mundo todos nacemos para morir, es lo único cierto, con nuestra vida hacemos lo que queremos. Otra gran verdad es que morimos para nacer; para que entendáis eso os lo explicaré, nacemos en el mundo de los vivos y morimos en el, pero al morir nacemos en el mundo de los muertos. Estos últimos no son aquellos que dejan de pensar o que su cerebro ya no funciona, los muertos son aquellos que son olvidados a los que ya no recuerda nadie. En mi mundo pasa eso, hace mucho tiempo nosotros manejábamos nuestro destino, hacíamos lo que queríamos, y con suerte eramos recordados por alguna persona; pero a los dioses les costaba controlarnos y de repente un día uno de niños de una ciudad al cumplir los 15 años apareció un tatuaje en la espalda, un martillo y un yunque e involuntariamente este niño empezó a trabajar de herrero, a muchos más les pasó esto y cuando sus mentes dejaron de funcionar, murieron porque nadie fue capaz de recordarlos. Los dioses hicieron eso, y por ello pagarán, pero para que entendáis mis intenciones de venganza debéis saber mi historia, y por favor si algún día desapareciera de este mundo, recordadme
- Spoiler: Mostrar
- Me llamo Mayk Fogs y tengo 14 años, soy alto, con el pelo largo y rubio, tengo los ojos azules y grandes, la gente dice que parezco un búho, a mi no me hace mucha gracia la verdad. Soy bastante tímido, solo soy capaz de hablar con la gente de confianza, amigos y familiares cercanos para ser exactos, me gusta vestir con vaqueros y camisetas blancas. Espero que esta información os valga para haceros una idea de como soy, porque ahora os contaré mi historia. Faltaba un día para mi cumpleaños, ya iba a cumplir los 15 y mi destino se decidiría en ese momento, en el instituto nos habían enseñado que no había que hacerse ilusiones ni esperar grandes cosas, sino asumir lo que nos tocara y aguantar hasta nuestra muerte. Y así era como me encontraba, tranquilo, sin tener grandes ilusiones o miedo a lo que podría pasarme. Decidí quedar con un amigo para pasar la tarde, se llama Naku, tiene 1 año mas que yo, en su cumpleaños en la espalda se le tatuo el simbolo del guerrero de la deidad de la guerra. Para que entendáis, no solo nos aparecen tatuajes que simbolizarán nuestra labor en este mundo, sino que también señalan a que deidad pertenecemos, acual le debemos lealtad. Bueno por donde iba, Naku es mas alto que yo, tiene el pelo corto y marrón aunque el flequillo le tapa las cejas y un poco los ojos, disimulando asi un piercing que tiene en la derecha, tiene los ojos marrones. Es un poco masoquista y le gusta pelear, aunque en el fondo es buen tipo. Suele ir con un chandal o pantalón vaquero y chaqueta de cuero. Me dirigí hacia el lugar donde quedamos, el templo de la paz. A lo lejos vislumbré su silueta moviendo la mano saludándome, corrí hacia allí lo más rápido que pude.
-Buenas tardes mi pequeño aprendiz - dijo con sorna
-Hola maestro de lo inútil
Se rió del sagaz comentario que acababa de hacer.
-¿Nervioso porque pronto tendrás 15 años?
-No mucho la verdad - le contesté - me siento normal.
-La juventud de hoy día no aprendre - parecía uno de esos viejos de los asilos.
Fuimos caminando hasta el linde del río, hablando de cosas triviales. Estuvimos allí quietos durante un rato hasta que llegó una de las personas que mas odio en este mundo, Ritsu, Ritsu Fogs. Es mi hermano gemelo de madre, no lo soporto se cree mas guay que yo porque vive mejor. Mi madre se casó con un hombre rico y decidió quedarse con Ritsu, yo en cambió vivo con mi padre, que es un simple herrero. Como os imagináis Ritsu es igual que yo, solo ques mas extrovertido y simpre va con vestiditos de rico, que a mi me parecen de chica, pero dejemos mi opinión aparte.
-Vaya, vaya con el pobretón, mira como juega con los indigentes.
Uno de sus estúpidos amigos que siempren le acompañan se rió de la gracia que acababa de hacer. No se muy bien lo que pasó, pero 3 segundos despues Naku se había levantado y dirigía su puño derecho a la cara de Ritsu, este lo paró rapidamente y esquivo el golpe. Acto seguido le pego en la parte trasera de las rodillas para que se sentara sobre ellas.
-Pide clemencia vagabundo.
