The Digital World Chronicles [38/??]

Foro donde los usuarios pueden demostrar su destreza artística dando a conocer sus fanfics, fanart, poesia, historietas...
Avatar de Usuario
Arellano
Oficial Técnico
Oficial Técnico
Mensajes: 1284
Registrado: Vie Feb 01, 2008 12:51 pm
Ubicación: Mérida, Venezuela; no España
Edad: 32
Género:

Re: The Digital World Chronicles - Un fanfic de Digimon [24/??]

Mensaje por Arellano »

Quedo muy bien y la introducción estuvo igual de buena... luego te doy ideas si me da la oprotunidad
“If most of us valued food and cheer and song above hoarded gold, it would be a merrier world. But, sad or merry, I must leave it now. Farewell.”-Thorin Oakenshield
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles - Un fanfic de Digimon [24/??]

Mensaje por Gargadon »

Jejeje... pues sí. Sólo tomé en parte la introducción que me pasaste hace varios meses y traté de adaptarlo. Espero sacar alguno pronto.

Y de ideas, siempre hay espacio para varias más xD.
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles - Un fanfic de Digimon [25/??]

Mensaje por Gargadon »

Lo sé, mi ausencia no merece un capítulo como el que voy a poner. Si está aburrido, pueden lanzarme tomates porque los necesito para hacer cátsup.
Spoiler: Mostrar
25. Problemas de comunicación

-¡Gear Sting!

Asustado, no tuve tiempo ni de reaccionar a gritar para pedir ayuda.
-¡Angry Rock! -tuvo Gotsumon un buen tiempo para poder rechazar el ataque de Fanbeemon.
-¿¡Pero qué te pasa, Fanbeemon!? -grité muy furioso. -¡Sólo queremos ayudar a tu amigo!
-¡Ni creas que voy a creer en tus palabras, sucio Rakugamon! -gritó el Digimon. -¡No dejaré que le pongas un dedo a mi amigo!
-¡No pienso hacerle daño a nadie! -grité tratando de calmar la situación.
-¡Cierto, cierto! -intentó defenderme Gotsumon. -¡Daisuke no es malo!
-¡No me mientan! -gritó Fanbeemon. -¡Yo mismo vi cómo ese Digimon arrasaba con cuanta aldea se le aparecía!

De pronto, el joven que se encontraba atrapado empezó a hablarle a su Digimon, pero, no logré entender ni por un momento lo que estaban diciéndose.
-¿Eh? -pregunté al escuchar lo que intentaba hablar el joven. -¿Qué es lo que dice?
-Steve no habla nuestro idioma. -contestó su Digimon. -¡Y largo de aquí antes de que vuelva a atacar!
-¡DJ Shooter! -de pronto una serie de discos compactos comenzaron a volar impactándose en aquella piedra, provocando que esta se rompiera liberando la pierna del joven.
-Creo que es mejor que llevemos a ese muchacho a donde están los demás. -comentó Hiroshi desde lo alto. -Sólo espero que no necesite atención médica.
-Sí. -rectifiqué. -No es momento para pelear ahora mismo.

--------------------------------------------------------

-¿Qué les parece este dibujo? -preguntó Ayano enseñando su dibujo donde ella y su caballero V-mon salían agarrados de la mano.
-¡Qué lindo! -gritó V-mon emocionado. -¡Un gran dibujo, ojou-san!
-¿Puedes pasarme esa hoja, hermana de Daisuke? -preguntó Akio.
-Con todo gusto. -dijo mi hermana sonriente.
Pero la alegría de Ayano-chan se desvaneció cuando el reverso de la hoja fue decorada por el dibujo de Akio: Un Digimon en forma de excremento dorado, y a su lado un ratón, y junto a el, un chico de cabello pelirrojo.
-¡Qué asco, Akio! -gritó Rina. -¿Cómo puedes dibujar esas cosas?
-¿Qué tiene? -preguntó el muchacho. -Me pregunto si el próximo elegido tendría a un Digimon similar a este.
-Se llama Scumon. -comenté llegando con los demás. -No es un Digimon muy inteligente y por eso lleva a Chuumon de su lado, y es muy desagradable.
-Y afortunadamente no es su Digimon camarada. -contestó Leomon.
-¿Daisuke? ¿Leomon? -preguntaron todos los demás.

Habíamos llegado a la cima de la colina con nuestros Digimon en etapa adulta. Leomon llevaba cargando al joven que nos habíamos encontrado, mientras que el Digimon de Hiroshi llevaba las provisiones y la leña necesaria para calentarnos esa noche.
-¿Quién es ese? -preguntó Mizuki.

Pantalón de mezclilla casi rasgado, una camiseta con la imagen de algún cantante de reggae, tez blanca y una altura que superaba incluso a la de Akio, así era el joven que habíamos llevado con el resto del grupo.

-Es un joven que nos encontramos en el trayecto. -contestó Hiroshi. -Creemos que puede ser el elegido que estábamos buscando.

Al escuchar las declaraciones de Hiroshi, los demás callaron.
-¿Cómo te llamas? -preguntó Ayano-chan.

El joven comenzó a preguntarle algo a Fanbeemon, a lo cual su Digimon le contestó en su idioma, y al final dijo.
-Dice que se llama Steve.
-¿Y por qué contesta ese Digimon? -preguntó Rina intrigada.
-Eso es porque mi amigo no habla japonés como el resto de nosotros. -contestó de nuevo la abeja.
-¿Queeeeeé? .preguntó Akio. -¿De verdad no entiende nada de lo que decimos?

Se hizo una pausa en la que el nuevo joven y su Digimon charlaron un instante, y de nuevo el Digimon contestó:
-Dice que de verdad no sabe lo que dicen.
-¿De dónde eres? -preguntó Mizuki.
-¿Cuántos años tienes? -preguntó Ayano-chan.
-¿Podrían dejar de hacer tantas preguntas? -dijo Fanbeemon. -Tengo que traducirle todo lo que le preguntaron...
-De acuerdo... -contestó Rina para tratar de no presionar al nuevo del grupo.

Otra vez se hizo una pausa en la que Digimon y humano volvieron a hablarse, y luego Fanbeemon volvía a responder.
-"Tengo 13 años y soy de Los Ángeles, California", dice. -contestó el Digimon.
-Los Ángeles... Los Ángeles... -medité. -¿Dónde he escuchado ese lugar...?
-¡Lo tengo, onii-chan! -gritó Ayano eufórica. -¿Recuerdas esa serie de televisión que veíamos mamá y yo en las tardes antes del secuestro?
-¿Esa de los estudiantes universitarios en la fraternidad? -pregunté.
-¡Esa misma! -respondió mi hermana. -Los personajes son de...
-¡Los Ángeles! -grité al encontrar la respuesta. -¡Eso es en América!
-Entonces no hay duda... -meditó Hiroshi. -Creo que el equipo está completo.

Mientras respondíamos a nuestras interrogantes, Digimon y humano nuevo se hablaban mutuamente como si fuera una plática más natural de lo normal. Quizás el gruñido del estómago de todos al final fue el idioma universal que indicaba que teníamos hambre y que por la desesperación de viajar al Digital World. El joven nuevo comenzó a hablar en su idioma, a lo que su Digimon respondió:
-"Creo que todos tenemos hambre, ¿puedo preparar la cena?", dice.
-Se puede hacer. -dijo Patamon.
-Y quizás así nos conocemos mejor. -dijo Piyomon.

Y efectivamente, así pasó. En la cena pudimos presentarnos mejor que la primera vez que habíamos llegado a este mundo. Me asombraba mucho la facilidad como la que mi hermana menor podía hacer buenas amistades con Rina o con Mizuki, quienes a pesar de ser medias hermanas, podían incluir en su grupo de amigas a más personas. Mientras tanto, parecía ser que Steve y Hiroshi se entendían bien, o al menos Fanbeemon dejaba a entender eso. Nos contó que vivía en Los Ángeles, en alguno de los barrios más peligrosos de esa gran urbe, una de tantas de su país. También nos había mencionado que Fanbeemon había llegado a su mundo real hacía una semana. Habiendo hecho las cuentas, llegamos a la conclusión de que fue más o menos en el instante en que habíamos llegado por primera vez al Digital World. A pesar de las risas que nos echamos frente a la fogata, Fanbeemon no dejaba de observar mis movimientos ni por un instante. Pese a lo incómodo que llegaba a ser su actitud, llegué a acostumbrarme pronto, pues no quería otra pelea entre el grupo tan solo por mis errores del pasado.

--------------------------------------------------------------

Habiendo llegado la noche, nos dispusimos a dormir.Rina y Mizuki ya estaban acostumbradas a dormir lejos de casa, a pesar de estar tres días en el Digital World, ya habíamos aprendido muchas cosas de todos. Steve tampoco lucía ser un miedoso, sino que se tomaba las cosas con más calma. Pero con Ayano-chan, las cosas eran distintas.
-Tengo miedo, onii-chan. -dijo acercándose a mí junto con su Digimon.
-Por eso te dije que si no querías venir, no era necesario que lo hicieras. -contesté.

No era por molestar. Conocía a mi hermana y sabía que estar lejos de mamá o de papá la haría sentir mal. Pero ya no había marcha atrás, no podíamos retirarnos apenas llegar al Digital World.
-Lo sé... pero quiero ayudarte, hermano. -dijo de nuevo mi hermana menor.
-Gracias, Ayano-chan. -dije. -Pero es hora de dormir, mañana debemos salir de aquí. Además, recuerda que aquí estamos todos para apoyarnos entre todos.

Me acomodé en posición para dormir. Sacando de mi mochila las pocas pertenencias que traía, entre ellas unas sábanas para que Gotsumon y yo pudiéramos cobijarnos, la extendí y pasamos allí parte de la noche.

Pero era hora de hablar con un viejo "conocido", quería saber la verdad, o parte de ella.
-¿Por qué vienes, niño Yanami? Yo también quiero dormir... -pude escuchar la voz de mi "otro" acompañante.
-Quiero saber la verdad... Rakugamon. -le dije frente a él. -Lo sabías, ¿verdad?
-¿Saber qué?
-Dices que mis preguntas te irritan. -contesté molesto. -Entonces diré que a mí me molesta que no me hables con la verdad y que sólo disfraces de tal forma que lo quieras manipular. Respóndeme de una maldita vez. ¿Sabías que Torkaimon estaba vivo? ¡lo sabías, ¿verdad?!

Rakugamon no habló por más de treinta segundos, pero luego afirmó lo que sospechaba desde un principio.
-Sí, lo sabía a la perfección. Todo esto era su plan desde antes de que te tomara como su subalterno.
-Maldito... -refiunfuñé. -¿Por qué nunca me lo dijiste?
-Para ese entonces Torkaimon-sama era mi jefe, juré servirle todo este tiempo. -dijo mi "amigo". -Por eso no pretendí revelarte nada.
-De eso ya me he dado cuenta. -contesté. -Pero... ¿por qué decidiste vencer a Onagimon y ayudarme a salvar a mi hermana?
-Porque amo pelear. -me contestó aquel Digimon. -No obedezco a nadie, y menos a ese maldito Onagimon. Además gracias a ti pude evolucionar. Y si Torkaimon de verdad se ha vuelto más fuerte que cuando lo conocí, entonces no dudaré en enfrentarme a él.
-Veo... -contesté todavía dudando de las palabras de ese sujeto. -Entonces no te preguntaré nada más... por ahora...
-Igual que tu padre... ese maldito Kaito... -dijo antes de despedirse.
----------------------------------------------------------------
-¿Estás despierto, hermano de ojou-san?
-¿Qué pasa...? -dije aun medio dormitando. -¿V-mon?
-Quisiera que me ayudaras con algo. -me contestó V-mon.
-¿A dónde vas, Daisuke? -preguntó Gotsumon.
-Tú también ven con nosotros. -dijo el Digimon azul.
No sabía las intenciones de aquel Digimon, sin embargo Gotsumon y yo decidimos acompañarlo. Nos llevó detrás de un enorme monte de rocas, y antes de llegar detrás de ellas, nos dijo:
-Por favor, no le comenten nada de esto a nadie, y menos a ojou-san, al menos hasta mañana al amanecer.
-¿Pues qué guardas allí? -pregunté muy curioso.
-Esto, pero por favor, no le digan a nadie hasta mañana. ¿Me lo prometen?
Gotsumon y yo movimos la cabeza en señal de afirmación, después de habernos mirado el uno al otro un poco extrañados.
-Bien. -dijo el Digimon de Ayano. -Lo que pasa es que acabo de terminar un regalo para ojou-san. Y no puedo moverlo de lo grande que está.
-¿Regalo... para mi hermana? -pregunté.
-Sí, es éste.
-¿Pues qué tan grande puede...?
Me quedé callado al ver tan enorme colección de flores adornadas en una especie de tabla de madera enorme, todas dispuestas cuidadosamente, y era de una altura más grande que Leomon y yo si nos poníamos uno sobre el otro.
-¿Cómo hiciste eso? -grité sorprendido.
-¡Cállate, hermano de ojou-san! -me aconsejó V-mon un tanto temeroso. -No quiero que ojou-san se entere hasta mañana.
-De... de acuerdo... -dije asombrado todavía. -¿Y para qué lo hiciste?
-Es que el ver a ojou-san me provoca algo... -dijo V-mon entre suspiros, abrazándose a sí mismo y moviendo los ojos hacia arriba. -No sé como explicarlo... Es como si tuviera un deber enorme de protegerla a toda costa.
-Lo sé, -contesté. -y lo demostraste en el mundo humano cuando tuvimos qué huir de las tropas armadas de Onagimon. Pero la verdad tu actitud me preocupa...

Mi habladuría fue interrumpida cuando escuché unos pasos que se acercaban a nosotros.
-¡Maldita sea! -dijo V-mon en voz baja. -Se van a dar cuenta...

Pero la preocupación del Digimon azul estuvo de más pues al asomarme, pude notar al chico nuevo, a su Digimon, a Kamemon y a Hiroshi dirigíendose a otro punto del monte de rocas.
-Quisiera que te enteraras, del mismo modo de mi amigo, que tener a ese chico junto a nosotros no es buena idea. -escuché que Fanbeemon regañaba a Hiroshi.
-¿Pero de qué hablan? -preguntaba Hiroshi intrigado.
-De ese Rakugamon... -contestó de nuevo la abeja.
-¿Daisuke? -preguntó Kamemon.
-Ese mismo. -dijo Fanbeemon. -Si llegamos a este mundo con mi amigo fue para vencer a las tropas de Torkaimon, y sé a la perfección que él era uno de sus subordinados.
-Sé que durante algún tiempo lo fue... -dijo Hiroshi sin posibilidad de defenderme.
-Y tú mismo lo dijiste, fui uno de sus subordinados. -contesté saliendo de mi escondite, y junto a mi, mi amigo Gotsumon.
-Por eso no confío en ti ni lo haré, a menos que demuestres que tus actos son de confianza. -contestó ese Digimon.

Un poco molesto, dije:
-Por mí puedes hacer lo que quieras, incluso largarte ahora mismo. Nadie entenderá nunca lo que se siente estar entre la espada y la pared, decidiendo entre la vida de inocentes Digimon o entre la de un familiar. Por fortuna esa etapa ha pasado como un trago amargo, purgué mi condena y estoy aquí para remediar lo que alguna vez hice.
-Creo que todos entendemos por lo que has pasa... -dijo Hiroshi pero esa vez volví a interrumpirlo. Podía defenderme yo solo de lo que se me acusara.
-Sé que odias a ese maldito Digimon, por alguna razón que no quiero escuchar. Yo también lo odio igual que tú o incluso más. Me utilizó para sus planes tomando a un familiar como rehén, prometiéndome que la liberaría y que no tocaría al resto de mi familia a cambio de servirle todo el tiempo y ejecutando todos sus trabajos sucios. Cuando supe que estaba buscando a mi hermana para eliminarla... -dije volteando a ver a Ayano-chan, evitando romper en llanto. -me sentí como un completo idiota, me había dado cuenta de que él nunca cumpliría su promesa por más que fuera su perro faldero.
-Destruiste pueblos enteros. -contestó la abeja. -Destruiste el lugar donde vivía... Pude escapar al mundo humano para pedir ayuda...
-Lo sé. -dije mirándolo a los ojos. -Y no estoy muy contento de lo que hice. No te digo que me perdones, pero dile a tu amigo que no haré nada que ponga en riesgo la vida de nadie, y menos si mi hermana está involucrada...

Hiroshi y Kamemon ya se habían retirado minutos antes, pues esta discusión no era de su incumbencia. Gotsumon y yo nos retiramos al terminar la discusión, no pretendía que llegaran a perdonarme de un instante a otro, pero era muy molesto que me recordaran más por mis crímenes pasados que por lo que había hecho para defender al mundo real de las garras de esos malditos Digimon.

Gotsumon y yo no dormimos aquella noche. Me senté sobre una piedra, contemplando a V-mon terminar su enorme arreglo floral. Él había pedido que ninguno de los dos le ayudáramos en su "regalo", pues quería que el presente fuera hecho únicamente por él para mi hermana. Por ese motivo sólo podíamos quedarnos a mirar lo que pasaba.
-Gotsumon... -dije sin mirar a mi amigo. -¿Crees que algún día podré limpiar mi nombre?
-¡Por... por supuesto, Daisuke! -contestó eufórico Gotsumon. -¡Lo vas a lograr! De por sí me asombra lo que has logrado solo, y yo te puedo ayudar en lo que quieras.
-No necesitaba que dijeras tanto, Gotsumon. -dije. -Pero también me das seguridad...

De pronto, un sonido de fuerte respiro y el movimiento de los arbustos nos alertó a los dos, pero al observar hacia donde provenía el ruido, no logramos ver nada. Cobijado por el abrigo del manto oscuro de la noche, aquel ser logró desaparecer sin que nosotros pudiéramos darnos cuenta de quién era.

-------------------------------------------------------------

-¡Bien! -dije a todo el grupo después de haber desayunado. -Es hora de irnos de esta isla.

Como mencioné antes, esa noche no pudimos dormir. Fanbeemon como siempre traducía a su compañero lo que decíamos todos, mientras V-mon me hablaba para entregar el presente a mi hermana.
-Cierto, cierto. -dije yendo hacia donde se encontraba el "presente", al cual me acompañó Gotsumon.

El Digimon de Ayano había pedido expresamente que ninguno de los demás fuera con nosotros, así que con mucha fuerza logramos arrastrar el enorme arreglo floral que V-mon había hecho durante toda la noche.
-Para usted, ojou-san. -dijo el Digimon poniéndose de rodillas frente a mi hermana, imitando la pose de los caballeros que juraban lealtad a sus reyes o reinas.
-Y V-mon lo hizo solo. -añadió Gotsumon, a lo que el silencio de los demás, interrumpido por la traducción de FanBeemon, siguió durante los restantes tres minutos.

Ayano-chan, como era su costumbre, estrujó a su Digimon a tal grado de dejarlo sin aliento. Si no fuera de ese color, diría que se puso azul de la falta de aire.
-¡Muchas gracias, V-chan! gritó mi hermana emocionada.
¡No... no puedo... respirar! -dijo con dificultad V-mon poniendo una mueca muy chistosa.
-Sólo que hay un problema con tu regalo, V-chan. -dijo Ayano preocupada.
-¿Qué ocurre, ojou-san? -preguntó el Digimon azul.
-Si vamos a salir de la isla, no podré llevarme este regalo.

V-mon cayó derrumbado ante tal declaración, y era cierto, el soporte del regalo era tan enorme que, a menos que consiguiéramos un barco enorme, no podría ser transportado en una humilde balsa. Lo increíble del caso es que hasta el chico nuevo parecía divertirse con las ocurrencias de ese Digimon, a pesar de las barreras del idioma.
-¿Y cómo saldremos de aquí? -preguntó Rina.
-Es cierto. -afirmó Patamon. -¿Alguien aquí sabe construir un barco?

Nadie respondió. Era obvio que ninguno de nosotros había tenido la necesidad de armar al menos una balsa, y tenerla lista cuanto antes y esperar a que no se derrumbara en el trayecto era una misión cuasi-imposible. Quizás podríamos utilizar el soporte que V-mon utilizó para el regalo de Ayano-chan, pero era incómodo tirar tanto esfuerzo del Digimon a la basura.

-¿Quién está ahí? -gruñó Gaomon al escuchar una especie de ruido de arbustos.
-Así que aquí estaban, niños elegidos, y el muy maldito Rakugamon. -gritó una voz cuya silueta del propietario se fue dibujando poco a poco hasta mostrarse por completo, de detrás de los arbustos al frente de nosotros.

Ese personaje se me hacía muy familiar, su aspecto como de enorme dragón, y su vestimenta de gorra, chaleco y pantalón azul me hacía recordar algo. Sí... no había duda, era él.
-¿Gargadomon? ¿Eres tú? -grité emocionado. -¿Pero qué haces aquí? Yo creí que...

Pero mi emoción se fue desvaneciendo, cuando noté que a cada instante se acercaba con más rapidez hacia mí, sacando su enorme rifle y gruñendo desesperadamente:
-¡Nunca olvidaré lo que me hiciste, maldito Rakugamon! -gritó el Vigilante. -¡Me da igual si eres hijo de Kaito! ¡Cobraré mi venganza ahora mismo!

Continuará...
Ahora bien, espero que para este 2010, este tema no se llene de imágenes yaoi (ni de cualquier hentai) sobre Digimon. Es mi único deseo... bueno, y que el relato les siga gustando a mis tres o cuatro lectores...
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles - Un fanfic de Digimon [26/??]

Mensaje por Gargadon »

Cada vez voy sacando capítulos y esto no termina :S
Spoiler: Mostrar
26. Reencuentro con viejos amigos

-¡Por fin te encontré! ¡Rakugamon! -gritó aquel Digimon.
-¿De... de verdad me recuerdas? -pregunté asustado al escuchar su vozarrón.
-¡Pues claro que te recuerdo! -gritó el Vigilante. -¡Sólo fingías en los calabozos! ¡Pero en realidad estabas sirviendo a Torkaimon-sama hasta el final!
-¿Dijiste "sama"? -pregunté murmurando.

Pero no tuve tiempo de pensar en algo más, pues inmediatamente tomó su rifle e hizo un fuerte disparo en dirección hacia mí. Afortunadamente pude hacerme a un lado para esquivar su ataque, pero éste siguió de largo e impactó contra el "presente" de arreglos florales que le había hecho V-mon a mi hermana menor.
-¡Mi... mi regalo...! -pude escuchar como el Digimon azul empezaba a ponerse cada momento más furioso por ver su creación arruinada.
-¡Deja eso, V-mon! -grité asustado. -¡Hay que salir de aquí cuanto antes!
V-mon no hizo caso de mis recomendaciones, y tratando de evolucionar, perdió su tiempo recibiendo un puñetazo de parte del Vigilante y lanzándolo inconsciente al suelo.
-¡V-mon! -gritamos todos, incluyendo Ayano quien, tímida, intentó acercarse a su Digimon.
-¡Y ahora te toca a ti! -me apuntó con su rifle.
-¡E... Espera! -grité desesperado. -¡Por favor! ¡Tienes qué creerme! ¡No sabía lo que estaba haciendo...!
-¡Deja de mentir, desgraciado! -me gritó de nuevo el que fuera el Digimon de mi padre. -¡Claro que lo sabías! ¡Sólo buscabas el poder para llevar a Torkaimon-sama a gobernar todo el Digital World!
-¿"Sama"? -pregunté algo confundido. -¿Por qué le dices "sama"?
-¡Cállate, maldito sirviente de Torkaimon-sama!
-¡Deja en paz a Daisuke! -gritó Gotsumon tratando de lanzarse hacia él sobre su espalda.

Pero Gotsumon fue lanzado a los aires, cayendo inmediatamente al suelo.

