CONCURSO MENSUAL

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Halane
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Mensaje por Halane »

(asoma tímidamente)
Holaaaa !!!
Jo, muchas gracias por preocuparos, de verdad.
Ha sido un problema bastante grave, aunque si no os molesta preferiría no compartirlo, al menos de momento >.< No está totalmente solucionado, pero lo peor ya ha pasado.
Bueno, dado que aun tenéis que esperar, me gustaría decir que aunque no estoy muy inspirada porque con lo que pasó se me fueron bastante las ganas de todo, quisiera intentar acabar el relato (de hecho estoy en ello XD) aunque sea así un poco chapucero, porque me siento orgullosa de un par de frases que tiene por ahí y no me da la gana de dejarlo archivado ahora que al menos ya lo grave está arreglado.
Perdonadme las idas y venidas, de verdad que no quería complicar el concurso, pero es que era un problema que podía acabar muy rápido y muy bien o muy despacio y muy mal... Y no sé, consideré que era lo prudente.
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Y. Noa
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Mensaje por Y. Noa »

Bueno, me alegro mucho de que al final se presente tata gente. Esque como habia habido tantos problemas, parce que yo no me expresé bien al principio con el tema y tantas deserciones, yo ya estaba preocupada "para una vez que gano la cago con el tema"XDDD, pero parece que la gente se ha animado, yo ya soy feliz XDDD.
A mi no me importa esperar, cuantos más seamos mejor, de hecho yo ya contaba al principio con que los relatos no saldrian el 8, si normalmente hay retrasos, siendo el mes que es, más.
Halane, cuanto me alegro de que ya esté todo mejor, ahora animo y a escribir!
Ya tengo ganas de leer los relatos.
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cid yamakaze
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Mensaje por cid yamakaze »

buenoo, pues posteo para avisar de que por fin he enviado mi relato, aunque me hubiese gustado darle algun repaso mas, pero no habia tiempo (para la proxima hago como ghorrhyon y termino mi relato un mes antes de que siquiera digan el tema).

pero bueno, el lado positivo es que si no me hubiese retrasado halane tampoco habria podido terminar su relato 8) si al final voy a ser el heroe xd
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Halane
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Mensaje por Halane »

Seeh, te debo una XDDD
Ya casi lotengo, supongo que en... ¿media hora? (porque seguro que me vuelvo a trabar, no estoy inspirada hoy XD) estará listo ^^
Thanks por esperarme, enserio!!! :D
Noa, el tema estaba genial, en serio, no te pongas tontina ahora porque mola un montón! *.* (el que más odiaría haberme perdido ^^)
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cid yamakaze
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Mensaje por cid yamakaze »

puesss ya estamos todos no¿

seguramente sichibukai no pudo volver a conectarse desde ayer tarde, asi q supongo q tocara esperar un poco mas

por cierto, alguien sabe si juevescasi sigue por aqui? es q hace tiempo q no se le ve y despues toca puntuar.

al final 6/6, pa q luego te quejes :lol:
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Shichibukai
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Mensaje por Shichibukai »

Ya están todos los relatos entregados así que sin más preámbulos vamos a ello.
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RELATO Nº1 - LAS SOMBRAS DE LA PLUMA

El sol salió por el horizonte como cada mañana, sin presagiar nada nuevo. Su aún leve luz penetró por las pequeñas ventanas de su apartamento, iluminando su cara con la belleza de la primera luz del día. Paul abrió los ojos. Unos ojos cansados, tristes, más de muerto que de vivo. Estaba cansado, había estado varios días sin dormir y ahora por fin había conseguido conciliar un poco el sueño. Tenía un mal presagio, algo que le atormentaba día y noche, que no le dejaba vivir. Paul se frotó la cara y se levantó de su camastro mal hecho. Fue caminando hasta la puerta, y trató de salir a tomar un poco el aire. La puerta estaba cerrada. No tenía ganas de pensar en que pasaba, solo quería dormir un poco más. El zumbido constante de la pantalla del PC no dejaba de molestarle, tal y como había hecho toda la noche. No tenía ganas de apagarlo, solo de dormir. Una voz le llamaba constantemente. Sus sueños se entrelazaban sin coherencia alguna, dejándole sumido en el caos. Cuando por fin se despertó, ya no había ninguna luz en la habitación. “ya es de noche?” se preguntó. Estoy harto de seguir escribiendo...

“ya es de día?”

Peter se frotó los ojos. Llevaba dos noches seguidas delante de la irritante pantalla de su ordenador tratando de terminar su maldito trabajo, sin poder dormir. Tenía que presentarlo en la editorial al día siguiente, y el estrés lo estaba matando. La luz de la mañana le daba directamente en sus ojos inyectados en sangre.
-Basta de escribir por hoy-dijo
Estiró sus músculos, medio dormidos, y miró por la ventana. Hacía un día estupendo, lo suficiente como para no estar desperdiciándolo en un apartamento con olor a pies. Necesitaba despejarse, si; ya tendría “Paul” suficiente más tarde. Se acercó al teléfono y marcó los números con frenesí. Una voz de mujer contestó a su llamada.

-Hola, ¿Dígame?
-Eh... hola Anna... ¿haces algo esta tarde? Necesito tomar un poco el aire...
-¿Qué? Oye, tienes una voz de dormido... ¿Mucha presión?
-Eh... si claro... es igual...
-Bueno, tienes que relajarte un poco, ¿Qué tal si vienes conmigo al puerto? La brisa del mar te sentará bien. Podemos ir ahora mismo. Hace ya mucho tiempo que no salimos...

Peter no escuchaba nada. Miraba con cara de zombie al horizonte. Por su cabeza rondaban palabras, cientos y cientos de palabras, arremolinándose emitiendo un sonido sarcástico. Miraba las paredes llenas de palabras, su cama hecha de absurdas grafías, y se sentía ahogado en medio de aquel párrafo interminable. Tenía más claro que necesitaba un descanso. Se cambió de ropa, cogió las llaves de su apartamento y caminó hacia la puerta. Giró el picaporte, y se quedó paralizado durante un segundo. La puerta no se abría. Se frotó los ojos un momento, y volvió a tocar la manilla de la puerta. Esta se abrió, sin causar el más mínimo chirrido. Bajó las escaleras y tomó rumbo al puerto.

-¡Peter, aquí!
Peter giró la cabeza en dirección al muelle. Allí vio a una mujer joven, de unos 20 años, rasgos americanos, haciendo señales con la mano. Su cabello negro era largo y fino como una suave tela de lino, que le llegaba casi hasta la cadera, que se balanceaba con la brisa del mar. Peter sonrió, y se acercó a ella caminando. Por el camino se había despejado un poco, y ya se sentía con más fuerzas. Pero seguía teniendo un sentimiento amargo, que le hacía sentir la urgencia de regresar. Llego a la altura de la mujer y le besó en la cara. Ella sonrió, y le miró a los ojos.
-Parece que no hayas dormido en días. Es que a veces pareces tonto
-Eh... si claro, lo siento-Peter sonrió torpemente- ¿Qué quieres hacer?
-Eres un soso... siempre llegas a cualquier parte y preguntas “¿Qué quieres hacer?”. Dime tú que es lo que quieres hacer

Peter observaba el suave mecer de su pelo en el viento. “Noche”, “Vida”, “destino”, y “muerte” le inspiraba. Observó el movimiento de aquel maravilloso cabello como en un profundo sueño durante unos segundos. Sacudió su cabeza un poco y sus ojos ya se asemejaban más humanos.
-Vamos a un bar, creo que necesito un par de cafés

El penetrante y cálido aroma de la mañana entró en su cuerpo nada más entrar por la puerta. Había mucha gente desayunando aún, pese a ser ya las doce de la mañana. Anna entró junto a él, algo enfadada. El viento había deformado un poco su pelo, tapándole media cara. Peter se sentó en la barra y pidió un café. Trató de relajarse un poco mientras esperaba, pero no pudo. El constante chirrido de la cafetera, mezclado con el griterío propio de un sábado de mañana en una zona portuaria, no hacían más que aumentarle el estrés. Creía oír voces en vez de ruido, todas dirigidas a él. Y risas. Risas sarcásticas, las mismas que llevaban molestándole desde que la luz de la mañana entró por primera vez en sus ojos. Cuando le trajeron el café, trató de bebérselo de un solo trago, con los nervios crispados. Estaba muy caliente, y sintió el líquido bajar por su garganta con lentitud, quemándole poco a poco. Exhaló aire con fuerza, y apoyó su cabeza sobre la barra, profundamente cansado. Las risas cesaron. Poco a poco, todas las voces fueron apagándose, dejando una única voz predominante, que le llamaba.

-¿Vas a terminar?
Peter alzó la vista. Al otro lado de la barra había un hombre alto, delgado y pálido. Vestía una enorme túnica negra, y su cara estaba medio tapada por las sombras.
-¿El qué?
-El libro
-¿Qué libro?
-¿Cuándo vas a hacer que Paul salga de su habitación?
Peter compuso una media sonrisa. A pesar del café que se acababa de tomar, sentía frío, mucho frío, y para nada despierto. Más bien sumido en un sueño muy, muy profundo. No se sentía extrañado por aquel hombre delgado al otro lado de la barra; en ese momento nada le importaba demasiado.
-Psché... no creo que salga... al fin y al cabo para hacer un buen final-Peter sonrió un poco más abiertamente, algo irónico, aunque no sabía por qué-el protagonista tiene que morir
-Eso creo yo-dijo el hombre, devolviéndole la sonrisa-¿Por qué no vuelves a casa y terminas de escribir? Hace días que estoy cerca de ti... mucho tiempo ya... pero no quiero hacerte nada aún, quiero que termines de escribir antes de irnos...
-¿Irnos? es igual...
Peter no sabía ni lo que decía. Se tumbó contra la barra de nuevo, y cayó en un profundo sueño.

-¿Podrías esperar a terminar el café antes de dormirte no?

Peter se despertó. Oía de nuevo el bullicio del bar, y aunque no sabía por qué, pensó que no lo iba a volver a oír, ni que se iba a volver a despertar. Anna le miró sonriendo, con aquel pelo oscuro que ya había vuelto a retirarse, y que ahora le inspiraba ganas de vivir. Se levantó de la barra. Se sentía más despejado que nunca, como si hubiese estado durmiendo semanas enteras. Sin embargo, la necesidad de regresar se había incrementado. Ahora estaba algo nervioso por el café. Sacó un paquete de pitillos y encendió uno, tragando el humo, saboreándolo.