No aguanté mas, corrí hacia el sin que me escucharan y le pegué un golpe en la nuca, lo que hizo que se desequilibrara. Así Naku se pudo levantar y esa vez si que le pudo golpear en la nariz. Un hilo de sangre empezó a salirle de esta, y despues se mareo;su colega le dejó allí abandonado. Yo estaba muy cabreado, os parecerá rastrero pero le pegue aún estando desmayado para darme el gusto.
-Vámonos ya - dijo Naku - Si nos pillan la liámos.
-De acuerdo.
Ya era tarde así que me fui a casa, mañana sería un día importante.
Me desperté y me encontré en la cocina con mi padre y mis amigos, Naku, Roku, Sophie y Sebastian. Todos me felicitaron el cumpleaños y me dieron sus regalos, unas cutreladas pero bueno, todo fue ropa. Dieron las 3 en el reloj.
-Bueno hijo - habló mi padre, y por su tono parecía orgulloso
-Dime - le contesté.
-Como sabrás cuando ya pasen las tres - señaló al reloj - te aparecerá un tatuaje en la espalda...
-Que indicará que haré en mi vida, lo sé, lo sé
Ya eran las tres y cinco, cuando un sacerdote se acercó a mí.
-Haber hijo, quítate la camiseta para que apunte tu símbolo.
Le hice caso, me quité la camiseta, y nada mas paso esto el sacerdote exhalo un grito señalando mi espalda. Todo el mundo se acercó al cura para ver que pasaba y todos hicieron lo mismo. Me giré y todos me miraban atónitos.
-¿Pero que pasa?
- Spoiler: Mostrar
- El cura se arrodilló detrás de mí juntando las manos como si estuviese rezando, de repente una luz iluminó la sala, y lentamente fue acercándose a mi espalda.
-¿Pero que hace?- le pregunte con miedo
-Lo siento, pero no puedo permitir que alguien como usted vague por el mundo llevando el caos a todos lados.
-No le entiendo- dije mientras la luz se ponía sobre mi cuerpo- que os pasa a todos.
Naku pronunció una palabras y apareció una espada en su mano, se acercó al cura y le cortó el cuello, un chorro de sangre salió disparado de su cuerpo manchando el suelo de mi casa, su cuerpo inerte cayó al lado de su cabeza, la cual me miraba con ojos vacíos. Una mueca de horror se asomó en mi cara.
-Pero que has hecho..
-Iba a matarte-me interrumpió Naku-tienes el maldito símbolo del dios del mal, eso no es algo normal.
-Y, ¿por qué me has defendido?- dije aún horrorizado.
-Porque sentí un impulso, debió de enviarlo el dios de la guerra para que te protegiera-me contestó
Roku se acercó a mi, era alto, con el pelo largo y enmarañado, tenía los ojos marrones y siempre iba vestido con una gabardina o chaqueta de cuero. Su personalidad era de las mas asombrantes que he visto jamás, es un pervertido en miniatura, por así decirlo.
-Yo también te protegeré, no creo que seas una mala persona ni que vayas a matar a gente o algo por el estilo-habló riéndose señalando al cura.
Era muy tétrico que alguien se riera de un muerto y mas aún que se riera del cadáver de un cura. Sebastián también se puso a mi lado. El suceso que ocurrió en ese momento no duró mas de tres segundos, Sebastián cogió un cuchillo e iba a matarme, pero Roku le agarró del cuello y apretó con su mano derecha hasta reventarle la nuez y que se empezara a desangrar. Cuando el cuerpo de Sebastián cayo al suelo, todos en la sala pudimos vislumbrar un tatuaje que tenía en el hombro izquierdo, nunca nos había hablado de ello, era como una rosa abierta la cual la atravesaba un cuchillo, la rosa era negra y el arma que la atravesaba blanca manchada en la punta de rojo. Pasamos por alto este echo no nos pareció importante en ese momento, puesto que había dos cadáveres en mi casa. Fui corriendo hacia donde estaba mi padre. Le abrazé mientras sollozaba.
-Lo siento mucho hijo- levantó su puño al aire y lo estampó contra mi cráneo haciéndome perder el equilibrio-eres una amenaza para la humanidad.
Volvió a levantar el brazo, pero esta vez fue Sophie la que intervino, con una velocidad apabullante y con una dulzura increíble golpeó a mi padre y lo dejó inconsciente. Sophie era igual de alta que yo, un pelo largo, rubio y tapaba sus pechos ya bien desarrollados, Siempre iba con camisolas blancas o transparentes, mucha gente decía que era puta o algo por el estilo, pero miesntras estuve con ella no lo parecía es solo la apariencia.
-¿Lo has matado?- le pregunté
-No-dijo negnado con la cabeza-solo esta aturdido, aprovechemos para escapar.