-¡Gotsumon! -grité al verlo caer al suelo, y levantándose aún adolorido.
-¡Esto es algo entre tú y yo! -contestó el Digimon que se suponía era amigo de mi padre. -¡No metas a tus "amigos" en esto!

Comenzó a acorralarme y pegándome justamente en donde quedaban las cenizas del regalo que había hecho V-mon, me sentí fatal.
-¡Onii-chan! -gritó Ayano-chan al verme en esa situación.
-¡No, por favor! ¡No me hagas nada, Gargadomon! -grité a punto de llorar.

En eso, el Digivice se iluminó, pegando sus rayos directamente en el rostro de mi agresor.
-¡No! -gritó el Digimon. -¡Esa luz quema!

Los aliados de Torkaimon no soportan la luz que emana el Digivice.

-Entonces... -dije al ver la reacción de mi agresor. -¡Es un aliado de Torkaimon! ¡Todos! ¡Apunten sus Digivice hacia él!

Mis compañeros hicieron lo que les dije, y apuntando su Digivice hacia el Digimon de mi padre, pude ver cómo éste se rendía, agarrándose la cara con sus manos, y cayendo al suelo desplomado de cansancio. Su uniforme desapareció, y pudimos ver cómo una sombra negra salía de su cuerpo.
-¡Gargadomon! -grité corriendo hacia su cuerpo tirado en el suelo.

-----------------------------------------------------------

-Ya llevas horas atendiendo sus heridas, onii-chan. -me dijo Ayano, pero no le respondí.
-Por fin la fiebre bajó... -dije colocándole un paño húmedo en su cabeza. -Su respiración se está normalizando.

Al voltear hacia mis amigos, me di cuenta de que el sol estaba comenzando a caer. No había llevado la cuenta de cuántas horas llevaba atendiendo las heridas de un viejo amigo.

Steve y Fanbeemon llegaron junto conmigo, haciéndome una pregunta un tanto indiscreta.
-¿De verdad ese Digimon es aliado de Torkaimon? -preguntó el Digimon. -Dice mi amigo.
-No lo era... -dije. -No cuando lo conocí...
-Daisuke... -me hablaba Gotsumon con un tazón de arroz hervido. -¿No quieres comer? No has probado nada de bocado.
-No tengo hambre. -contesté. -Pero gracias por preocuparte, Gotsumon.
-¿Eh...? -dijo una voz que provenía del Digimon en agonía. -¿Qué... qué pasó?

Gotsumon, Fanbeemon y V-mon se pusieron en posición de ataque por si Gargadomon intentaba hacer algún ataque.
-¡No! -dije poniéndome de frente a ellos abriendo mis brazos para simbolizar que lo iba a defender. -¡No dejaré que le hagan daño al Digimon de papá!
-¿¡Qué!? -gritaron los demás, a excepción de Ayano, al escuchar dicha revelación.
-¿Kaito...? -preguntó el ex-Vigilante. -¿Eres tú...?
-No, Gargadomon. -contesté sin siquiera voltear a verlo. -Soy Daisuke, su hijo.
-Creí que nunca nos volveríamos a ver, Daisuke. -dijo sonriente aunque un poco cansado por sus heridas.
-¿Entonces...? ¿Entonces aún me recuerdas...? -pregunté a punto de llorar.
-Tienes la misma determinación de tu padre, Daisuke -contestó el enorme Digimon. -Tu presencia me recuerda a él en cada instante.
-Yo... -dije con los ojos llorosos... -¿No estás enojado conmigo...?
-Eres de buenos sentimientos y eso es lo que importa. -contestó.

No pude contenerme más y comencé a llorar abrazándolo, cuidando de no lastimarlo más de lo que estaba. No recuerdo cuánto tiempo estuve llorando frente a él, pero era algo que me reconfortaba. No podía quitarme de la cabeza aquel instante en el que inconscientemente había "asesinado" a ese Digimon con la espada de Rakugamon. Cargar con el peso de una muerte era algo a lo que estaba acostumbrado desde hacía un buen tiempo, pero por alguna extraña razón, que luego me llegaron a aclarar, sentía en él una conformidad agradable, que podía apagarse al haber escuchado sus últimas palabras antes de desaparecer.
-¿Pero cómo es posible? -preguntó Ayano-chan. -¿Acaso los Digimon pueden renacer?
-Si se les permite, sí. -contestó V-mon.
-Aún así, -dijo Gaomon. -apenas pasaron seis días desde entonces. ¿Cómo es posible que su evolución se hubiese acelerado?
-Eso lo puedo explicar, aunque sea un conocimiento algo nublado. -contestó el ex-Vigilante. -Torkaimon fue el causante de esto.
-¿Qué? -pregunté asombrado.
-Por mis teorías, supongo que se adueñó de mi Digitama, y me crió a pasos agigantados para llevarme a este lugar.
-¿No recuerdas cómo llegaste aquí? -pregunté entonces.
-No... no recuerdo nada más que su rostro... -contestó.

Curiosamente, mostré mi Digivice hacia el Digimon, pero el aparato mostró una tenue luz, que a Gargadomon no le molestó en lo absoluto.
-La prueba de que ya no estás bajo su influjo. -comenté.
-Pero por este asunto nos hemos retrasado un día en salir de este lugar. -dijo enfadado Akio.
-¡Mi regalo...! -dijo V-mon a punto de llorar.
-Tranquilo, V-chan. -le dijo Ayano. -Además... no nos podíamos llevarlo con nosotros. Lo importante es el detalle.
-¿De verdad, ojou-san? -preguntó V-mon contento. Pareciera ser que a cada palabra que mi hermana soltara, ese Digimon se alegrara.
-¡Antes que nada, nos vas a tener qué explicar más cosas! -me dijo Hiroshi. -¿Cómo es eso de que este Digimon que tenemos en frente de nosotros, el que te rescató de los calabozos, sea el Digimon de tu padre?
-¿Ya lo saben todos ustedes? -preguntó.
-Mi padre me lo dijo, señor Digimon. -le contesté. -Ayano también lo sabe.

Gargadomon se levantó con dificultad de su cama improvisada, y se acercó a Ayano.
-Supongo que tú serás Ayano... -dijo. -Me recuerdas mucho a Misuzu. ¿Saben? Kaito y Misuzu parecían estar muy juntos cuando los conocí.
-Eso explica que al final terminaran casados... -dije.
-El mundo humano ha cambiado mucho en treinta años... -comentó el Digimon.
-¡Cierto! -dije recordando algo muy importante.

Tomé la carta que mi padre me había entregado, y se la entregué.
-Supongo que esto es para usted. -le dije entregándole la carta. -Mi padre la escribió.

El ex-Vigilante tomó la carta, la abrió y comenzó a leerla.
-Escrita en Digicode... -dijo. -No tiene buena caligrafía pero se entiende.
-¿Mi padre conoce ese idioma también? -pregunté.
-Él era un experto en ese idioma. -contestó. -Yo le enseñé.

"Querido viejo amigo Digimon:
Espero que cuando leas esta carta, todavía te acuerdes de mí. Seré sincero, hace años que no me imaginaba que algún día volvería a saber de ti a tal grado que me olvidé por completo de nuestras hazañas.

Lamento mucho el haber suspendido mis viajes al Digital World. Pero debes comprenderme: Tengo ahora una familia, dos hijos y una esposa a los que no puedo dejar de lado. Tengo un puesto importante en el trabajo... En resumidas cuentas: he tenido qué crecer, ya no es como antes donde lo único que nos preocupaba era mantener la paz en tu mundo. Debo sobrevivir en este mundo...

Lo único que espero es que llegues a perdonarme por haberte abandonado. Sé que la manera en que me he desaparecido ha sido de las más cobardes que puedo conocer. Ahora entiendo que lo que hicimos en el pasado está afectando a las generaciones futuras. Daisuke me contó lo que ha pasado, y cómo nuestro "jefe" lo ha utilizado. Sólo te pido que cuides bien de Ayano y de Daisuke, sobre todo, si te los llegas a encontrar. Son lo que más quiero, y estaría agradecido de que los llegues a conocer como son. Ryouta, Yui, Misuzu e Isao les mandan saludos a todos sus Digimon. Todos queríamos venir a este mundo, pero creo que Yggdrasil quiere que no nos metamos en los asuntos de nuestros hijos. Por esa razón no hemos tenido la gracia de venir a visitarles.

Te quiere tu viejo amigo Kaito, el que nunca le tuvo miedo al señor Digimon ese..."


Gargadomon cerró la carta, y nos vio a todos nosotros. No podíamos creer lo que había escrito.
-Entonces... mi padre está arrepentido de haber atacado a Torkaimon... -reflexioné.
-Dile a tu padre... -me habló el Digimon. -que no tiene nada de qué disculparse. Dile que lo extraño como todos los días, y que estoy muy feliz de haber conocido a alguien tan maravilloso, como su hijo Daisuke. Estoy seguro que Ayano es igual a ti.
-No tanto... -dijo Ayano avergonzada.

Al escuchar eso, todos, incluyendo a V-mon, nos comenzamos a reir. Pero interrumpí las risas, ya habría otra oportunidad para eso.
-Lo importante ahora es salir de aquí. -dije.
-Supongo que quieren ir a tierra firme. -contestó.
-Sí... -dijo Rina. -Pero no sabemos cómo construir un barco, o algo que pueda durar hasta llegar al continente más cercano.
-¿Y saben a dónde ir? -preguntó de nuevo el Vigilante.
-Yggdrasil nos espera en su morada. -contesté.
-¿¡Yggdrasil!? -gritó el Digimon de mi padre. -¿¡De verdad quieren hablar con el dios del Digital World!? ¡Eso es una locura! ¡Nadie ha entrado a su morada! ¡Y quienes lo hacen, son aniquilados a mano de los Royal Knights!
-¿Royal Knights? -preguntó Ayano.
-Los Royal Knights son los vigilantes supremos del Digital World, y obedecen ciegamente a la justicia de Yggdrasil-sama. -contestó V-mon. -No dejarán que se acerquen ni por un instante a su dios.
-¿Y cómo sabes tanto de eso? -pregunté asombrado por una respuesta que ni el mismo Digimon de mi padre pudo dar.
-Yo... -comenzó a titubear el Digimon azul. - No tengo idea...
-Cada vez eres más raro. -le dije. -Pero no hay tiempo para eso. Sin embargo, Yggdrasil se me apareció... dijo que debíamos ir todos hacia él.
-Lo mismo nos dijo una vez a Kaito y a mí, -comentó Gargadomon. -y estuvimos a punto de ser asesinados por Dukemon.
-No sabía... -dije asustado.
-Pero... ¿y si les decimos a los Royal Knights que vamos por órdenes del dios Yggdrasil? -preguntó Hiroshi.
-Lo dudo, pero no pierden nada intentándolo. -contestó Gargadomon.
-El caso es que tenemos qué salir de esta isla. -dijo Akio. -No tenemos manera de construir un barco y...
-En los Vigilantes nos enseñan a construir barcos. -comentó el Digimon de mi padre. -Puedo hacerles uno, pero requeriré que todos sus Digimon cooperen.

----------------------------------------------------------------

A excepción de Fanbeemon, todos los Digimon evolucionaron a su forma Adulta, incluyéndome a mí. Leomon y yo, en forma de Rakugamon, cortábamos los árboles con nuestras espadas, mientras que V-dramon a golpes lo hacía, y Fanbeemon lo hacía con su aguijón. Gawappamon les daba forma a los troncos con sus discos compactos giratorios. Gaogamon cargaba los troncos, Gargadomon amarraba fuertemente los troncos con hilos, mientras que Unimon y Birdramon tomaban resinas de los árboles, y cuidadosamente con sus ataques de fuego, unían las piezas para dar forma a un pequeño bote pero en el cual podíamos entrar todos si nuestros Digimon se mantenían en sus Digivice.

-¡Está firme! -gritó Hiroshi.
-Esto resistirá hasta llegar a tierra firme. -dijo Fanbeemon. -Eso es lo que dice mi amigo.
-Entonces vayamos subiendo al bote. -recomendó Rina.
-¡Sí! -dijimos todos subiendo al bote, y llevando en nuestros Digivice datos de alimentos para resistir durante el viaje.

Antes de que cayera el sol por completo, decidí presentar a mis amigos al Digimon de mi padre. Quería que lo conocieran tal y como lo conocí en los calabozos de mi antiguo jefe. A pesar de lo mal que lo recibieron en un principio, por haber estado influido por las fuerzas malignas, poco a poco se iban limando asperezas. Después de todo, era como una especie de conexión entre nosotros y nuestros respectivos padres, quienes alguna vez habrían viajado a ese mundo digital, y habrían enfrentado alguna aventura como la que nosotros teníamos ahora.

---------------------------------------------------------------

"Y en la oscuridad de la noche, el Grand Line se tiñe de rojo. Los mares son peligrosos, hay piratas por todos lados, y nosotros no estamos precisamente del lado de la justicia. No vivimos respetando las reglas, pero tampoco vivimos causando destrozos en cada isla en la que llegamos. Los tesoros vienen y van, lo importante es vivir cada día como si fuera el último. Vivir la aventura actual y no pensar en la que vendrá. ¡Esos son los principios del capitán pirata Akio Sasaki, líder de la tripulación de los 'Piratas Digimon'! ¡Y todos sus...!"
-¿Puedes dejar de hablar idioteces, Akio? -recomendé. -Sé que no te pierdes ni un episodio de esa serie de piratas, pero deja dormir a los demás. Todos están cansados.

Habían pasado más de seis horas desde que habíamos zarpado desde la isla desierta. Según el mapa del Digivice, faltaba poco para llegar a tierra firme. Si todo salía de acuerdo al plan que Gargadomon había trazado, al amanecer llegaríamos al continente.

-Daisuke tiene razón, Akio-kun. -dijo el Vigilante. -Falta mucho para llegar al continente. Será mejor que no desperdicies fuerzas. Y tú también deberías hacer lo mismo, Daisuke.
-No... -le dije. -Estoy bien... aunque no he dormido en estos días, estoy bien.
-¿Algo te preocupa? -preguntó el Digimon de mi padre.
-Tenías razón. -dije tragando saliva. -Torkaimon nunca iba a cumplir su promesa... Sólo me utilizaba para burlarse de mi padre, y yo de ingenuo caí en su trampa... Él quería a todos los Niños Elegidos aniquilados, incluyéndonos a mí y a mi hermana... Sólo quería que los eliminara para que no pudiera obtener ayuda cuando decidiera cansarse de jugar conmigo...
-Lo importante es que te diste cuenta a tiempo, y que pudiste salvarme de su influjo. -dijo.
-Pero aún tengo ganas de ver a ese maldito destruido. -dije. -No quiero que mi historia se vuelva a repetir...
-Como te dije en los calabozos, los buenos y malos actos tienen su recompensa tarde o temprano. Estoy seguro que lo que has hecho por los Digimon tendrá su recompensa, muy a pesar del mal que hiciste en algún tiempo pasado.
-Hablas de la misma forma en la que hablabas de mi padre en los calabozos. -dije. -Estoy seguro de que me estás ocultando algo... Por cierto, ¿por qué no me comentaste antes que eras amigo de mi padre?
-Yggdrasil y Piccolomon-sama recomendaron que no lo hiciera. -dijo. -En esta aventura, por más que Kaito hubiera desencadenado la ira de Torkaimon, no podíamos entrometernos. Sólo los niños que habían sido elegidos desde antes y que predecían que vendrían pronto podían formar parte de esta misión de cuidar la paz en el Digital World.
-Yggdrasil... -dije. -Debe ser alguien muy importante para ustedes.
-Sí, aunque como una deidad, se le cumple todo lo que desea.
-El oleaje... -dijo Akio. -se está poniendo más bravo.
-¡Deja de hablar de esa serie de piratas! -grité un poco molesto.
-Akio-kun tiene razón. -dijo Gargadomon. -El bote se ha estado meciendo muy fuerte.
-¿Qué pasa, onii-chan? -preguntó Ayano despertando.
-¡Creo que voy a...! -dijo Hiroshi con una cara muy desmejorada.

De pronto, una enorme ola vino hacia nosotros, empapándonos a todos.
-¿Qué está pasando? -dijo Fanbeemon. -Dice mi amigo.

La respuesta vino acompañada de una fuerte lluvia.
-¡Está lloviendo! -gritó Rina empapada.
-¡Maldita sea! -gritó Gargadomon. -¡No había previsto una tormenta!
-¿To... tormenta? -preguntó Mizuki asustada.
-¡Todos! -aconsejó el Vigilante. -¡Agárrense fuerte de la borda!

Pero el consejo del Digimon de mi padre fue en vano, puesto que fueron esas partes del bote lo primero que se desprendieron del fuerte oleaje del océano, el viento y la lluvia. Ayano cayó al mar, lo mismo que Hiroshi y Steve.
-¡Ayano-chan! -grité intentando mantenerme en el bote y estirando mi mano para poder proteger a mi hermana.
-¡Onii-chan! -gritó Ayano asustada, pues no sabía nadar.

Otra ola terminó por romper el bote, dejándonos a todos, incluyendo a un Digimon tan grande como el de mi padre, a merced del fuerte oleaje.
-¡A... ayúdenme! -dije al no encontrar algún pedazo de madera para mantenerme a flote.

Esos fueron los minutos más largos de mi vida en aquella noche. No sabía qué hacer, y menos cómo poder ayudar a los demás. Mi preocupación se desvaneció cuando una fuerte ola me mandó casi al fondo del mar, no recuerdo qué más pasó, sólo que trataba de luchar contra el mar, intentando salir a la superficie para poder respirar, pero no lo logré...

--------------------------------------------------------------------------------

El resumen del sábado en Japón había resultado lo siguiente: No habían avances en la restauración de las comunicaciones. Cualquier intento por intentar transmitir ondas que permitieran comunicarse, resultaban en una frustración. Si algún grupo de científicos lograba algo, de pronto éste se echaba a perder y no había forma de repetir la hazaña.

Mis padres, al igual que los de los amigos, decidieron quedarse en Tokio. El caos reinaba en la metrópolis, y seguramente en las ciudades importantes. No era posible la sincronización de las llegadas y salidas de los trenes. Incluso se supo de un choque de trenes en las afueras de la mancha urbana. Las personas salían cada vez más a las calles, pero los empleos se iban perdiendo a falta de la infraestructura necesaria para desempeñar sus labores.

Las televisoras nacionales cerraban pues no había manera de ver sus emisiones, y los reporteros extranjeros que cubrían la nota del extraño fenómeno que ocurría en Japón lo hacían desde botes que anclaban cerca del borde entre las aguas nacionales y las internacionales, pues más allá de esta existía la incomunicación.

De lo único que estábamos seguros era que al menos, ese fin de semana, las cosas seguirían igual...

Continuará...
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles - Un fanfic de Digimon [27/??]

Mensaje por Gargadon »

Capítulo 27. Espero tener pronto la ficha de un personaje que tengo pendiente, ¿ok? :wink: Sé que ese personaje se lucirá en el siguiente capítulo (sin robar protagonismo, que quede claro xD).
Spoiler: Mostrar
27. No perdamos tiempo: Rumbo a Light City

“¿Qué pasó?”, pensé. Lo único que recordaba fue que el bote que habíamos construido para intentar cruzar el mar se había destruido por completo... ¿Podría ser que estuviéramos muertos...?

Desperté y comencé a expulsar la mayor parte del agua de mar que pudiera haberme tragado. Desperté, noté que había amanecido.
-¿Dónde estamos? -pregunté.

Pasaron unos segundos para recordar que todos habíamos caído al mar. Al voltear a mi alrededor, noté que habíamos llegado a tierra firme, pero no había nadie cerca de mí.
-¡Ayano-chan! -grité asustado. -¿¡Estás bien!?
-¿Qué pasa, Daisuke? -dijo Gotsumon desde el Digivice. Al parecer se había quedado dormido en ese aparato.
-Sal... -dije tomando mi Digivice. -No encuentro a mi hermana, Gotsumon...
-¡Ya sé! -contestó mi amigo de roca como si se hubiera acordado de algo. -Puedes usar tu Digivice para buscar a los demás.
-¡Tienes razón! -dije, olvidándome de algo tan primordial...

Tomé mi Digivice, pero al parecer o se había descompuesto o había pasado algo extraño, pues a pesar de marcar el mapa de la zona, no marcaba la ubicación del resto de mis amigos.
-Esto está raro, Gotsumon. -comenté. -¿A dónde se habrán metido los demás?

Al alejar el mapa del Digivice, noté que había una enorme distancia a escala entre un punto y otro.
-¿Quién será ese punto? -pregunté al notar un punto flotando cerca del mar a 500 metros de nosotros.
-Vayamos a ver. -aconsejó Gotsumon.

Al llegar a donde se encontraba aquel punto, pudimos notar la figura muy peculiar del Digimon de mi padre, enterrado de cabeza en la arena.
-¡Gargadomon! -grité corriendo para auxiliarlo.

Gotsumon y yo tiramos con fuerza de él, hasta que finalmente pudimos desenterrarlo.
-¡Ah! -gritó el Vigilante. -¡Gracias por desenterrarme! ¡Por un instante pensé que me habían dado sepultura sin estar muerto! ¿Qué pasó, Daisuke, Gotsumon?
-El bote que construimos fue destrozado por las olas. -contestó Gotsumon.
-Y de pronto despertamos en estas tierras. -le dije.
-¿Y los demás?
-Aún los estamos buscando. -dije. -El Digivice es muy útil en estos casos.
-Gracias a él comencé a sospechar de que tú eras uno de los malos. -dijo Gotsumon.
-¿¡Cómo!? -pregunté asombrado.
-Cuando estuvimos en el Valle del Hielo, y tú desapareciste en la nieve, -comenzó a relatar Gotsumon. -fui a pedir ayuda a los demás chicos dejando a Mizuki y a Akio solos. Gracias al Digivice de Hiroshi pudimos localizarlos a los dos, pero... la señal de tu Digivice aparecía muy cerca de la de ellos. Comencé a sospechar cuando noté que a pesar de que tu Digivice seguía emitiendo esa señal, tú no estabas en donde se supone que deberías estar, sino que en su lugar estaba...
-Ragkuamon... -dije en voz baja interrumpiendo a mi amigo de roca.
-Gotsumon es un Digimon muy perspicaz. -contestó el Vigilante.
-Daisuke también lo es. -me defendió Gotsumon. -Venció a Onagimon con un plan que él mismo sacó de la manga.
-¡No me halagues frente a Gargadomon! -dije avergonzado rascándome la cabeza. –Además tampoco fue planeado…
-Interesante. Eso suena como las hazañas de Kaito. Pero no debemos perder tiempo. -me aconsejó el Digimon de mi padre. -Hay que buscar a los demás.
-¡Tienes razón! -dije regresando a la situación actual.

Al caminar durante quince minutos más, pudimos ver a un grupo que llegaba frente a nosotros.
-¡Hiroshi! ¡Rina! ¡Akio! -grité al reconocer a los presentes.
-¡Daisuke! -gritó Rina. -¿Estás bien?
-¡Creíamos que estábamos solos! -dijo Akio aliviado de ver que seguíamos “completos”.
-¿Y los demás? -preguntó Gotsumon.
-¡Por aquí! -gritó Mizuki quien venía con el chico nuevo en otra dirección.
-Debí haber ido con mis amigos surfistas cuando me dijeron. -dijo Fanbeemon acompañando al grupo. -Eso dice mi amigo.
-¡Creo que ya estamos todos! -gritó Hiroshi bien cómodo.
-¡Espera! -dije al ver que faltaba alguien. -¡Ayano-chan! ¡No está por aquí!

Al revisar todos nuestros Digivices, notamos que el punto blanco que indicaba la ubicación del Digivice de Ayano se encontraba lejos de nosotros. Exactamente, a 700 metros de nosotros. Tratamos de caminar con toda rapidez, pero la arena no nos permitía desplazarnos a nuestro antojo.
-¡Ojou-san! -logramos escuchar una voz que venía de detrás de un árbol.
-¡Es V-mon! -dijo Hiroshi.
-¡Ojou-san! -dijo de nuevo la voz del Digimon azul. -¡Resista por favor, ojou-san!