-Tanto fumar acabará por matarte-dijo Anna, con una sonrisa preocupada
Peter no tenía muchas ganas de pensar en el futuro. Desde la ventana del bar podía ver los apartamentos en los que vivía. Un poco más allá se veían las afueras de la ciudad portuaria, con edificios algo carcomidos. Sonrió durante un segundo, antes de tirar el pitillo, con ganas renovadas de vivir.
-¿Qué te parece si hacemos una excursión?-dijo

Anna subía por las escaleras de una vieja casa, con una sonrisa ilusionada.
-Aún me acuerdo de esto-dijo
Peter subía detrás de ella, más calmado, con una sonrisa también. En aquella casa habían vivido los padres de Anna, al menos hasta que fueron asesinados por un lunático allí mismo. Él solía pasar por allí cuando era pequeño, camino del colegio. Aquellos señores siempre habían sido muy amables con él, y alguna que otra vez le habían regalado cosas para comer, igual de dulces que su forma de ser. Peter recordaba haber visto a una pequeña Anna completamente desconsolada, deprimida, llorando a moco tendido cuando encontró los dos cuerpos ensangrentados sobre la piedra del suelo. Ya de aquella tenía aquel pelo largo, que desde siempre había fascinado al niño. Mientras subía las escaleras, le pareció ver un perro un poco más arriba, que ladraba furiosamente, como debatiéndose con un enemigo invisible. Peter se quedó mirándolo unos instantes, como quien ve a un fantasma. Cuando oyó la voz de Anna llamándole desde arriba, se sintió algo más animado, y le pareció ver como aquel perro se desvanecía entre el polvo. Subió las escaleras a toda prisa. Anna estaba sentada en una habitación vacía, bastante amplia para lo que era aquella casa, a pesar de ser de dos pisos. Miraba hacia la única ventana de la habitación, que estaba en dirección opuesta a la puerta, sonriendo. Le habló sin girarse.
-¿Sabes? Cuando tenía pesadillas por las noches y venía llorando aquí, a la habitación de mis padres... mi madre solía sonreírme y dormía con ella el resto de la noche, mientras mi padre iba a mi habitación. Siempre me decía que no debía llorar... decía que eso le quitaba la luz a mi pelo

Peter sonrió y se sentó junto a ella. Tenía ganas de vivir, de disfrutar este día como si fuese el último.
-Hace ya tiempo que no te lo cortas, ¿no?
Anna asintió con la cabeza. No sabía si era por la luz que entraba por aquella ventana, o si se trataba de la atmósfera que se respiraba allí, pero le pareció que aquella melena era mucho más brillante que nunca. Le pasó la mano suavemente por la cabeza, como explorando cada uno de los finos hilos a los que estaba unida, con un tacto que pasó del frío del bar al fresco de la brisa del puerto.
-A mi me gusta así
Anna le devolvió una sonrisa reluciente. Las voces y las risas retornaron a su cabeza, recordándole que volviese a su apartamento, impacientes. Peter se sacudió la cabeza, sin inmutarse. Sentía que estaba escribiendo un libro, su libro, y que este estaba llegando a su fin. Se abrazó fuertemente al torso de Anna, que retiró la vista de la ventana. Peter la miró con ojos tiernos, cálidos, y por un momento se olvidó de todo pensamiento. Anna le envolvió en sus brazos también, tan cálidos como brillante era su melena. Y una vez que se abrazaron, no se volvieron a separar en toda aquella esplendorosa tarde.

Peter se levantó. Los últimos rayos del atardecer entraban por la ventana, iluminando el cuerpo extasiado y dormido de la mujer. Peter se puso de nuevo la camisa, y se dirigió a la puerta, sonriendo. Entonces, las risas que hasta el momento parecían haberse esfumado, regresaron con más fuerza que nunca. La voz de una calavera se aglomeraba a las demás, riendo irónicamente. Volvía a estar rodeado de miles de palabras. No veía otra cosa. Tenía que regresar a su apartamento. Cuando salió por la puerta la vio. Una mujer mayor, de unos 40 o 50 años, bastante gorda, de pie con un paño en la mano. Tenía un cierto aura sobrenatural, y Peter no necesitó mirar dos veces para reconocerla, ni tampoco le importó aquel hecho. Ya nada de lo que pasó importaba cuando llegabas al último párrafo. Peter hizo un movimiento con la cabeza y bajó las escaleras corriendo con urgencia. La mujer entró en la habitación. Anna ya se había despertado, y estaba mirando el sol poniente desde la ventana. Sintió la presencia del fantasma sin necesidad de girarse.
-Mamá... mi pelo... ¿Ya no brilla verdad...?
Cerró los ojos, y sus lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, y no pararían durante mucho tiempo.

Peter corrió hacia su apartamento. Aunque tropezase, corriese demasiado y chocase, ya no sentía nada. No veía nada más que palabra, y no oía nada más que risas, y la voz que le llamaba. Subió los escalones del edificio de tres en tres. Giró el picaporte de la puerta y entró en su habitación. Ya no entraba luz por entre las ventanas.

-“ya es de noche?”-pensó
Peter se acercó a su camastro, abatido. Allí había una persona tumbada. Peter no se inmutó.
-Hola-le dijo
Aquel hombre se levantó de la cama. Era un hombre veinteañero, de aspecto muy similar al de Peter. Además, tenía los mismos ojos cansados, inyectados en sangre, más de muerto que de vivo.
-Creo que ya es hora de que terminemos esto-dijo Paul
-Si-asintió. Sus ojos no expresaban emoción alguna, y tenía una sonrisa algo estúpida-quedan pocas horas. Hay que llegar hasta el final

Peter se sentó delante de la pantalla de su PC. El zumbido seguía molestándole. La oscuridad de aquella habitación les rodeaba.

Paul se levantó de su camastro. Fue directo hasta su ordenador, harto de aquel sonido, y arrancó el enchufe de cuajo. Oyó el sonido de un chisporroteo, y pronto toda la habitación quedó a oscuras. “Mierda-dijo-se ha ido la luz”. Paul seguía teniendo aquel presentimiento, que le latía cada vez con más fuerza. Buscó una linterna para iluminarse. Entonces, aquel presentimiento se hizo tan grande que creyó que iba a estallar. Sintió una presencia detrás de él.

Peter siguió escribiendo con frenesí. El sonido del teclado resonaba en sus oídos, y las palabras iban apareciendo como por arte de magia en la pantalla mientras se acercaba al final. Entonces sintió una presencia detrás de él. Fría, como la del hombre de negro del bar. Pero no se inmutó ni se giró. Siguió escribiendo frases, palabras, letras, sin detenerse a tomar aire. Y no se volvió hacia aquel hombre encapuchado hasta que no hubo escrito el punto y final.

Cuando los policías encontraron el cuerpo sin vida de Peter en su cama junto a un paquete de pitillos, ya hacía varias horas que había muerto. Registraron la habitación sin encontrar nada que condujese a su muerte, y la autopsia reveló que se trataba de una muerte natural. Aquel libro nunca llegó a salir de la luz de aquella pantalla, de la misma forma que Paul no llegó a salir de la habitación.

Paul giró su cabeza lentamente hacia aquella presencia que le atormentaba. Entonces, vio por fin aquella luz que le llamaba, incesante, y fue lo último que vio, porque entonces ya no pudo ver nada más que sombras”.