-No, vosotros quedaos aquí, no tenéis nada que ver-dije aún con náuseas por los hechos que acababan de acontecer-Decir que fui yo, y como tengo este símbolo os creerán.
-Jamás-me gritó Naku.
Le miré a los ojos, los cuales le brillaban por la rabia.
-No te abandonaremos.
-¿Y adonde vamos entonces?-susurre como para que me escucharan
-Al templo del dios del mal, de tu dios-esta vez habló Roku-Aunque tu símbolo sea ese, debes encomendarte a tu dios. El templo mas cercano está en la ciudad Hadriel.
-Pues muy bien, allí iremos-miré los cuerpos muertos del cura y Sebastián-Habrá que esconder los cuerpos.
-No hace falta, si vinieran los guardas, verán a tu pasdre y creerán que fue el-declaró Sophie-Después le contará la
verdad, peron tendremos tiempo suficiente para escapar de aquí.
Asentimos todos con la cabeza, y nos desplazamos en silencio por el pueblo. Era triste pensar que iba dejar todo eso atrás, pero como me enseñaron en la escuela no debe importarte el pasado solo el destino que te haya sido otorgado.
La diosa de la luz y la diosa del saber estaban discutiendo por quién debería hacer guardia esa noche. El dios del mal había estado enviando mas tropas para atacar su lugar de residencia. Mientras tanto el dios de la guerra y el dios del caos planeaban los ataques de las tropas del mal. El dios del mal estaba sentado en su gran sillón vigilandop como transcurría el plan que estaba llevando a cabo.
-¿A ocurrido algo nuevo señor?-preguntó el dios de la guerra.
-Parece ser que todo ha salido mejor de lo planeado-dijo con sorna el dios del mal-Nuestro conejillo de indias está muerto, y nuestro topo se a infiltrado bien en su pequeña banda. Lo malo es esa chica, habrá que librarse de ella.
-Pobrecito, me da pena y todo, con un destino como ese.
-¿Acaso te metes con el poder del mal?-gritó enfurecido.
-No señor, solo es que vuestro poder sobre la gente produce temor en mi.
El dios del mal rió al escuchar este comentario, siguieron hablando durante horas sobre los pasos que deberían seguir ahora. En otra parte del mundo divino, el hijo de Chair, y la hija de Oig retozaban sobre la sangre de los cuerpo inertes de unos guerreros. Sus movimientos eran lentos, pero bien coordinados como si se conocieran de toda la vida y supieran que le gusta al otro, de repente la velocidad aceleró, el hijo de Chair se quedó tenso, y la hija de Oig profirió un grito de placer que se alzó sobre algunos de dolor de guerreros aún con vida.
-Hacía tiempo que no haciamos esto- dijo el chico-Quedamos para mañana otra vez.
La chica mojo sus dedos en sangre y los lamió, sus ojos se pusieron rojos y la expresión de su cara cambió. El hijo de Chair no tuvo tiempo de escapar, para cuando se dió cuanto de lo que estaba sucediendo ya estaba muerto, y la chica se estaba comiendo sus tripas y su corazón. Estos hechos por separado no tienen valor, pero no mucho tiempo después todo tendría su castigo, y como siempre lo pagaremos los mas indefensos.
Naku, Roku, Sophie y yo seguimos nuestro camino mientras estos hechos se llevaban a cabo, el camino hasta Hadriel era largo y también conocido por ser el que tenía mas bandidos, pero nosotros no teníamos problemas íbamos protegidos por Naku el cual era guerrero. Durante el camino le dije que me contestara los diferentes tipos de habilidades que se tienen con los símbolo. Aprendí que cada persona tiene su destino y si dos son herreros no tendrán las misma habilidad, uno por ejemplo podrá forjar las mejores espada y otro las hachas, un guerrero podrá invocar una espada maldita mientras que otro luchará a mano descubierta. Y así todas las cosas, pero del símbolo del mal no me contó nada puesto que dijo que solo una persona lo tuvo, y lo mataron a los 20 años. Me aguanté el resto de preguntas, tendría que esperar hasta llegar a Hadriel. Allí rezaría y mediante un mensaje me llegaría la labor en este mundo y tendría que acatarla y llevarla a cabo. Pero si mi historia fuera tan simple no os la estaría contando.
- Spoiler: Mostrar
- Antes de seguir contando mi historia deberéis conocer la importancia de los símbolos en mi civilización y las guerras que acontecieron hace mucho tiempo. Esta es la historia que nos cuentan a todos.