Corrimos a toda velocidad hasta donde se encontraba V-mon, pero lo que vi no podía describirlo. El Digimon de Ayano-chan había dispuesto una camilla improvisada con hojas, Ayano tendida sobre ésta, y V-mon cambiándole paños de agua fría.
-¡Ayano-chan! -grité asustado al ver la condición de salud de mi hermana. -¿¡Qué tienes!? ¿¡Estás bien!?
-Onii... chan... -dijo Ayano muy debilitada. -Perdona... perdona por arruinar el viaje...
-¡Nada de eso! -dije. -¡Te llevaremos con un médico! ¡Pronto estarás bien! ¿Qué pasó, V-mon?
-Después de naufragar... -contestó el Digimon azul muy asustado. -Desperté, traté de animar a ojou-san, pero no reaccionaba... salí del Digivice y comencé a revisarla... tiene fiebre... así que traté de bajarle la fiebre como pude...
-Se ve muy mal. -dijo Gargadomon. -Hay que ir cuanto antes a un hospital, o mínimo con un médico. Seguramente el agua fría de la tormenta le hizo daño.

“Maldita sea...”, pensé. Sabía perfectamente que mi madre siempre le calentaba el agua, incluso en verano, para prevenirle cualquier infección respiratoria. “Todo era mi culpa”, pensé nuevamente.
-Pero... -dijo Rina. -Según el Digivice, la ciudad más cercana de la zona es una que se llama Light City, y está a 180 kilómetros de aquí.
-No... -dije desanimado al escuchar tal declaración.
-¡Espera! -dijo Mizuki. -¡Justo al norte, cerca de aquí, hay una estación de trenes!
-¿Estación de trenes? -preguntó Akio.
-Seguramente debe haber un médico allí. -contesté.
-Vamos. -dijo Gotsumon.

Gargadomon se ofreció a llevar a Ayano a sus espaldas, ahorrándonos la fatiga a todos nosotros.
-Onii... chan... -dijo Ayano con dificultad. -Tengo sed... Quiero agua...

De mi Digivice saqué una botella con agua.
-¿Puedes beberla sin ayuda? -pregunté.
-Sí... -me contestó.

Al salir de la espesa selva, pudimos llegar a un valle sin vegetación. Frente a nosotros se encontraba la dichosa estación de trenes, pero... lamentablemente parecía estar abandonada.
-No hay nadie aquí... -dijo Rina.
-No creo que la hayan abandonado tan pronto. -dijo Gargadomon.
-Entremos para ver si encontramos un médico. -dijo Fanbeemon. -Es lo que mi amigo dice.

Hicimos caso a la recomendación de Steve, pero lo que habíamos visto desde el exterior se reflejaba en el interior. No había nadie... exceptuando a un Digimon con vestimenta de brujo, incluyendo su peculiar sombrero puntiagudo con un cráneo al frente, y una capa muy desgastada, durmiendo en uno de los asientos. Un Wizarmon.
-¡Oye! ¡Digimon! -gritó Akio. -¿Puedes decirme dónde podemos encontrar a un médico?
-En este sitio casi desierto, no encontrarán a nadie. -dijo Wizarmon sin moverse de su asiento siquiera para observarnos.
-¡Maldición! -grité molesto. -¿¡Ahora qué vamos a hacer!?
-Sólo nos queda llegar a Light City. -dijo Gotsumon.
-¿¡Pero cómo!? -le pregunté. -¡Esta estación de trenes se ve muy abandonada! ¡Seguramente hace tiempo que los Trailmon no pasan por aquí!
-En eso estás equivocado, humano. -dijo el mago. -En cinco minutos debería venir uno. Pero deben estar atentos y salir para esperarlo. Si no ve a nadie esperándolo, no se detendrá.
-Ojou-san, resista. -decía V-mon cada vez más y más afligido.
-Tranquilo, V-mon. –dije tratando de animarlo, pero en mi interior me sentía igual o más preocupado que él. –Pronto llegaremos. Los Trailmon son muy puntuales.

Corrimos rápidamente a la salida justo donde pasaban los trenes, para poder esperar a nuestro medio de transporte. Sin embargo, unas palabras del Wizarmon me hicieron pensar que esto sería una trampa.
-Así que Rakugamon va a Light City. Seguramente irá a apoyar a las tropas armadas de Torkaimon.
-¿Dijo algo, Wizarmon-san? –pregunté al creer que estaba escuchando algo.
-Que tengan cuidado en Light City. Al parecer han utilizado esa gran ciudad como punto de reunión de esas sucias tropas armadas.
-¿To… Torkaimon? –gritó Rina.
-Así es. –contestó nuevamente el mago. –Predigo con toda certeza que mucha data se dispersará en esa ciudad.
-Gracias por el aviso, Wizarmon-san. –dijo el Digimon de mi padre.
-De nada, señor. –contestó el mago. –Espero que tengan un buen viaje. Si quieren puedo acompañarlos en su viaje. Yo también debo ir a Light City.
-De acuerdo. –dijo Hiroshi.

Yo, en cambio, presenté un gesto de desagrado.
-¿Qué pasa, Daisuke? –preguntó Gotsumon al ver mi rostro un tanto incómodo.
-No, nada. –dije volteando hacia otro lado.
-Entonces andando. –contestó Wizarmon con el tono de voz de siempre, un poco silencioso y breve. –El Trailmon ya debe estar cerca de aquí.

Las predicciones de Wizarmon se hicieron realidad, pues al salir de la terminal, empezaron a dibujarse las líneas de los rieles, las piezas de metal que los conformaban comenzaron a salir del suelo y a empalmarse unas con otras. Y en menos de un minuto, un modesto Trailmon de color verde se puso en frente de nosotros. No era espacioso, así que esperábamos que no estuviese ocupado. Al subir a él, una voz masculina que salía de los altavoces, nos dijo:
-“Bienvenidos al tren de pasajeros de Digital Express. Tengo dos vagones disponibles completamente vacíos. ¿En qué clase desean viajar?”
-En la económica. –dijo Hiroshi. –Eso es lo de menos.
-Ayano-chan… -dije al ver a mi hermana cada vez más y más débil.
-“Perfecto.” –dijo el altavoz. –“Serán 30,000 bits por todos los pasajeros”.
-¿Bits? –preguntó Rina. -¿Y cuánto es eso en yenes?
-“El dinero humano no sirve en este tren.” –contestó el altavoz.
-¿Y cómo se consigue esa moneda? –preguntó Akio.
-Ese dinero se gana en batallas. –dijo el Digimon de mi padre. –Seguramente tendrán algo ahorrado en sus Digivices.
-A ver… -dijo Rina. –Sólo tengo 4,500 bits según mi Digivice.
-Yo solo 2,500. –dijo Mizuki.
-5,000. –dijo Hiroshi.
-¿Por qué solo 3,500? –preguntó Akio.
-Tengo 7,000 –dijo la abeja Digimon. –Es lo que dice mi amigo, pero estoy seguro que tiene más.
-Creo que bastará para un vagón económico. –dije antes de ver lo que tenía ahorrado.
-¿Y tú cuánto tienes, Daisuke? –preguntó Hiroshi intrigado.
-Déjame ver… -dije.

Pero al llegar al saldo ahorrado, me quedé helado al ver tan enorme cantidad.
-¡Esto no puede ser! –grité espantado al ver tantas cifras en mi Digivice. -¿¡Tengo 377,452,987 bits!?
-¿¡377 millones!? –gritó V-mon. -¡Eso ni un magnate lo ganaría tan pronto!
-¿Puede darnos el vagón de primera clase? –pregunté un poco avergonzado.
-Yo iré en el económico. –dijo Wizarmon.
-¿No piensa venir con nosotros, Wizarmon-san? –preguntó Piyomon.
-Les seré una molestia si viajo en su mismo vagón. –contestó el Digimon mago.

Al ingresar a nuestro vagón, pudimos ver que Trailmon la había amueblado a lo que habíamos pagado por él.
-“Se me olvidó preguntarles.” –dijo desde el altavoz. –“¿Cuál es su destino?”
-Light City, por favor. –dije amablemente.
-“A sus órdenes.”. –dijo. –“En unos minutos se les servirá el almuerzo en el comedor que está en su vagón. Corto transmisión.”
-377 millones… -dije lanzándome contra el sofá -Si esto fuera el anime de piratas que tanto ve Akio, seguramente ese sería mi precio…

Gargadomon dejó a Ayano sobre otro sofá, y V-mon, amablemente, comenzó a traer paños con agua para intentar bajarle la fiebre. Gotsumon se acercó a mí tras escuchar lo que había dicho.

-¿A qué te refieres? –preguntó Gotsumon.
-A que esto es dinero sucio. –dije. –Todos estos bits son en realidad el producto de tantos meses de servir a ese maldito Digimon. Es como si me convirtiera en un verdadero asesino a sueldo.

Al mencionar esas palabras, podía sentir en mi interior una especie de escalofrío. Quería olvidar todo ese pasado, pero sabía que con cada actividad mía relacionada con los Digimon volvía a hacer surgir esa espina clavada. La única manera de devolver la paz en el mundo real, en el Digital World, limpiar el buen nombre de mi padre y mi reputación… todo… una única manera, era venciendo al que durante todo ese tiempo fue mi “gran jefe”.
-Ojou-san… -dijo V-mon. –Por favor, tome un poco de agua.
-V-mon. –dije. -¿Puedes cuidar de mi hermana? Tengo que salir del vagón.

Tomé a Gotsumon de la mano y salimos juntos del vagón. Ahí, sentado también, estaba el Digimon de mi padre.
-¿Qué miras? –pregunté.
-Estaba… -dijo lanzando un suspiro y mirando hacia el cielo. –estaba pensando… todo lo que ha cambiado el Digital World desde que un Yanami vino a salvarnos.
-Hablas como si tú no hubieras hecho nada.
-Aunque yo fui el de los poderes, de no haber sido por Kaito nunca habríamos logrado la paz temporal en el mundo.
-Cuando todos los Digimon hablaban sobre mi padre, me era imposible reconocerlo… -dije. –Es decir, nada de lo que decían de él se parecía al que yo conocía…
-Creció, y no le culpo. En ese entonces no nos importaban las consecuencias…
-Sin embargo ahora está enojado… -dije. –Vio a nuestro antiguo jefe en televisión y no pudo contener su ira.
-Seguramente cree que lo que te pasó es por su culpa… -contestó el Digimon. –Pero también debe entender que esto sucedería tarde o temprano, que nuestros actos harían eco en todo el mundo.
-¿Por qué nos acompañas? –preguntó Gotsumon.
-En primera porque es un poco raro hablar con los hijos de mi amigo. –me dijo. –En segundo lugar, tengo que hablar con Piccolomon-sama quien vive en las afueras de Light City. Él es el único que puede restituir mi puesto como policía. En la organización, nadie sabe que estoy vivo.
-Creí que Piccolomon-sama era de Folder. –dije.
-Es de Folder. –contestó. –Pero le gusta WWW. Tanto que decidió hacer un hogar por esta zona.
-Piccolomon-sama es un ser extraño. –dije un poco inquieto.
-Pero es un gran sujeto. Lo único que me inquieta es ese Digimon azul amigo de tu hermana. –siguió hablando el Vigilante.
-¿V-mon? –pregunté. –Sé que es un poco raro, no se despega de mi hermana por nada, prácticamente desde que lo conocí…
-No es tanto por eso. –me dijo. –Es que… siento que he peleado contra él antes…
-¿Contra él? –pregunté confundido. -¿Pero… cómo? ¿Cuándo?
-No lo sé… -me dijo. –Sólo sé que esa sensación viene de tiempo atrás… Quizás desde el tiempo en que Kaito vino a este mundo. Lo único que sé es… que sí ocurrió, pero no sé ni dónde ni cómo ni por qué…

Las palabras del Digimon de mi padre me dejaban más intrigado. No entendía ese afán de V-mon de cuidar a mi hermana a toda costa. Ni mis padres se preocupaban tanto de ella como lo hacía él, y eso que era la menor y por ende la más consentida de la casa. Si de por sí los Digimon eran un poco difíciles de comprender para mi edad, mucho menos podía entenderlo específicamente a él.

-No debí insistir que Ayano-chan viniera a este mundo. –dije bajando la mirada. -¡No debí decirle todo lo que hice para salvar a mamá! ¡Ella no quería venir, pero le insistí inconscientemente para que viniera! ¡Yo la presioné!
-Yggdrasil solo llama a quienes tienen el valor de enfrentar un reto como éste. –dijo el Digimon de mi padre. –Seguramente él la necesita.
-¿La… necesita? –pregunté.

Logré recordar mi última visión de Yggdrasil, en el instante en que pensé sería vencido por Onagimon. Yggdrasil hacía hincapié en que la llevara con él.

-¿Pero para qué la necesitaría? –pregunté nuevamente.
-Es lo mismo que dijiste cuando nos conocimos en los calabozos, ¿recuerdas? –dijo el Vigilante. –Tú mismo decías que no eras uno de los Niños Elegidos, que eras el malo y que no eras digno de pisar el Digital World después de lo que habías hecho.
-Pero… pero… -dije titubeando.
-Todos tienen una razón para estar aquí, sea buena o mala. –dijo. –Ahora mismo tu deber es repetir la hazaña de Kaito, vencer a ese Digimon y restaurar la paz al Digital World, pero no estás solo, tu hermana y el resto de tus amigos están aquí para apoyarte.
-La hazaña de Kaito… -dije en voz baja.

Era como si mi padre fuera un héroe del Digital World…. Bueno, en realidad lo fue, pero me sentía presionado por llegar a ser aunque sea una parte de lo grande que fue. ¿Podría lograrlo? ¿Quizás así borrarían de mi pasado todos los malos actos que alguna vez realicé?

-El almuerzo ya está listo. –dijo V-mon saliendo del vagón.
-¿Cómo está Ayano? –pregunté.
-Ojou-san está bien. –contestó. –Ya despertó, pero no tiene fuerzas para caminar.
-Iré a verla. –dije. –Gotsumon, puedes adelantarte al comedor.

Corrí hacia el sofá donde estaba acostada Ayano-chan, y la saludé.
-¿Cómo te sientes? –le dije dulcemente.
-¿Ya llegamos al médico? –preguntó.
-Todavía no. –dije. –Pero resiste, pronto iremos para allá.
-¡Daisuke! –gritó Gotsumon. -¡Esta comida es tan deliciosa que si no te apuras, me comeré tu ración!
-¿¡No te han dicho que eres un glotón!? –pregunté al escuchar la típica reacción de mi amigo de roca frente a la comida.
-¿Quiere un poco de sopa, ojou-san? –dijo V-mon llevándole un poco de sopa a Ayano. –Debe comer algo.
-A mí dame un poco de esa pierna que se ve tan bien. –dije.
-Pollo frito. –dijo el Vigilante. –A Kaito y a mí nos gustaba esa comida.
-“El paquete de primera clase ya incluye toda la comida que quieran.” –dijo Trailmon desde el altavoz. –“Tan sólo pídanla y se les servirá.”
-Me pregunto cómo es que la comida humana es conocida en el Digital World. –dije al ver tantos platillos muy conocidos para mí.
-Sólo somos el reflejo de lo que ustedes son. –dijo Fnabeemon.
-Aprovechen porque nadie sabe cuándo podremos comer de esta manera. –dijo Akio.
-Tienes razón. –dijo Mizuki. –Espero que hayan duchas. Llevamos dos días sin ropa limpia.
-Es primera clase. –dijo Rina. –Seguramente tiene todo eso y más.
-Desde que mi padre se volvió gerente de una agencia de autos en Japón, siempre comemos modestamente. –dije.
-Le va muy bien a Kaito, ¿cierto?
-Mucho. –le contesté.
-Pero no gana 377 millones de bits, ¿o sí? –dijo Fanbeemon. –Es lo que dice mi amigo.

Esbocé un gesto de desagrado al escuchar eso. Pero me limité únicamente a servirme un pedazo de pierna envinada y un tazón de arroz.
-¿Y si invitamos a Wizarmon-san? –preguntó Akio.
-¿Quién va a invitarlo? –pregunté Mizuki.

Todos, a excepción de Ayano y yo, nos desligamos de la responsabilidad a tiempo.
-¡Está decidido! –dijo Rina. -¡Daisuke irá con Wizarmon!
¿Eh? –grité. -¿¡Y por qué yo!?
-¡Ve, Daisuke! –gritó Gotsumon dándome palmadas en la espalda. -¡Y así me dejas tu ración!
-¡De eso nada! –grité tomándolo del brazo. -¡Tú vienes conmigo!

Así, Gotsumon y yo salimos del vagón de primera clase. Pero lo que encontramos en la salida fue un pasillo desordenado, lleno de máquinas y cables.
-Eh… ¿a dónde nos hemos metido? –pregunté.
-“Están en mi pasillo de cableado y electricidad.” –dijo Trailmon.
-Eh… lo siento… -dije avergonzado llevando a Gotsumon al otro pasillo.
-¿Qué es “electricidad”? –preguntó Gotsumon.
-Eh… yo… no tengo idea. –dije con mi poca comprensión de ese tema.
-“Por favor, tomen el otro pasillo.” –dijo Trailmon aconsejándonos.
-Sí, claro. –dije.

Mi amigo de roca y yo salimos del pasillo de cableados y nos dirigimos al verdadero, donde habíamos subido.
-¿Crees que Wizarmon esté cerca? –pregunté. –No ha hecho tanto ruido como nosotros.
-Este Trailmon es muy pequeño. –contestó Gotsumon. –Estoy seguro que sólo tendrá tres vagones.
-¡Mira! –dije encontrando el nuevo vagón. -¡Seguramente aquí está!

Estuve a punto de llamar a la puerta, esperando que Wizarmon-san estuviera allí, pero otra voz nos detuvo de hacerlo.
-Aquí el comandante Wizarmon reportándose señor. –dijo Wizarmon.
-¿Comandante? –pregunté en voz baja.
-¿Qué estás pensando? –preguntó Gotsumon.
-Espero que no sea… -dije, pero alguien detrás de esa puerta me interrumpió.
-¿Alguna novedad, Wizarmon? –preguntó una voz muy familiar para mí.
-No puede ser… -dije tapándome la boca. Conocía a la perfección esa voz, ¿podía ser que…?
-Estoy a punto de rodear a los Niños Elegidos, Torkaimon-sama. –logré escuchar esas palabras de parte del Digimon mago.
-Increíble… -dijo Gotsumon murmurando.
-Lo sospeché… -dije creyendo tener la razón todavía, apretando los puños.
-Seguramente está Rakugamon con los demás, ¿cierto? –dijo una de las voces de mi antiguo jefe.
-Sí. –logramos escuchar la voz de Wizarmon. –Y también está viajando con ellos el Vigilante que logró manipular. Pero no se preocupe, estamos viajando en un Trailmon rumbo a Light City, no dejaré que esos niños lleguen a esa ciudad.

Gotsumon y yo corrimos sigilosamente hacia nuestro vagón, tratando de evitar cualquier clase de sonido que alertara el enemigo.
-¡Rápido! –grité asustado. -¡Guarden todas sus cosas!
-¿Qué pasa, Daisuke? –preguntó Gaomon.
-¿Una dama no puede darse un baño con calma? –preguntó Mizuki desde las duchas.
-Wi… Wi… -dije un tanto aterrado.
-¡Cálmate, Daisuke! –gritó Akio.
-¡Wizarmon es aliado de Torkaimon! –grité por fin. -¡Ha estado vigilando nuestros pasos y no dejará que lleguemos tan fácil a Light City!
-¿¡Qué!? –gritaron todos.
-“A Torkaimon-sama nunca le han gustado los metiches que se interponen entre él y su plan de crear un nuevo Digital World, ex-comandante Rakugamon.” –dijo una voz diferente a la de Trailmon desde el altavoz.
-¡Es Wizarmon! –gritó V-mon.
-“Así es.”- contestó esa voz. –“En estos instantes, Trailmon no es consciente de sus actos, pues lo estoy manipulando para que no puedan llegar a Light City.”

Entonces, el movimiento de Trailmon se detuvo bruscamente, haciendo que Mizuki saliera de las duchas, tratara de cubrirse rápidamente con una toalla y ponerse de pie. Ayano-chan cayó del sofá, pero un ágil V-mon logró evitar que cayera al suelo, y los platillos del comedor se desparramaran en el piso. Acto seguido, sentimos cómo Trailmon volvía a moverse, pero esta vez su movimiento era un poco extraño, lo cual pudimos confirmar cuando salimos del vagón mirando hacia el exterior y vimos cómo Trailmon avanzaba en reversa.

Continuará…
Avatar de Usuario
Arellano
Oficial Técnico
Oficial Técnico
Mensajes: 1284
Registrado: Vie Feb 01, 2008 12:51 pm
Ubicación: Mérida, Venezuela; no España
Edad: 32
Género:

Re: The Digital World Chronicles - Un fanfic de Digimon [27/??]

Mensaje por Arellano »

Estuvo genial, y una recomendacion, si haras la digivolucion de fanbeemon, una recomendacion, que Steve para hacer la digivolucion lance el digivice al aire y le dispara digisoul al digivice al aire, asi a lo barbaro, quedaria muy bien.
“If most of us valued food and cheer and song above hoarded gold, it would be a merrier world. But, sad or merry, I must leave it now. Farewell.”-Thorin Oakenshield
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [27/??] + Extras

Mensaje por Gargadon »

Este es el primer capítulo del “detrás de”. Tenía pensado expresar mis experiencias al haber escrito durante algún tiempo (y todavía no haber terminado). Sin embargo, pensé... “¿y si hago una historia paralela?”. Y fue allí donde salió este capítulo... Un capítulo que quizás, muchos logren identificarse... Creo que todos hemos sentido en algún momento... que por más esfuerzo que hagamos, muchas veces nos pagarán de la peor forma posible. Y quería demostrarlo aquí... un personaje principal siendo leal al enemigo, pero que por más leal que fuera, no le cumplirían el trato que había hecho.

El siguiente capítulo es una alternativa al capítulo 6 del fanfic original. Por eso le llamo "06-A". Antes de sacar la alternativa del 7 al 10, pondré otro capítulo del fanfic original, mientras pueda estar inspirado. Es hora de que empiece... o si no, nadie más lo hará.
Spoiler: Mostrar
06-A. Daisuke destapa sus intenciones

-¿A dónde vas, Gotsumon? –preguntó Piyomon.
-Quédense donde están. –dijo Gotsumon sin voltear hacia Piyomon. –En un instante regreso.

Había caminado algunos 200 metros desde donde estaban los demás, cuando vio a alguien reposando malherido sobre una roca. Vio que era yo el que estaba ahí tendido.
-¡Daisuke! –gritó al verme. -¿Eres tú?
-¡Aléjate, Gotsumon! –grité apretando los dientes entre mis sollozos de arrepentimiento y dolor y me agarraba el brazo herido con fuerza.
-Pero… Daisuke… -dijo Gotsumon.
-¡Vete de aquí! –grité de nuevo para que no me viera herido.

Gotsumon no hizo caso a mis gritos, y se acercó hacia mí. Me miró y se alarmó al verme malherido.
-¡Daisuke! –gritó Gotsumon. -¿Quién te hizo…?

De un instante a otro, se quedó sorprendido a tal grado que no pudo ni terminar su frase. Quizás porque notó que me encontraba malherido en la misma zona del cuerpo en donde Rakugamon había sido atacado hacía unos minutos… Gotsumon intentó reparar en ese detalle más adelante, antes tomó unas hierbas de la zona y varias hojas y con ellas envolvió mi herida.
-¿Por qué lo haces, Gotsumon? –pregunté todavía llorando.
-Porque eres mi amigo, ¿o no? –dijo Gotsumon sin haber entendido lo que intentaba decirle.