RELATO Nº 2 - Sofía

Sofía era una mujer bastante normal. A sus cuarenta y tantos años, se podía decir que seguía siendo agraciada. Sus rasgos, si bien no especialmente hermosos, tenían un aire de elegancia y fuerza que la hacían atractiva. Sus ojos eran marrones, pero su costumbre de dejar la mirada perdida en un mundo invisible, en una verdad desconocida para los que la rodeaban, los dotaba de una luz especial, como si supiera algo que nadie más sabía. Y así era.
Muchas cosas atesoraba Sofía detrás de sus ojos color caoba: mundos enteros que afloraban a su mente, personas y criaturas increíbles o creíbles, hermosas o terroríficas, agradables o detestables, apasionadas o calmadas. Emociones, historias, instantes, vidas que le llegaban como traídas por el viento.
Pero ella seguía siendo una mujer normal. Trabajaba desde su casa, pero aun así tenía que hacer esas mil pequeñas cosas que son necesarias en un hogar. Cada mañana preparaba a sus dos hijos para ir al colegio, ayudaba a su marido a servir los desayunos y planchaba la ropa. Hacía también las camas y se ocupaba de ir a la compra. Era una más entre las cientos de mujeres y hombres que, cada día, se ocupaban de mantener la armonía en sus pequeñas existencias.
Muchos años atrás, Sofía había descubierto cuál era su vocación, su sueño, su único objetivo. Muchos años atrás, leyendo el que sería siempre el más importante libro de su vida, Sofía había descubierto qué haría consigo misma. Sería escritora. Nunca dudó. Su carácter decidido y voluntarioso por naturaleza estaba centrado en ese fin, ahora más que nunca.
Siempre le había gustado escribir, desde muy pequeña, y cuando a sus doce años se hizo la promesa de vivir de su imaginación y sus palabras le pareció lo más natural del mundo.
Palabras… A Sofía le encantaban las palabras. Mucha gente era incapaz de ver más allá de su utilidad, de apreciar su belleza. Palabras sencillas, del día a día, que a ella le gustaban especialmente y aparecían siempre en todos sus libros como una firma, como una parte de sí misma. Conceptos que, si no por su significado, eran hermosos por su sonoridad, su música. Las mismas palabras que, bien combinadas, ordenadas y utilizadas, podían crear los más fantásticos tapices, las más bellas obras de arte, los más intensos sentimientos. Palabras que brotaban por sí mismas sin más, sin pedir permiso a nadie, formando frases que formaban textos que formaban libros que se convertían en algo importante para mucha gente. Palabras que, en el momento adecuado, podían cambiar la vida de ciertas personas, y palabras amables como “hola”, “gracias”, “perdón” que, a cada segundo que pasaba, arrancaban una sonrisa. Todas eran maravillosas.
Pero había días (y quienes la conocían lo sabían) en que Sofía no era normal. Días en que su mirada estaba más perdida y brillante que de costumbre, días en que parecía estar flotando lejos con el viento que traía ideas a su mente. Ella también lo sabía, pero no podía evitarlo. Simplemente no estaba allí, en su casa, con su familia. Tenía una idea, tenía algo, y quería escribirlo a toda costa. No, no quería escribirlo; anhelaba, necesitaba hacerlo.
Para esos días, Sofía tenía una habitación especial. Era pequeña, con las paredes de un color granate oscuro y apagado, casi sofocante. No tenía gran cantidad de muebles, sino simplemente un escritorio y un ordenador no muy moderno, no muy llamativo, cubierto de libros, papeles, adornitos y recuerdos. Cosas personales y muy suyas, pequeños objetos que representaban su vida, su mundo interior. Todas le ayudaban a aislarse, a sumergirse en sus ideas y no prestar atención a nada más.
Las horas se deslizaban por los relojes, pero para ella no transcurrían al mismo ritmo. Sofía sentía el tiempo de igual manera que esos personajes que estaban naciendo de sus tecleos, vivía sus historias como si fueran las suyas propias. Incluso cuando las narraba desde fuera, estaba dentro, lo sabía todo. A veces esos personajes se independizaban. Cientos de veces había empezado con una historia y, sin querer, había escrito otra totalmente distinta. Como en su propia vida, los giros aparecían sin más, todo daba mil vueltas y rodeos y acababa en un lugar muy diferente al que ella pensaba que tendría que haber llegado. Los pensamientos, personalidades y situaciones parecían surgir de la nada antes de que se perfilaran en su imaginación y fluyeran hacia la pantalla a través de sus manos.
Algunos de esos misteriosos seres formados por sus palabras se hacían realmente importantes para ella. Siempre recordaría, por ejemplo, a la efímera y esquiva Noa, que si bien no había sido importante en las páginas que le habían tocado se había ganado su aprecio. Una muchacha hermosa como pocas, pelirroja, cuyos cabellos parecían danzar a cada paso al son de la brisa costera de su casa en la playa. O Leo, ese niño italiano que, paseando por el parque, había visto romperse su inocente infancia con algo tan simple como la caída de un helado en un relato que a ella le había valido un premio en uno de los más importantes certámenes literarios de Europa.
Era muy especial sentarse y dejar resbalar sus dedos. En el fondo, Sofía sabía que no importaba qué historia escribiera. Las historias, se decía, están todas contadas. No queda ya nada nuevo por inventar. Asesinatos, vidas apacibles, infancias felices, desgracias a borbotones, todo había sido ya creado. Los miles de años de vida del arte de la escritura habían agotado con increíble rapidez lo que podía narrarse, y eso dejaba a los nuevos escritores una tarea más difícil: crear personajes que, aunque similares a otros, tuvieran su propia independencia; dar nuevos enfoques, impensables hasta el momento y, sobre todo, conseguir crear magia, esa magia especial que sólo un gran libro puede hacerte sentir en el cosquilleo de los dedos al ir a pasar de página, en los nervios que sientes por lo que pueda pasar, en la emoción de no saber qué te deparará la siguiente frase. Y por eso, ella cuidaba cada detalle de sus personajes mucho más que los de la historia.
Y por eso elegía cada nombre cuidadosamente. Un nombre podía dar mucho a un personaje si era bien elegido. Y ahora, al ir narrando la historia de un escritor que había acudido a su cabeza mientras se ocupaba de los platos de la cena, topaba con un desafío nuevo: poner nombre al personaje de otro escritor.
Era algo que podía parecer fácil, pero no lo era. Sofía tenía muy claro qué nombres le gustaban, qué nombre iba bien con cada uno de sus personajes porque, después de todo, ellos iban a ella en busca de un medio para contar su historia que, en la mayoría de los casos, consideraban única. Pero ahora tenía que pensar en su personaje, qué nombre le gustaría a él para ese otro que había creado. Un único eslabón en la cadena que podría haber hecho escribiendo sobre escritores que escribían sobre escritores, y sin embargo le parecía tan insalvable como un océano.
Navegó por sus recuerdos en el pequeño barco que era su mente buscando el nombre que le permitiría seguir con la historia. Cientos de ellos pasaron a su lado surcando las olas de su imaginación pero sin llegar a fundirse con ellas. Deseó que su capitán fuera Bastian, el escritor que necesitaba el nombre que ella buscaba. Pero la odisea no dejaba lugar a intromisiones, y se adentró cada vez en las aguas aun nebulosas en busca de ese esquivo elemento que no encontraba.
Y es que era un personaje contradictorio el que necesitaba un nombre. Sofía lo conocía como si fuera suyo. Suya, porque era una niña. Una niña pequeña, de larguísimos cabellos color miel y enormes ojos de un azucarado verde dorado. La piel pálida excepto en sus altos pómulos la hacían parecer una dulce muñequita, y la pícara mirada dotaba a su cuerpecito delgado y frágil de una vitalidad inesperada. Era una imagen encantadora y difícil de resistir, con una sonrisa ultraterrena atípica en una chiquilla que contaba con siete años y llamaba la atención en seguida allí por donde pasaba, dejando una huella imborrable en todos. Al hablar su voz de campanilla alegraba los corazones, arrancando gestos de alegría a cuantos se cruzaban con ella, sus palabras siempre divertidas e ingeniosas dentro de lo normal. Y no obstante, aunque nadie lo sabía, dentro de su cabeza era despectiva, fría y demasiado inteligente para su corta edad, burlándose y despreciando cruelmente a los que se dejaban engañar por su dulce aspecto. Contradictoria e incontrolable, aunque aparentemente tierna y sumisa, era un personaje complicado cuya historia, por cierto, era bastante más interesante que la del escritor que le daba vida. Y siguiéndola, viendo cómo crecía dentro de su adorable crisálida, Sofía disfrutaba como nunca. Sabía que iba a ser una obra maestra, su novela más importante. Y aunque en cierta forma la veía como una creación de Bastian, sabía que, dado que ella había concebido al escritor, esa niña era también suya en cierta forma. Pero crecía sola, yendo siempre un paso por delante de ella y cambiando su propia historia con su privilegiada mente.
Sin nombre. Todo esto, todo, seguía sin un nombre. Y no podía seguir por más tiempo. Al fin había llegado el instante en el que una tía simplemente exclamaba el nombre de la niña, cargándolo de cierta tonalidad y emoción que, con el nombre equivocado, podía arruinar completamente el libro para el gusto de Sofía, siempre muy observadora en tales aspectos.
No podía ser un nombre normal. Nada de Ana, María, Marta, Laura. Nombres muy bonitos, pero no estaban a la altura de semejante niña. Tenía que sonar dulce, inocente, algo exótico. Tenía que ser breve, conciso, musical y algo extranjero. Un nombre llamativo, fuerte, pero no por ello feo. Un nombre que dijera algo y con un significado que ayudara a concebir a la retorcida pequeñuela.
Como un extraño símil o imitación de las eternas travesías de tragedia griega, fue pasando por cientos de libros, páginas, historias, amigos… El nombre no aparecía. Barajó cientos de ellos. Sabía lo que buscaba: algo extraño, que llamara a la simpatía, pero que tuviera sonidos fuertes que impusieran respeto y algo más. Un nombre que fuera tan hermoso como terrible. Pensó y pensó, buscó: casi se decidió por Casandra, un nombre muy sonoro y altisonante. Se planteó Solaya, Kareem. Incluso nombres más comunes como Greta o Rita. Marguerite, Alessandra, Carinda…
Nereida casi la convenció, con su fatal recuerdo a criaturas como las fascinantes sirenas. Luz, por su simpleza. Pero le parecían poca cosa.
Buscó más suavidad, pasando por sonidos como el de la delicada f. Fiona, Fabiola. No coincidían. El viento que empujaba su imaginario barco parecía irse apagando hasta verse reducido a un leve soplo.
Ginebra le gustó mucho, pero le parecía demasiado utilizado, al igual que Desdémona, Ofelia, Olivia. Acudieron a su pensamiento Iara y Amina.
Sabía que nadie prestaría atención al nombre, que se fijarían en el personaje. Pero ella no podía ignorar el detalle. Tenía una imagen tan clara, tan personal de esa apasionante niña que no le importaba lo que los demás dijeran. Tenía que descubrir cuál era el nombre que le correspondía. Casi podía ver a la pequeña sonriendo con diabólica complacencia, como si ya supiera su propio nombre pero no fuera a decírselo, deseosa de disfrutar con su desesperación. Y es que Sofía sabía que no volvería a ser la de siempre hasta dar con esa simple palabra que constituía, en ese momento el eje de toda su vida.
Le resultaba increíble pensar que una tontería tan grande pudiera alcanzar esas dimensiones, sabía que estaba haciendo un mundo de algo poco relevante que a nadie importaría, pero ya estaba. Ahora que deseaba, anhelaba, necesitaba escribir ese simple nombre, debía dar con él.
Maeva. Interesante. Un nombre con cierto regusto a maldad. Pero no para una niña, evocaba la imagen de una mujer de unos treinta años, morena, de encendida mirada. Sí, veía a Maeva, quizás la usaría. Pero no era la niña.
Zoraida. Esmeralda. Candela. ¡Nadine! Cada vez más desesperada, se dejó caer sobre el teclado.
Alzó los ojos ya hinchados de tanto tiempo frente a la pantalla. Tardó unos segundos en enfocar la vista.
Entonces lo vio. Ese era el nombre. Estaba convencida.
No era exótico. No era muy desconocido. Ni siquiera tenía fuerza.
Lucille.
Tanto esperar… Tanto pensar… Lucille. Simplemente.
Sonrió. Era muy propio de esa pequeña provocar tantos problemas para acabar con una solución tan sencilla, dulce y tierna como Lucille.
Le gustó la elección que acababa de hacer. Sonaba infinitamente dócil y adorable, pero dejaba un regusto extraño, como a algo oculto. En ese vibrante sonido intermedio parecía esconderse un indefinido elemento perturbador.
Plegó las velas de su barco al fin. Bastian parecía tan complacido como ella en el rincón de su cabeza que ocupaba.
Era el nombre, no cabía duda. Lo había encontrado tras horas de duro trabajo inútil, dejándose caer descuidada sobre el teclado.
Sofía miró sus manos, que descansaban sobre las teclas listas para volver al trabajo. Listas para narrar la historia de Bastian y cómo Lucille nacía de su creatividad. Listas para seguir donde lo habían dejado.
Sofía significaba sabiduría pero, como alguien había dicho en una famosa cita, sólo sabía que no sabía nada. Y al volver a dejar fluir la historia hacia su pantalla sólo supo que, viniera de donde viniera, Lucille sería para ella tan importante como si hubiera nacido con la primera luz del mundo.


RELATO Nº3 - Horas e insomnio

- ¿Somos felices?
- … ¿qué?
- Marta, ¿somos felices?
- Las tres – sin girar la cabeza – Carlos, son las tres. Duérmete.

Todavía no lo comprendo, ya vuelve a estar dormida. Se trata de mi mujer. Un lirón, con una espalda blanca e impoluta. Son las tres de la madrugada y no consigo dormir y a veces, la luz de los automóviles atraviesa las cortinas, ilumina el dormitorio, convierte a Marta en una mujer pelirroja.
Vivo, vivimos, en el entresuelo de un edificio de siete plantas. Éste, tiene un ascensor a prueba de bombas. Nunca sufre una avería, nadie se queda colgado; a lo largo de estas noches, que no concilio el sueño, que doy paseos por la casa con un libro en las manos, desearía escuchar la alarma de este ascensor, una alarma que despertase al edificio entero, una que hiciese salir a los vecinos de sus casas a comentar los gritos de auxilio, como si de un partido de tenis se tratara. Nunca sucede. En casa no usamos el ascensor.
El primer verano de casados, sí lo utilizábamos. Subíamos a la azotea con un par de toallas, media sandía, un cubo de agua. Tomábamos el sol hasta el atardecer. Éramos felices… tantas veces al día. Nos solíamos desnudar mientras el ascensor descendía.
Helado de fresa, siempre, después.

Las cuatro. El camión de la basura llega con retraso hoy. Deben tener frío los basureros. Si alguno de ellos levantase la cabeza hacia nuestra casa en este instante, vería luz en una de las habitaciones, sería yo, en la cocina.

Es la cocina mi lugar elegido para leer los libros que vendo. Formo parte de la red de comerciales del Círculo de Lectores y casi todos los libros que me piden, son leídos antes por mí. Es como robar, como si Zara vendiese ropa usada… mas ¿qué hacer en la madrugada de un lunes? He de quitar el envoltorio del libro, cierto. El riesgo es grande, vale. No soy el mejor comercial de la zona, de acuerdo. Mas ningún cliente se ha dado cuenta en cinco años.
Ninguno, excepto Iolanda.

Desde entonces, ella, me obliga a recitar un poema, una receta, un cuento, cada vez que acudo a su casa. Mientras leo, ella se desnuda de espaldas a mí. Mañana toca.
Iolanda vive lejos, vive donde los árboles y las piscinas, donde las motos y la brisa. Tiene un perro enorme y una familia y un jardín con aspersores, y muchas ventanas (de vivir en aquella zona, a diario probaría el leve sabor suicida, de cada una de sus ventanas, de cada una de las flores de su jardín). El encargo para mañana fue “Poeta en Nueva York” de Lorca. Se trata de la tercera vez que lo compra; dice, que este libro guarda un poema el cual es incapaz de leer sola, he de leérselo yo mismo (recuerdo leer libros a medias con mi madre, ella leía los capítulos impares, después me los contaba, hacía yo lo mismo con los pares).

A Marta no le gusta leer. Le gusta llegar a casa, quitarse los zapatos, inundar la bañera de barcos y muñecas, sentarse en una esquina del bidé a ver como Lucía juega al escondite bajo el agua, para después emerger de la espuma de repente. Más tarde, en albornoz, toman vasos de leche con galletas, las dos juntas. Marta suele quedarse dormida en el sofá los domingos y Lucía aprovecha para peinarla con su cepillo rosa de juguete (cuando éramos jóvenes, Marta me pintaba las uñas mientras yo estaba dormido, de colores las pintaba).
Temo que se las lleve el viento. Temo que el Pijoaparte las seduzca cualquier día por las ramblas, me aterroriza la posibilidad de que Grenouille las convierta en un perfume. Temo llegar un día a casa y encontrarme solo (no gritos, no cabellos, no juguetes ni restos de jabón, no caricias, no Carlos ¿cómo estás?) temo a los cien años de soledad y al olor que desprenden los melocotones helados cuando se derriten (cuando, al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos).

Acaba de decir un nombre Marta en sueños, un nombre que ha recorrido todas las habitaciones. La escuché desde la cocina. Silencio después.
Las cinco de la madrugada.