<<Hace 10000 años Kiera diosa de la luz y Halon dios de la oscuridad decidieron detener el destino de las personas y poder controlarlos ellos mismos. Los primeros planes que tuvieron funcionaron bastante bien, pero llegado el momento de decidir que hacer con los humanos, no se pusieron de acuerdo. Halon nos quería para conseguir su propósito de dominar la tierra de los humanos, y Kiera nos necesitaba para destruir cualquier civilización que se interpusiera en su camino, ella lo llamaba el bien supremo. Todo esto conllevó a una guerra entre el "bien" y el "mal", cada uno de estos dioses se preparó poniendo sus símbolos en las espaldas humanas para controlarlos. La primera guerra no fue gran cosa, ninguno de los dos combatientes ganó, pero a partir de este empate, Kiera y Halon crearon sus propios dioses a su servicio, y otra guerra aconteció en el mundo. Pero un hombre se alzó, un hombre sin símbolo que quería destruir la enfermedad que los dioses habían traido al mundo. Solo era uno, daba igual quien tuviera razón, daba igual de que religión o a que dios pertenecieran, porque en los campos la batalla había comenzado, en las calles caían de uno en uno, y de los cielos mil morirán cada día, Eso alguien tenía que detenerlo. Mitsuray que así se llamaba este guerrero peleó en la batalla de los dioses, mató, degolló y consiguió llegar hasta Kiera y Halon que estaban luchando en medio del campo de la batalla. Ahora nada podría detener a Mitsuray. Corrió hacia los dioses que tanto odiaba, no eran buenos ni malos, solo luchaban por sus propósitos, lo mismo que hace todo el mundo. La lucha no duró mas de 3 segundos, ¿como iba un simple hombre a matar a dos dioses supremos?. Pero hubo algo con lo que estos dioses no contaron, un hombre sin símbolo acababa de morir, eso no pasaba desde hace mucho tiempo y se habían olvidado de que les ocurría a los destinados a morir. Con los símbolos a los hombres y mujeres se les quitaba la libertad y al morir desaparecían del mundo para siempre, pero los destinados a morir volvían, y Mitsuray volvió, ya no podría luchar pero si atormentar a los dioses. Paso mucho tiempo atormentándolos hasta que los dos dioses se cansaron e hicieron un pacto para matar de una vez por todas al hombre sin marca. Con la ayuda del resto de dioses menores, sellaron a Mitsuray en el mundo de los olvidados para que no pudiera volver a salir de allí. Aún así las luchas no terminaron, con el paso del tiempo las religiones dieron paso a decir lo que siempre se piensa que la diosa de la luz era buena y el dios del mal debía desaparecer, por tanto cualquier persona que tuviera el símbolo de Halon debía morir. Poco a poco Kiera fue ganando la guerra gracias a la ayuda de míseros humanos, y dicen que al ver que estas criaturas creían en ella cambió sus planes para cuidar de nosotros, y así fue como pasó. Este fue el final de la segunda guerra, pero la tercera no tardaría en llegar. Halon no solo tenía el poder de los humanos subordinados, de los cuales solo sobrevivían 2 de cada 10, Halon también poseía el poder de entrar en el mundo olvidado, y allí entró, e hizo un trato con Mitsuray. Si este le ayudaba, Halon le devolvería la vida y le concedería un deseo. Mitsuray aceptí puesto que estar encerrado allí le enloqueció y le hizo pensar como un loco. Halon provocó un ataque a Kiera, fue demasiado potente y dejó a esta sin reservas militares. La primera guerra duró 2000 años, la segunda 4000 años, quién sabe cuanto durará la tercera>>
Esta es la historia de mi civilización, espero que entendáis como me sentía por ese entonces cuando escapamos de mi pueblo. No es una parte de mi vida que quiera recordar, pero no quiero que mi historia se olvide, no quiero que se me olvide a mí, por eso escribo mis memorias. Puede que en este momento me esten buscando, pero yo le juré que lo escribiría y eso el lo que haré, y al que esté leyendo esto el pido por favor que proteja este libro, lo guarde y cuente la historia, porque muchas verdades serán reveladas y cualquier cosa que creyeras ya no tendrá fundamento. Mientras escribía esto una la puerta de mi casa se abrió y una figura alta emergió detrás de ella.
-Cuanto tiempo- dijo una voz grave.
-No puede ser-exhalé un grito de conmoción.
-Si, soy yo.
-¡Naku!-grité corriendo hacia él-pensé que habías muerto.
-Pues te estaba buscando-me miró a los ojos.
-Tú no eres Naku, ¿quién cojones eres?
Levanto el puño en el cual tenía una daga.
-Felices sueños- dijo golpeandome la cabeza.
Me desperté en una sala oscura de piedra mojada, era una celda, en ella estaba mi mesa con mi libro para seguir escribiendo mi historia.