Al escuchar eso, no pude contenerme y le di un fuerte puñetazo en la cara. Seguramente me dolió más a mí que a él por ser de roca.
-No lo entiendes, ¿verdad? –le dije entre lágrimas. -¿Aún no lo captas?
-Estaba siguiendo a Rakugamon y… -Gotsumon dejó de hablar al por fin haber captado lo que le quería decir entre líneas. –Un momento… tú… no puede ser… tú… Rakugamon…
-Así es Gotsumon, así es… -grité llorando y dándome la vuelta para no ver la reacción de Gotsumon. –Yo… ¡Yo soy Rakugamon!
-¿Por qué? ¿Por qué lo haces? –preguntó Gotsumon cuestionando lo que había escuchado.
-Mi madre… Torkaimon la tiene secuestrada… -dije a cada instante.
-¿Desde cuándo…? –siguió preguntando Gotsumon.
-Hace seis meses… -le dije… -Debo obedecer sus órdenes, o si no… o si no…

Me aparté como pude del lugar, intenté huir y alejarme de Gotsumon, pero éste me tomó de las ropas y no dejó que me fuera.
-¡Déjame en paz! –le grité. -¡Ya descubriste quién es el traidor! ¡Vamos! ¿No dijiste que te encargarías de mí?
-No lo haré. –dijo Gotsumon. –Tú eres mi amigo y no…
-¿Puedes dejar de decir estupideces de “amistad” y esas cosas? –grité. -¡Está claro que esas babosadas no existen en este mundo! ¡El mundo está lleno de fuertes y débiles! ¡Torkaimon es fuerte y yo soy débil…!

No pude terminar de hablar, un fuerte golpe de roca de parte de Gotsumon me interrumpió.
-Tú no eres débil. –me dijo Gotsumon. –Eres fuerte, quisiste salvarnos a todos, te has plantado de cara a Onagimon…
-¡Sólo fingía para no levantar sospechas! –le dije para intentar hacerme el duro, pero no pude contener mi rabia. – Yo… yo… ¡odio a Torkaimon!
-¿Y por qué no lo vences? –preguntó de nuevo Gotsumon intentando acercarse a mí.
-¿Qué crees que es lo que quiero? –le dije. -¿Por qué crees que quiero que vayamos a ese castillo? Si pudiera hacerlo por mi propia cuenta, ya lo habría hecho… Gotsumon… ya no quiero ser esclavo de Torkaimon… dime qué puedo hacer… Quiero salvar a mi madre… pero no quiero seguir siendo el malo…

Gotsumon me abrazó con delicadeza debido a las heridas que tenía, y me dijo:
-No te preocupes, sé que no eres malo después de todo. Vayamos a vencer a Torkaimon.
-Pero… ¿y mi mamá? –pregunté. -¿Y los otros niños? No puedo decirles que soy el enemigo en persona…
-No le pasará nada, te lo prometo. –me dijo. –Y de lo demás, tampoco pienses en ello. No le diré a nadie de tu otra identidad.

No pude contener las lágrimas, y a punto de desmoronarme, le dije:
-Gracias, Gotsumon… Yo… nunca había tenido a alguien que se preocupara por mí… Ta lo agradezco, Si… quiero decir, Gotsumon…

Quise abrazar a Gotsumon, pero los gritos del resto de mis acompañantes nos alarmaron a ambos. Corrí todo lo que pude para llegar hacia el lugar, pero estaba algo cansado como para correr con todas mis fuerzas, así que nos tardamos bastante en llegar hacia ellos. Lo que vi me dejó boquiabierto. Los niños y los Digimon en una enorme celda de fuego, y allí, frente a ellos…
-¡To…Torkaimon! –dije al verlo allí.

No pude prestar atención a los gritos de “Huye Daisuke” o “Ve a buscar ayuda”, mis piernas no se movían. Quizás porque después de la confesión que le hice a Gotsumon, tenía más miedo que antes.
-Qué bueno que te veo. –me dijo mi “jefe”. –Es hora de llevar a estos niños a mi castillo.
-Por supuesto, Torkaimon-sama. -dije tratando de mantenerme frío ante los demás. -En esa prisión está mi parte del trato.
-¿Tra... trato? -gritó Rina sorprendida.
-¿Qué clase de trato, Daisuke? -preguntó Hiroshi.
-Tengo mis propios intereses. –contesté sin sentir remordimiento. –Sólo sirvo a Torkaimon-sama, y su plan de devolverle su reino del Digital World.
-¿Qué estás haciendo, Daisuke? –preguntó Gotsumon muy aterrado.
-¿Creías que iba a hacer todo un teatro de mi vida? –le pregunté. –Por supuesto que no, veo que los Niños Elegidos no son tan fuertes como lo indicaban las profecías.
-¡Esto no fue lo que me dijiste, Daisuke! –gritó Gotsumon muy molesto.
-No soy tan ingenuo como todos ustedes. –comenté saboreando la victoria de mi jefe. –Veo que por ese motivo pude hacerles creer que estaba de su lado.
-¡No voy a soportar esto! –gritó Gotsumon, a punto de atacarme.
-¿Qué vas a hacer? –pregunté desafiándole. -¿Vas a atacarme? ¿Se te olvidó que eras mi amigo?
-¡No puedo ser amigo de un ser tan despreciable como tú! –gritó Gotsumon conteniendo su rabia. -¡Angry...!

Pero mi jefe fue más ágil que Gotsumon, y lo lanzó de un golpe muy cerca de la prisión que contenía al resto de los niños.
-Muchas gracias, Torkaimon-sama. -dije al ver su gran fuerza en acción. –Ese montón de rocas lo único que hacía era interferir en mis planes.
-¡Gotsumon-san! –gritó Gaomon.
-¡Eres un maldito! –gritó Akio. -¿Cómo puedes hacernos esto?
-¡Daisuke! –gritó Hiroshi. -¿¡De verdad puedes ser tan frío como para entregarnos a tu jefe!?
-¡Es hora de irnos, Rakugamon! –gritó mi jefe.
-¿Dónde está Rakugamon? –preguntó Rina.
-¿Quieren saber dónde está Rakugamon? -.pregunté. -¿Acaso no se han dado cuenta cómo es que Rakugamon y Onagimon han seguido sus pasos hasta ahora? ¡Así es! ¡Yo soy Rakugamon!

Los niños y sus Digimon pusieron un gesto de total asombro y preocupación al escuchar mis palabras.
-Eres un… -dijo Gotsumon confundido del golpe recibido.
-¿Me retas, Gotsumon? –pregunté.

Tomé mi Digivice, y así, me convertí en el ser del que tanto hablaban. En ese sujeto Digimon que los estaba siguiendo desde un principio.
-Vamos a ver si me retas de esta manera, costal de rocas. –dije burlándome de la situación de nuestras presas.
-¡Angry Rock! –volvió a atacar Gotsumon con las pocas fuerzas que le quedaban, sin embargo, para mi enorme espada, no fue nada difícil apartar sus rocas de mi camino.
-Te dije que no podrías… -hablé de nuevo entrecruzando mis brazos.
-Daisuke… -dijo Gotsumon a punto de desfallecer. –No dejes… que te manipulen… Debe haber alguna manera… de cumplir lo que deseas… y no así… Reacciona… Daisuke…

Gotsumon desfalleció, cayendo inconsciente al suelo. Me dejaba intrigado la manera en que habló antes de desmayarse. ¿Podía ser… que a pesar de lo mal que me portaba con los Niños, pensara en que podría ayudarme? Era imposible… Si todos esos niños habían sido vencidos por mi jefe tan pronto, entonces eso significaba que por más “niños elegidos” que fueran, no podrían restablecer la paz y restaurar el equilibrio natural entre el mundo real y el Digital World.
-Es hora de irnos, Torkaimon-sama. –contesté como punto final, recogiendo a los niños aun encerrados en su prisión, a Gotsumon, y transportándonos inmediatamente a la morada de mi jefe.

Ese lugar era de lo más aterrador. En ese lugar, a pesar de estar cerca de una zona con vegetación, parecía que a los pocos kilómetros antes de llegar, todo estuviera despoblado. Es decir, no había ni vegetación ni presencia de Digimon en la zona, como si solamente la mención del gran morador de la zona infundiera temor a todo el lugar.

Regresé a mi forma humana, y mirando a mis alrededores, dije:
-Torkaimon-sama. Déjeme ir a los calabozos de la zona sur. Debo ir a visitar a alguien.
-Está bien. –dijo mi jefe. –Onagimon se encargará de llevar a estos bribones a las mazmorras.
-Vaya, vaya. –dijo Onagimon llegando de repente. –Veo que el humano conocido como Rakugamon ha cumplido su palabra a final de cuentas.
-No sé a qué humanos habrás conocido. –dije. –Pero al menos de mi parte estarás seguro que cumplo mi parte del trato.
-¡Ven aquí, maldito desgraciado! –gritó Hiroshi. -¿Nos encierras y ahora pretendes huir? ¿Pero qué es esto?
-Esto… -dije volteando hacia Hiroshi. –Esto es la prueba de que esos “niños elegidos” de los que tanto hablaba la estúpida bola rosada de Piccolomon son sólo más que inventos y cuentos.

Me retiré dándoles la espalda, tanto corporalmente como simbólicamente a los que supuestamente eran mis amigos. Sin embargo, me detuve frente a Gotsumon, quien, aún dormido, se encontraba frente a mí.
No dejes… que te manipulen…”

No entendía esas palabras. ¿Qué más podría pasar? Es decir, había cumplido mi parte del trato, había capturado a los Niños Elegidos… Todo debería ir bien… O al menos eso creí por mucho tiempo. Me dirigí a la zona de los calabozos. La zona sur sólo estaba llena de los niños que Torkaimon-sama elegía para llevar a cabo sus planes, pero encontrándome a mí, los liberó a todos. La única persona que habitaba esa zona, a pesar de estar inconsciente todo el tiempo, era…
-Mamá… -dije al entrar a su celda y verla allí, inmóvil.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, escurriéndose hasta caer en el suelo.
-¡No importa lo que he hecho! –grité. -¡Sé que lo que hice estuvo mal…! ¡Pero… pero…! ¡Papá! ¡Ayano-chan! ¡Todos esperamos verte de vuelta en casa! ¿¡Acaso está mal defender a las personas a las que quiero!?

No recibí contestación, no esperaba tenerla. Me sentía solo en ese mundo, tratando de juntarme con la peor calaña de la zona, tan sólo para evitar un desastre mayor. Y mi madre, en esa prisión parecía un ser inanimado. Pude recordar lo que le decía a Ayano-chan cada vez que la veía llorar...

-¿Por qué lloras, Ayano-chan? -pregunté al verla llorar en su habitación, acostada en la cama.
-¿Cuándo...? -gritaba mi hermana con la cara mojada de lágrimas. -¿Cuándo volverá mamá...? Papá dice que pronto... ¡pero aún no llega...!

Me senté en su cama, y tomándola de la mano, le dije:
-Estoy seguro que pronto vendrá.
-Lo mismo dice papá... -dijo tratando de serenarse.
-Eso lo sé. -contesté. -Pero... sé que alguien está tratando de buscarla, de dejarla libre de donde la tengan, y de que pueda volver a casa sana y salva.
-¿Cómo lo sabes? -preguntó.
-Sólo es un presentimiento. -dije mirando hacia el techo. -Pero te aseguro, que más pronto de lo que te imaginas, mamá volverá con nosotros.


Quería decirle a mi hermana: “Yo estoy haciendo todo lo posible para salvarla”. “Sé dónde está, en cualquier instante me la entregarán y podremos ser felices”. Cuántas ganas tenía de gritar y confesarle quién era en realidad... Pero sabía que nadie iba a creerme... Mi jefe sabía bien que nadie me creería que mamá estaba en un mundo creado por las redes de computadoras... nadie... Sí, estaba solo... Y los llamados “niños elegidos”... siendo vencidos tan fácilmente... Sabía que eso solo eran leyendas que no tenían nada de verdad... Pero solo los ingenuos creen en esas mentiras.

Me sequé las lágrimas y salí de la habitación, para intentar dialogar con mis subordinados. Al fin y al cabo, era comandante.
-¿Cómo ha estado la prisionera, Bakemon?
-Bieeen… -dijo el Bakemon arrastrando su voz, a la vez que flotando frente a mí.
-Espero que sea así. –contesté. –Ella es la única prisionera a la que se le pueden dar todos los privilegios.

Así, salí de los calabozos, y me dirigí a la zona norte. Quizás allí estarían “no-esperándome” mis viejos “amigos”. Y al entrar, pudieron notar que era yo. Los niños y sus Digimon, todos esposados para evitar que escaparan.
-¿Cuándo nos traerán comida? –preguntó Akio.
-En cualquier instante un Bakemon los alimentará. –dije. –Pero si yo fuera ustedes, no me preocuparía por comer a estas alturas del juego.
-¿No piensas liberarnos? –preguntó Rina.
-¡Claro que no! –dije. -¡Me ha costado mucho trabajo tratar de debilitarlos! ¿¡Y creen que voy a dejar libres a mis enemigos!? ¡Claro que no!
-No puedo creer que todavía hables así, Daisuke. –dijo Hiroshi a punto de llorar. -¿No piensas en tu familia? ¿Qué pensarían ellos de ti?

Miré fijamente a Hiroshi después de esa excusa, e inmediatamente le di la espalda.
-Lo estoy haciendo por ellos… -murmuré saliendo de los calabozos.
-¿Qué dijiste? –preguntó Mizuki.
-Que un Bakemon vendrá a traerles comida. –contesté creyendo que no habían escuchado lo que dije. –No intenten escapar o podría irles peor.
-¿Y qué cosa peor podría pasar? –preguntó Piyomon.
-No saben lo poderoso que puede ser mi jefe. –contesté sin mirarles.

Al salir de los calabozos para ir a la morada de mi jefe, la duda comenzó a carcomer mis sentimientos. Me estaba portando tan indiferente con aquellos que depositaron su confianza en mí. Pero… Gotsumon estaba con ellos, había escuchado mi confesión, él era el único que me comprendía, a pesar de las circunstancias. ¿Podría darle la espalda después de que intentó darme la mano? Sin embargo, ya le había dado la espalda. Me había burlado de él, de su situación, de haber perdido una batalla contra mi jefe… Seguramente jamás me perdonaría por mis actos… ¿Pero qué podía hacer…? La vida de mi familia dependía de mi “eterna lealtad” a cierto Digimon.
-¿Podría liberarlos? –me dije a mí mismo.

¿Pero qué rayos estaba diciendo? ¿Cómo que “los liberaría”? Se supone que era el botín que debía entregarle a Torkaimon-sama, no podía sacarlos como si nada… La vida de mi madre estaba en juego, y lo que menos debía hacer era hacer enojar a tan semejante Digimon.
-Podría liberarlos después de que mi madre regrese al mundo real…

Sí, eso iba a hacer… Aunque tuviera que enfrentar la última de las consecuencias… Debía ser rápido y actuar inmediatamente, en cuanto mi jefe liberara a mi madre… Ya era hora de que lo hiciera, había luchado hasta el cansancio para que este momento llegara, y ya era hora de que cumpliera con su parte del trato, pero… antes de cruzar la puerta que daba a su recinto, no pude creer lo que comencé a escuchar. Torkaimon y mi subordinado Onagimon, hablando en esa habitación, de algo que me dejó desconcertado.
-Esto me está preocupando, Torkaimon-sama. –escuché hablar así a Onagimon. –Le está dando a ese niño humano muchas facilidades… Se saldrá de control si no mantiene a raya a ese niño…
-¿De qué hablas, Onagimon? –preguntó mi jefe.
-¡Hablo del trato que hizo con ese niño Yanami! –contestó el Digimon del martillo. -¿Piensa cumplir con su promesa de liberar a la prisionera?
-¿Hablas de Misuzu? –preguntó mi jefe. -¡Por supuesto que no! ¡Ese niño será muy hijo de Kaito, pero de inteligencia no tiene absolutamente nada! ¡Es más, en cuanto llegue, deberías ir a encerrarlo con los demás niños elegidos! ¡Ese niño es un elegido al igual que los demás! ¡Tan sólo debes aparentar que es tu jefe! ¡En cuanto lo tengas frente, tan sólo hazle ver que su lugar en este castillo no es más que una simple basura!

Quedé helado al escuchar esas palabras… Era imposible… ¿tan sólo era una trampa? ¿Yo? ¿Un niño elegido? ¿Cómo era posible? Hablaba con el nombre de mis padres como si los conociera de hace mucho… Esto no estaba pintando para nada bien.

Salí corriendo hacia los calabozos, justo en la zona donde estaban el resto de los niños. Desesperadamente tomé las llaves y, probando una por una, traté de abrir la celda que los mantenía presos.
-¡Rápido! –grité asustado. -¡Pónganse de pie!
-¿¡Qué es lo que quieres hacer, Daisuke!? –gritó furiosa Rina.
-¡Sacarlos de aquí! –dije. -¡Este lugar es peligroso!
-¿Y crees que vamos a caer en tus palabras? –preguntó Hiroshi.
-¡No pienso discutir nada ahora mismo! –grité. -¡Sólo sé que debo sacarlos de aquí ahora! ¡Torkaimon no puede seguir así!
-¿Cómo que “así”? -preguntó Akio.
-¡Ese maldito me engañó! -grité desesperado tratando de buscar la llave que abría la celda.
-¿Qué estás haciendo, niño Yanami? –logré escuchar una voz.
-Pienso sacar a los niños elegidos de esta prisión, maldito Onagimon. –grité.
-¿Piensas desobedecer a Torkaimon-sama? –preguntó con una total inocencia fingida. –Recuerda que él va a liberar a esa persona tan importante para ti en cualquier instante.
-¡Deja de fingir, maldito Onagimon! –volteé y comencé a gritar. -¡Los acabo de escuchar! ¡Él no piensa cumplir su promesa! ¡Dime la verdad! ¿Conoces a mis padres? ¿Qué te han hecho?
-Ser los más grandes mentirosos de todo el Digital World... -contestó Onagimon. –Tu padre encerró a Rakugamon en esa prisión, y venció a nuestro jefe. No podemos dejar que el hijo de Kaito sea quien vuelva a vencernos.

Inmediatamente, éste me tomó del cuello y me pegó contra la pared.
-Y ya que descubriste la verdad... -siguió diciendo. -supongo que ahora mismo te quito el cargo como comandante de las tropas armadas.
-¡No pienso volver a ser comandante! –grité tratando de forcejear. -¡Yo sólo cumplía un trato! ¡Cumplí mi parte! ¡Es hora que Torkaimon cumpla la suya! ¿¡Cómo voy… a permitir que ese maldito no cumpla su promesa de liberar a mi madre!?
-Porque nosotros somos malos… -contestó Onagimon. –No somos como ustedes los humanos, que pueden ser engañados tan fácilmente…

Onagimon abrió la celda donde estaban los demás, me lanzó con tal fuerza que dejé caer las llaves a las afueras de la celda, y cerrando la puerta, dijo:
-Por cierto, olvídate de que Torkaimon-sama cumpla el trato.
-¡Sácame de aquí, Onagimon! –grité una y otra vez.

Sin embargo, mis gritos no sirvieron de nada. Estaba encerrado en una de tantas prisiones que con solo tocar las rejas, uno se debilitaba. Mis gritos de rabia e ira, de pronto fueron turnándose a gritos de tristeza y desesperación.
-¡No le hagan daño! –grité suplicando. -¡Por favor!

Pero Onagimon no hizo caso. Bueno... sí lo hizo, sólo para decir:
-¡Cállate, sucio niño elegido!

Y así, con esa frase en mi mente, se fue de los calabozos. Al voltear a mi alrededor, tan sólo pude notar la atónita mirada de mis compañeros de celda y sus respectivos Digimon. Gotsumon era el único que se encontraba todavía inconsciente.
-Daisuke... -dijo Rina.
-¿Qué quieres? -grité.
-¡No tienes por qué gritarle así a Rina! -contestó Piyomon.
-¿Y qué más pueden decir ahora? -contesté desafiante- ¿¡Que me lo merecía!? ¿Que qué bueno que estoy encerrado como todos los demás? ¡Vamos! ¡Búrlense de mi! ¡Búrlense del gran idiota... Daisuke Yanami...!

Pero ya no pude hablar más, pues era cuestión de minutos en que intentaran hacerle daño a mi madre. El sólo pensar en esa posibilidad... no pude más, rompí en llanto... No pude pensar en ese instante, ni siquiera me di cuenta en el instante en que Gotsumon despertó de su desmayo, y al mirarme, lo único que hizo fue levantarse del suelo, y sentarse junto a mí...

Continuará...
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [28/??] + Extras

Mensaje por Gargadon »

Lamento primero la tardanza y luego que el capítulo no quedó como esperaba U.U En el próximo capítulo llegaremos a Light City, trataré de ser más rápido y escribir más las escenas de acción.
Spoiler: Mostrar
28. Tratando de seguir adelante

-¡Wizarmon es aliado de Torkaimon! –grité por fin. -¡Ha estado vigilando nuestros pasos y no dejará que lleguemos tan fácil a Light City!
-¿¡Qué!? –gritaron todos.
-“A Torkaimon-sama nunca le han gustado los metiches que se interponen entre él y su plan de crear un nuevo Digital World, ex-comandante Rakugamon.” –dijo una voz diferente a la de Trailmon desde el altavoz.
-¡Es Wizarmon! –gritó V-mon.
-“Así es.”- contestó esa voz. –“En estos instantes, Trailmon no es consciente de sus actos, pues lo estoy manipulando para que no puedan llegar a Light City.”

Entonces, el movimiento de Trailmon se detuvo bruscamente, haciendo que Mizuki saliera de las duchas, tratara de cubrirse rápidamente con una toalla y ponerse de pie. Ayano-chan cayó del sofá, pero un ágil V-mon logró evitar que cayera al suelo, y los platillos del comedor se desparramaran en el piso. Acto seguido, sentimos cómo Trailmon volvía a moverse, pero esta vez su movimiento era un poco extraño, lo cual pudimos confirmar cuando salimos del vagón mirando hacia el exterior y vimos cómo Trailmon avanzaba en reversa.

-¡Maldito! -grité furioso.
-¡Miren! -dijo Mizuki apuntando hacia nuestra derecha. -¡Por allí!

Observando hacia donde indicaba Mizuki, pude ver, al igual que todos, a Wizarmon en otro Trailmon, más robusto, negro y perfilado.
-¡Eres un cobarde! -gritó Akio. -¡Ven aquí y pelea como los hombres!
-Lo haría. -dijo. -Pero debo reunirme con otros comandantes en Light City. Así que si me disculpan...
-¿Comandantes? -pregunté. -¿Quieres decir que hay más?
-¡Gear Sting! -gritó Fanbeemon lanzando sus aguijones contra el enemigo.

Pero como era de esperarse de un adulto, pudo esquivar con una agilidad, o quizás por su magia, aquél ataque. Entonces, alzó su mano, formó una especie de bola naranja alrededor de éste, y...
-Thunder Cloud. -dijo Wizarmon lanzando su ataque hacia nuestro vagón.
-¡Ayano-chan! -grité entrando al vagón, a pesar del estruendo que se produjo.

El techo del vagón comenzó a desplomarse.
-¡Daisuke! -gritó Gotsumon asustado.

Lo único que pude ver fue cómo el candelabro del vagón se desplomaba sobre nosotros, cerré los ojos tratando de esperar que Ayano-chan no sufriera daños, pero afortunadamente contamos con un león, un Vigilante y un dragón fortachón salvándonos de ser aplastados.
-¿Se encuentran bien? -preguntó el Digimon de mi padre.
-Wizarmon no nos va a dejar por un buen tiempo. -contestó Leomon.
-Hay que llevar a ojou-san hasta Light City sin contratiempos. -dijo V-Dramon.
-Sí. -afirmé moviendo la cabeza mientras abrazaba con fuerza a mi hermana.
-¿Se encuentran bien? -preguntó Hiroshi desde el barandal del final del vagón.
-¿Qué diablos te pasa, Wizarmon? -grité furioso, no sin antes correr hacia afuera y plantarme frente a dicho “comandante”.
-Mi deber es eliminar a todos los niños elegidos, en especial los de los hijos del elegido.
-¡Eres un...! -refunfuñé apretando los puños. -¡Vamos, Leo...!