No conozco el nombre que dice Iolanda (diamante de insomnio) en sueños. Conozco a su familia (dos hijos, un marido, un perro, la sirvienta… en números: sonrisas y piscinas) gracias a la foto de su dormitorio. Sí conozco su aroma y el tacto de su piel, y su aliento, y el color de sus ojos, sí recuerdo coincidir con ella una vez en un restaurante (nunca quise mirarle a los ojos, cuando me levanté para acudir al servicio, no era mi intención que siguiera mis pasos).
Se dio cuenta Marta de algo… quizá de mi corbata torcida, quizá de la luz tenue de mis ojos.
Apenas conozco a Iolanda. Mañana (dentro de unas horas) mientras me desnuda, abriré el libro por la página marcada para decir:

Mi corazón tendría la forma de un zapato
Si cada aldea tuviera una sirena.
Pero la noche es interminable cuando se apoya en los
enfermos
y hay barcos que buscan ser mirados para hundirse
tranquilos (…)


Dicho esto, no abriremos la boca para decir una palabra.
Recuerdo… que al entrar una vez por la puerta de su casa (se trataba de la entrega de un libro de cocina: “Bebidas eróticas” de Marcus Taeschner, 80 páginas) ella me iba llamando desde alguna de las habitaciones (son tres, a saber: salón, comedor, despacho, bodega, cocina, en la primera planta y diferentes dormitorios en las dos restantes). Iolanda, decía frío frío, caliente caliente, a medida que yo nombraba habitaciones, estancias. Iolanda se encontraba en la habitación de invitados, en el balcón, con los dos pies fuera, haciendo equilibrio, el viento agitaba sus cabellos negros mientras exigía que me acercase.
- Si quieres, vengo en otro momento – le dije con voz neutra.
- ¿Acaso no piensas salvarme? – dijo, con uno de los pies en el aire.
- Adiós Iolanda.
Mientras bajaba las escaleras, justo en el umbral de la puerta, me pidió a gritos el libro.

Las seis de la mañana. Marta, mi mujer, acaba de despertar. Escucho sus bostezos, escucho como sube la persiana, como abre las ventanas del dormitorio, escucho como se acerca hacia la cocina, me sonríe, me besa.

-Esta noche… ¿has dicho algo, esta noche? – pregunta mientras se dispone a introducir un vaso de leche en el microondas. Se frota los ojos.
-Hablaste en sueños Marta, ¿has dormido mal?
-Un poco… ¿me llevarás a la oficina? – su rostro no se inmuta durante el sueño, es bella.
-…anda corre, dúchate.

Quiso escuchar de mi boca que somos felices, quiso despejar dudas y ser feliz. Sin embargo… apenas compartimos unas palabras dentro del coche, camino a su oficina (en esos momentos la radio se hace imprescindible, en esos momentos incluso el sonido de la lluvia sobre el capó se agradece). La carretera que lleva a su empresa es recóndita, uniforme, plagada (a ambos lados) de edificios grises y gatos enfermos… lo siento Marta (Iolanda senos), perdona (Iolanda uvas y melocotones).

"Son las nueve de la mañana. Las ocho en las Islas Canarias."
Saben… algunos de los libros que debo repartir hoy, huelen a café o a mí, algunos me salvan cada noche, también la inocencia de Lucía, también los espontáneos mordiscos de Marta sobre el lóbulo de mis orejas (Iolanda).
Las nueve y media. En el asiento de atrás se encuentra Lucía. Porta una mochila diminuta del pato Donald y una diadema de color azul le cubre el pelo, mira por la ventanilla con los ojos abiertos de par en par. Le robo una carcajada si acciono el claxon, me exige que vaya más rápido. Vamos camino del colegio. No me recuerda a mí, con su misma edad, eso me tranquiliza. Acaba de cumplir 3 años, es inteligente, es la viva imagen de su madre

(querías helado de fresa, querías tomar el sol en la azotea, querías cerrar los ojos y huir de mis preguntas y ser feliz… lo siento Marta, perdona).

Once de la mañana. A solas, con las manos en el volante, camino de la casa de Iolanda (mi amante, la desconocida… el insomnio es culpa de sus curvas, culpa de sus senos, de sus manos también mi apatía, también las lágrimas de Marta en la ducha a cualquier hora) pienso en decir unos versos diferentes esta vez, algo así como:

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguno cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!


… mas no soy capaz.
¿Qué va a ser de mí (volveré a mentir de nuevo) si no me desnuda?
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RELATO Nº4 - La Gran Biblioteca

Muchos años pesan ya sobre sus encorvadas espaldas. Su pulso, antes firme y decidido, ahora es tembloroso, y en muchas ocasiones lo que ha escrito anteriormente queda emborronado por una mancha de tinta, una línea desviada o su mano al rozar contra el papel. La vista le falla a menudo, aunque eso es poco importante, ya que lleva tanto tiempo escribiendo que sabe perfectamente cuando se acaba el papel, o cuando tiene que cambiar de línea.

Alicia es aún muy pequeña. Recorre los largos pasillos de la biblioteca mientras juega enroscándose en los dedos las puntas de sus coletas rubias. De vez en cuando, cuando alguna encuadernación llama su atención, coge el libro, se sienta en el suelo, lo pone sobre sus rodillas y lo hojea. Después, lo vuelve a dejar en la estantería, y va a sentarse en el gran sillón rojo de orejas. El gato atigrado la observa siempre, y cuando la ve sentarse, de un gran salto se acomoda en sus rodillas, y asi juntos observan, aburridos, el meticuloso trabajo del viejo.
- Si te aburres, - dijo el viejo, podrías ayudarme en vez de estar ahí sentada sin hacer nada.
- Ayudarte me aburre más todavía.- contestó Alicia medio hundida en el sillón.
- Pues deberías acostumbrarte, porque algún día tendrás que hacer tú mi trabajo.
- A ver si tengo un poco de suerte y me he muerto para entonces.- contestó Alicia de mala gana.
Unos golpes en la puerta de la biblioteca interrumpieron la conversación. Alicia se levantó y fue a abrir. El gato atigrado se deslizo de las piernas de Alicia al suelo. Anna, una de las criadas, esperaba tras la puerta con una gran bandeja que contenía la cena.
- ¿Qué tal? ¿Está de mejor humor?- le preguntó en voz baja a Alicia.
- Es imposible estar de buen humor con esta cría vaga y malcriada rondando por aquí- bramó la voz del viejo desde el escritorio enfrente al ventanal.
- Ya ves que no.- le dijo Alicia.
- Ten paciencia.- dijo Anna pasándole la bandeja.- no esta acostumbrado al trato con otros. Hasta ahora ha trabajado solo.
- Ya podría haber seguido así.
- No podrá continuar muchos años. Necesita a alguien que continué su labor.
- ¿Y tenía que se precisamente yo?- protestó Alicia.
Anna la miro compasivamente. Le acarició la mejilla.
- Sé que ahora te parece injusto pero algún día lo comprenderás. Entenderás lo importante que es esta labor. Y amarás tu trabajo.
- Lo dudo mucho.- dijo Alicia alejándose con la bandeja.
Puso un plato al lado del anciano en el escritorio y se acomodó en el suelo. El gato se acercó ronroneando, y Alicia le acercó el plato que Anna había preparado para él. El viejo no tocó el plato y siguió escribiendo.
- Deberías parar para comer.- le dijo Alicia.
- Ahora mismo no puedo. Quizás más tarde.
Anna volvió un rato después para llevar a Alicia a la cama. El viejo seguía escribiendo y el plato sin tocar.
- Debería usted comer algo.- le insistió Anna.
- Más tarde.- repitió el anciano.
Alicia y el gato atigrado siguieron a Anna a través de los grandes corredores de la gran biblioteca.
- No comprendo por qué es tan tozudo.- le dijo Alicia al gato en voz baja.-Espero no convertirme nunca en alguien como él.
- Pues eres su sucesora.- le recordó el gato.
- Déjame en paz. No paráis de repetirme lo mismo desde que llegue aquí. Que yo vaya a ser la siguiente no quiere decir que vaya a llevar el mismo tipo de vida que lleva él. No voy a pasar mi vida encerrada tras los muros de esta biblioteca, simplemente escribiendo y escribiendo sin parar. Yo quiero tener una vida.
El gato no contestó. Alicia no lo miró tampoco, pero si lo hubiese hecho se habría dado cuenta de que tenía una expresión de tristeza.
Al día siguiente, nada más levantarse y ducharse, Alicia se dirigió como siempre a la biblioteca. El viejo estaba allí, sentado en la misma mesa de siempre, frente a la gran ventana. Alicia se fijó en que a su lado seguía el mismo plato frío del día anterior.
- No te comiste la cena…- le dijo Alicia.
- Déjame, estoy ocupado.- contestó el anciano.
- No me digas que no te has movido de ahí desde anoche.
- Tengo una cosa que se llama responsabilidad- dijo el anciano mirándola con ojos vidriosos.- si tu no sabes lo que es eso, yo sí. Ahora si no te importa, desaparece.
Alicia se alejó dolida. Salió en silencio de la gran biblioteca con el gato atigrado detrás de ella. Era cierto que el viejo y ella no se llevaban bien, pero nunca la había tratado con tanta dureza.
Llego la hora de la comida, y el viejo no probó bocado. Tampoco a la cena. Y a la mañana siguiente Alicia se encontró al anciano, sentado, demacrado, y hundido con la cabeza casi pegada al grueso tomo en el que escribía. De nuevo no había dormido. Este comportamiento se repitió durante toda una semana. El anciano escribía y escribía sin parar ni para comer ni para dormir. Alicia se acercó un par de veces, pero el siempre le contestaba de malos modos, y ella acabó por no pasar por la biblioteca.
- Nunca le había visto así.- Oyó Alicia que comentaban las empleadas en la cocina un día.- No hace otra cosa más que trabajar. Entiendo que su trabajo es importantísimo, pero no descansa para nada y a su edad…
- Sí ya, pero creo saber por qué lo hace.- aventuró una segunda criada.- Ya has visto a esa cría… esta claro que él opina que no será capaz de desempeñar su trabajo. Creo que él sabe que el queda poco tiempo, así que esta tratando de adelantar todo el trabajo que pueda, para cuando él falte.
- Pero si sigue así… Lo único que conseguirá es morirse antes. Además, él la eligió…
- Porque la niña tenía cualidades, y no hay muchos que las tengan. Pero tiene un carácter horrible. Es vaga, rebelde, irresponsable… No me extraña que el maestro no confíe en ella.
Alicia no quiso escuchar más. Salió de la cocina sin hacer ruido, con el gato atigrado como siempre a su lado.
- ¿Qué opinas?- le pregunto este.
- Cállate.
- Crees que tienen razón.
- Sí, creo que tiene razón en que el viejo se equivocó. Yo no sirvo para esto. No quiero hacer esto.
- ¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a abandonar?
- Ahora ya no puedo… no puedo dejar que ese viejo loco se suicide. Así que de ahora en adelante seré más responsable e intentaré ayudarle.
- Has dicho eso más de una vez, y nunca lo has cumplido.
- Esta vez será diferente. Ya lo verás.