-Se te condena por asesinato y por no respetar las leyes-se escuchó una voz lejana- Pero serás perdonado si escribes tu historia en menos de una semana.
-Pero eso es imposible, tendría que estar todo el día escribiendo.
-Pues estate así todo el día.
Me senté en mis silla pero cuando me disponía a escribir unas lágrimas afloraron de mis ojos, todo lo que había sucedido era culpa mía, las elecciones que hice, por culpa de ellas la gente sufría. Intenté no pensar en ello y continuar escribiendo. Queridos lectores, yo ya no tengo nombre, no tengo por lo que luchar, puede que estés sufriendo por culpa mía. Vosotros por lo menos ya tenéis vuestros destinos, el mío es morir, eso es lo único que sé, y lo único que te pido, como ya he dicho muchas veces es que me recuerdes y no te olvides de mí, porque mi vida depende de ello.
- Spoiler: Mostrar
- La primera noche que pasamos en el camino no fue muy mala, la verdad fue una de las mejores no teníamos queja. Continuamos nuestro trayecto por el camino de bandidos hasta Hadriel. Habíamos tenido la suerte de no encontrarnos a nadie que nos pudiera causar probemas, pero la verdad, cuando me pasa algo bueno es que hay alguna trampa después. A lo lejos divisamos un niño pequeño que estaba llorando, y corrimos hacia él.
-¿Que te pasó?-le pregunté inocentemente.
-Unos bandidos me robaron el dinero que tenía ahorrado-sus sollozos impedían entenderle bien pero aun así capté su mensaje.
-Tranquilo, nosotros te daremos algo-Roku metió la mano en su bolsillo de la chaqueta y sacó un billete de 300 esmeraldas.
Le cogí del brazo y le desarimé del grupo.
-¿Pero tu estás loco?-le susurre para que nadie pudiera oírlo-300 esmeraldas son 3000 rubíes. Y ese niño dudo que haya perdido tanto dinero, dale 300 zafiros que serían 3 rubíes y tirando.
-Pero es solo un niño Mayk, no podemos dejarle morir de hambre-odiaba la voz que solía poner Roku en estos casos.
Suspiré para tranquilizarme un poco.
-Vamos a ver Roku, ese niño será salvado por los dioses y ya está no te preocupes por él.
Al final Roku asintió y volvimos a nuestro pequeño grupo, les expliqué lo ocurrido y le dimos al niño 30 zafiros.
-Así que solo me dais esto-la voz del niño cambió de golpe a una más grave-He visto que teníais mas, así que me lo daréis.
-Pero si solo eres un niño-se rió Sophie.
Como dije antes, siempre hay trampa. Un grupo de 10 bandidos apareció de la nada para atacarnos, Naku me había explicado que los bandidos tenían el símbolo del dios del robo y ocultismo. Nos preparamos para pelear puesto que ya estábamos rodeados, Naku preparó su espada y pronunció unas palabras, esta se llenó de llamas rojas que parecían no hacerle ningún daño.
-Quedaos atrás-nos gritó.
El grupo de 10 bandidos se multiplicó, puesto que de repente había veinte, cinco nos estaban tapando las salidas, y los otros quince iban a pelear con Naku. Una flecha cruzó el campo de batalla con un silbido un poco silencioso, y le dio en la cabeza de uno de los bandidos, otras flechas pasaron al lado de Naku, y el grupo de atracadores cayó muerto, incluso los que teníamos delante. Todos nos miramos inquisitivamente sin saber que había pasado, cuando una figura alta salió de los arboles de los alrededores. Tenía el pelo plateado y enmarañado, un poco largo, llevaba puesto un traje azul que le llegaba hasta los tobillos, y en los pies unos zapatos marrones que se confundían con el suelo. En su espalda tenía colgado un arco de plata y un carcaj con unas 70 flechas. También poseía un palo de madera de forma cilíndrica.
-¿Quiénes sois?-su voz era como la de un niño, aunque no lo fuera-No deberías estar por aquí.
-Somos un pequeño grupo que se dirige a Hadriel.
Los ojos del desconocido se abrieron de par en par. Nos miró una a uno hasta que me señaló a mí.
-Tu tienes el símbolo del mal-dijo sonriendo-te encontré.
Se acercó a mí y se puso de rodillas, pronunció unas palabras y se volvió a levantar.
-Yo también tengo ese símbolo, y mi misión era ayudar al elegido por el dios del mal, el cual estará acompañado de un guerrero y dos desconocidos-se rió a carcajadas-te encontré pensé que nunca lo conseguiría.
-Y, ¿Cómo te llamas?
