SergioF escribió: ↑Lun Oct 16, 2023 7:24 pm
Que sea
legal no significa que sea
moral. Una persona que ha pertenecido a un grupo terrorista no deberia tener acceso jamás a ningún partido político. Y si lo tiene pues se le ignora por completo para que sea un don nadie político como se hizo con la falange.
Qué buen momento para meterme en camisas de once varas con este tema
Por resumirlo un poco, para mí sí es legal y moralmente sostenible que alguien que ha pertenecido a un grupo terrorista pueda tener acceso a un partido político. En primer lugar, porque que alguien abandone la lucha armada y apueste por dar su pelea mediante mecanismos no violentos es el mejor ejemplo de buena salud democrática que se me ocurre. Es deseable para sí mismo y es deseable para todos los demás, y eso para mí sí tiene un componente moral muy positivo.
También entra la consideración de que el terrorismo es político, es decir, que surge de una militancia ideológica y esa militancia ideológica es importante. Otegi, por poner el ejemplo que se estaba debatiendo, tiene una presencia grande como líder político e ideológico desde hace décadas, más allá de su militancia dura en ETA y los delitos por los que fue condenado. Representa un independentismo vasco de izquierdas que, cooptado en su momento por el terrorismo o no, se ha sentido históricamente perseguido y silenciado.
Y en ese segundo punto también entran los relatos de persecución política. Creo que la razón por la que ETA deja de existir es, principalmente, que su relato como víctima de la represión estatal deja de tener sentido porque ya no perciben esa represión, ni ellos ni la opción política con la que se identificaban.
A nivel personal, en todo caso, diría que no todos los casos son iguales. ETA ha pasado por un proceso de exorcización enorme y gradual de sus crímenes hasta desaparecer como organización. Los antiguos líderes o militantes que se han reinsertado en una vida pacífica lo han hecho en compañía de otras fuerzas de su espectro que siempre apostaron por esta vía; así tenemos por ejemplo a Bildu, que es fruto de una coalición amplia de partidos nacionalistas de izquierdas, incluidos varios muy vocales en contra de la estrategia terrorista en los años duros del terrorismo. La Falange y otros similares se integran a las formas democráticas pero no repasan su propia historia críticamente, no depuran sus responsabilidades históricas y tiene un discurso oficial continuista al respecto.
Por supuesto, a mí no me gusta que se hagan homenajes a presos etarras, como no me gusta que se reivindiquen sus figuras como luchadores o héroes. Pero el proyecto político en el que están actualmente por suerte es más grande y plural, y por suerte también creo que nos podemos permitir que se den estos actos mientras, al mismo tiempo, los participantes tienen plena conciencia de que aquella vía no es la solución y no tiene sentido. Por eso también a mí no me molesta que ex-terroristas ocupen puestos de responsabilidad política, porque esto sucede de una reflexión y readaptación del discurso. No de mirarlo acríticamente como se suele argumentar, ni de blanquearlo; ni siquiera en esos homenajes infames ocurre realmente esto, me atrevería a decir. Es decir, la peña ahí no sale con ganas de poner una bomba sino que reivindican un referente netamente ideológico.
Ahora, sobre la noticia: pues puede ser que Otegi tenga casos pendientes y haya participado en más mierda en los años que estuvo en el aparato militar de ETA. Pero El Mundo no es un periódico con credibilidad y donde menos credibilidad y legitimidad tiene es, precisamente, en todo lo relacionado con ETA y, por extensión, con la actividad terrorista en España. La poca que tenía la perdió definitivamente al alimentar de manera indecente la conspiranoia de la autoría del 11-M años después incluso de que el caso quedase cerrado y resuelto.