Al día siguiente, Alicia se instaló en el escritorio contiguo al del viejo. Cogió uno de los libros en blanco y se puso a escribir. Sabía que sus palabras aún no tendrían el mismo efecto, pero al menos quizás así podría convencer al anciano de que su legado estaba en buenas manos. Aún no estaba segura de querer quedarse allí, pero lo importante ahora era la salud del viejo testarudo. De lo otro ya se ocuparía más adelante.
El día pasó lentamente y en silencio. El viejo de nuevo no paró para comer y Alicia le imitó, a pesar de que tenía muchísima hambre. Los rugidos de su estomago retumbaban en las paredes de la biblioteca, y Alicia estaba segura de que el viejo pronto se pondría a gritarle y le pediría que se marchara, pero no fue así. Con las gafas en la punta de la nariz, su maestro continuaba su labor.
Anna llego a buscar a Alicia para llevarla a la cama cuando el cielo estaba ya cuajado de estrellas y la luna se reflejaba en la lisa madera del escritorio. A pesar de lo mucho que le dolía la espalda y de que a penas podía mantener los ojos abiertos, se negó cuando vio que el viejo pensaba permanecer de nuevo escribiendo toda la noche. Finalmente, después de estar un buen rato discutiendo, Anna se marchó, dejando allí a Alicia.
- ¿Qué pretendes?- le pregunto el anciano en cuanto Anna cerró la puerta tras ella.
- Estoy trabajando.- respondió Alicia.
- A ti no te gusta trabajar.
- Ahora sí.
El viejo le quitó a Alicia el libro en el que escribía de las manos.
- ¿Por qué lo estas haciendo?
Alicia se volvió hacia él enfadada.
- Porque hace días que no comes para escribir más. Por que te estas matando por que crees que yo no valgo para esto.
- ¿Entonces lo estas haciendo para demostrar que puedes hacerlo?
- N-no- titubeó Alicia.
- ¿Por qué te preocupas por mí?
Alicia miró hacia otro lado. El anciano suspiró.
- No lo entiendes… aún no lo entiendes. Quédate aquí o lárgate. Haz lo que quieras. Pero no te vuelvas a acercar a mis libros hasta que comprendas por qué actúo así.
A Alicia no le quedaban fuerzas para protestar. Estaba cansada y se sentía confusa, y por algún extraño motivo también avergonzada. Se levantó de la silla y fue hacia su cuarto.

- ¡Alicia!
Un gritó la despertó de madrugada. Anna entro corriendo en su cuarto.
- Corre, ¡deprisa! ¡El maestro esta muy enfermo!
Alicia se levanto de un salto y echó a correr por los oscuros corredores del enorme edificio, en dirección a los aposentos del maestro. Cuando llegó casi se choca con una mujer que salía con una palangana de agua. Atravesó la puerta y se dejó caer junto al borde de la cama del anciano.
Este estaba muy pálido. Ojeroso y consumido, a la luz de la gran biblioteca Alicia nunca se había dado cuenta de lo viejo que era en realidad. Ahora, al verlo tendido sobre la cama, podía apreciar su verdadera edad.
El anciano la enfocó con sus cansados ojos.
- Alicia…
- No hables. Estás cansado y débil por no comer. Si descansas un poco te pondrás bien.
El anciano apoyó su huesuda mano sobre la de la niña.
- Yo ya no voy a ponerme bien. Llevo enfermo mucho tiempo.
- Entonces, si ya estabas mal, ¿Por qué has hecho esto? ¡Te has puesto peor, te has dejado morir!- dijo Alicia al borde de las lágrimas.
- Porque antes de irme, necesitaba que entendieras una cosa.
El anciano trató de incorporarse. Alicia le dobló la almohada para que pudiera apoyarse.
- Alicia, ¿Quién soy yo?
- El Hacedor de Sueños.- contestó Alicia sin vacilar.
- ¿Y cuál es mi misión?
- Crear sueños. Tú escribes lo que la gente sueña. La gente sueña lo que tú escribes.
- Exactamente. Todos los libros de la gran biblioteca son los sueños de la humanidad. Han sido escritos por todos los Hacedores de Sueños que han existido antes que tú y yo. Y se seguirán escribiendo a lo largo de los siglos. Nuestra labor va más allá de las simples personas. Es más importante que tú y que yo. Más que nuestras propias vidas.
- ¿Y te has dejado morir solo para enseñarme eso?- dijo Alicia sollozando. -¿No podías habérmelo explicado?
- Te lo he explicado muchas veces, pero tú no escuchas. Aunque es normal, solo eres una niña. Y a mi no me quedaba mucho tiempo. Tenías que aprenderlo por el camino difícil.
El anciano respiraba con dificultad. Alicia se restregó la cara. Se puso en pie.
- Seré la próxima Hacedora de Sueños. Prestaré juramento a los libros de la gran biblioteca y viviré tras sus muros. Consagraré mi vida a esta labor, y transmitiré mi conocimiento al siguiente Hacedor, para que nuestro sagrado oficio siga existiendo.
El anciano sonrió.
- Así habla un Hacedor. Ve pues, Alicia, Hacedora de Sueños. Construye y custodia los sueños del mundo.
Y dicho esto, expiró.
-------

Un chico pequeño y tímido es conducido a través de un gran y oscuro corredor. Esta asustado. No sabe bien por qué lo han traído allí. Tampoco sabe qué es ese sitio, pero tiene la impresión de que es un lugar importante. Finalmente, la sirvienta se para frente a dos grandes puertas de madera. Llama suavemente, y la puerta se abre. Cuando sus ojos se acostumbran a la gran claridad que ilumina la estancia, el chico se da cuenta de que esta en una gran biblioteca. Enormes estanterías se extienden hacia el techo, repletas de libros de diversos tamaños, a través de innumerables pasillos. La joven doncella sigue andando y él la sigue. Lo conduce hasta el centro de la biblioteca. Allí junto a la pared hay una gran chimenea, con un sillón rojo de orejas frente a ella. Al otro lado un gran ventanal. Y justo debajo del ventanal un escritorio, con una mujer escribiendo en él.
Su pelo rubio esta veteado de blanco. Su pulso sigue siendo firme, aunque su vista ya comienza a fallarle. Escribe sin parar en un enorme libro. Sentado en el escritorio, a su lado, esta un gran gato atigrado.
- Maestra Alicia, ya ha llegado el chico.- anuncia la criada.
La maestra no cesa de escribir.
- Gracias, Anna.- dice sin darse la vuelta ni levantar la pluma del papel.- Dime chico.- el niño traga saliva.- ¿Cómo te llamas?
- Tommy, señora.- responde el niño.
- ¿Sabes dónde estas Tommy?
- En el lugar donde se hacen los sueños, señora.- responde él.
- ¿Y sabes lo que eso significa?- Pregunta ella.
El chico se queda callado.
- Sí… no. No lo sé.
Alicia deja la pluma en el tintero. Ella y el gato se miran y sonríen. Finalmente se levanta y se da la vuelta.
- Siéntate- le ordena al chico.- Tenemos un gran trabajo por delante. Ahora ya no eres Tommy. Eres un Hacedor de Sueños de la Gran Biblioteca.


RELATO Nº5 - El escritor y la sirvienta

Había sido una larga espera.
Toda una vida era la que había pasado para mí hasta lograr conocerle.
No era fácil para las de mi clase acceder a las altas esferas de la sociedad, entre aquella cantidad de magnates de las finanzas, políticos influyentes, artistas y escritores acompañados de jóvenes esposas o damas de compañía que eran exhibidas como trofeos en aquel lugar de apariencia.
Pero a los que eran como yo apenas nos dejaban pasear por la calle a menos que fuera para realizar algunas tareas para el amo, e incluso así la vigilancia siempre tenía un ojo sobre nosotros esperando cualquier motivo para meternos al calabozo.
Las altas lámparas de cristal brillaban como estrellas en aquella amplia sala de baile.
Aquí y allá grupos de jóvenes y ancianos conversaban de sus temas con sus copas de licor en las manos.
Mucho había sido el sufrimiento, ni siquiera a nosotros nos dejaban servir en estás fiestas, había sido una suerte que a última hora un desafortunado accidente le hubiera ocurrido a uno de los metres contratados y hubieran tenido que recurrir a mí.
Me habían puesto un vestido más formal que las sucias ropas que solía utilizar.
Me sentía más bella y a la vez mucho más sucia.
Ese lugar estaba podrido.
Mis amos ni siquiera sabían de mi capacidad de leer.
No sabían de la escuela que realizábamos algunos días como este durante la noche, cuando la vigilancia era reducida.
Prefería no pensar en lo que nos sucedería si los amos lo descubrían.

Repuse varias veces la cantidad de copas que había en las mesas. Moviéndome discretamente.
La música inundaba la habitación, pero ninguno de los allí presentes tenía corazón para disfrutarla.
Una de las cortinas ya había sido manchada de licor, así que evité acercarme a ella.
Si lo hacía sería culpada y mi espalda se llenaría de nuevo de cicatrices.
Pasé junto a un grupo de jóvenes doncellas que me miraron casi con asco.
Las compadecí. Realmente me daban pena. No eran más que mascotas para los hombres allí reunidos.

Finalmente le encontré.
La persona por la que llevaba tanto tiempo esforzándome por acudir a esas reuniones.
Aquel famoso escritor. Desde que leí sus libros había deseado conocerle.
No muy lejos una dama de compañía descansaba sentada con un ojo visiblemente marcado que intentaba disimularse con maquillaje.
En ese momento no me importó. Solo pensaba en aquel hombre.
Era mucho más joven de lo que supuse.
Alto, apuesto, elegante.
Sus mechones rubios se deslizaban peinados hacia atrás despuntando reflejos dorados como el sol.
Su piel tersa como la de un niño sin muestras de vello facial.
Sus labios carnosos y sus ojos de un azul profundo como el océano solo mostraban inocencia e inspiraban tranquilidad.
Conocía sus gustos. Sus “extrañas” tendencias habían sido muy comentadas en los círculos de artistas.
Le serví varias copas. Cada vez que lo hacía le miraba los ojos y a continuación miraba el suelo.

La noche fue pasando.
Fueron varias las ocasiones en las que sentí su mano acariciando mi pierna o metiendose debajo de mi falda.
Cada vez que lo hacía sabía como debía ser mi reacción.
Me volvía, miraba sus tiernos labios y cerraba los ojos.
Alguna vez incluso llegó a adentrarse demasiado dentro de mis prendas íntimas. Tanto que no me podía mover, me sentía retenida tanto física como mentalmente.
Estaba jugando conmigo y empezábamos a centrar la atención de las miradas.
Pasee sirviendo a otros caballeros reduciendo el número de visitas durante la noche al joven escritor.

Al cabo de unas horas la fiesta finalizó y los invitados se dirigieron a sus aposentos.
Eran los chicos contratados los que tenían que recoger las cosas y llevárselas, así que yo abandoné el salón.
Subí las escaleras de mármol hacia la zona de invitados y me dirigí a la habitación trescientos seis.
Aporreé suavemente la puerta y el joven escritor me abrió la puerta sonriendo.
Aquella noche le hice sudar, temblar y estremecerse.
Todavía recordaba el momento en que había leído aquel libro cuando todavía era una niña.
Aquella novela del asesino en serie cuyos crímenes no fueron descubiertos.
Sobre todo el pasaje de la familia del parque.
Conocía muy bien ese pasaje, lamentablemente tenía un fallo.
La niña había sobrevivido.

Era ya de mañana temprano cuando abandoné la habitación trescientos seis con mis prendas cubiertas de sangre.


RELATO Nº6 - ANTE LA PANTALLA

“El proceso creativo tiene mucho de un esperado amanecer, con el sol, la idea, saliendo entre el negro vacío del horizonte...”
-Menudo cagarro.
La parte científica de mi mente me lleva dando la brasa toda la tarde. He intentado explicar de una manera más o menos adecuada cómo se gesta un texto literario, qué es lo que conduce a un escritor a completar su obra con éxito, pero el condenado Profesor (así es como le llamo) se niega a darme cancha, destrozando con su científico pragmatismo cualquier cosa que intente escribir.
-Estás hoy pesadito, Profe.
-¿Cómo no voy a estarlo? Llevas divagando toda la maldita tarde, y anda que no te ha costado quitar el puñetero buscaminas y ponerte a escribir en serio.
-No creo que haga falta que te explique que la inspiración no llega porque sí.
Ante eso, mi alter ego se calla. Es lo malo de la racionalización, que a veces necesita rumiar sus respuestas. Vuelvo a mirar la blanca hoja del procesador de texto. Nada, vacía. Ni siquiera he sabido comenzar.
-Podrías empezar con un poquito de base científica, para variar. Que se noten esos seis años de tu vida.
-¿Por que no te vas a donde yo te diga?
-Pues porque soy parte de ti, hijo. Soy lo que te ha llevado adonde estás. Lo que te ha convertido en científico aunque no ejerzas, y lo que te da un sueldo en vez de morirte de hambre con el “generoso caudal” de tu creatividad...
-Ya salió aquello. ¿No se te ocurre pensar que a lo mejor fue la curiosidad lo que me llevó a estudiar Ciencias en vez de la necesidad de racionalizarlo todo?
-¿Y qué es la curiosidad sino la búsqueda de una explicación racional a todo lo que nos rodea?
Dejo que se salga con la suya, y mi mente analítica se pierde en una intrincada explicación de la esencia de la curiosidad. El botón del buscaminas está condenadamente a tiro, en la ventana minimizada al lado del procesador de texto.

