Beren y Lúthien & La Caída de Gondolin por J.R.R. Tolkien.
Editado por Christopher Tolkien.
Durante el gran Concilio celebrado en Rivendel en
El Señor De Los Anillos, Elrond narra sobre la Última Alianza de Elfos y Hombres y de la derrota de Sauron hace más de tres mil años, al final de la Segunda Edad. Frodo se sorprende que Elrond “recuerde” un acontecimiento tan antiguo, a lo que el sabio elfo responde que su memoria “llega aún a los Días Antiguos. Eärendil era mi padre, que nació en Gondolin antes de la caída; y mi madre era Elwing, hija de Dior, hijo de Lúthien (del reino) de Doriath.” Las espadas Glamdring y Orcrist en
El Hobbit fueron forjadas en Gondolin, a lo que nuevamente Elrond contesta que “los dragones y trasgos destruyeron esa ciudad hace muchos siglos.” Y la gran mención de Beren y Lúthien en la canción interpretada por Aragorn tambiénen
El Señor de Los Anillos.
Tal y como caracteriza a
Tolkien, el amor y la tragedia, el olvido y la épica, vuelven a unirse en estos sendos Cuentos: el apego de dos seres de distintas razas, su viaje y el daño que causan a Morgoth más la destrucción del último gran reino élfico y el nacimiento de una esperanza mayor para el futuro, se dan cita durante los Días Antiguos en las últimas décadas de la Primera Edad Del Sol, en las tierras de Beleriand.
Publicados en 2017 y 2018 respectivamente, estos libros fueron el último trabajo de
Christopher Tolkien antes de su fallecimiento en 2020. A diferencia de en
Los Hijos de Húrin, desgraciadamente, no nos encontramos ambos Cuentos narrados y estructurados a modo de novela.
Tolkien Padre hizo muchas versiones pero los cambios entre ellas suelen ir desde nombres de personajes o razas a hechos que van evolucionando en algunas partes mientras otras se mantienen, o simplemente desaparecen o no están finalizadas. Por no hablar de la narración que, en el caso de
Beren y Lúthien, oscila entre el verso y la prosa.
La única estructura a modo de novela se encuentra en
El Silmarillion gracias a
Tolkien Hijo, que reunió algunos pasajes y los adaptó y completó lo más cercanamente posible a los deseos de su padre sobre las últimas versiones de sus Cuentos. La labor de
Christopher aquí no es la de hacer un análisis evolutivo extenso (aunque la muestre en parte) como en
La Historia de la Tierra Media, sino la de acercar un poco más estas historias que fueron tan importantes para su padre durante toda su vida, y para él cuando era un niño.
Aunque la evolución de los textos que se incluyen está ordenada cronológicamente dentro de sus respectivas historias, me es imposible recomendar estos libros para su lectura a no ser que se tenga un conocimiento y fanatismo por ellas y por el
Legendarium de
Tolkien. A pesar de ello, comentaré ambas historias (en sus últimas versiones) y su importancia dentro del mundo de la Tierra Media.
Al igual que ocurrió con
Los Hijos de Húrin, estos dos Cuentos fueron desarrollados durante la Primera Guerra Mundial mientras
Tolkien estaba enfermo por 1917. Posteriormente fue recogido en
El Libro de Los Cuentos Perdidos, su primera obra, la cual abandonó y que se publicó en dos volúmenes durante los 80 en
La Historia de la Tierra Media.
La unión de dos razas: Beren y Lúthien.
De los Tres Grandes Cuentos es la hazaña de Lúthien y Beren la primera en términos cronológicos. Como ya comenté en mi anterior post, en Beleriand sucedieron Cinco Batallas entre los Elfos y los Hombres contra Morgoth por la libertad de la Tierra Media y por la recuperación de Los Silmarils. La Batalla de la Llama Súbita (Dagor Bragollach) fue la cuarta de ellas, en la que Morgoth rompió el asedio al que estaba sometido y contraatacó con un duro golpe a las fuerzas de los Elfos y los Hombres. Fue en esta Batalla donde Barahir, señor de la Casa de Beor (Una de las Tres casas de los Hombres) salvó la vida de Finrod “Felagund”, Señor del Reino Élfico de Nargothrond, sobrino de Fëanor (quien forjó Los Silmarils) y hermano de Galadriel.