-Es cierto no me he presentado, mi nombre es Thomas Shyk, y soy vuestro escudero por así decirlo-levantó su mano y señaló a Roku-Y por cierto este amigo tuyo mañana tendrá también su poder, y tendrá que ir a rezar al monasterio que han robado los bandidos.
-¿Tú como sabes todo eso?-preguntó Roku.
-Puedo ver el futuro por un día no más, por eso sé que tú tendrás ya mañana tu poder, aunque lo que no puedo saber es si conseguiremos llegar al monasterio o no.
Roku me miró fijamente y me preguntó si tendríamos tiempo de hacer una parada, a lo que le contesté que sí. Antes de decidir que hacer hablamos Naku, Roku, Sophie y yo. Los cuatro nos fiábamos de Thomas, y por eso le hicimos caso, Por el camino a nuestro nuevo destino nos contó que era lo que íbamos a hacer. Tendríamos que entrar por la fuerza o siguiendo un plan, nos decantábamos por el plan. Thomas se haría pasar por uno de los bandidos muertos, y metería a Roku al monasterio, al día siguiente dirá que este le dijo que enterró un tesoro y que iba a buscarlo, a Thomas le acompañarían un grupo de bandidos, y al llegar al destino Naku mataría a todos menos a Thomas y a Roku, nos escaparíamos de allí y listo, de nuevo de camino a Hadriel.
Thomas se vistió de bandido y llevó a cabo la primera parte del plan perfecta, y otra vez como muchas veces me ocurrió, después de una cosa buena pasa algo malo. Escuché un sonido detrás de mí.
-¿Ya has vuelto Sophie?-nadie me contestó-¿Sophie?...
Una mano me tapó la boca y algo me golpeó la cabeza. Cuando desperté estaba en una iglesia, y a mis lados estaban Thomas, Naku, Roku y Sophie. Un hombre apareció delante nuestra, aunque ni había suficiente luz como para verle.
-Volvemos a encontrarnos Thomas-dijo el hombre.
-A por dios deja esa tontería de presentaciones, está muy visto-le contestó Thomas.
-Antes te gustaba mucho este tipo de juegos hijo.
-¿Es tu padre?-le pregunté.
-No-me contestó Thomas-pero cree que sí.
Roku se despertó, ya había pasado todo un día y también tenían que ser mas de las tres de la tarde. Me miró a los ojos y me sonrió. Levantó su cabeza y miró al cielo, pronunció unas palabras que no pude entender, como las que decía Naku. Un rayo cayó del cielo y le dio de lleno al hombre desconocido. Este cayó fulminado al suelo, una ondeada de rayos cayeron fuera del edificio y mataron a todos los bandidos que se encontraban allí. Roku bajó la cabeza cerró los ojos y dió las gracias.
-¿Pero que coño?-dije asombrado.
-Una ayudita del dios del tiempo.
-Tenemos que salir de aquí ahora mismo-gritó Thomas.
Salimos corriendo de ese lugar calcinado por los rayos que destrozaron todo, y seguimos nuestro camino a Hadriel, pero después de un rato caminando un hombre calcinado se puso delante de nosotros, era el mismo hombre que llamó hijo a Thomas.
-A mi nadie me mata así por las buenas señores.
Cerró los ojos y de repente su cuerpo empezó a crecer su piel de abrió y de ellas salió pelo, sus dientes se convirtieron en colmillos, y sus uñas en cuchillas. De sus codos salieron dos espadas que quedaron ahí pegadas, y de la punta de sus pies lo mismo.
-Ahora temedme.
- Spoiler: Mostrar
- El monstruo se acercó a nosotros rápidamente, no tuvimos tiempo de reaccionar. Sus garras me golpearon el estómago abriéndome una herida que no paraba de sangrar, Sophie salió por los aires y fue a caer sobre un árbol que estaba al lado. Thomas y Naku se levantaron y se pusieron en posición de batalla. Roku se alejó y se apartó de todos nosotros, pronunció unas palabras y una pequeña tormenta se posó sobre el hombre transformado al que nos estábamos enfrentando, una endonada de rayos le cayó encima, pero pareció no surtirle efecto, Naku también entró a la pelea, esta vez su espada estaba recubierta de un fino cristal azulado, debía ser hielo. Thomas desde la lejanía lanzaba proyectiles que explotaban contra la cara del monstruo. Nada le hacía retroceder y poco a poco se acercaba a los combatientes que estaban contra él. De repente todas las imágenes se volvieron borrosas, la pérdida de sangre hacía que me mareara, y así sucedió. No sé cuanto tiempo estuve así, pero cuando desperté el animal gigante le había cortado un brazo a Thomas, dejado inconsciente a Roku e iba a matar a Naku. Una idea se me pasó por la cabeza, una estúpida idea. Me puse de rodillas y empecé a rezar a mi nuevo dios, Halon."Señor de los demonios, si estás ahí escucha mis súplicas y dame poder para derrotar a este engendro", pensé para mis adentros.