Han pasado cinco minutos, y suena música en la radio. Otras veces ha funcionado. Algunas melodías parecen despertar mi inconsciente creativo. Simplemente desconecto, la música me lleva y las palabras salen solas.
-Y luego te pasas la noche siguiente corrigiendo chorradas, o arreglando incongruencias, que es peor... mira, ¿por qué no empiezas con una definición de algo?
-¡¿Una definición?! ¡Es un texto literario, no un maldito diccionario!
-No estoy diciendo que sea una definición al uso, sino una manera de dar formato al texto, algo así como “la inspiración es la capacidad de conectar empáticamente con el posible lector, la facultad de ponerse en la piel de cada una de las personas que lean el texto, revelando sus pensamientos de manera que crean que sacan sus propias conclusiones”. Fíjate, ni siquiera hace falta que sea una definición correcta, ni que lo contrastes. Por eso es tan fácil escribir textos literarios.
-Claro, facilísimo, nada más que veas los dos libros que escribo cada día.
Dejo de nuevo en suspenso la conversación con mi insidiosa mente, mientras no tengo más remedio que reconocer que ha tenido buena idea. Sin embargo, me parece que esa idea no es viable si no encuentro una idea para introducirla. No es un comienzo, es una conclusión. Pero es algo. ¡Ya tengo algo, voy a ver qué dan en la tele!

Mierda, ha vuelto a pasar. Me he pasado encadenando programa tras programa hasta la hora de cenar, y ahora escribo viendo la televisión...
-Dios bendiga al corrector ortográfico.
El maldito Profesor sigue dándome la tabarra, regodeándose de que haya tenido que reescribir dos líneas. Mejor lo dejo para mañana.

Dos días, dos jodidos días. He tardado dos días en retomar esto, y no consigo arrancar. No tengo más que una serie de frases inconexas y una hermosa definición coja de ambas patas. Parece que la inspiración, sea lo que sea, es tremendamente huidiza.
-El arte imita a la vida, no te creas una víctima incomprendida. Lo que te ocurre a ti les pasa a todos los artistas del mundo.
-No me diga, Profesor.
-Si, y eso que tú ni siquiera eres un artista.
Saco la lengua de manera imaginaria a mi lado más antipático y fijo la vista en la pantalla, pero no puedo evitar seguir escuchando su interminable verborrea (qué le voy a hacer, soy yo mismo).
-Verás, la creación artística se asemeja mucho, inquietantemente, de hecho, al comportamiento de un gran depredador. Todos vemos esos preciosos documentales en los que el guepardo caza una gacela en una impresionante exhibición de velocidad y precisión, pero lo que no nos cuentan es que el noventa por ciento de las veces, el bicho se pega una buena carrera totalmente en balde. Compáralo con lo que te pasa: intentarás escribir algo, y para conseguir una estúpida frase inspirada, te llevarás un montón de chascos.
-Ya veo, el arte imita a la vida.
-Efectivamente.
Otra vez el dichoso Profesor me acaba de dar una gloriosa respuesta. Así que, resumiendo, para conseguir presentar un texto decente, voy a tener que convertirme en guepardo y correr detrás de un lector imaginario para meterme dentro de él y devorar sus sentimientos, o algo así...
-Veo que lo has captado a la perfección. Estás hecho un crack.
¿Por qué el lado racional de una persona es, además, el sarcástico?

Tengo dos buenos argumentos, sin duda. El símil del guepardo está un poco encasillado, pero se entiende bien. Sin embargo, esos dos conceptos no me van a servir de mucho. No sólo tengo que hacer algo que valga la pena, sino que convendría que lo que escriba durase más de cinco minutos. Algo que se quede con el lector, que le haga pensar aunque sea un ratito, o al menos, que le entretenga y vuelva a su memoria en otros momentos. Evocador, esa es la palabra.
-Muy bien, ya lo vas cogiendo. Con algunas palabras escogidas se consigue llamar la atención.
-Ah, ¿si? O sea, que mi relato por ahora se resume en “empatía, imitación y evocación”.
-Es un comienzo, no te pongas chulo. Lo que tienes que conseguir es aunar esos conceptos, llevarlos de la manita a la confusa y desdichada mente de tus lectores, que, si quieres que te diga algo, dudo que hayan hecho algo tan malo como para merecer leer lo que se te ocurra.
-Bueno, ya empezamos a faltar. La autoexigencia nunca ha sido buena, Profesor.
-Pero si es verdad, no me digas que no; has escrito verdaderas chorradas antes, pero viendo lo que te está costando esto, va a ser un resultado lamentable. Si tan sólo consiguieras darle un toque original...
Tiene razón, como siempre. Lo que pasa es que no siempre se ha de elegir la opción razonable. Si hiciera caso a mi lado racional, acabaría escribiendo un ensayo, que, según recuerdo de mis clases de Lengua y Literatura, no es un relato, sino otra cosa. De hecho, un relato debería incluir algunas figuras literarias más variadas, y la verdad es que el maldito símil del guepardo ya huele. Eso sí, si me paso de cursi, el Séptimo de Racionalidad me atacará con todos sus efectivos, enarbolando su sable y tocando la corneta.
-Qué barbaridad, yo nunca haría eso, pudiendo discutir pacíficamente las ideas y los conceptos.
-Además, yo no sé montar a caballo, pero, obviamente, era todo en sentido figurado.
-Ya lo sabíiiia.
El muy... me hace pedorretas desde la cara oculta de mi cerebro. Me parece justo en este instante que he vuelto al principio, que estoy a cero, como cuando me senté hace dos días ante la pantalla de mi ordenador. Exactamente al principio...
-Ya lo tengo.
-¿Qué? –El Profesor estaba tan ocupado burlándose que no se entera del resto de mis pensamientos.
-Ya sé como empezar, no te va a gustar, pero es exactamente la manera de recoger la verdad del proceso creativo.
-Sorpréndeme.

“El proceso creativo tiene mucho de un esperado amanecer, con el sol, la idea, saliendo entre el negro vacío del horizonte...”
-Menudo cagarro.
Recordad que tenéis una semana a partir de ahora para enviar las puntuaciones.

Un saludo.
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Ghorrhyon
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Mensaje por Ghorrhyon »

Vale, la jodimos...

Me tengo que ir, y mi estancia en la silla ha consumido mi tiempo. El viernes sin falta daré mis puntuaciones. Perdón por el retraso que eso pueda suponer.
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No sabemos mucho del amor. Con el amor es como con la pera. La pera es dulce y tiene forma. Tratad de definir la forma de la pera.
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Ailing
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Mensaje por Ailing »

Buenas a todos!
Ya estoy leyendo vuestros relatos, espero que no tengais que esperar mucho para saber vuestras puntuaciones.
Y. Noa: el tema era bueno, para mi punto de vista muy bueno, lo malo es que me recordaba demasiado a un libro que leí hace poco y que mme resultó tan genial que mi pobreza de ideas no me dejó pensar en nada que no se pareciera a él. Has leido la Sombra del Viento? Pues es genial, tiene de todo, con grandes giros argumentales y realmente bien escrito. Te feelicito por la originalidad de tu tema y por conseguir el 100% de los pasrticipantes y más aún estando en las fechas que estamos...

Por otro lado me alegra que Halane haya podido presentar su relato, se notaba que le hacía ilusión realmente. Mucho ánimo, todo se supera y aunque parezca un mito, el tiempo acaba curando las heridas (aunque siempre quedan cicatrices). Un abrazo. :ok:

Nos leemos! :wave:

PD: Va a ser duro, el nivel es muy alto y no lo digo por decir, en general las ideas son buenas, muy buenas... estoy deseando ver de quien son y quien gana. Enhorabuena a todos por vuestros relatos y por el esfuerzo que os ha supuesto escribirlos.
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Y. Noa
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Mensaje por Y. Noa »

No, si ya estoy contenta... Ya dije que como al principio la gente no me entendió bien, y hubo alguna deserción, bueno, pues eso me pareció que igual era el tema. Pero vamos que estoy contenta con la participacion y con todo. No me hagais ni caso, que soy una quejica.
Si, leí la sombra del viento y me pareció un libro muy bueno. Ya habia leido hacia bastante tiempo más libros de este autor, aunque de corte mas juvenil, y son todos muy buenos.

Bueno, ya queda poco, tengo ganas de saber de quien es cada relato. Tengo mis suposiciones, pero la otra vez no di ni una XD.
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Halane
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Mensaje por Halane »

Tranqui, yo no acertaría ni aunque lo escribiera (que por eso me lo callo, poruqe total, para equivocarme y quedar mal XDD)
Pues nada, que yo también me voy a poner a leer, estoy cansadísima (clases fuera yaaaaaaaaaa, una semanita y vacaciones jujuju)
A ver si me da tiempo, que tengo quedada a las 5 muajajaja
Sure me ha comentado que le encanta uno de los relatos (aunque no me dijo cuál :lol: ) y que aunque no había acabado con todos que le parecían muy buenos... Me fío de su criterio, así que supongo que Ailing tiene razón y hay buen nivel ^^ Por cierto, gracias por los ánimos! ya está todo arreglado igualmente, pero sí que me llevé un palo alucinante XDDD
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D-mon
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Mensaje por D-mon »

Siento no haber enviado mis puntuaciones todavía, no se me ha olvidado, pero he andado algo liado y todavía no he tenido tiempo de leer todos los relatos, intentaré enviar mi puntuación para mañana.
Un saludo. :ok:
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juevescasi
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Mensaje por juevescasi »

Hey, la sombra del viento, también lo he leído, hace unas semanas lo terminé, y me parece un muy buen libro, una buena aventura (sí, aventura), y cuando leí el tema propuesto me vino a la cabeza también este libro. Al principio era reticente a leerlo (con eso de que era un best seller se me quitaban las ganas... hay historias de ventas mínimas pero de calidad extraordinaria) pero me lo regalaron y me chifló.
En cuanto a las puntuaciones, pienso enviarlas el sábado noche puesto que no tengo otro hueco (¡quiero volver a estudiar! ¡muerte a los días laborables, a las corbatas, a las ocho de la mañana!).
Hala, que vaya bien.
"...sólo hay finales abiertos;
y la locura es más deseable que posible;
y nadie volverá a casa con el mismo paso;
y no hay reglas para bailar a dúo en el granero
cuando trabajan duro los esclavos de la música..."
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Shichibukai
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Mensaje por Shichibukai »

He recibido ya 4 de vuestras puntuaciones, a los 2 que faltais os recuerdo que mañana es el último día y tenéis todo el día de mañana para entregarlas. Eso sí, si las mandais antes mejor porque cuando tenga todos los resultados los publicaré.

Un saludo
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RESULTADOS DEL CONCURSO

Mensaje por Shichibukai »

La organización hace saber a todos los participantes que ya tenemos los resultados, ahora un representante de la susodicha organización se dispone a comunicaros los susodichos resultados. El señor Patricio Piedrahita sube sobre un escenario montado para la ocasión caminando lentamente y se acerca al micrófono. La multitud aguarda expectante.

*cof, cof*

Bien, voy a proceder:

Como consecuencia de las puntuaciones que vosotros mismos habéis enviado a la organización y tras un riguroso recuento ante notario el ganador es... os lo diré luego, primero quiero felicitar a todos los miembros de la.