Pero el joven nuevo, parecía estar más extraño que de costumbre, pues a pesar de estar relajado, o al menos ese era su semblante, una especie de halo color café lo envolvía a él y a su amigo Digimon.
-¡Tú quédate cuidando de tu hermana! -gritó Fanbeemon. -¡Ella te necesita ahora mismo! ¡Nosotros nos encargaremos de este asistente!
-¿Asistente? -preguntamos todos ante extraña “palabra”, que parecía ser más sacada de un error de traducción que de otra cosa.
-No creo que sea de mucha ayuda alguien que no demuestra sentir dolor ante la muerte de uno de sus cercanos.

Al esuchar las palabras del mago, todos volteamos a mirar a nuestro “amigo”. Sabía que era raro, pero no entendía ese comentario. Pero sin prestar atención a eso, notamos cómo el chico nuevo lanzaba su Digivice al cielo, concentraba todo ese extraño halo en un solo punto de una de sus manos, y como formando un arco con sus manos, apuntó directamente al dispositivo sagrado, lanzó dicha energía pegando contra el Digivice, y se produjo una evolución.

Un enorme avispón, con un aguijón metálico y una especie de turbinas cerca de sus alas. Un Waspmon por completo.
-Creo que necesitaré refuerzos. -contestó el Digimon mago. -Magic Game.

Sobre el Trailmon enemigo, se formaron alrededor de Wizarmon 13 réplicas de él mismo, quizás para despistarnos a todos, pues rápidamente comenzaron a moverse danzando para mezclar al real entre los demás imaginarios.
-Juu Ou Ken. -gritó Leomon lanzando uno de sus famosos puños contra alguno de los Wizarmon, pero no logró darle al verdadero. Al contrario, éste desapareció, pero no estábamos en plan de eso.
-Thunder Cloud. -lanzó Wizarmon su ataque especial, el cual multiplicado por sus réplicas, logró darle de lleno a mi amigo Digimon.
-¡Leomon! -grité al ver cómo caía este del techo del vagón, degenerando en el viejo Gotsumon.

Por fortuna pude tomarlo antes de que por algún motivo rodara y cayera al suelo y no en el vagón, lo cual hubiera resultado más desastroso.
-¿Estás bien, Gotsumon? -pregunté preocupado.

El joven nuevo habló con su Digimon en el idioma que ellos dominaban a la perfección, y fue entonces cuando...
-Turbo Stinger. -recargando aquellas turbinas, logró apuntar un rayo desde su aguijón contra el Wizarmon 8 contando de izquierda a derecha.

Pareció ser que ese era en realidad el verdadero enemigo, pues cuando el golpe dio de lleno contra el Digimon mago, todas sus réplicas desaparecieron instantáneamente, incluido él.
-¡Lo logramos! -gritó Akio de alegría.
-Todavía no. -dijo Waspmon.
-Veo que son más fuertes de lo que pensé. -contestó Wizarmon escalando desde el Trailmon enemigo con dificultad. -Torkaimon-sama tenía razón... Los espero... en Light City... quizás hay unos enemigos que podrían hacerles frente... incluso podrían matarlos....

Y diciendo esto, abrió un Digital Gate frente a su Trailmon, el cual cruzaron y desaparecieron. Waspmon intentó seguirlos, pero el Digital Gate se cerró rápidamente y el Digimon de nuestro nuevo amigo no pudo llegar a tiempo, así que regresó a nuestro lado, degenerando a Fanbeemon.
-¿Quién eres tú? -le pregunté al joven nuevo, ciertamente me sorprendía la manera en la que logró evolucionar a su compañero de viaje, y me intrigaba sobre todo las declaraciones de Wizarmon... Pero ni él ni su Digimon quisieron respondernos.
-Se fue ese brujo... -dijo Akio.
-¿Te encuentras bien, Gotsumon? -pregunté asustado abrazando a mi amigo de roca.
-Daisuke... -dijo mi amigo con las pocas fuerzas que le quedaban. -Perdona por no haber peleado como debía...
-No, Gotsumon. -dije. -Tranquilo... estamos bien todos... Descansa mi amigo...

Gotsumon cerró los ojos y se dispuso a dormir, agotado por el tremendo golpe recibido. Lo cargué sobre mi espalda y lo llevé al suelo dentro del vagón, mientras V-Dramon se disponía a poner unas sábanas para colocarlo y dejar que durmiera un poco.
-¿Cómo está Ayano-chan? -pregunté.
-Ojou-san está bien, creo... pero no sé si resista hasta Light City.
-Y si el tren sigue avanzando en reversa, menos podremos llegar a tiempo. -dijo Mizuki.
-¡Cierto! -grité. -¿¡Cómo vamos a despertar a Trailmon de su trance!?

Trailmon seguía avanzando en reversa. Sabíamos que aún seguía bajo el influjo del enemigo cuando nos dijo:
-"Mi deber es llevar a los Niños Elegidos a su tumba".
-¿¡Eh!? ¡Yo no quiero morir! -gritó Hiroshi alarmado.
-Calma, calma. -trataba Akio de controlarnos a todos. -Daisuke, ¿sabes qué puede estar haciendo que Trailmon actúe de esta forma?
-No tengo idea... -dije resignado. -Probablemente mi antiguo “jefe” estuviera realizando alguna forma de controlar a los Digimon a su voluntad.

Kamemon se apartó del grupo para dirigirse a las “cabinas” del tren. Hiroshi, al ver a su Digimon apartándose, corrió detrás de él.
-¡Oye! ¿A dónde vas? -preguntó.
-Aquí. -dijo Kamemon sin más, apuntando a los controles de la cabina del tren.
-¿Qué quieres que...? -preguntó Hiroshi, cuando al parecer comenzó a pensar seriamente. -¿Esto?

Preguntó al tomar el Digivice entre sus manos, con una respuesta afirmativa de parte de su amigo. Hiroshi apuntó la pantalla del Digivice hacia el tablero, lanzando un fuerte destello de luz.
-¿Qué pasa? -preguntamos todos al escuchar los gritos de Trailmon mientras éste se sacudía con violencia.
-¡Sólo un poco más...! -dijo Hiroshi sosteniéndose con fuerza de un barandal para evitar caer y hacer que el esfuerzo fuera en vano.

Y al final resulto un éxito. Trailmon de pronto se detuvo, sus gritos desaparecieron, y todo parecía ir bien, ¿o no? Corrimos todos hacia el vagón de operaciones, y me sorprendí al ver lo que vi en el suelo.
-Un Digicore negro... -dije sorprendido.
-Parece bola de boliche. -contestó Akio tratando de agarrar con sus manos el susodicho Digicore.
-¡No lo toques! -grité advirtiéndole. -¡Si lo haces, también te volverás en contra de nosotros!
-Bueno, tú estabas en contra de nosotros, y que yo sepa no tenías una de estas bolas dentro de ti. -contestó.
-¿¡Qué estás tratando de decir!? -contesté enojado al escuchar tales afirmaciones.
-¡Basta, Akio-san, Daisuke-kun! -gritó Gaomon tratando de calmarnos a ambos.
-¡Pero claro! -siguió hablando sin hacerle caso a su amigo. -¡Ahora que tu hermana menor está aquí, tratas de hacerte el santo!

Lo único con lo que pude reaccionar fue con un golpe de puño en la cara.
-¡Daisuke! -gritó el Digimon de mi padre. -¿¡Pero qué te pasa!?
-Lo que menos quería era traer a Ayano-chan a este mundo desconocido. -dije bajando la mirada. -¡Mira en lo que nos estamos metiendo por haberla traído! ¡Mi hermana está enferma! ¡No es por tratar de hacerme el santo! ¡También me preocuparía si alguno de nosotros estuviera en serios problemas! ¿¡Cómo puedes tomar las cosas tan a la ligera cuando alguien está enfermo!? ¡Tenemos dos bajas en este preciso momento, no es para burlarse!

Entonces se hizo un silencio absoluto de parte de todos.
-¿Cómo... puedo deshacerme de este Digicore? -preguntó Hiroshi temeroso de recibir una respuesta a gritos.
-Air Shot. -disparó Patamon hacia el Digicore negro, deshaciéndose de la manera más pronta.
-¿Tan pronto? -preguntó Hiroshi.
-No conozco la razón de ser de que el Digicore se vuelva negro. -contesté. -Seguramente se había vuelto inestable después del disparo de la luz sagrada.
-Trailmon... ¿se encuentra bien? -preguntó Rina.

De pronto, las luces del tren comenzaron a encenderse, como si indicara que en realidad Trailmon comenzara a recuperarse.
-“¿Qué... qué pasó?” -comenzó a preguntar el viejo tren.
-¿Se encuentra bien, Trailmon-san? -preguntó Gaomon preocupado.
-“¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?” -volvió a preguntar el Digimon tren.
-¿Acaso no nos reconoces? -pregunté. -Nos estabas llevando a Light City, incluso nos otorgaste el vagón de primera clase.
-“No...” -siguió relatando Trailmon. -“No logro recordarles... ¡Esperen! ¿Ustedes no son humanos?”
-Bueno, al parecer lo somos... -contestó Akio en su tono de broma.
“¿Ustedes son los hijos de los Niños Elegidos de hace treinta años?” -preguntó Trailmon muy asombrado. Tal parecía ser que de verdad no nos hubiera reconocido desde un principio.
-Bueno, sí... lo somos... -contesté mirando a mi hermana.
-¡Cómo no me di cuenta desde un principio! -gritó Trailmon cada vez más feliz. -¡Ustedes de verdad son los salvadores del Digital World! ¡Repiten la hazaña de sus padres, es increíble!
-¿La hazaña… de nuestros padres? –preguntó Rina. –Creí que el señor Yanami era el héroe del Digital World.
-En esencia así fue. –contestó el Digimon de mi padre. –Sin embargo, de no ser por los demás, el esfuerzo de Kaito y el mío hubiese sido muy pequeño en comparación con el de ese maldito Digimon. El suceso fue que en realidad la emboscada la realizaron los demás, y el padre de Daisuke sólo fue quien pudo desmantelar la organización por dentro.
-De no ser por los demás... -contestó Hiroshi.
-Mi padre y mi madre... -le seguí la frase. -hubieran sido asesinados por mi antiguo jefe... tan sólo por haberlo traicionado.
-¿Ves Daisuke? -preguntó el Vigilante. -De no ser por los demás, nadie sabe qué habría pasado mientras nos encontrábamos en los calabozos.
-¿Mi hermana... también? -pregunté volteando hacia ella. -¿Ella también tenía qué venir?
-Los Elegidos fueron designados por Yggdrasil. -dijo de nuevo el Digimon de mi padre. -Esta vez nada es diferente.
-Como sea. -contestó Trailmon. -Sólo puedo agradecerles por lo que han hecho... de verdad no recuerdo nada de lo que ha pasado en las últimas horas. ¿A dónde desean ir? Les puedo llevar sin costo alguno.
-A Light City. -contestó Hiroshi.
-Me niego a ir. -dijo Trailmon al escuchar el destino de nuestro viaje.
-¿¡Qué!? -grité molesto. -¿¡Qué le pasa, Trailmon-san!? ¡Tenemos qué llegar a Light City cuanto antes!
-Light City se ha vuelto un lugar muy peligroso. -contestó Trailmon. -Nuevos comandantes de Torkaimon han tomado la ciudad y han hecho de ella lo que quieren... matan a quien se les cruce de frente, han establecido toques de queda... Light City ha perdido el esplendor que tenía en esta zona. No pienso ir a ese lugar ni llevarlos a ese infierno.
-Ojou-san se ha vuelto a dormir. -contestó el Digimon azul saliendo del vagón de primera clase.
-Ayano... chan... -dije murmurando mientras bajaba la mirada.

Hiroshi tomó aire y dijo:
-Mientras no vayamos a Light City, esos “comandantes” harán de las suyas.
-Por eso estamos aquí. -contestó Rina. -Por eso tuvimos qué despedirnos de nuestros padres, porque queremos... no... tenemos qué repetir lo que ellos hicieron.
-¡Además...! -grité. -¡Además... si no llegamos a Light City... mi hermana... mi hermana...!
-Puedo llevarlos. -contestó Trailmon. -Sólo les pediré que tengan cuidado.

Así, Trailmon comenzó su marcha, quizás a mayor velocidad de la que íbamos en un principio, pero parecía que por la distancia en la que estábamos, llegaríamos a la ciudad de noche.

Todos regresamos al vagón de primera clase, y Trailmon nos preparó la comida. Pero no tenía apetito alguno, primero fui a ver a Gotsumon y a Ayano-chan.
-¿Cómo te encuentras, Ayano-chan? -pregunté, aún sabiendo que dormida no me respondería.
-¡Oye, Daisuke! -gritó Akio. -¡Si no vienes pronto, no tendrás ración de comida!
-¡No digas eso, Go...! -grité antes de darme cuenta de que Gotsumon también estaba durmiendo, o bueno, eso parecía...
-Daisuke... -dijo Gotsumon todavía acostado en el suelo sobre una manta. -Lamento no ser tan fuerte...
-Gotsumon... -dije sin acercarme a él.

Quizás había entendido la razón por la que todos estábamos en este mundo. Era cierto que Gotsumon había peleado contra mi jefe y le había ganado, pero de no ser por Piccolomon, por Gargadomon, o por el resto de mis acompañantes, todo habría tenido consecuencias que habría lamentado... Pero, todo indicaba que Gotsumon había perdido parte de su orgullo desde que mi jefe reapareció... Quizás con su última derrota, todo había explotado dentro de él. Su dolor no era físico, sino más emocional que cualquier otra cosa...

Continuará...
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [29/??] + Extras

Mensaje por Gargadon »

Un capítulo más. Creo que con este saldo un poco la deuda que tenía con el anterior.
Spoiler: Mostrar
29. Terror en Light City – Parte 1

Trailmon avanzaba a una buena velocidad, animado quizás por la confianza de saber que éramos aquellos descendientes de esa leyenda que circulaba por todo el Digital World desde hacía treinta años… Gargadomon se había subido al techo del vagón para hacer guardia mientras los demás tratábamos de disfrutar el almuerzo. V-mon no se despegaba ni un instante de mi hermana menor, excepto por si necesitaba algo, y Gotsumon… bueno… Gotsumon apenas comió la mitad de la porción que nos habíamos servido todos. Era muy extraño, sobre todo si todos recuerdan que era el que devoraba la comida en mi casa.

-¡Gotsumon! –le regañé. -¡Deberías comer un poco más! ¡Gastaste muchas fuerzas en la última pelea!
-El esfuerzo fue en vano, Daisuke… -dijo Gotsumon mientras jugaba con los palillos.
-Oye, Steve… -trataba de hablar Rina con el chico nuevo. -¿Qué fue eso de…?
-Si le preguntas por lo que pasó hace unas horas contra Wizarmon, olvídalo, no te contestará. Ya lo intenté. –dije.
-No me gusta hablar de mi vida. Es lo que dice mi amigo. –contestó su Digimon.

Ese aspecto de nuestro nuevo acompañante era mucho más sombrío. Si de por sí el hecho de tener a Fanbeemon como intérprete era muy incómodo, peor era el hecho de que realmente no hablaba demasiado.

-Torkaimon no parece fuerte… ¿o sí? –trató Hiroshi de cambiar la conversación.
-No lo sé… -dije bajando la mirada. –Es como si lo poco que conociera de él fuese tan sólo una mentira… pero es de esperarse… me mantuvo engañado mucho tiempo…

Era incómodo sentirme así, sobre todo si mi hermana dependía de qué tan fuerte me mostrara frente a las circunstancias. Peor aún, Gotsumon no parecía estar de humor para animarme como siempre lo hacía.

-¡Estos dos necesitan un psicólogo urgentemente! –dijo Akio animado mientras devoraba un buen pedazo de carne.
-¡Akio! –protestamos mi Digimon y yo al unísono.

Era de suponerse. Ninguno de los dos estaba con los ánimos por los cielos.

-En treinta minutos entraremos por el camino subterráneo de Light City. –dijo Trailmon por el altavoz.
-¿Subterráneo? –preguntó Mizuki. -¿Tren subterráneo?
-Al parecer la entrada principal a Light City ha sido bloqueada. –respondió Trailmon. –Los retenes bajo el mando de los nuevos comandantes de Torkaimon han tomado las rutas principales.
-No la libraremos si nos descubren. –dijo Gaomon.
-¿Y la ruta subterránea no estará bloqueada también? –preguntó Rina.
-El éxito de nosotros los Trailmon es que podemos abrir caminos por dondequiera que vayamos.
-¡Interesante! –exclamó Hiroshi.
-Puedo ver la cúpula que aísla a Light City del resto del Digital World. –contestó el Digimon de mi padre desde las afueras.
-Así que los nuevos comandantes están ahí… -dije en voz baja. –Me pregunto cuántos serán ahora…
-Dicen que son alrededor de tres. –contestó Trailmon.
-Y ya conocimos a uno… -dijo Akio.
-Me pregunto quiénes serán los otros dos. –dije mirando a mi amigo de roca. -¿No te parece increíble, Gotsumon?

Pero mi cara de ánimo desapareció al ver que Gotsumon no cambiaba de parecer por nada. Realmente me molestaba ver a quien me había dado tantos ánimos, ser ahora el que estaba más deprimido que todos nosotros. Pero parecía entenderle… después de todo, era mi amigo. En parte guardaba dentro de mí ese sentimiento de derrota… ¿Si este “nuevo comandante” era un Adulto y ya nos mostraba un tremendo potencial? ¿Cómo serían los otros dos? Lo más triste era que íbamos directo a una muerte segura, enfrentándonos contra todos…

-Onii-chan... -dijo Ayano-chan despertando. -¿Ya llegamos a Light City?
-Llegaremos muy pronto, Ayano-chan. -contestó Rina quitándome las palabras de la boca.
-Gracias Rina. -dije mirándola fijamente. -En cuanto lleguemos a Light City buscaremos hospedaje y un médico.

Debía reconocerlo que la única que había podido darse una ducha con tanto ajetreo era Mizuki. Desde que habíamos llegado al Digital World no habíamos podido atendernos como quisiéramos.

Tomé la salida por la puerta hacia la parte trasera del vagón y me topé con el Digimon de mi padre. Parecía más meditabundo que otra cosa, así que decidí tratar de hacerle compañía.
-Ho… hola… -dije tímidamente. Debo confesar de que, aún siendo amigo de mi padre, le tenía respeto y quizás un poco de temor.
-Hola Daisuke. –dijo el Digimon de mi padre. -¿Ya hiciste las paces con tu amigo, el bravucón?
-¿Con Akio? –pregunté. –No… Sigue enfrascado con ese perro asunto… Oye… ¿es verdad que aún no me han perdonado por el daño que he hecho a buena parte del Digital World?
-Tu padre también se hacía esas preguntas…
-¡Pero eso era diferente! –grité. -¡Él ya era un Vigilante encubierto!
-¿Y no crees que también se sintió mal de tener qué realizar el trabajo sucio? No te imaginas qué tan preocupado se ponía todas las noches. El hecho de que estuviera respaldado no le quitaba el hecho de que era un trabajo sucio en cubierta.
-Creo que me he pasado buena parte del tiempo pensando como un viejo aliado del enemigo... -contesté. -Pero ese tiempo ya pasó... Ahora... iremos a Light City...
-Esa ciudad me trae muy lindos recuerdos. -contestó mi compañero de pláticas. -Isao y su Digimon habían sido heridos de gravedad y teníamos una cuenta regresiva para llegar a esa ciudad por atención médica.
-¡Esos no son lindos recuerdos! -grité.

Aquel Digimon de etapa adulta comenzó a reír. Un poco extraño podía decirse... parecía ser todo lo contrario a mi padre, pero por lo que contaba, ambos eran muy similares, o al menos lo fueron cuando se conocieron.
-”Señor Vigilante y el niño”. -dijo Trailmon. -”Entren al vagón que tendremos que atravesar la cúpula”.

El Vigilante y yo obedecimos a la orden de Trailmon, no sin antes mirar a Light City, de frente era inmenso. El Digimon de mi padre estaba con una sonrisa que parecía nadie le iba a quitar, pero yo estaba más sorprendido que otra cosa, preguntando qué habría dentro de ella.
-Pronto, Ayano-chan... estaremos en Light City...

Al ingresar al vagón, de pronto escuchamos como una especie de taladrar, acompañado de una estruendosa vibración que hizo sacudir todo el vagón de nuevo.
-¿Qué está pasando? -preguntó Mizuki.
-”Estamos atravesando la tierra y la barrera que aisla a Light City del resto del mundo” -contestó Trailmon. -”Entenderán que debo abrir paso. Pero no se preocupen, dentro de poco regresaré a las vías abiertas para los trenes”.
-Mientras no sea peligroso... -contesté.
-¿Y esto no es peligroso? -protestó Rina.
-¡Más peligroso que ser perseguido por alguno de los aliados de Torkaimon no creo! -gritó Hiroshi opacado por el fuerte ruido de abrir la tierra.
-“¡En cinco segundos llegaremos a una vía libre!” -gritó Trailmon.

Y Trailmon parecía estar seguro de lo que hacía, pues de un momento a otro, el estruendo de abrir la tierra comenzó a desaparecer, hasta que la fluidez del movimiento del tren se hizo más suave.
-¡Miren! -gritó Rina muy asombrada.

La vía del tren estaba cubierta en la parte superior por una especie de cristal transparente, lo que nos dejaba una hermosa vista de la ciudad, y que enmarcaba una enorme torre blanca con unos bellos grabados cerca de la punta.
-”La ciudad del comienzo”. -recité. -Eso es lo que dice.
-¿La ciudad... del comienzo? -preguntó Akio. -¿Por qué “del comienzo”?
-“Esta ciudad es muy importante para todos los Digimon”. -contestó el tren. -“Algunos cuentan que aquí comenzó el Digital World”.
-¿De verdad? -pregunté asombrado.

La vista de la ciudad desapareció pues dentro del túnel llegamos a una sección con el techo cubierto. Trailmon comenzó a bajar la velocidad de su andar, y de repente nos detuvimos.
-“Señores pasajeros, a pesar del riesgo que conlleva llegar a esta ciudad, hemos llegado a Light City”. -dijo Trailmon. -“Espero que este viaje haya sido de su total agrado. De mi parte apagaré mis circuitos para guardar energías y para no llamar la atención de las tropas armadas”.
-¡Muchas gracias, Trailmon! -dijo Hiroshi bajando del tren.
-“Niños Elegidos, les deseo mucha suerte en su viaje, lograrán restablecer la paz del Digital World”.
-Lo haremos, Trailmon-san. -contesté.

Trailmon, entonces, apagó sus faros y el resto de su maquinaria y tablero electrónico. Al llegar a la puerta de la estación de trenes, pudimos darnos cuenta que la puerta estaba cerrada con cadenas y candados.
-¡No puede ser! -protestó Hiroshi.
-¡Yo me encargaré de esto, Akio-san! -dijo Gaomon.
-¡No! -gritó el Vigilante. -Si ven un estruendo por aquí, se pondrán más alertas.
-¿Y qué vamos a hacer? -preguntó Rina.
-¿No podemos buscar una llave o algo? -preguntó Mizuki.
-Creo que puedo hacer algo. -dijo Akio doblando un clip para papeles y convirtiéndolo en una tira larga de alambre con algunas salientes.