-¿Y para qué quieres el poder?-respondió una voz grave y tranquilizadora.
-Para salvar a mis amigos-grité con mi voz.
-Que así sea.
Me levanté y me acerqué al engendro confiado de mí mismo, pose mi mano sobre su cabeza y sin saber que hacía apreté mis dedos para aplastarsela, y así sucedió, mis dedos se pusieron negros y le reventaron su cabeza, cayó desplomado a mi lado. "No vuelvas a rezarme hasta que llegues a Hadriel", dijo la voz que antes me habló.
-¿Estáis todos bien?-dije tras recobrar el conocimiento de quien era y donde estaba.
-Si-contestaron todos.
Registré los alrededores para buscar a Sophie, pero no hubo señal de ella. Estuve un rato preocupado, pero sabía que si se perdió podría sobrevivir, era bastante buena luchando.
-Debemos proseguir nuestro camino-les comenté-Sophie ya nos encontrara.
Todos asintieron al unísono, y seguimos nuestro camino, les conté lo que había pasado y no daban crédito a lo que oían, yo la verdad tampoco, pero es que yo no sabía lo que había pasado, todo era muy extraño.
Sophie se adentraba en el bosque como si fuera una elfa que los conoce enteros, ella sabí bien a dónde se tenía que dirigir. El claro donde se habían encontrado por primera vez, tenía que contarle todo lo que había pasado, era de vital importancia que lo supiera. Cuando llegó allí estaba de pie en la misma posición que la primera vez. Era un hombre no muy alto con la piel clara, estaba desnudo y tenía marcas de heridas por todo el cuerpo. Sophie para no asustar a su amigo se quito la ropa para no asustarle, y se acercó a él nadando, y cuando estuvo a su lado se dio cuenta de que este la miraba fijamente, y no le apartaba los ojos de encima. Levantó una mano y la poso sobre el pecho de Sophie, y apretó uno de sus pezones. Sophie dio un grito de placer.
-Por favor-dijo jadeando-no quiero ahora.
El hombre que tenía delante no parecía atender a razones, estaba siendo controlado por la lujuria. Bajó su mano hasta el coño de Sophie e hizo lo que tatas veces había echo antes con ella, le metió dos de sus dedos, y los fue moviendo rítmicamente hasta que estuvieron húmedos. Agarró su pene erecto y se lo metió hasta el fondo, repitió el mismo movimiento muchas veces. Sophie se resistía, pero su amigo tenía más fuerza y no podía impedirselo, solo podía quedarse así disfrutando frustada. Cuando su amigo se puso tenso, Sophie sabía lo que se avecinaba, notó como un líquido caliente se vertía en su interior, esta gimió de placer. Cuando hubieron terminado Sophie se vistió y desde la otra punta del lago le contó todo lo que había pasado, tenía vergüenza de verle la cara a ese hombre, antes lo habían hecho, pero nunca la había obligado. Tras este suceso, Sophie salió corriendo de allí en busca de sus amigo.
En el infierno Halon planeaba su próximo ataque con su ayudante el dios de la guerra.
-El plan salió a la perfección, y además mi subordinado se ha enterado de todo lo sucedido, es bueno saber que todos ellos tienen un dios de nuestra parte.
-Si señor Halon-le contestó el dios de la guerra.
-Veamos que les depara el futuro a su llegada en Hadriel-se levantó de su asiento y giró la cabeza hacia su lacayo-y una cosa más, esa amiga suya, Sophie creo que se llama. La quiero para mí, parece que tiene mucha práctica.
Se alejó riéndose a carcajadas, era un pena por Sophie, porque ya había alguien yendo a por ella en ese momento para que el señor del mal disfrutara.
- Spoiler: Mostrar
- Nos reunimos todos juntos alrededor de una hoguera, Sophie había vuelto y traía comida con ella. Roku mantenía el fuego encendido y yo hablaba con Thomas y con Naku sobre como llegar a Hadriel.
-Bueno que nos pasará mañana Thomas, si puedes saberlo claro-preguntó Naku
-Pues la verdad es que no estoy seguro solo veo sombras que impiden que vislumbre lo que pasará.