Público enfadado: "Cállese ya memo y dígalo"

*cof, cof*

Bien, de acuerdo, que público tan impaciente, como iba diciendo los resultados son los siguientes:

Spoiler: Mostrar
1º Juevescasi. Horas e insomnio: 4+4+5+5+2= 20
2ª Y.Noa. La Gran Biblioteca: 5+3+1+4+4= 17
3ª Halane. Sofía: 3+2+3+2+5= 15
4º Ghorrhyon. Ante la pantalla: 1+5+3+1+4= 14
5º D-Mon. El escritor y la sirvienta: 1+4+1+5+1= 12
6º Cid yamakaze. Las sombras de la pluma: 2+2+1+3+3= 11
Voy a proceder ahora a citar los comentarios y puntuaciones que vosotros mismo habéis enviado, pues ya lo dijo mi tio abuelo en una ocasión, se recostó en el sofá y mirando a los ojos sabias palabras citó, dijo que...

*Pum* Tomatazo en la cara.

Ejem, maldición, estas son vuestras puntuaciones y comentarios:
Spoiler: Mostrar
Puntuaciones de D-Mon:

La verdad es que ha estado complicado y no soy muy objetivo, pero como voy a perder con mi merda de relato, siempre podreis decir que es que no tengo ni puta idea.
Mis disculpas a todos, jamás se me dió bien puntuar a las cosas que me gustan, porque para mí nada me gusta más que nada... o me gusta o no me gusta.
En cualquier caso, todas vuestras historias me han gustado más que Raruto, y eso viniendo de mí es todo un halago.

1 Punto: ANTE LA PANTALLA
Genial el tema muy original y bien expuesto.
Pero he de puntuar y nunca se me ha dado bien.
La clara prueba es que las historias que seguramente el resto considere mejores es muy posible que no se hayen en mis primeros puestos. Si hay que decir algo de tu relato es sin duda que ha sido el más divertido.

2 Puntos: LAS SOMBRAS DE LA PLUMA
Cuando te leí pensé que ibas a ganar en serio.
De todas las narraciones sin duda la historia más original, pero tambien la más enrevesada.
Al final a la hora de puntuar me ha tirado la subjetividad y otros relatos más sencillos han ocupado un puesto antes.
Estoy juzgando en impresión personal los relatos, no a sus escritores, porque tu merecerías estar mucho más adelante por haber sabido llevar una historia tan buena.


3 Puntos: Sofía
Y es que no podía darte menos, ya te me estabas quedando atrás.
Por ese dominio de la lengua de cervantes, esa cantidad de vocabulario y recursos literarios tan bien empleados.
Por hacer que una historia sobre la concepción del nombre del personaje de un personaje enganche tanto.
Y por el guiño del título, nombre perfectamente escogido para el personaje protagonista.
3 puntos, escasos para semejante nivel de redacción.


4 Puntos: Horas e insomnio
Por su realismo, por reflejar tan profundamente al protagonista.
Porque casi se podían tocar a los personajes.
Y por haber sabido llevar coherentemente en un relato serio y sin pasarse el tema sexual.
4 Puntos son tuyos.


5 Puntos: La Gran Biblioteca
La historia me ha parecido muy bonita. siendo objetivos no ha sido el de una redacción más bonita, ni el más realista.
Pero ha sido sencillo y encantador.
Sin poner demasiado enfasis a la descripción, el lenguaje complicado o las expresiones, has creado un relato corto, sencillo y genial.
Por eso te doy mis 5 puntos.

Puntuaciones de Halane:

1 punto-->El escritor y la sirvienta: La verdad es que me encantó cómo estaba escrito el relato, lo bien que transmitía ciertas cosas. Pero me quedé con mal sabor de boca porque no sé... Me pareció que quedó mucho potencial por desarrollar, lo sentí un poco bidimensional. Sé que suena a bobada, pero bueno, es que no hubo ningún relato que de desagradara, así que tuve que ponerme quisquillosa
2 puntos-->Las sombras de la pluma: lo hubiera dejado más arriba... Pero es que me lié en algunas partes, no sé, como que no las vi muy claras... Supongo que era la idea si me fijo bien, pero en este concurso hubo dos relatos que seguían esa línea de mezcla de realidad, fantasía, recuerdos, sueños y este me pareció que estaba un poco peor... Así que aquí quedó. Además los nombres en inglés (aunque admito que a mí me encantan los nombres en inglés... bueno, a mí me gusta el rollo "nombres" en general) pues me cortaron el rollo un poco...
3 puntos-->La Gran Biblioteca: jo, es que este relato era tan tan dulce, y tenía un contexto tan bonito que no pude evitar darle muchos puntos. La narración estaba impecable, si tuviera que criticarle algo sería quizás cierta falta de sentimiento... Pero es que yo soy muy sentimentaloide, así que la verdad es que es por decir algo malo XDDDDD
4 puntos-->Horas e Insomnio Me perdí un poquito porque al principio preguntaba él y al final decía que preguntaba Marta (o eso entendí yo >.<) Está escrito MUY MUY MUY MUY BIEN! un aplauso para quien lo creó, porque de verdad que es precioso, con una profundidad simple y bonita que me pareció genial.

5 puntos-->Ante la pantalla No sé si es el relato mejor escrito o el de mejor historia, pero es que me gustó un montón! es tan sencillo, directo y dinámico, tan... no sé, ¿fácil? no, fácil no ToT Cotidiano! esa es la palabra! es un relato tan cotidiano y cercano que me dejó feliz al leerlo. Vamos, que me dejó con buen sabor de boca. Me gustan las historias livianitas y que parecen poco importantes, sobre todo en los relatos cortos, así que le he dado la máxima puntuación ^^

Y ahora sobre mi relato: Sofía
Me aventuraré y diré que casi todos los comentarios dirán lo que me dijo ya cierta personita ( :love: ) cuando leyó mi relato-> que el final es un tostón porque le da muchas vueltas a los nombres XDDD La verdad es que por UNA VEZ he logrado hacer la idea que tenía desde el principio (BIEEEN!!) aunque tras un completamente innecesario rodeo anterior que no sé a qué vino pero vino y ya :D A mí me preocupan un montón los nombres de mis personajes, y muchas veces no los elijo sólo por su sonido, por su orgien o por su significado, sino que incluso llego a mirar la personalidad y atributos que se le asocian y ver si coinciden con mi personaje. Deciros que Lucille significa "Nacida con la primera luz del mundo" (al menos creo recordar que fue el significado que encontré) y que Sofía (aunque este es conocido) es "sabiduría".
El título del relato fue simplemente Sofía porque me parecía apropiado dejar un nombre como título, y ella es la auténtica protagonista ^^ llegó a salir de mi pantalla para convertirse en una persona independiente, que buscaba su propio nombre para el personaje de su personaje. Incluso Bastian, aunque no aparece casi nada, está claramente representado en mi cabeza^^ Bueno, vale, dejo ya de dar la lata con mi relato (soy una egocéntrica, qué me pedís XDDD)

Puntuaciones de Cid yamakaze

antes que nada, decir que mi ordenador revento el miercoles, y estoy haciendo esto desde un ciber. la calidad es especialmente alta, por lo q querria comentarlos mejor, pero no voy a poder por falta de tiempo T.T

bueno ahi va:
-------------------------------------------------
5 puntos: HORAS E INSOMNIO
posible autor: ghorrhyon, por el vocabulario tan de su estilo y pq ningun otro relato podria ser suyo
la calidad de este concurso ha sido especialmente alta: cuando la gente se quejaba de la calidad de los relatos navideños, yo no entendia por que (me parecieron muy buenos) pero creo que esta edicion la deja bastante malherida... no es que este relato me haya parecido mucho mejor que el resto, sino que es el q mas me ha llamado la atencion con diferencia. sin embargo, no creo que vaya a ganar si es de ghorryon, el no puede ganar.... (xd)

4 puntos: EL ESCRITOR Y LA SIRVIENTA
posible autor: bffff, la mayor duda del concurso... Y.Noa no puede ganar, ya que no se pueden ganar dos concursos seguidos; juevescasi y D-mon tampoco por ser novatos de sexo masculino, y ghorrhyon tampoco por ser el, asi que solo puede (y va a ganar) halane. encima, el protagonista es una mujer (escrito en 1ª persona), y todo me diria que halane, excepto q el relato tiene menos de 800 palabras XD... y D-mon escribio el suyo en 1 hora, eso solo es posible si tiene esta longitud. de todsa formas dire HALANE
este relato me ha gustado mucho en todo momento, y si algo me ha fastidiado ha sido su escasez de longitud. dos lineas mas no mataban a nadie... el final, seco, aunque parecia lo mas "sorprendente" del relato, a mi me ha dejado bastante frio, no asi como todo el desarrollo del relato, que te hace pensar que va a suceder de un momento a otro (aunq la aparicion del escritor no me pareciese demasiado buena...)

3 puntos: ANTE LA PANTALLA
posible autor: juevescasi, por lo "novedoso" del relato, que no me encaja con nadie (pero el comentario de ultima hora me ha dejado dudas...)
este relato... no es que me gustase, y el vocabulario tampoco es que le dejase en buen lugar (aunq claro, es lo q pretendia). si le doy esta puntuacion en vez de darsela al relato de abajo (mucho mejor redactado en mi opinion) es porq ese relato no me gusto

2 puntos: SOFIA
posible autor: Y.Noa. "noa" "estilo de relato" y la personalidad de la protagonista me parecen motivos suficientes xd
vale. no se vuestras puntuaciones aun, pero me huelo q muchos van a puntuar alto este relato. y la verdad se lo merece: gran vocabulario, la mejor redaccion despues de "noches de insomnio" y tiene argumento y substancia. pero es q no me gusto. no se por que, puede que el relato desde un punto meramente objetivo mereciese mas, pero hasta un best-seller tiene gente q lo lee y piensa q no es para tanto. lo siento. (aunq para q este relato se lleve solo 2 puntos... buffff... tenia q haber un GRAN nivel)

1 punto: LA GRAN BIBLIOTECA
posible autor: D-mon, por la rapidez en escribirlo (y en caso de q el relato nº5 fuese de D-mon, de halane)
lo q no me ha convencido de este relato es el argumento. me ha parecido muy reusado y reciclado, y los otros relatos eran demasiado buenos. sin embargo, en cuanto a la "calidad" q ha plasmado el escritor, puedo decir q es alta. el q lo haya escrito tiene q tener potencial, pero no creo que haya pensado mucho todos los puntos del relato (o q no fuese su dia). esto no quiere decir q el relato fuese malo. el mio creo q tampoco lo es, pero con estos relatos... es q luego os quejais de q nadie participe! xD

autocritica: LAS SOMBRAS DE LA PLUMA
eh... no se como me ha salido. la proxima vez hare como ghorrhyon y escribire el relato un mes antes. la idea era buena: creo q una de las mejores q se me ha ocurrido para un relato breve. pero la redaccion... escrita el ultiimo dia. en dos horas. sin releer. con la TV encendida. no se q es esto. una cosa amorfa q puede ser una maravilla culinaria o un churro. y no me atrevo a releerme el relato para saber como me ha salido realmente el relato (da un poco de cague). pude haber tenido suerte y q me saliese bien a la 1ª, pero lo mas probable es que me haya dejado faltas de ortografia, fallos lexicos, incoherencias, resoluciones poco realistas y una mala redaccion. sobre todo eso: incoherencia. creo que me ha quedado tdoo muy precipitado, y poco entendible. en fin, a ver si tengo suerte la proxima vez-o empiezo a escribir antes-. en fin, felicidades al ganador, porq no voy a poder ocnectarme a verlo (ademas estare de mudanza)

un saludo y suerte

Puntuaciones de Ghorrhyon:

Título: Las sombras de la pluma
Puntos: 2
Lo mejor: La abstracción. La idea de como la obra de un escritor se entromete en su destino. Está contado de manera directa, sin demasiados aspavientos. Final confuso, pero es lo lógico.
Lo peor: Death Note + La Sombra del Viento XD. No se, me parece algo forzada la interacción con la mujer, y no se si se capta bien la historia de la familia de fondo, como si no viniera a cuento.
Posible autor: Cid Yamakaze, y si no, pues nada.