Finrod, en eterna amistad a la Casa de Beor, regaló a Barahir su anillo real que sería conocido posteriormente como el Anillo de Barahir; el cual portaría el propio Aragorn en
El Señor de Los Anillos 6.000 años después. A pesar de esta pequeña victoria, Morgoth siguió atacando con crudeza a todos los seres libres usando todos los medios posibles. Fueron los orcos comandados por Sauron los que dieron muerte a Barahir y a muchos de sus hombres, pero su hijo Beren escapó por suerte.
Tras recuperar el anillo de los orcos, Beren estuvo años atacando las huestes de Morgoth pero acabó abandonando sus tierras por la presión que ejercía El Señor oscuro sobre él. Su corazón le indicó que fuera al Reino Élfico de Doriath donde encontraría su destino. Fue allí donde se encontró con la dama Lúthien, hija del rey Thingol y de Melian, la Maia.
Thingol fue uno de los Señores Elfos que peregrinó a la Tierra de Los Valar cuando nacieron los Elfos pero nunca llegó, pues se encontró en el bosque de Nan Elmoth con Melian, una Maia (sirviente de los Valar). Al encontrarse, una especie de hechizo los mantuvo uno frente al otro por largos años y se amaron en silencio. Juntos fundaron posteriormente el Reino de Doriath el cual, gracias a Melian, pesó un encantamiento que hacía que todo aquel que no fuera invitado al reino se perdiera y nunca lo encontrará. Fue conocido como el Cinturón de Melian y solo un poder mayor podría penetrarlo como el caso de Beren, que fue guiado por un alto destino.
Fue en Doriath donde Beren se encontró al anochecer, con la Luna de verano en alto, a Lúthien mientras bailaba a las orillas de un río. Allí se vieron por primera vez y se amaron por siempre, lo que desencadenaría todos los acontecimientos posteriores que serían cantados durante todas las edades.
Este contexto es importante, y no me ha quedado mas remedio que "desarrollarlo", ya que de esta unión desciende Elwing, madre de Elrond (Padre de Arwen) y Elros (primer Rey de Númenor y, por tanto, antepasado de Aragorn). También el origen materno de Lúthien es importante ya que otorga cierta “divinidad” a sus descendientes y, por ello, a los Reyes de Númenor y posteriormente de Gondor y Arnor: Que Melian sea una Maia es uno de los motivos por el cual los reyes de los hombres acababan teniendo una gran longevidad.
Mas guapo con sus 87 añitos
A partir de aquí inicia la
Balada de Beren y Lúthien de la que no desvelaré mucho por si alguien aún desconoce la historia; la cual recomiendo leerla en su capítulo correspondiente dentro de
El Silmarillion: Beren pide la mano de Lúthien a su padre, el rey Thingol y este exige a cambio que le traiga “en mano” un Silmaril de la corona de Morgoth. Muchos sucesos acontecen tras esta funesta decisión; entre los que intervienen Huan, un gran perro de caza que acaba sirviendo a Lúthien; Sauron que, en forma de licántropo, tortura a Beren y se vuelve rival de la pareja. Pero el hecho más recordado es el de la propia Lúthien, que usa su encanto en una danza para adormecer a los seres de Angbad (fortaleza de Morgoth) y su belleza consigue cautivar al propio Señor Oscuro.
A pesar del duro golpe a Morgoth en su propia fortaleza, el final de los amantes no fue feliz ya que se encontraron separados por la muerte. Al fallecer, los Elfos dirigen su espíritu a las Estancias de Mandos (Valar encargado de velar por las almas de los muertos) pero los Hombres son conducidos a otro sitio del que solo Ilúvatar tiene conocimiento. Tal fue la pena de la pareja que el propio Mandos se conmovió y resucitó a ambos, concediéndole mortalidad a la dama elfa. Beren y Lúthien vivieron juntos por el resto de sus vidas hasta el final de sus días.
Antes compartiría una vida contigo que enfrentarme a todas las edades de este mundo sola.
Tolkien se basó en el amor que sentía por su esposa Edith para la creación de su relato: La familia de Edith no tenía especial estima a
Tolkien por ser católico.
Culhwch y Olwen es un cuento galés en el que el padre impone una tarea imposible al pretendiente de la que seguramente
Tolkien también tomó influencias. Conceptos de las
Eddas nórdicas y su mitología, junto a las germanas, están presentes en la
Balada.