Akio tomó aquella tira de alambre y la insertó en la ranura del candado principal, en menos de cinco segundos, ya había abierto el candado, y fue cuestión de quitar las cadenas para abrir la puerta.
-¿Y cómo hiciste eso? -pregunté asombrado.
-Algo tendrá que ver con el tiempo que perdiste con los bravucones que se colocaban a la esquina de la escuela. -dijo Rina molesta.
-Técnicamente así fue. -contestó el susodicho.
-Veo que no te molesta que te recuerden quien eras hace varios meses. -dijo Mizuki.
-Acepto que fui un malo hace algún tiempo...
-No te molesta... -dije en voz baja.
-Para nada. -volvió a decir.
-Mejor nos vamos de aquí, Akio-san. -contestó Gaomon. -No queremos que esas tropas se den cuenta de que estamos aquí.
-Si conozco a mi antiguo jefe, podría decir que ya sabe que estamos aquí. -contesté.

Tomamos las escaleras que llevaban al exterior, y al salir, notamos una enorme maravilla, pequeños vehículos sobre los cuales estaban montados tanto Digimon en etapa de niñez, como en su estado adulto. Pequeños y grandes comercios, edificios que se levantaban de un lado a otro, Digimon corriendo de aquí para allá... Prácticamente era como una metrópoli en el Digital World.
-No pareciera que este sea un lugar tenebroso. -dijo Piyomon.
-Estoy comenzando a dudar de que los comandantes de Torkaimon estén por aquí. -mencioné.

Pero como si de una mala palabra se tratara, todos los Digimon residentes de la zona comenzaron a mirarme de mala manera, y comenzaron a murmurar unos a otros.
-¿Qué pasa? -pregunté un tanto confundido por la reacción de todos.
-Al parecer “Torkaimon” es una palabra prohibida en esta ciudad. -dijo Gotsumon.

Y nuevamente, los Digimon de la zona voltearon a mirarnos, murmurándose entre ellos como si de verdad fuéramos basura o no sé...
-¿¡Qué pasa!? -pregunté de nuevo.
-¿Cómo es que conocen a ese maldito Digimon? -preguntó un Elecmon.
-Digamos que nos ha hecho mucho daño a todos... -contestó Gotsumon.

Al parecer esa explicación fue suficiente para los Digimon, ya que de pronto, todos se fueron, a excepción de uno, un Geckomon, quien se quedó mirándome fijamente, para concluir por último:
-Cuando escuchen la alarma, mejor escóndanse, gero.
-¿La... alarma? -pregunté. Pero Geckomon se fue sin decir nada.
-Como sea. Debemos buscar un hospital cuanto antes. -dijo Mizuki.
-Cierto. -medité. -Gargadomon, V-mon, Gotsumon y yo iremos a llevar a Ayano-chan a un hospital.
-Rina y yo podemos ir a buscar hospedaje. -dijo Mizuki.
-Bien, Hiroshi, el chico nuevo y yo buscaremos comida. -dijo Akio muy fresco.
-De acuerdo. -contestó el Vigilante. -Daisuke, en marcha.
-Sí. -contesté.

Así, el grupo se separó en tres. El Digimon de mi padre llevaba cargando a mi hermana, en tanto V-mon no se despegaba del Vigilante, y Gotsumon y yo tratábamos de seguirles el paso. Literalmente llevaba arrastrando a mi amigo de roca, no parecía tener ganas de caminar.
-¡Gotsumon! -grité. -¡Deja de hacer esto! ¿¡Cuántas veces debo decirte que no podemos rendirnos ahora mismo!?
-Pero... pero... -replicaba mi amigo de roca.
-Todos hemos perdido alguna pelea durante nuestras vidas. -dijo el Digimon de mi padre. -Pero eso no debería dejarnos en el suelo.
-Ya escuchaste. -dije. -Así que levanta los ánimos, que nos necesitan.

Gotsumon se medio levantó, pero no terminaba de retirar ese semblante triste. Finalmente, con un poco de esfuerzo, pudimos llegar al hospital de la ciudad.
-Bien, entremos. -dijo el Digimon azul. - Ojou-san necesita atención inmediata.

Al entrar, vimos cómo toda una guardia de Guardromon corriendo de un lado a otro. Parecía toda una tropa de soldados robots con forma de tanques de guerra, algo extraño para ser el hospital de la ciudad.
-Creo que nos equivocamos. -dije avergonzado. -Más bien esto parece un taller mecánico...
-Oh, no se equivocó, señor humano. -contestó uno de los Guardromon. -Este es el Hospital de Light City.
-¡Qué bien! -grité por fin. -¡Por favor, atienda a mi hermana! ¡Desde hoy en la mañana se encuentra así! ¡Hemos recorrido mucho para llegar a esta ciudad!
-¿Llegar... a esta ciudad? -preguntó el robot. -Nadie puede entrar ni salir de aquí.
-¿Eh? -pregunté asustado.
-¡Seguramente son soldados de los comandantes! -respondió otro Digimon robot mientras los demás nos rodeaban.
-¡Esto es una locura! -grité un poco harto.
-¡No somos aliados de Torkaimon! -contestó el Vigilante. -¡De verdad necesitamos que atiendan a uno de los nuestros...!

De pronto, las palabras de nuestro compañero de viajes fueron interrumpidas por una fuerte sirena que de un momento a otro sentíamos como que podrían destrozar nuestro sentido de la audición. Por fortuna no duró mucho la alarma, lo cual en mi sentir causó un gran alivio.
-¡Maldición! -dijo uno de los pacientes que esperaba en la sala de espera. -¡Sí son aliados de esos comandantes!
-¡Que no los somos! -grité de nuevo.
-¡Ah! -gritó un Gazimon quien también esperaba sentado su turno. -¡Esos Elecmon están afuera de un edificio!
-¿Eh? -pregunté antes de mirar hacia afuera.

Pude ver a dos Elecmon corriendo asustados en la calle. Parecía ser que de pronto, todo el bullicio de la ciudad se apagara después de la sirena. No entendía lo que pasaba, y menos cuando de pronto, de un pequeño móvil aparecieron varios Nanimon, extrañas bolas con mechas en la cabeza, unas gafas oscuras, la leyenda FUTURE grabadas en cada uno de ellos, y con abundante vello donde normalmente las personas adultas lo tenían, un poco desagradable a mi parecer...
-¡Los ancianos! -gritaron los pacientes en la sala de espera.

Estaba asustado de ver lo que sucedía. Los Nanimon de un lado, y los dos Elecmon asustados tratando de defenderse. Fue entonces cuando uno de los Elecmon saltó hacia el cielo, e iluminando sus enormes colas trató de lanzar su ataque especial contra alguno de ellos, pero uno de los Nanimon, de un golpe, hizo desaparecer los datos del pobre Elecmon.
-¡No! -gritó V-mon asustado. -¿Pero qué hicieron?
-¡Increíble! -dije asustado. -¿¡Cómo pudieron hacerle eso a un indefenso Elecmon!?

Mi rabia se desató cuando ese mismo Nanimon, comenzó a beber una botella de sake entera, y su otro amigo intentó repetir el ataque de su compañero contra el Elecmon que quedaba. No recuerdo por qué lo hice, recuerdo haber escuchado las palabras de los demás diciendo “¡No salgas!” o “¡Esos ancianos te matarán!”, pero no presté atención. Incluso recuerdo haber sentido un tirón por parte de Gotsumon. Impulsivamente salí del edificio del hospital tratando de defender a ese Elecmon de una muerte segura...

Continuará...
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [32/??]

Mensaje por Gargadon »

Pues hoy ha pasado un año desde que publiqué el primer capítulo. Quería escribir sobre otra cosa, pero por motivos de fuerza mayor (que explicaré en el mirror del 6A o 30 en FanFiction) decidí retomar mi vieja historia.

El 6A, el capítulo especial al que finalmente numeré como un capítulo normal. Esto quiere decir que la historia original regresa en el 31 y no en el 30. El mirror de FanFiction está en el post principal.

A continuación dejo dos capítulos más de la historia normal, no se extrañen que sea 31 y 32 xD.
Spoiler: Mostrar
Este es el segundo capítulo por el primer aniversario del fanfic. Recuerdo que había prometido tener dos "What if" y un capítulo normal, pero no creo poder sacar otro "What if" para esta fecha, así que decidí tener dos capítulos normales.

¿Cómo era el fanfic original padre de esta historia? Pues puedo decir que era un guión teatral mal llevado, sin comentar la situación donde se desarrollaba y totalmente inexpresivo. La madre de Daisuke no iba a ser secuestrada, y el enemigo principal podría controlar a Daisuke desde el mundo humano, así eliminaría a los elegidos más fácilmente.

En este capítulo, volviendo a la historia original, revelaré algunas cosas sobre el verdadero poder del niño Yanami. Algo que ni él mismo pensaba que podría ser. Ahora los dejo con el capítulo y seguiré escribiendo, pues esta historia aún no acaba.


31. "Proyecto"

-¡Nooooo! -pude escuchar a Elecmon gritar.

No recuerdo siquiera lo que hice, lo único que recuerdo es que de pronto me vi frente al Nanimon que intentaba atacar al indefenso Digimon, y una espada frente a mí y a mi enemigo, bloqueando el ataque de este último.
-¡Ex-comandante! -gritó con una lentitud el otro Nanimon completamente ebrio. -¡Veo *hic* que se quiere unir a nuestra fiesta *hic*!
-¡Este Elecmon es nuestro! -preguntó el que se encontraba frente a mí.

Elecmon, asustado, apenas balbuceaba sonidos incomprensibles para mí. Sabía que estaba asustado, y más cuando me di cuenta que impulsivamente me había transformado en mi contraparte Digimon. Intenté calmarlo tratando de no moverme con brusquedad, pero sabía bien que mi aspecto en esa forma intimidaba a todo el que me mirara.

El Nanimon que se encontraba frente a mí apartó con facilidad mi espada, dándose cuenta del motivo por el que me encontraba enfrentándolos. Reacción que aproveché con facilidad para atacar al Nanimon ebrio. Éste no pudo siquiera moverse para esquivar el tajo que le hice, haciéndolo desaparecer junto con su botella de sake.
-¡Aaaaahhhh! -gritó Elecmon llevándose las manos a la cabeza y tratando de enrollarse en el suelo.
-¿Pero qué hace, comandante Rakugamon? -gritó el enemigo que quedaba. -¡No debe eliminar a uno de los nuestros!
-No sé qué es lo que pretenden matando a unos Digimon indefensos. -contesté poniéndome de espaldas a Elecmon.
-Todos los que estén fuera del toque de queda deben ser... -gritó el "anciano".
-¡Me da igual! -grité.

Nanimon intentó lanzar un puñetazo contra mí, pero fui ágil y me levanté del suelo, provocando que mi enemigo se atorara con su puño entre los escombros. Acto que aproveché para tomar mi espada y eliminarlo de la misma forma en que lo había hecho con su "amigo". Al terminar, me apoyé sobre mi espada y dije:
-Eran unos debiluchos...

Al prestar atención a mi alrededor, pude notar cómo Elecmon estaba tan asustado que no podía ni moverse. Decidí regresar a mi forma humana para que no sintiera temor, pero provoqué lo contrario, pues intentó salir corriendo, pero lo detuve agarrando uno de sus brazos.
-¡Por favor! -gritaba aterrorizado mientras forcejeaba para intentar escapar. -¡No me haga nada! ¡No volveré a estar fuera de un edificio cuando suene la alarma! ¡Pero por favor, no me mate!

Como pude, me acomodé de tal manera que Elecmon pudiera verme, y sonriéndole, poniendo mi otra mano sobre él, le dije:
-Tranquilo... Esos Nanimon no atacarán, pero es mejor que entremos al hospital antes de que alguno de sus amigos intente hacer algo nuevamente.

El Digimon de mi padre salió del edificio, aún con mi hermana en la espalda, gritando.
-¿¡Pero cómo se te ocurre pelear contra dos enemigos así!? -gritó. -¡No podemos desperdiciar nuestras energías ahora mismo! ¿¡Y si alguno de los aliados de ese maligno sabe que estamos aquí!?
-Ellos ya lo saben. -contesté. -Lo saben desde el momento en que Wizarmon huyó después de intentarnos atacar.

Los tres, o bueno... cuatro, entramos de nuevo al hospital. Pero todos los pacientes miraban atónitos lo que había sucedido hasta ahora.
-Al parecer aún no olvidan quién era ese ex-comandante... -dije bajando la mirada.
-Por eso te dije que era mejor que no pelearas. -contestó el Vigilante. -Sólo llamaremos más la atención y pensarán que estamos formando parte de esta revuelta.

Después de encontrar una máquina expendedora dentro del edificio, V-mon nos invitó a todos una lata de jugo. Quizás eso ayudaría a nuestro "nuevo" acompañante a pasar el trago amargo que suponía perder a un amigo.
-Toma. -dije entregándole la lata.
-No quiero. -contestó asustado a la vez que enojado.
-¿Puedo intentarlo? -preguntó Gotsumon.
-De acuerdo. -dije. -Pero no sé si puedas lograr algo más de lo que intenté.

Gotsumon le entregó con toda naturalidad la lata de jugo, pero ante la negativa de Elecmon de recibir algo de nuestra parte, le dijo:
-No será suficiente, pero podría ayudar a calmarte de todo esto.

Elecmon aceptó finalmente la bebida, y tomándola poco a poco, comenzó a llorar.
-Lamento lo que pasó con tu amigo. -dije. -Debí haber actuado antes...
-Hipócrita. -dijo Elecmon en voz baja.
-¿Puedo saber a quién le llamas "hipócrita"? -pregunté, creyendo saber a quién le decía eso.
-¡A usted, maldito esbirro de Torkaimon! -gritó finalmente. -¡Todos en Light City sabemos lo que ha hecho en Folder! ¿Qué quiere de nosotros? ¿Por qué decidió "ayudarme"?

Tragando saliva, e intentando contener mi rabia, dije:
-Reparar el daño que hice. Vengarme de aquél que nos hizo tanto daño a mí y a las personas que quiero, de aquél al que alguna vez obedecí por temor... No podía quedarme de brazos cruzados mirando lo que pasaba...
-Lo que quiere decir el hermano de ojou-san es que queremos vencer a ese maligno. -contestó el Digimon azul.
-¿Podrías decirnos por qué esos Nanimon los atacaron? -preguntó finalmente el Vigilante.

Elecmon, un poco avergonzado, movió la cabeza en señal de afirmación y dijo:
-¿Escucharon esa alarma estruendosa?
-Sí, todos la escuchamos. -contesté.
-Esa alarma indica el toque de queda en Light City. -Una vez que suena, todos los Digimon debemos buscar refugio en donde sea, o si no... los soldados de esos comandantes nos matarán.
-Eso es feo. -dijo Gotsumon.
-¡No podemos hacerles frente! -dijo el Digimon a punto de llorar. -¡Tenemos qué escondernos hasta el amanecer cuando por fin podemos salir con libertad! ¡Todo por culpa de esa maldita reunión de comandantes! ¡Light City está sitiada! ¡Nadie puede entrar ni salir de aquí! ¡Estamos encerrados!
-Por eso... por eso el Guardromon nos miró extraño cuando dijimos que habíamos llegado aquí... -dije.
-Me pregunto si los demás estarán escondidos. -dijo el Vigilante.
-Eso espero. -comenté.

En eso, inmediatamente mi Digivice comenzó a sonar, así que lo tomé entre mis manos.
-Es Hiroshi. -dije mirando al resto del grupo. -¿Qué pasa? -pregunté.
-¿Pudieron llegar al hospital? -preguntó nuestro amigo desde la pantalla del dispositivo.

Revisando a detalle lo que sucedía, noté que estaban dentro de un establecimiento, pero parecía más que un lugar tranquilo, todo un caos.
-Sí. -dije. -¿En dónde se encuentran?
-En un supermercado. -contestó. -Han sellado las puertas para que nadie salga. Akio quiere que Gaogamon rompa los vidrios, pero no estoy convencido de que deba hacerlo. ¿Sabes por qué está pasando esto?
-¿Escuchaste esa sirena? -pregunté.
-Sí. -contestó el otro susodicho. -Pensé que me iba a quedar sordo.
-Bien. -contesté. -Resulta que al final los tres comandantes de Torkaimon están reunidos aquí. Han puesto esa sirena para que nadie salga de los edificios, bajo pena de ser eliminados.
-¿¡E... eliminados!? -gritó Hiroshi.
-¡Pero no se preocupen! -dije. -Si están dentro del supermercado no les harán nada. Nadie puede salir a las calles hasta el amanecer, así que me temo que nos podremos ver hasta que amanezca.
-¡Bien! -dijo. -Será hasta mañana cuando nos reunamos todos.

Guardé mi dispositivo dando por terminada la conversación.
-Es inútil. -contestó Elecmon.
-¿Qué es inútil? -preguntó Gotsumon.
-Nadie ha podido hacerle frente a tantos armados. -siguió hablando. -Greymon... Kentarumon... Monzaemon... todos ellos fueron eliminados con facilidad...
-Y de los Vigilantes ni sus luces. -contestó el Digimon de mi padre.
-Ellos fueron los primeros en ser eliminados. -dijo. -Sólo enviaron a una tropa, y todos fueron exterminados.

Me levanté de mi asiento y le dije:
-No puedo devolverle la vida a tu amigo. Pero estoy seguro que mis amigos y yo podremos devolverle la paz a esta ciudad. ¿Verdad, Gotsumon?
-Yo... -dijo Gotsumon todavía desconfiado.
-¿De verdad? -preguntó Elecmon a punto de llorar de nuevo.
-Así es. -volví a hablar. -Ese es el principal motivo por el que llegamos al Digital World.
-¡Ojou-san está ardiendo en fiebre! -gritó V-mon asustado interrumpiendo esa promesa que estaba haciéndole a Elecmon.
-¡Maldita sea! -refunfuñé. -¡Y aún no nos atienden!

De pronto, un Agumon con bata de médico salió de una de las salas, y acercándose a nosotros, nos dijo:
-Pueden pasar. Les atenderé en unos segundos *gya*.

Gargadomon entró primero a la sala y dejó a mi hermana acostada sobre una cama.
-Ojou-san... -decía preocupado el Digimon azul mientras le tomaba la mano a mi hermana.
-Tranquilo, V-mon. -contesté tratando de sonreír. -Ayano-chan estará bien...
-Ummm... -musitó el Vigilante. -Esos tubos los he visto antes...

Al mirar hacia donde señalaba el Digimon de mi padre, pude notar que yo igual recordaba esos tubos...
-¿Podrían ser...? -pregunté algo asustado mirando al Vigilante.
-¿Qué le sucede a la paciente *gya*? -preguntó el Agumon con bata.
-No sabemos. -explicó el Vigilante. -Sólo sabemos que de pronto comenzó a presentar fiebre y cansancio.
-Bien *gya* -dijo. -Déjenla en esa cama y salgan de la sala.
-No lo haremos. -dije rotundamente desafiándolo. -Por el bien de ella, prefiero estar a su lado mientras la revisa.

De pronto, sentí como la fuerza de una vara golpeaba contra mi cabeza.
-Estos son secretos de un Doctor *gya* -dijo molesto. -No puedo permitir que años de investigación sean vistos por un humano y unos Digimon ajenos al asunto *gya*.
-No nos iremos de aquí sin que antes nos explique qué son esos tubos. -contestó Gotsumon.
-Nosotros no nos regimos de las leyendas *gya* -contestó el doctor. -Pero me llama la atención una en especial... "Proyecto"...
-¿"Proyecto"? -pregunté.
-Como dije antes, no lo entenderían *gya*. -siguió hablando el dinosaurio amarillo con bata. -Antes debería resolver el misterio de a dónde fueron a dar treinta tubos con la misma forma...

Al decir eso, el Digimon de mi padre y yo nos miramos fijamente. ¿Podría ser que mi antiguo jefe era tan erudito como este Agumon con bata? A lo mejor le había robado al Doctor tantos tubos para realizar sus experimentos, pero...
-¿Ustedes saben algo acerca de eso *gya*? -preguntó el Doctor mirándonos a ambos.
-No, nada... -dije apresurado para que no supiera que quizás conocíamos el paradero de dicho material de investigación.
-Está bien *gya*. -siguió hablando. -Dejaré que se queden aquí con la condición de que no toquen nada *gya*.
-Gya, gya, gya. -dijo Gotsumon. -¿Hay otra cosa mejor que pueda decir aparte de eso?
-¡Respeta a alguien que ha estudiado un doctorado *gya*! -gritó el Agumon golpeando a mi amigo de roca con su vara.
-Lo mejor que podemos hacer es esperar a que el doctor haga su trabajo. -contestó el Digimon de mi padre.
-Tiene razón. -dije.

El Doctor Agumon comenzó a pasar una serie de maquinaria extraña sobre Ayano-chan, y después de unos minutos, al final dio su diagnóstico.
-Lo que le pasa a la paciente no es muy grave *gya*. Sólo necesita un descanso de mínimo un día y estará como nueva *gya*.
-¿Y qué tiene? -pregunté preocupado.
-¿Conocen sobre el Digisoul *gya*? -preguntó.
-No tengo idea... -dije.
-El Digisoul es la fuerza que proviene dentro del alma del humano. -contestó el Digimon de mi padre. -Los Digimon no lo poseemos pero podemos ser influenciados por éste.
-Así es, señor Digimon *gya*. -contestó el doctor. -Pero también hay otro detalle. El Digisoul en el humano es fácilmente corrompible *gya*. Cualquier sentimiento ajeno a la pureza de los corazones de los humanos puede traer consecuencias catastróficas tanto al Digital World como al humano en sí *gya*.
-¿Y eso qué tiene que ver con Ayano-chan? -pregunté.
-La niña humana tiene el Digisoul demasiado contaminado por el estrés. -dijo el doctor.
-¿Contaminado? -preguntó V-mon.
-Entiendo... -contesté.

Para mí, el estar activo de esa forma ya era como el pan de cada día, huyendo de las leyes del bien y haciendo el mal como me viniera la gana, y los demás podían resistir eso por lo que veía, pero Ayano-chan era la más pequeña del grupo... ¿Cómo iba a poder soportar tanta persecución y peleas? Por esa razón me oponía a que viniera al Digital World a pelear junto con nosotros, por eso le insistí que no viniera... No me importaba que tuviera a un Digimon dragón de su lado, esto no era para ella...
-Onii-chan... -dijo despertando de su sueño.
-¡Ayano-chan! -dije acercándome a ella. -Nos iremos ahora mismo a casa...
-¿Qué? -se sorprendió el Vigilante.
-No... -dijo mi hermana. -No quiero regresar a casa...
-¡Pero nos iremos! -seguí contradiciéndola. -¡Todo esto es por haberte traído hasta aquí!
-Onii-chan... -comenzó mi hermana a apretarme la mano comenzando a llorar. -Todos dicen que no puedo hacer nada... mamá y papá siempre hacen todo por mí... también cuando me meto en problemas das la cara por mí, onii-chan... No me dejan hacer nada por mí misma... No entiendo lo que pasa, o por qué tenemos que estar aquí... Pero si no puedo hacer nada por los demás, yo, yo...
-Ayano-chan... -dije resignado.

Me podía sentir identificado con ella. Es decir... todavía mantenía fresca la preocupación de mi madre cuando le dije que quería venir a este mundo sin importar las consecuencias. Pero no sabía cómo ser congruente con lo que trataba de decir mi hermana...
-Tu hermana tiene razón, Daisuke. -contestó el Vigilante. -No lo digo porque sea una obligación estar en este mundo. A final de cuentas ya no hay marcha atrás.
-Olvidaba que no podemos regresar a casa. -contesté bajando la mirada. -Pero... no quiero que vuelvas a darme esta clase de sustos...
-Será mejor que dejen descansar a la paciente *gya*. -contestó el Doctor. -Tengo aquí el suficiente desarrollo para que su Digisoul logre descontaminarse del todo.
-Entendido. -contestó V-mon. -Pero quisiera permanecer con ojou-san si no le...
-Agumon Hakase-sama. -contestó un Guardromon entrando a la sala de pacientes.