Título: Sofía
Puntos: 3
Lo mejor: Una bonita descripción de un proceso creativo. Me gusta mucho lo del seudónimo y que la verdadera identidad del afamado escritor sea una maruja, adecentada, pero maruja. Tienes razón, el nombre es la bomba.
Lo peor: Sin embargo, el título no pega. El nombre de la escritora no tiene tanta relevancia como quieres dar a entender al final. Mucho devaneo para llegar al nombre, nada más. Quizá el personaje de la niña tendría que haberse desarrollado, no saber cómo era desde el principio.
Posible autora: Y. Noa ¿Me habré comido la trampa? ¿O será una trampa para que creas que sea una trampa?

Título: Horas e insomnio
Puntos: 5
Lo mejor: Crack, jugón. Qué pedazo de descripción de unos cuernos. La literatura como objeto del pecado. Me ha encantado el (inexistente) dilema moral del protagonista, su feliz aunque anodina vida normal, y lo particular de su affaire. Personajes completísimos a pesar de la brevedad. Añado lo de los títulos.
Lo peor: ¿Se puede decir Círculo de Lectores? No sé, un poquito más de carga dramática a la parienta, que no te enteras de qué sabe hasta el final... Y que es una historia de cuernos, mayormente, quitas los libros y pones el paintball, y vale para lo mismo...
Posible autor: ¿Por qué me da que D-Mon?

Título: La Gran Biblioteca
Puntos: 4
Lo mejor: Me encanta lo místico, lo trascendental, y los grandes cometidos. Muy bueno el viejo, y el gato-conciencia. Y lo interesante del cometido, y su importancia por encima del mismo tiempo. Lo perturbador de que el peso de la carga se note tanto en los maestros, y las sirvientas sean casi invariables (conoces a una, pero luego desaparece sin más: ella no es importante).
Lo peor: Ahora no quiero, ahora quiero. Le ha faltado un poquito de pausa a la chiquilla. Mucho espacio dedicado a la curvatura de la espalda del viejuno, me temo. Pero bueno, no se puede tener todo.
Posible autora: Borges... Ah, ¿que no? Pues Halane.

Título: El escritor y la sirvienta
Puntos: 1
Lo mejor: Muy curioso en la forma, esos renglones inmediatos, como si se tratase de un relato versificado. Es una apuesta arriesgada, claro, pero no deja de tener su mérito. Es corto e inmediato, lo que no deja de ser una virtud tratándose del tema.
Lo peor: El más alejado de la literatura de los cinco. Y los versículos pueden jugar tanto a favor como en contra. Apenas profundiza en la psicología de la chica, lo que no estaría mal.
Posible autor: Victorysaver (es nuevo, para él no hay chascarrillo).

Título: Ante la pantalla
Puntos: Ver autor
Lo mejor: Ey, me siento muy orgulloso de este relato, porque es el primero en el que consigo exactamente lo que me propongo. una tontería semiprofunda y divertida al mismo tiempo. Puede que a vosotros no os haga tanta gracia, pero yo me lo he pasado pipa escribiéndola.
Lo peor: No se si va a quedar un poco soso tanto diálogo interior, o lo que sea eso. Y seguro, seguro, seguro que parezco pretencioso. Ahora hablemosh del minelarihmo, cohoneya.
Autor: Ver puntos (eh, este chiste ya lo has hecho).

Puntuaciones de Juevescasi:

Relato 1ª: Las sombras de la pluma
Puntuación: 3
Comentario: No me gusta que el tipo se muera al final, me hubiera gustado un final más normal (el hecho de que muera me suena a repetición y a polvo en los cajones ¿qué necesidad tiene de morir?), no me gusta que se llame Peter ni que este tal Pedro acabé con Anna en el colchón… No sé, me dio la impresión de que antes de comenzarlo a leer ya sabía cómo iba a terminar.
Me gusta el “¿ya es de día/de noche?” con los cuales subdivides (¿supongo que subdivides?) el relato, me gusta el encuentro de Anna con su difunta madre, me gusta… me gusta que el libro que Peter estaba escribiendo no viera la luz, me gusta que Peter se encuentre mal de la cabeza y me gusta que muera “de forma natural” (¿de forma natural?), así, sin espasmos ni sangre por las paredes… y eso.

Relato 2º: Sofía
Puntuación: 2
Comentario: Me gusta el nombre de Sofía. Me alegro de que Sofía encontrase un nombre para su protagonista (me comenzaba a dar lástima). Me gusta la habitación donde Sofía escribe.
No me gusta la longitud, ni me gusta la enumeración gigante de nombres (creo que la clave del relato, la búsqueda de un nombre, es atractiva… pero me aburrí de leer tantos nombres y tantos quebraderos de cabeza). No me gusta que Sofía pensase que Lucille había nacido con la primera luz del mundo (me hubiera gustado algo así como “que lucille hubiera nacido tras el primer pedo del mundo”).

Relato 4º: La Gran Biblioteca
Puntuación: 4
Comentario: No me gusta que Alicia hablase con el gato (eso sólo lo hace Alicia en el país de las maravillas), no me gusta la mala ostia que tiene el viejo ni que las criadas vayan hablando de la mala ostia que tiene el viejo. Es incorrecto poner un punto tras la frase de un diálogo, sobra y hace pesada la lectura. No me gusta que siempre sea un niño El Elegido para salvar la tierra, es repetitivo. No me gusta el nombre del próximo Elegido (¿¿¿TOMMY???), suena a peli de baseball americana (en estas pelis “Tommy”, siempre logra ganar el partido, y todos son felices). No me gusta que el viejo expire finalmente (sois un poco pesaditos con esto de la muerte). Se me hizo largo.
Me gustaría saber qué clase de aspirinas toma el viejo para estar escribiendo noches enteras, me gustaría saber quién le escribe los sueños al viejo.
Me gusta que este relato me haga preguntarme cosas. Me gusta que me haya dejado pensativo durante algún minuto (quizá fueron 10 segundos). Me gusta la idea, una enorme biblioteca construida a base de sueños (ohhhh, qué bonito).

Relato 5º: El escritor y la sirvienta
Puntuación: 5
Comentario: Me gusta mucho la ausencia de nombres a lo largo del relato. Me gusta la longitud del relato. Me gusta que la protagonista no se dedique a escribir. Me gusta que el escritor sea en verdad un asesino. Me gusta la vida secreta de las sirvientas. Me gusta que salga de la habitación con las prendas cubiertas de sangre.

No me gusta que el escritor sea tan idiota de (cuasi) matar a una familia en un parque para después, relatarlo en un libro. No me gusta la mano bajo la falda de la sirvienta (el cortejo no ha de ser tan explícito… ¡qué parecemos animales!). No me gusta que finalmente lo asesine (sois un poco pesaditos con esto de la muerte…repito).

Relato 6º: Ante la pantalla
Puntuación: 1
Comentario: No me gusta la falta de imaginación que destila (a mi parecer, of course) este relato. No me gusta que el escritor hablé consigo mismo (eso sólo es admisible en el caso de Homer, o en el caso de… bueno, sólo en el primer caso). No me gusta la longitud del relato. No me gusta que el tipo renuncie a escribir por jugar al Buscaminas (¿quién sabe jugar a ese juego?).
Me gustaría saber jugar al Buscaminas para hablar conmigo mismo mientras escribo novelas.
Me gusta la música que suena en la radio, me gusta la palabra “cagarro”. Me gusta la ausencia de nombres a lo largo del relato.

Mi relato: Horas e insomnio
Me gustan las dos citas acerca de dos poemas de Lorca (Luna y panorama de los insectos y No duerme nadie) que introduzco en el relato (me gustan las citas, no el hecho de introducirlas).
No me gustaría trabajar en el Círculo de Lectores.

Puntuaciones de Y. Noa:

Relato: Sofía
Puntuación: 5 puntos.
Un relato precioso. Me encantó desde que empecé a leerlo y nunca dudé de darle a este la puntuación máxima. Una historia muy bonita, frases preciosas, y un personaje principal con el que cualquiera que haya escrito alguna vez algo se sentirá identificado. Refleja muy bien las pequeñas cosas (como poner un simple nombre), que aunque parezcan problemas pequeños pueden marcar una gran diferencia. En definitiva, un relato precioso que se merece los 5 puntos.

Relato: Ante la pantalla.
Puntuación: 4 puntos.
La eterna disputa del hombre consigo mismo. Después del anterior, este relato es el que mas me ha gustado. Me parece muy original, tiene unas cuantas ideas muy bonitas, como por ejemplo la definición final del proceso creativo, y además me he divertido mucho con la lucha interna del escritor.

Relato: Las sombras de la pluma.
Puntuación: 3 puntos.
Realmente, que el protagonista del relato muera es un buen final. Desde que apareció el hombre de negro en el bar supuse que ese iba a ser el final, aún asi la historia me engancho y la leí con muchas ganas. Hay muchos detalles que me han gustado, como por ejemplo la pregunta de la chica al fantasma de su madre y Paul sentado en la cama.

Relato: Horas e insomnio.
Puntuación: 2 puntos.
Muy bueno el estilo de este relato, para mi está al mismo nivel que el anterior, aunque finalmente decidí darle un punto más al otro. Me gustan las descripciones, y me ha encantado el detalle de uno de los párrafos en el que los nombres de los libros forman parte de la narración.

Relato: El escritor y la sirvienta.
Puntuación: 1 punto.
Me gusta mucho como empieza, los primeros párrafos me parecen muy buenos, pero veo el final un poco precipitado y además no lo entendí muy bien del todo. Hay cosas que me gustan bastante, pero no me llega a convencer del todo.

La Gran Biblioteca.
Bueno, pues este es mi relato. La verdad es que tenía pensado para este tema un relato totalmente distinto, y bastante más original que este, pero la presión de los exámenes y que se me echaba la fecha encima, me hicieron cambiar de idea y hacer este relato que me resultaba mucho más sencillo.
Lo cierto es que se parece, quizás demasiado, al anterior que hice: niños envueltos en un mundo mágico. Además, hasta casi la mitad del relato no tenia ni idea de sobre que trataba, de ahí que al principio no se explique que escribe el anciano en los libros. Luego, cuando se me ocurrió, me pareció que seria mejor dejar un poco la intriga hasta el final. Igual ha quedado un poco confuso.

En fin, creo que ya esta todo. Enhorabuena a todos por vuestros relatos, y nos vemos en el siguiente concurso.
*cof, cof*

Bien, la organización quiere dar sus más sinceras felicitaciones a Juevescasi así como al resto de participantes por sus maravillosos relatos y quiere emplazarlos a participar en una siguiente ocas...


Un operario: "Bájese del escenario coño que la gente ya se ha ido"

Maldición.

-----------

En fin, enhorabuena a todos por el concurso, parece que se nos ha unido otro excelente escritor, como ya hizo Y. Noa has ganado en tu primera aparición, ya sabrás que ahora te toca elegir tema para la próxima edición.

Un saludo. :ok:
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kid
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Mensaje por kid »

Aprovecho la neutralidad que me da mi condición de no participante en esta edición y mi conocida antipatía y falta de sentido común para decir algo que seguramente me traerá problemas xD:

juevescasi, debo confesarte que tu relato ha sido el que más me ha gustado en esta edición (aunque por un momento creí que iba a morir por aplastamiento entre los kilos y kilos de paréntesis injustificados :lol: ), pero no me ha gustado nada tu tono de "sobrado" en los comentarios hacia el resto de relatos, lo cual me lleva a preguntarme si te gusta el oro o si adoras la existencia de Dios Yavhé xD.

Sin más, mis felicitaciones al resto de participantes por su posición, incluso a D-Mon y todo xD. Esperando al siguiente tema para ver si puedo participar (cosa que dudo, aunque nunca se sabe).

Saludos :wave:
Cerrado