En la edición de
Christopher Tolkien de 2017 me gustaría destacar un pasaje que fue eliminado del mito (tal y como se indica) en la que Beren está preso en “Angbad” y es torturado por una raza felina de gatos parlantes maliciosos, grandes como panteras y de ojos malignos. Una lástima que
Tolkien abandonase este concepto ya que provocaba una imagen muy curiosa dentro de la fantasía.
A pesar de encontrarnos con una narración que varía entre el verso y la prosa, no es una lectura difícil ni aburrida. Personalmente la encontré amena y entretenida, pero como ya he dicho antes no es un libro que pueda recomendar aunque la historia y su evolución bien lo valgan.
Tuor y la caída de Gondolin.
Para los que no lo recuerden, Húrin, padre de Turin (protagonista de
Los Hijos de Húrin), tenía un hermano con el que visitó la ciudad oculta élfica de Gondolin: Huor. Hicieron amistad con su rey Turgon pero partieron con el juramento de no revelar la localización de la ciudad, promesa que mantuvieron hasta su muerte. Posteriormente sucedió la hazaña y robo del Silmaril por parte de Beren y Lúthien. Esto llegó a los oídos de Maedhros (hijo de Fëanor) que decidió reunir todas las fuerzas de los pueblos libres en un ataque para derrotar definitivamente a Morgoth y recuperar las joyas. Húrin y Huor participaron en el ataque que desencadenó en la Batalla de las Lágrimas Innumerables (Dagor Nírnaeth Arnoediad), la Quinta y última Batalla de Beleriand, en la que Morgoth se alzó victorioso una vez más y arrasó completamente con los ejércitos del bien; extendiendo su dominio por casi todo Beleriand.
Huor cayó muerto en la Batalla y Húrin fue apresado y llevado ante Morgoth lo que desencadenaría los acontecimientos de Los Hijos de Húrin. Pero Huor tenía un hijo, Tuor, que acabó siendo criado por elfos y, ya hombre, fue hecho esclavo de los orcos hasta que escapó y vagó sin rumbo por Beleriand. Aquí comienza la historia de
La Caída de Gondolin.
Con lo escrito en los anteriores párrafos podemos ya apreciar la relación de los Tres Cuentos y como se entrelazan entre ellos, y como lo seguirán haciendo más a medida que avance un poco más en la historia pues Ulmo, de los Valar y Señor de las aguas, manda a Tuor a encontrar la ciudad de Gondolin y a pedirle a su rey Turgon que luche contra Morgoth una última vez y quizás así lograr una victoria aplastante. Pero si desobedece esta petición, acabará conociendo la ruina de su ciudad, la última de los reinos de los elfos en esa época.
No me detendré en explicar de manera detallada como Tuor llega a Gondolin pero comentaré que fue gracias a un elfo que vivió en Gondolin y que fue enviado por Ulmo para que le guiase hasta la ciudad. De camino a ella, Tuor tiene un encuentro fugaz con un hombre que iba a toda velocidad a cierto sitio y portaba una espada negra: No era otro que su primo Túrin y fue la última vez que se vieron los parientes… Una vez llegado a Gondolin, Tuor dio su mensaje a Turgon pero este hizo caso omiso de la advertencia de Ulmo aunque le recibió de buen grado en recuerdo de la amistad que le unía a su padre Huor y a su tío Húrin.
Al no poder abandonar la ciudad debido a la prohibición, Huor se convirtió en un miembro estimable del consejo del rey y acabó enamorándose de su hija Idril. Tan alta era la estima que Turgon permitió a Huor desposar a su hija con la que tuvo un hijo: Eärendil. De nuevo la importancia de la unión entre los Elfos y los Hombres ya que Eärendil acaba desposando a Elwing, nieta de Beren y Lúthien, y por tanto será padre de Elrond y Elros. Pero de esta unión nace la traición definitiva que acabará con el reino élfico desde dentro por la envidia y las manos de Maeglin, sobrino del rey Turgon y que deseaba a Idril; y por la cual vende Gondolin a Morgoth a cambio de poder poseer a la princesa.
Conociendo la localización exacta y la entrada secreta a la ciudad, Morgoth desata todo su poder enviando grandes ejércitos de orcos comandados por Balrogs y dragones. Temiendo que este día aciago llegara, Tuor mandó construir una salida secreta por la que pudieron escapar muchos elfos de Gondolin, incluidos él y su familia. Así fue como cayó el último reino de los elfos pero también Morgoth sufrió bajas pues Gothmog, el Señor de los Balrogs, fue derrotado en venganza por todo el daño que había hecho a lo largo de su existencia: asesinó a Feanor, forjador de Los Silmarils, y a Fingon, rey de los elfos y hermano de Turgon; también secuestro a Húrin vivo para llevárselo a Morgoth y sonsacarle la localización de Gondolin.