Sin embargo, de pronto se callaron todos, y Guardromon me miró fijamente, luego se dirigió al que suponemos era su mentor, y comenzó a hablarle en voz baja a tal grado que ninguno de los presentes logró captar la conversación. De pronto, el Agumon con bata se acercó a mí y se quedó mirándome fijamente.
-¿Es cierto lo que comenta mi ayudante *gya*?
-¿Qué cosa? -pregunté.
-Que puedes transformarte en un Digimon a voluntad *gya*.
-Bueno, yo... podría decirse que así es... -contesté un poco avergonzado.
-Ya veo *gya*. -dijo. De pronto, su gesto de asombro fue cambiando poco a poco, y le dijo a su Guardromon. -Enciérralo en uno de esos tubos *gya*.
-¿Eh? ¿Pero qué rayos...? -Fue mi reacción cuando Guardromon me inmovilizó y me arrastró hacia uno de los tubos.
-¿Qué le hacen a Daisuke? -preguntó preocupado Gotsumon.
-No permitiré que... -contestó el Digimon de mi padre intentando sacar sus armas.

Pero Agumon Hakase se interpuso entre Guardromon y ellos, y dijo:
-No entenderían lo que estoy haciendo *gya*. Tengo mis sospechas de que este chico podría ser la clave de mi investigación.
-¿Investigación? -pregunté mientras me encerraban. -¿¡Qué clase de investigación!? ¡No soy un conejillo de indias!

Al Guardromon cerrar la prisión donde me confinaron, cayó una especie de casco que se colocó sobre mi cabeza. El Agumon con bata se dirigió a una computadora y oprimiendo unos botones, se encendió un monitor con una serie de datos.
-Interesante *gya*. -contestó el Agumon con bata mirando a su computadora.
-¿Qué es interesante? -seguí gritando pidiendo que me dejaran salir.

Inmediatamente el casco se levantó de su lugar y el tubo se abrió finalmente. Intenté golpear al maldito Agumon, pero sin siquiera voltear hacia mí, me golpeó con su vara.
-¿¡Qué estás...!? -pregunté desafiante mientras mantenía su vara sobre mi cabeza.
-Silencio, "Proyecto" *gya*. -dijo el Agumon.
-¿"Proyecto"? -pregunté.
-¿De qué habla, Doctor? -preguntó el Vigilante.
-Si mis expediciones a las afueras de Light City han rendido frutos... -comentó el Doctor. -Entonces creo que estoy frente a lo que los murales en las cuevas se refieren a "Proyecto" *gya*.
-¿Y qué significa "Proyecto"? -pregunté todavía con la vara del Agumon sobre mi cabeza.
-¿Cómo les explicaré sobre el tema a estos sujetos *gya*? -susurró después de tomar aire.

Agumon Hakase recogió su vara, la acomodó y se sentó frente a su enorme computadora. Moviendo su ratón de un lado a otro, abrió unas diapositivas, y a modo explicativo, comenzó a narrar:
-Estos son los murales que descubrí en mi última expedición a las cuevas fuera de Light City *gya*.
-No entiendo lo que dice... -contestó Gotsumon.

Increíblemente, a pesar de que estaba escrito en el idioma de los Digital Monsters, ni Gotsumon, V-mon, el Digimon de mi padre, o inclusive yo, pudimos leer lo que mostraban esos murales.
-Es comprensible *gya*. -contestó el Doctor. -Mi hipótesis es que el idioma escrito en los murales es el idioma madre de todos los lenguajes de programación existentes *gya* Mi teoría es que es apenas un nivel más alto que el lenguaje binario *gya*. Pero ese no es el asunto *gya*.
-¿Y qué dicen esos textos? -preguntó interesado el Digimon azul.
-Cuentan que Yggdrasil encargó a un grupo de niños humanos el cuidado del Digital World *gya*.
-Pero... eso no es nada interesante. -espeté. -Es decir, mi padre y sus amigos también vinieron a este mundo cuando eran niños...
-¡Aún no termino de hablar *gya*! -gritó Agumon golpeándome de nuevo con la vara. -Como decía *gya*, han venido grupos de Niños Elegidos cada determinado tiempo a este mundo, pero ninguno de ellos cuadra con la descripción de "Proyecto" o de "Designio" *gya*.
-¿Y qué o quiénes son "Proyecto" y "Designio"? -pregunté de nuevo.
-"Designio" es un niño elegido que puede purificar a los Digimon contaminados por la oscuridad sin la necesidad de algún dispositivo sagrado *gya*. Y "Proyecto" es un niño elegido que a simple vista puede parecer común y corriente *gya*. Sin embargo, su verdadero poder reside en que puede fusionarse con un Digimon *gya*.

Al escuchar esa declaración, me quedé helado.
-¿Y puedo saber por qué le llaman "Proyecto"? -pregunté.
-Según los muros, se le llama "Proyecto" porque Yggdrasil decidió hacer un proyecto de híbrido entre humanos y Digimon *gya*. En cuando ese niño elegido posara un pie sobre el Digital World, Yggdrasil le encargaría la misión de ser precursor en ese "proyecto" *gya*.
-¿Y todos esos tubos... para qué son? -pregunté por última vez.
-Son para investigar a "Proyecto" *gya*. -contestó. -Gracias a él puedo analizar el Digisoul de los humanos con facilidad. Son una versión mejorada e indolora de los primeros tubos que desarrollé *gya*. Sin embargo, me gustaría saber a dónde fueron a parar alrededor de treinta de esos tubos de investigación, los primeros que desarrollé *gya*. Pero no importa... según estos análisis, tu Digisoul y los datos del Digimon al cual te puedes transformar, están perfectamente equilibrados, a tal grado que no se mezclan *gya*.
-¿Y eso es bueno? -pregunté viendo tantas coincidencias entre lo que pasaba y lo que relataba el Doctor.
-Es excelente *gya*. Si se llegaran a mezclar esos datos, ese híbrido sería una completa corrupción de datos que desencadenaría en una aberración del Digital World. "Proyecto" tiene la habilidad natural de separar esos datos y manipularlos a su voluntad *gya*.
-Entiendo... -dijo Gotsumon bajando la mirada.
-Sin embargo, no me cuadra que un Digimon virus y un humano puedan fusionarse a tal grado *gya*.
-¿Qué quiere decir, doctor? -preguntó el Vigilante.
-En que por lo general, los Digimon elegidos para la misión de "Proyecto" no son de tipo Virus *gya*.
-Entonces... -murmuré por lo bajo.
-¿Entonces qué *gya*? -preguntó Agumon.
-¡No, nada! -dije apresurado.
-Bueno, espero que la explicación sobre mi investigación les haya interesado *gya*. -culminó Agumon Hakase. -Niño... si de verdad eres "Proyecto", espero que logres restaurar la paz que los malignos le han robado a Light City y al Digital World *gya*.

V-mon decidió quedarse en la sala acompañando a mi hermana quien se había quedado dormida. Mientras, Gotsumon, el Vigilante y yo, salimos de la sala buscando algún lugar dentro del hospital dónde descansar. Elecmon notó mi cara de preocupación ante tales revelaciones del doctor.
-¿Pasó algo con la niña? -preguntó. -Trae una cara de preocupación, señor...
-No... no es eso... -dije sin siquiera mirarlo de frente. -Ella está bien... sólo necesita descansar y en unos días podremos partir de la ciudad.
-¿Entonces qué tiene? -preguntó de nuevo.
-Sólo... pensaba en varias cosas... -dije sin mirarlo a los ojos.

¿Podría ser... que mi antiguo jefe hubiera conocido sobre la leyenda de "Proyecto"? ¿Podría ser que en realidad el secuestro de tantos niños fuera para buscar a "Proyecto"? Era demasiada coincidencia que ese maldito me hubiera mantenido como parte de su armada a pesar de que sabía que era hijo del que lo había traicionado hacía mucho tiempo... Quizás no quería que me enterara de la existencia de este elegido, para que no se me ocurriera detenerlo por mis propios medios...

Continuará...
Spoiler: Mostrar
Y aquí va el tercer capítulo de los que prometí para este domingo. Antes que nada, debo agradecer a Dairicrion de los foros de Pirateking por darme muchas de las ideas para continuar el fic. Sin su ayuda, creo que estaría perdido ahora mismo. Mencionaré que él ha sido quien propuso el Digimon compañero de Ayano, y si siguen a detalle mis capítulos, supongo que tendrán una idea de quién podría ser en realidad ese Roy… digo, Digimon azul, jejeje… También me dio una idea para crear un personaje, aunque lamentablemente no he podido desarrollarlo a mi gusto, pronto se dará ese salto para tener tanta importancia como los demás.

Otro a quien debo agradecer es al usuario Long_Jhon_Silver del mismo foro, pues prácticamente me obligó a escribir otra historia hace algunos años… y me gustó, jejejeje… Desde ahí le tomé gusto a este pasatiempo y he refinado varias de las técnicas basura que tenía hace varios años. Prácticamente le deben a él el que yo esté escribiendo fanfics.

Y por supuesto, no podría olvidar a los pocos lectores que tengo. Finalmente de eso se trata, que lo que me guste escribir sea del agrado de muchos. Ya saben que mi correo electrónico y los comentarios dentro de cada capítulo es para eso: Para una fuente de retroalimentación, aprender de las sugerencias de los demás y tratar de mejorar.

En este capítulo pondré algo más sobre los niños "Proyecto" y "Designio", pero creo que algo más puede pasar... Espero les guste, aunque sea corto. Como un adelanto del gran final, sólo diré que Daisuke obtendrá una gran recompensa después de tanta lucha, creo que a final de cuentas se lo merece.


32.- Terror en Light City - Parte 2

-"Proyecto...". -repetía constantemente. -¿De qué se trata todo esto de "Proyecto"?
-No deberías repetirte algo que ni siquiera ese doctor entiende. -contestó el Vigilante intentando calmarme.

Gargadomon, Gotsumon, Elecmon y yo subimos al segundo piso del hospital tratando de buscar algún panorámico nocturno de la ciudad que tratara de calmarnos. Pero todo era en vano: se escuchaban explosiones por doquier, los pocos Digimon que salían a las calles gritar y de pronto su voz desaparecer, y sus datos dispersarse todo el tiempo. Era como una danza de datos volar, señal inequívoca de la destrucción de la estructura de los Digital Monsters.

-Pero... es que todo encaja... -dije mientras trataba de no mirar hacia la ventana. -El por qué mi jefe me ocultó la verdad de que yo también era un elegido como los demás... El por qué me ascendió a comandante incluso cuando sabía que mi padre lo había traicionado... Todo el material de experimentación que tenía en su recinto... el secuestro de tantos niños... ¿De verdad Torkaimon tendría tanto miedo de "Proyecto" como para buscarlo incansablemente?
-Puede que Yggdrasil sea el único que pueda responder tu pregunta. -contestó el Vigilante. -Al fin y al cabo, según ese Agumon, "Proyecto" es su plan.
-¿Conocen a Yggdrasil-sama? -preguntó el Digimon eléctrico.
-Yo no... -contesté.
-Una vez me pidió conocernos, -contestó el Vigilante. -y habló con nosotros, pero nunca se presentó, a pesar de que estábamos en su morada.
-Deben ser muy importantes para reunirse con un dios. -dijo.
-Pues... importantes no creo... -dije rascándome la cabeza.
-¿Ustedes creen que Yggdrasil-sama pueda devolverle la memoria a mi amigo cuando renazca? -preguntó.
El Vigilante se acercó a Elecmon, y le dijo:
-Los recuerdos más profundos jamás se olvidan. Seguramente cuando renazca, tú lo reconocerás, y él a ti.
-Él tiene razón. -le contesté a Elecmon. -Todavía recuerdo cuando perdí la memoria... no recordaba ni a Gotsumon, pero dentro de mí sentía algo que me daba confianza, como si lo hubiera conocido de antes... Cuando recuperé la memoria, noté que tenía razón...
-¿Entonces nos recordabas cuando fuimos al mundo humano? -preguntó Gotsumon.
-No, pero sabía que podía confiar en ti. -le contesté sonriéndole.
-Me gustaría ir al Pueblo del Inicio aquí en WWW. -dijo Elecmon. -Ir y buscar el Digitama de mi amigo... pero... no sé si algún día podamos salir de esta enorme prisión...
-Te prometo que lo lograremos. -le contesté.

Gotsumon sonrió y dijo:
-¿Y si buscamos dónde dormir? Tengo mucho sueño...

---------------------------------------------

El reporte de la vida en Japón en domingo fue un poco extraña. Las familias salían a pasear como siempre en las calles y plazas, pero no había manera de comunicarse remotamente. Seguramente esta caída repercutiría enormemente en las bolsas de valores mundiales, pero habría que esperar al lunes para saber qué era lo que pasaría en realidad.

-¿Ya amaneció...? -pregunté mientras algunos rayos de sol se escurrían por las ventanas del hospital pegándonos directamente.
-¿En dónde están todos? -preguntó Gotsumon.

Nos habíamos quedado dormidos en la sala de espera del hospital. Al despertar notamos que todos los Digimon que se encontraban en la sala se habían ido. Seguramente a respirar un poco de "libertad".
-Veo que se quedaron dormidos *gya*. -respondió el Agumon con bata. -La niña humana se encuentra estable, pero necesita descanso. V-mon-san se ha quedado toda la noche con ella, creo que alguien debería sustituirlo *gya*.
-Yo me quedaré con ella si no le molesta, Agumon Hakase-san. -dijo el Digimon de mi padre. -Daisuke, ve con Gotsumon a buscar a los demás. Deben estar preocupados por nosotros.
-Sí. -contesté. -¿Quieres acompañarnos, Elecmon?

V-mon se quedó durmiendo junto a mi hermana debido al cansancio de estar despierto toda la noche, así que salí junto con Gotsumon y Elecmon a la ciudad.
-La ciudad parece transcurrir como si nada... -dije asombrado mirando el bullicio contrastado con el silencio de la noche anterior.
-Eso es en apariencia. -dijo Elecmon. -A Wizarmon-sama no le gusta que la ciudad se detenga por los estragos del toque de queda. Tampoco podemos hablar del asunto en público.
-¿Wizarmon... sama? -pregunté.
-Sí... -contestó bajando la mirada al suelo. -Wizarmon-sama es quien gobierna esta zona de WWW. Hasta hace unos días era un excelente mandatario, pero desde que se unió a las filas de Torkaimon, hace lo que quiere sin importarle las consecuencias.
-Cuando lo conocimos no parecía que fuera en realidad alguien tan importante para Light City. -contestó Gotsumon.
-¡Cierto! -dije. -Vestía como un Digimon normal... y viajó en un vagón económico de Trailmon.
-Seguramente quería despistarlos. -contestó el Digimon rojo. -Por cierto, ¿por qué vinieron a Light City?
-Buscábamos un médico. -contesté. -Y precisamente fue él quien nos dijo que en Light City podríamos encontrarlo.
-Seguramente quiere a los niños elegidos en esta ciudad para eliminarlos... -contestó.
-¡Pero no nos dejaremos! -gritó Gotsumon. -¡No le perdonaré que me haya vencido una vez!

En ese momento sonreí. Ya era hora que Gotsumon volviera a ser el mismo presumido de antes.
-¡Veo que has recuperado los ánimos, amigo! -grité.
-¡Gotsumon-sama no puede ser vencido por un brujo! -contestó, provocando que me riera.
-¿Hay más como tú? -me preguntó Elecmon.
-Sí, sólo que ellos no pueden transformarse en un Digimon. -contesté.

Tomé mi Digivice y revisé el mapa de la ciudad para localizar a los demás.
-Hay tres puntos por aquí. -dijo Gotsumon señalando un punto de la pantalla.
-Deben ser Akio, Hiroshi y el chico nuevo. -contesté. -Vayamos primero con ellos y luego buscamos a Rina y a los demás.
Al poco tiempo de caminar, encontramos un supermercado. Seguramente era donde se encontraban ellos, y no nos equivocamos. Akio, Hiroshi y Steve, al igual que sus respectivos Digimon, se encontraban comiendo panes sentados en la acera.
-Veo que se divirtieron. -les dije a modo de broma.
-Un poco, sí. -dijo Akio con la boca llena.
-¡Akio-san! -dijo Gaomon regañándolo. -¡No hable con la boca llena!
-¿Y qué es ese Digimon? -preguntó Hiroshi.
-Se llama Elecmon. -contestó su compañero Digimon. -No es muy amiguero, y expande su cola para intimidar a su enemigo.
-¿No hay nada que esta tortuga no sepa? -pregunté.
-¿Y por qué los acompaña? -preguntó.
-E... es una larga historia. -contestó el Digimon rojo cruzando los brazos y mirando a otro lado.
-Kamemon tenía razón. -dijo Akio en tono de burla. -No es muy amiguero que digamos.
-No lo culpes. -dije intentando justificarlo. -De no haber sido por nosotros, seguramente sería una nube de datos dispersándose en el cielo.
-¿Los ancianos? -preguntó Fanbeemon.
-¿Cómo saben de ellos? -pregunté.
-Tú nos contaste que ellos sólo tiene órdenes de atacar en la calle durante las noches... dice mi amigo. -contestó la abeja. -Pero los que nos topamos en el supermercado iban tan borrachos que comenzaron a atacarse entre ellos mismos...
-¿Qué clase de sujeto tendría en sus tropas a Digimon tan irresponsables? -preguntó Gotsumon.
-Seguramente alguien que ama los destrozos sin importarle las consecuencias. -le respondí.
-¡Chicos! -gritó Rina corriendo hacia nosotros con Pyocomon en brazos. -¡Qué bueno que se encuentran bien!
-Ustedes tan tranquilos comiendo, y nosotras peleando contra unas bolas asquerosas. -dijo Mizuki con Patamon en brazos.
-Veo que todos tuvimos una noche ajetreada. -dije. -Nosotros salvando a nuestro amigo Elecmon, ellos viendo a los ancianos pelear y Rina evolucionando a su Digimon a la etapa Perfecta.
-¿Qué les parece si volvemos al hospital? -pregunté.

A todos les pareció una buena idea, era hora de descansar después de una noche llena de retos. Durante el trayecto Elecmon les iba contando, en ocasiones entre lágrimas, lo que nos había ocurrido esa noche. Rina y Mizuki no daban crédito a las palabras del pobre Digimon, mientras que Hiroshi trataba de animarlo para que quitara ese semblante de su rostro.
-¿Qué pasa, Daisuke? -preguntó Rina mirando mi caminar y mi mirar.
-Ah... ¡no, nada! -grité alarmado.
-Estás ocultándonos algo. -contestó Mizuki.
-¿¡Cómo creen!? -dije de nuevo asustado.
-Cuando te pones así es que nos ocultas algo. -dijo Rina. -Lo mismo pasaba cuando llegamos por primera vez a este mundo.
-Estoy muy preocupado por lo que dijo el doctor del hospital. -terminé sin decir más.
-¿¡Eh!? -preguntó Rina.
-¿Le pasa algo a tu hermana? -preguntó Mizuki.
-No... no es sobre ella... -dije. Es... sobre mí...
-¿Sobre ti? -preguntó intrigado Akio. -¿Y qué es lo que tienes?
-Si lograra entender alguna sola palabra de lo que me dijo el doctor, no estaría tan preocupado. -dije terminantemente.

Pero al caminar, notamos que de pronto los Digimon salían corriendo asustados desde la zona del hospital. Al llegar al hospital, o lo poco que quedaba de él, vimos a nuestro amigo el Vigilante tendido en el suelo, y frente a él tres Digimon muy fuertes, entre los que pudimos distinguir a...
-¡Wi... Wizarmon! -gritó Elecmon.
-¡Rápido *gya*! -gritaba Agumon Hakase en una pequeña prisión. -¡Un doctor no puede estar como rehén *gya*!
-¡Ayano-chan! -grité cuando vi a mi hermana en la misma celda donde tenían al Agumon con bata, y junto a él un V-mon tratando de mantenerla cargando.

Debido al reposo que necesitaba mi hermana, se encontraba dormida, pero V-mon y Agumon Hakase gritaban pidiendo que los liberaran. Traté de correr hacia allá, pero un Digimon con indumentaria samurai y montando un caballo que sólo tenía los huesos del cráneo, y que además parecía que ambos estaban en el mismo cuerpo, me detuvo el paso.
-¡Así me gusta que sean los enemigos! -gritó. -¡Perseverantes hasta morir!
-¡Quítate de mi camino! -grité.
-Tienes muchas agallas, "Proyecto". -contestó. -Y mi orgullo me motiva a pelear contra ti, aunque aún si te transformaras en el viejo Rakugamon, todavía existiría una enorme brecha entre sus poderes y los míos.
-¿Ya está "Designio" cómoda en la celda? -preguntó Wizarmon.
-¿"Designio"? -pregunté preocupado al escuchar la manera en la que hablaban de mi hermana.
-Por supuesto compañero. -contestó una enorme sábana oscura raída y una guadaña en una de sus ¿"manos"? Un Phantomon parecía ser. -"Designio" ya está preparada.
-Perfecto. -contestó Wizarmon. -Es hora de irnos, fue un placer esta reunión de comandantes.
-Y usted fue un excelente anfitrión, Wizarmon. -contestó el samurai. -Ahora veo por qué Torkaimon-sama lo eligió también, porque usted no es un inepto como sus primeros comandantes caídos en combate. ¿O no es así, "Proyecto"?

Rápidamente apreté los puños en señal de desaprobación.
-¡Wizarmon! ¡Zanbamon! ¡Phantomon! -gritó Elecmon.
-¡Rápido! -gritó Akio. -¡Todos contra los tres!
-¡Daisuke! -gritó Mizuki. -¡Ayuda al Vigilante! ¡Nosotros nos encargaremos de estos tres!
-Daisuke... chicos... No peleen... Ellos son... muy fuertes... -balbuceó el Digimon de mi padre.
-Lo que dice su amigo es cierto. -contestó el Digimon fantasma. -No duró ni cinco minutos peleando.
-Nosotros nos iremos a nuestras respectivas ciudades. -terminó el samurai. -Esperamos que "Designio" le sea de mucha ayuda.

No tuvimos ni tiempo para poder reaccionar, pues tanto Zanbamon como Phantomon abrieron cada quien un Digital Gate y desaparecieron tan pronto como pudimos parpadear.
-Double Backhand. -gritó Gaomon tratando de golpear a nuestro único enemigo.

Lamentablemente lo único que consiguió fue lastimarse más, pues Wizarmon desapareció para aparecer detrás de nosotros.
-¡Rápido! -grité. -¡Todos evolucionen!
-Me gustaría pelear con todo gusto, pero Torkaimon-sama necesita a "Designio" cuanto antes. -dijo nuestro enemigo.
-¡Deja a Ayano-chan! -grité sin obtener respuesta alguna. -¡No permitiré que te la lleves!

Pero al intentar correr hacia la prisión donde la tenían junto con los otros Digimon, Wizarmon abrió otro Digital Gate y se teleportó con su "presa" hacia su morada, seguramente.
-Ayano... chan... -dije sorprendido con un nudo en la garganta al ver que mi hermana desaparecía frente a mis ojos. -No... No debí dejar que viniera al Digital World... No la hubiera convencido...
-Daisuke... -dijo Mizuki. -Iremos a buscar a Ayano.

Era muy triste la escena, edificios en destrozos, completamente vacíos. Gargadomon estaba inconsciente en el suelo, y mi hermana había sido llevada por Wizarmon, sin saber por qué... ¿"Designio"? ¿Tal vez por eso Yggdrasil quería ver a mi hermana? ¿Ella era "Designio"? ¿Un juguete de Yggdrasil?

-Ayano-chan... -fue lo último que pronuncié antes de comenzar a llorar.