Ya era muy tarde y decidimos dormir un rato, si queríamos seguir caminando al día siguiente debíamos descansar, fue un día duro pero conseguimos vencer al monstruo y además Roku obtuvo su poder, el estaba feliz se veía de utilidad al grupo y eso hacía que nos sintiéramos todos bien. Mientras pensaba en todo lo sucedido mis ojos se iban cerrando poco a poco hasta que entre en el mundo de los sueños. No se exactamente como pero aún estando dormido sentía como si pudiera moverme y estuviera en otro sitio. Abrí los ojos y aparecí en un salón gigante con varias puertas. En total había cuatro puertas, la primera de ellas era de color negro y tenía relieves de diferentes demonios y animales demoníacos, me acerqué a la segunda puerta que era de color blanco, sus relieves eran de ángeles y criaturas aladas. Las otras dos puertas eran de color azul y rojo respectivamente y no tenían ningún tipo de relieve. inesperadamente una mesa se extendió delante de mí, y me senté en una de las muchas sillas que tenía a su alrededor. Todo era muy extraño, pero lo que más fue que personas comenzaron a venir a la mesa y a sentarse como hice yo. Una sombra de un hombre alto presidía el grupo de personas, se levantó y alzó la voz:
-Amigos míos hoy tenemos a otro de los elegidos entre nosotros, su nombre es Mayk y debe hacer su decisión hoy mismo.
Asustado me levanté y eché a correr pero fue inútil algo me impedía escapar.
-Dejadme salir de aquí ahora mismo, no se quienes sois.
-Puedo que tu no nos conozcas pero nosotros a ti si- dijo el hombre alto.
-No me hagáis daño por favor.
La sombra se fue acercando a mí lentamente y alzó su brazo contra mi, agaché la cabeza para cubrirme y de pronto el hombre se rió.
-Tenías que haberte visto la cara, estabas cagado de miedo.
-¿ Qui-quienes sois?-pregunte asustado.
-Somos el juzgado del dios Halon, nos encargamos de que los elegidos por él pasen la prueba y de verdad sean considerados dignos para servirle.
-Pero nunca me dijeron nada de esto.
-Porque se mantiene bajo secreto, todos los elegidos por un dios tienen que pasar por su juzgado y hacer lo que le manden, después juran que nunca lo contarán a nadie sino mueren.
Me tranquilicé un poco, pero aún seguía asustado por lo que acababa de ocurrir.
-Y de que consta la prueba esa de la que habláis.
-Ves las cuarto puertas de ahi enfrente. Para que lo entiendas, cada dios da un poder pero cada poder tiene diferentes formas de usarse. Según las puertas que haya son las diferentes formas que tú tienes para usar el poder-acalró la garganta con un gruñido- la puerta negra es de invocaciones, la puerta blanca es de hechicería, la puerta azul es de defensa y la puerta roja esta basada en corromper las mentes.
-Pero un amigo mío tiene el poder de clarividencia y tiene el símbolo de Halon-pregunté intrigado.
-Como te he dicho el número de puertas y el tipo cambia según la persona que sea.
-¿Y que debo hacer ahora?
-Elegir una puerta y pasar las pruebas que tenga, no hay más.
Me alejé de la mesa, y esa vez si que pude moverme, y me acerqué a las puertas. La que mas me atraía era la puerta negra, la de invocaciones, así que para no estar dudando mucho tiempo puse las manos sobre ella y empujé para abrirla.
-Ya has decidido-dijo el hombre alto- ahora entra y pasa sus pruebas, nosotros te vigilaremos y puntuaremos según nuestro juicio, mucha suerte.
Me adentré a través de la puerta y corrí de frente hasta que me golpeé contra una pared, caí al suelo redondo y una gota de sangre resbaló por mi nariz hasta el suelo. La gota se sangre empezó a moverse por un pequeño camino y misteriosamente la sangre se extendía y no paraba de recorrer el sinuoso camino e iluminar la sala. Seguí el camino de la sangre hasta que llegué a una estatua, la sangre subió por ellas hasta la cabeza, se escuchó un sonido de metal chocando y la estatua abrió los ojos, se levantó lentamente y fue hacia la luz. Era una gárgola gigante de color negro y recubierta por unos huecos con mi sangre. La estatua se giró hacía mí y gritó enfurecida.
-Como te atreves a despertarme malnacido, y encima me obligas a portar tu sangre, esto es imperdonable.
Sentí un escalofrío en el cuerpo, pensé cual podría ser mi prueba pero de inmediato la retiré de mi mente.
-Oye tu el gigante extraño- le grité- y si lo olvidamos y ya está.
-Ja, ya te gustaría enano.
-Tu no puedes ser mi prueba verdad, tu no lo eres.
-Lo siento mucho por ti pero me has cabreado, así que haber como te las apañas.
-Venga ya- dije de forma vaga.
Me preparé para luchar, esa batalla iba a ser épica así que me dispuse a atacar cuando...