En la huida a través del pasaje secreto de Tuor por las montañas, un Balrog siguió a los supervivientes y el caballero elfo Glorfindel se enfrentó solo contra él, lo que acabó en un combate épico que desembocó en la caída de ambos por un precipicio. Se le permitió volver a la Tierra Media años después y habitó en Rivendel donde ayudó a Frodo a huir de los Nazgûl en
El Señor de Los Anillos. Finalmente Tuor y los demás huyen y llegan a la desembocadura del río Sirion donde habita un pueblo élfico en las costas. Allí Eärendil conoce a Elwing y se desposan, teniendo a Elros y Elrond.
Aquí concluye el relato de
La Caída de Gondolin pero en la edición del libro de
Christopher Tolkien de 2018, prosigue con el relato siendo ahora protagonista Eärendil y su esposa Elwing desembocando la historia en los últimos acontecimientos de los Días Antiguos antes de la creación de
El Señor de Los Anillos: el perdón de Los Valar a las razas de Elfos y Hombres gracias a la petición de Eärendil; la Guerra de La Cólera y la derrota definitiva de Morgoth, al que rebanaron los pies y fue expulsado al Vacío Intemporal; el destino de Los Silmarils y el fin de los hijos de Fëanor, la destrucción al olvido de las tierras de Beleriand y como los Hombres heredan la Tierra.
Aiya Eärendil, Elenion Ancalima. “Salve Eärendil, la más Brillante de las Estrellas.”
El origen y creación de este relato es exclusivo de
Tolkien, apenas existen influencias de otras obras y es bastante probable que este fuera el primer Cuento que escribió y el primer relato de toda la mitología que vendría después. Quizás la mayor influencia sea, como comentan expertos de
Tolkien, la Batalla del Somme en 1916 durante la Primera Guerra Mundial y el impacto que causó en el profesor.
Al igual que los otros Cuentos, lo compuso durante 1917 en su baja por enfermedad durante la Guerra. Quiero destacar que este Cuento apenas ha sufrido cambios desde que fue compuesto, solo unas pequeñas variantes como nombres o el desarrollo de algunos hechos. De ahí que la edición de 2017 me haya resultado muy poco entretenida de leer por la inclusión en el libro de de distintas versiones sobre como Tuor llega a Gondolin. Pero lo compensa con el relato final de los Días Antiguos y el cambio del Mundo a uno más cercano al nuestro, en el que impera la raza de los Hombres.
Gracias Christopher Tolkien.
Leer estos dos últimos libros ha sido una auténtica odisea en la que he navegado por relatos inconclusos, curiosos, difíciles, fantásticos y épicos. No me queda sino admirar más aun la creación y la genialidad de
J.R.R. Tolkien por todo lo que ha dejado en este mundo; y aplaudir a
Peter Jackson,
Fran Walsh y
Philippa Boyens por el respeto y el ingenio que tuvieron al adaptar
El Señor de Los Anillos y conseguir mantener el espíritu de
Tolkien en
El Hobbit (a pesar de su calidad como adaptación).
Pero ha sido gracias a la inimaginable labor de
Christopher Tolkien que hemos podido conocer este rico universo mitológico. Todo podría haber quedado en
El Hobbit y en
El Señor de Los Anillos, que ya de por sí sería excelente, mas conociendo de primera mano la labor que hizo su padre a lo largo de su vida, Christopher no podía quedarse de brazos cruzados. Gracias a él hemos tenido
El Silmarillion lo mejor editado posible y con mucho cuidado y cariño, los
Cuentos Inconclusos del que hablaré más adelante y que enriquece con más información este mundo, los doce volúmenes de la
Historia de la Tierra Media (editados durante más de una década) que muestra la labor y la evolución del
Legendarium, y los presentes libros de los que he ido hablando en estos meses.
No me queda sino señalar lo agradecido que estoy tanto por la labor del
Padre como del
Hijo; que su mundo y su trabajo perduren en el mundo, y que ambos estén juntos allá donde Ilúvatar haya destinado sus almas.