Continuará...
Y un PD para los fans de Digimon: Ya viene la sexta temporada (Digimon Cross Wars) para julio :3

PD2: Un video para este momento:
Avatar de Usuario
Arellano
Oficial Técnico
Oficial Técnico
Mensajes: 1284
Registrado: Vie Feb 01, 2008 12:51 pm
Ubicación: Mérida, Venezuela; no España
Edad: 32
Género:

Re: The Digital World Chronicles [32/??]

Mensaje por Arellano »

Esta genial el desarollo de la trama, a ver si profundizas mas lo del designio y proyecto.
“If most of us valued food and cheer and song above hoarded gold, it would be a merrier world. But, sad or merry, I must leave it now. Farewell.”-Thorin Oakenshield
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [33/??]

Mensaje por Gargadon »

Algo pequeño, y confieso que para estar de vago un mes no es lo que esperaban. Espero poder tener una pelea decente para el próximo capítulo.

Las ideas de Dairicrion me están gustando, sólo que lo único que no me convence es la parte de la pérdida de memoria. No lo tomes a mal, simplemente creo que ya con la que tuvieron hace 20 capítulos es suficiente.
Spoiler: Mostrar
Este capítulo fue escrito tanto por mí como por Ayano-chan. Ella, cuando se enteró que quería documentar lo que había pasado en una recopilación, insistió fuertemente en que publicara lo que escribió. Pero me tomé la libertad de hacerle unos pequeños retoques, no sin la ayuda de V-chan como le llama a su Digimon para no cambiar nada de lo que sucedió. Espero les guste.

33. La valentía de Ayano

-Ayano… chan… -no podía pronunciar ni media palabra después de lo que había pasado.

Ningún Digimon de la zona quería pasar por allí debido al temor que tenían. El hospital había quedado casi derrumbado, exceptuando la sala donde se encontraba toda la investigación de Agumon Hakase.

-Perdona lo sucedido, Daisuke-san… -dijo Elecmon tratando de consolarme.
-No pasa nada… -dije levantándome y tratando de serenarme pero sin mucho éxito.

Miré al Digimon de mi padre. No me había fijado en su condición después de lo que había pasado, pero detalladamente noté que había caído inconsciente al suelo después de la dura pelea que debió haber tenido. Cosa que confirmé cuando pude escuchar sus quejidos.
-Lo siento… Daisuke… -contestó el Vigilante con suma dificultad. –No pude… detener a esos sujetos…
-¿Pero… pero qué pasó…? –traté de preguntarle.
-Esos tres aparecieron de pronto… -contestó. –tomaron a Ayano y a los Digimon… traté de detenerlos… pero Zanbamon es muy fuerte… por eso… por eso les pedí que no pelearan… contra ellos…
-Maldición… -dije en voz baja…
-Yo creí que los héroes de hace treinta años eran fuertes. –dijo Akio decepcionado, a lo que todos le mostramos una mirada de molestia ante tal comentario.
-Lo fuimos… -trató de hablar nuestro acompañante. –Pero… no somos nada sin nuestros compañeros humanos… Somos unos inútiles…
-¡No son unos inútiles! –traté de contestar. -¡Fueron héroes! ¡Son héroes! ¿¡O no tú mismo me lo dijiste! ¿¡Que el débil es el que no desea vivir! ¿¡Dónde quedaron esas palabras de aliento que me ayudaron a salir de los calabozos!
-Perdóname por hablar así, Daisuke. –contestó tratando de levantarse del suelo. –No puedo soportar el ver que la hija de mi gran amigo fue secuestrada y yo en el suelo…
-Yo... -dije poniéndome junto a él. -me siento mal... por todo esto... no debí meterla a esta clase de problemas...
-No deberían echarse la culpa por esto. -dijo Mizuki. -Deberíamos pensar en un plan para rescatar a Ayano.
-¿Y qué vamos a hacer? -pregunté. -No sabemos dónde la tienen...
-Espera... -dijo Akio. -Sí sabemos.

Tomó su Digivice y consultó el mapa de la ciudad para ubicarla.
-Está en la zona centro. -dijo finalmente. -Al parecer está en una punta o algo...
-¿Una punta? -preguntó nuestro nuevo acompañante. -¡Ya sé qué puede ser! ¡La torre!
-¿Qué torre? –grité sorprendido.
-¡La torre central! –gritó de nuevo Elecmon.
-¿Podría ser la que tenía esos grabados de bienvenida a la ciudad? –preguntó Rina.
-¿"La ciudad del comienzo"? –pregunté.
-Esa misma. –contestó nuestro nuevo amigo. -Allí es donde se ha asentado el sector de las tropas. Incluso durante la semana no se permite estar cerca de allí.

No sabíamos qué hacer. Por un lado, Ayano estaba encerrada como rehén. Pero por otro, teníamos a toda una tropa armada completa en contra nuestra.

-Tengo una pregunta, Líder Daisuke. -dijo Fanbeemon de pronto y sin más.
-¿Líder? –pregunté confundido. -¿Por qué "líder"?
-Eres el líder porque nos pudiste encontrar a todos. –dijo Rina.
-¿A todos? –pregunté nuevamente aún confundido. –No entiendo de qué hablan…

Hiroshi se acercó a mí, del mismo modo que su amigo Kamemon, quien respondió sin siquiera vacilar de esta forma.
-Piccolomon confía mucho en ti. A tal grado que quería que nos reuniéramos primero contigo para buscar a Hiroshi y a los demás en el mundo de los humanos.
-¿Piccolomon? –volví a preguntar…

"Vine a avisarle que su prisionero, Piccolomon, ha contactado con los niños elegidos a través de la televisión. Y eso no es todo. Piccolomon les ha dicho a esos niños que estoy infiltrado en su grupo. No precisamente señaló a alguien en específico pero lo dejó entrever".

-Pero… pero… no merezco que me llamen líder… -contesté tratando de cambiar la conversación entre todos. –He hecho muchas cosas malas de las que me arrepiento… no puedo ser aquél del que hablan…
-Claro que puedes. –me dijo Mizuki poniéndome una mano en el hombro. –Te agradecemos por habernos buscado cuando no recordábamos lo que había pasado.
-Te agradecemos por habernos salvado de las garras de tu antiguo jefe… -dijo de nuevo Rina. –Aún cuando era tu deber obedecerlo…
-Gracias Daisuke-san, por habernos hospedado en tu casa mientras buscábamos a nuestros amigos. –contestó Gaomon.
-Gracias por haberme salvado de las garras de ese maldito Digimon. –contestó el amigo de mi padre tratando de levantarse.
-Creo que deberé estar de acuerdo con todos. –contestó Akio quien, pese a su desconfianza, se puso del lado de todos.
-Chicos… yo… -dije tratando de disuadirlos. -Yo he hecho muchas cosas malas... ¡no puedo ser su líder!
-Todos cometemos errores. -dijo Hiroshi. -Y creo que después de lo que has hecho por nosotros, no nos queda duda de qué lado estás.
-¡Está bien! –grité. -¡Si creen que soy su líder, entonces lo seré!
-¿¡Y yo qué! –gritó Gotsumon al ver que yo me llevaba todos los aplausos. -¿¡Se han olvidado del gran Gotsumon-sama!

Al escuchar eso todos comenzamos a carcajearnos, algo inusual pensando que uno de los nuestros corría un grave peligro.
-No dejaron terminar mi pregunta, chicos. –contestó un Digimon abeja demasiado molesto. –Líder Daisuke… esos comandantes hablaban mucho sobre algo de "Proyecto" y Designio". ¿Usted sabe de qué hablaban?
-Yo tampoco entiendo de lo que hablaban… -dije. –Sin embargo, ese Agumon con bata que estaba entre los rehenes cree que soy uno de ellos.

Gargadomon se sentó frente a todos y comenzó a relatarnos algo que había descubierto hasta hace poco.
-Ayano no es "Designio".

Escuchando tal afirmación, no pudimos soltar más que un gesto de sorpresa.

-¿Entonces para qué se la habrían llevado? –preguntó Akio. –Ellos estaban muy seguros de que la hermana de Daisuke era eso que dicen "Designio".
-No lo sé, pero de lo que estoy seguro es que ella no es la que están buscando.
-¿Cómo lo sabes? –pregunté.
-Porque Agumon Hakase me lo dijo esta mañana antes de que se los llevaran. La estuvo estudiando unos minutos y llegó a la conclusión de que ella no es a la que llaman "Designio".
-A ver, a ver. –trató Akio de llamarnos a la cordura. -¿Alguien puede explicarme de lo que hablan?
-Verás, muchacho. –contestó el Digimon de mi padre. –Para no hacerla tan larga, diré que el doctor Agumon está investigando sobre la existencia de dos niños humanos que por su particularidad son parte de un plan de Yggdrasil para la salvación del Digital World.
-¿Y eso qué tiene que ver? –preguntó Rina.
-El primero y más importante, es al que llaman "Proyecto". Un niño humano cuyo poder reside en fusionarse con un Digimon sin sufrir daño físico alguno ni a corto o a largo plazo.

Todos comenzaron a voltear hacia mí.
-Sí… -dije tratando de despejar las dudas de todos. –El doctor Agumon cree que yo soy "Proyecto", sobre todo porque me vio transformarme.
-¿Y quién es "Designio"? –preguntó Mizuki.
-"Deisgnio"… no me dijo del todo quién puede ser… -trato de hablar nuestro acompañante. –Pero dijo que su poder es tan grande que por lo general no necesita de un Digivice para poder pelear, y que puede purificar a los Digimon contaminados por la oscuridad sin la necesidad de algún dispositivo sagrado.
-¡Aaaahhh! –gritó Fanbeemon mientras miraba a su amigo.
-¿Qué pasa Fanbeemon? –preguntó Kamemon.

Después de unos segundos entre los que Steve y su Digimon hablaban en su idioma, de pronto el Digimon abeja dijo completamente sorprendido:
-Dice mi amigo que entonces él podría ser "Designio".

Volteamos hacia nuestro acompañante silencioso, y a pesar de la tremenda revelación que nos había contado, su rostro no parecía tener ningún cambio en su reacción. Realmente no entendíamos lo que estaba pasando.
-Esto... -contestó Akio tratando de hacernos regresar a nuestra situación actual. -Creo que debemos primero rescatar a la hermana de Daisuke.
-Tienes razón. -contesté mirando hacia la torre. -Ahora tengo más preguntas qué hacerle a Yggdrasil.
-¿Puedo acompañarlos, Líder Daisuke? -preguntó Elecmon muy bravo.
-¿Podrás ayudarnos? -pregunté.
-¡Por supuesto! -gritó muy molesto. -¡Quiero encontrarme con mi amigo cuanto antes y devolverle la paz a esta ciudad!
-Creo que ya está decidido. -contesté.- Iremos inmediatamente hacia la torre, sin perder tiempo. No quedará de otra que evolucionar a la etapa Perfecta... los que puedan, claro...
-¡Ya era hora! -dijo Gotsumon alzándose.
-¡Podrá pelear con nosotros, señor Digimon? -pregunté a nuestro amigo.
-Aún me duele el cuerpo. -dijo el Digimon de mi padre. -Pero no dejaré que la hija de mi mejor amigo sea utilizada.

-¿Dónde estoy...? -respondí con una enorme pesadez en todo el cuerpo. -¿Doctor...?
-¡Por fin despertó, ojou-san! -gritó mi ¿"guardían"? abrazándome.
-¿Dónde estamos, V-chan? -pregunté asustada mirando a mi alrededor frente a una especie de rejas.
-Veo que ya despertó "Designio". -contestó un Digimon con disfraz de mago quien se apareció frente a nosotros.
-¿Qué hacemos aquí? -pregunte de nuevo asustada. -¿Quién es usted?
-Digamos que soy alguien quien les tendió una trampa. -contesto de nuevo.
-¿Cuántas veces debo repetirte que esta niña no es "Deisgnio" *gya*? -gritó el dinosaurio naranja con bata.
-Todos sus intentos para defender a "Designio" son en vano, mi viejo colaborador. -dijo de nuevo el mago.
-¿Quién es usted? -grité nuevamente, pero sin obtener respuesta. -¿Qué es "designio"?
-No se enoje, mi niña "Designio". -dijo el mago. -A Torkaimon-sama no le gustan los que se rebelan contra él, y si no me cree puede preguntarle a su hermano.
-Onii-chan... -dije muy triste...

¿Por qué me tienen encerrada en una jaula? Me preguntaba. Podía ver a mi alrededor una bella decoración, pero que desentonaba con la jaula que se encontraba en el medio de la sala.
-¡Onii-chan! -grité desesperada. -¡Onii-chan! ¡Quiero ver a onii-chan!
-Por eso no me gusta estudiar niños *gya*. –dijo el dinosaurio naranja llevándose las manos a la cabeza y moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
-Ojalá Torkaimon-sama no se enoje si le llevo a esta niña… -dijo el brujo marchándose de la sala.
-¡Onii-chan! -seguí gritando.
-¡No tema por favor, ojou-san! -dijo el Digimon que me acompañaba a todos lados.
-¿Por qué me proteges tanto, V-chan? -pregunté secándome las lágrimas. -Siempre estás detrás de mí, más que mi hermano...
-Esto... yo... -dijo V-chan ruborizándose, color que se notaba más sobre su piel azul.
-Dime... -pregunté de nuevo. -¿Onii-chan te pidió que me cuidaras?
-¿Se refiere a Daisuke-san? No... no me lo pidió nadie... creo...
-¿Por qué crees? -pregunté de nuevo.
-¡Por favor, ojou-san! -gritó de nuevo mi Digimon. -Esas preguntas son muy difíciles.
-Antes de seguir con esta rara discusión, deberíamos ver la manera de salir de aquí *gya*. -contestó ese dinosaurio con bata.
-¿Pero cómo vamos a salir, doctor? -preguntó V-chan.
-No lo sé *gya*... -contestó. -Si hubiera alguna forma de romper esta jaula *gya*...

De pronto, llegó un Digimon que parecía tener un aspecto de moco enorme con ojos saliendo del cuerpo, con una charola de comida en sus ¿manos?
-¿Nume? -dijo tímido el Digimon.
-¿Numemon? –preguntó V-chan.
-Nume… -respondió el Digimon moco abriendo la celda y dejando la charola de comida en el interior.
-Baby Flame. –gritó el dinosaurio con bata, lanzando una bola de fuego al moco.
-¡Ahora! –gritó V-chan tomándome de la mano con fuerza para salir del lugar.
-¿Qué pasa? –pregunté confundida sin saber lo que pasaba.
-¡Cuidado! *gya* -gritó el dinosaurio con bata.
-¿Qué es eso? –grité volteando hacia atrás y ver que el moco comenzaba a lanzar excremento como loco.
-¡Es el ataque de Numemon! –gritó V-chan sin detenerse a mirar.

En un instante, tomamos uno de tantos pasillos a la derecha, bajando por varios escalones y luego, a una habitación, llena de antigüedades y retratos.
-¡Increíble! -gritó V-chan asombrado de ver tan gran decoración.
-¡Nume! -gritaba el moco detrás de la puerta.
-¡Numemon! -grité.
-No hay de qué temer, ojou-san. -dijo V-chan. -Mientras no abramos la puerta, Numemon no entrará.
-¿Qué es esto? -pregunté sin hacerle caso a mi Digimon, tomando entre mis manos un marco de fotografías donde reconocí al dinosaurio con bata recibiendo un reconocimiento de...

El dinosaurio con bata tomó el marco. V-chan curioso miró la foto.
-¿Usted conoció a Wizarmon, Agumon-san?
-Sí *gya*... -contestó el doctor. -Wizarmon-san financió con millones de bits a la Universidad del Digital World...
-Qué quiere decir? -pregunté.
-Wizarmon-san me contrató hace algún tiempo para trabajar para él *gya*. -contestó el doctor. -No era malo como ahora lo es *gya*.
-¿No era malo? -pregunté nuevamente.
-No entiendo cómo pudo cambiar de un momento a otro *gya*. -contestó de nuevo el doctor. -De pronto me pidió que investigara sobre los Niños Elegidos y su relación con un Digimon maligno *gya*. No entendía el motivo para hacer algo así *gya*... Cuando escuché que debía eliminarlos, escapé de esta torre y me escondí en el hospital *gya*.
-Seguramente se dieron cuenta de que estábamos aquí cuando el hermano de ojou-san salvó a Elecmon. -contestó el azul.
-¿Y por qué nos quieren? ¿Por qué me quieren a mí? -pregunté a punto de llorar.
-Wizarmon no te quiere a ti *gya*. -dijo el Agumon. -Wizarmon quiere a "Designio" *gya*.
-¿Y qué es "designio"? -pregunté de nuevo.
-Preferiría no hablar de ello *gya*. Pero "Deisgnio" es uno de los Niños Elegidos que tiene poderes que van más allá de simplemente hacer evolucionar con facilidad a los Digimon *gya*.
-¿Como mi hermano? -pregunté recordando lo que había sucedido en la ciudad, viendo a mi hermano con aquella apariencia tan horrenda, aunque sabía en el fondo que era él...
-Más o menos *gya*. -dijo el dinosaurio. -Tu hermano es un caso diferente, pero está relacionado con "Designio".
-¿Y cómo sabe que no soy "Designio"? -pregunté extrañada.
-Porque te analicé *gya*, igual que a tu hermano. -contestó de nuevo el dinosaurio. -Tu hermano es otro niño llamado "Proyecto", pero tú no estás relacionada con ninguno de los dos *gya*.
-¿¡Entonces sólo me trajeron a este castillo horrendo porque sí! -grité furiosa.
-¡Maldición! -gritó V-chan. -¡Los enemigos van a entrar!
-¡Y no tenemos escapatoria *gya*! -gritó el doctor Agumon.
-Si no hay un camino, debemos construirlo. -dije. -No pienso huir.
-¿Qué está diciendo, niña humana *gya*? -gritó el doctor.
-Mi hermano me defiende de todo. -dije bajando la cabeza. -Le insistí en venir a este mundo... Sé que se siente mal de haberme traído aquí y yo sin hacer nada... Quiero demostrarle a mi hermano que puedo hacer las cosas sola.

Miré hacia arriba y noté cómo V-chan sonreía.
-¿Eso significa que pelearemos? -preguntó mi Digimon sonriendo y apretando los puños.
-¡Sí! -grité.
-¡Sus deseos son órdenes, ojou-san! -gritó V-chan.

La puerta de la habitación se rompió, y los Numemon que estaban pegados a ella salieron volando por los aires.
-¡Apártense de aquí, mocos asquerosos! -gritó V-dramon.
-¡Las órdenes de Wizarmon-sama son no dejar escapar a "Designio"! -contestó uno de los mocos.
-¡Doctor Agumon! -gritó mi Digimon. -¡Lleve a ojou-san con los demás niños! ¡Los alcanzaré más adelante!
-¡Entendido *gya*! -contestó el Digimon con bata. -¡Acompáñeme, señorita *gya*!

Salimos corriendo, aunque con dificultad, el resto de escalones de la forma de caracol que tenía la inmensa escalera.
-¡Ya pronto llegaremos a la salida *gya*! -gritó Agumon Hakase.

Pero algo nos detuvo, o más bien, nos hizo rodar hasta la salida. V-chan rodó el resto de los escalones hasta chocar con nosotros.
-¡V-chan! -grité al ver a mi amigo todo herido.
-No pude contra él... -contestó.
-¿Contra quién? -pregunté asustada.
-Contra mí. -contestó una voz que aunque parecía provenir de frente a nosotros, no había nadie allí.
-¡Wizarmon *gya*! -gritó el Agumon.
-Te dije que podrías entregar a "Designio" sin problemas. -contestó el mago apareciendo instantáneamente frente a nosotros.
-¡Y yo ya te dije que ella no es "Designio" *gya*! -gritó el Agumon.

Inmóvil, no sabía que decir.

-¡Así es! -escuché que una voz familiar gritaba frente a nosotros. -¡Ayano-chan no es "Designio"!
-Veo que se han reunido todos los Niños Elegidos. -contestó el brujo.

Mi rostro se iluminó por completo al ver entre todos los muchachos a mi hermano encabezando el grupo.

Continuará...
Avatar de Usuario
Erudito de Ohara
Aprendiz
Aprendiz
Mensajes: 28
Registrado: Mar Ago 25, 2009 3:49 pm
Edad: 36

Re: The Digital World Chronicles [33/??]

Mensaje por Erudito de Ohara »

me lo estoy leyendo y es bastante interesante....enhorabuena al creador
http://www.youtube.com/watch?v=Rg0--OkqN-4
"El ѕυεйσ dε υи нσмвяε иυисα мυεяε"
Imagen
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [36/??]

Mensaje por Gargadon »

Tres capítulos para comenzar julio... El 34 siento que me faltó desarrollarlo más :(
Spoiler: Mostrar
34. Tomando diferentes rumbos

-¿Por dónde? -grité mientras corríamos a toda velocidad frente a aquella torre.
-¡Sigamos adelante! -recomendó Elecmon.

Estábamos corriendo como locos, no sin antes...

-Bien. -comenté. -Debemos separarnos si no queremos que los aliados de Wizarmon nos detengan. Recuerden que no queremos peleas innecesarias.
-Nosotros tomaremos este camino. -dijo Akio señalando su Digivice, llevando a Rina y a Steve.
-Y nosotros este. -contestó Mizuki con Hiroshi y a Elecmon. -¿No tendrán desventaja?
-Ninguna. Tenemos tres Digimon de nuestro lado. ¿No es así?
-Sí. -contestó el Digimon de mi padre.

Así, nos separamos en tres equipos. El primero tomó una línea recta hacia la torre. El segundo fue primero a la izquierda y luego hacia la torre, y nosotros preferimos tomar un camino en zig-zag que en ocasiones intersectaba con alguno de los equipos.

Habiendo avanzado apenas una cuadra, pudimos notar a uno que otro Commandramon rondando por la zona.
-Creí que no estarían por aquí vigilando. -dije.
-Estamos cerca de la torre de la ciudad. -contestó el Vigilante. -No me extrañaría que hubieran puesto más vigilancia por aquí.
-Debemos avanzar lentamente. -dije. -Quizás podamos llegar si tomamos ciertos callejones.

Había caminado en reversa ocultándonos de los aliados del Digimon brujo, pero no había notado, al igual que el resto de mis amigos, que alguien estaba detrás mío, cosa que me di cuenta cuando choqué de espaldas contra él.
-Pero qué... -pregunté cuando sentí a alguien detrás de mí.

Al voltear, supe que uno de los soldados Commandramon estaba detrás de mí.
-¡Son los elegidos! -gritó. -¡Soldados! ¡Aquí está uno de los elegidos!
-¡Maldición! -grité.
-¡Creo que ya nos rodearon! -gritó Gotsumon al ver que nos habían bloqueado el paso.
-¡De estos me encargo yo! -gritó el Digimon de mi padre. -¡Ustedes sigan avanzando!
-¡Sí! -contesté.

Así, dejamos a Gargadomon peleando con varios de esos soldados armados.
-Espero que pueda con ellos... -le dije a Gotsumon.
-Lo hará. -dijo. -Un héroe podrá caer, pero nunca se rendirá.
-Ahora nos toca a nosotros recuperar ese honor. -le dije.

-¡Ya regresé! -gritó el Vigilante no sin recibir unos unos cuantos rasguños.
-¡Veo que te fue bien! -comenté.
-¡Y bastante! ¡Esos tipos tienen facha de soldados pero no saben hacer nada! -presumió.

Nos habíamos confiado, pues unos Tankmon nos rodearon por completo.
-No puede ser... -dijo Rina asustada. -Ya estábamos tan cerca.
-Creo que podemos hacer algo. -dije. -ustedes nos cubrirán a mí y a alguien más. ¿Quién se atreve a entrar a la torre junto conmigo?
-Yo lo haré. -dijo Hiroshi.
-Yo también. -contestó Elecmon.
-Perfecto. -les dije. -¡Los demás! ¡Cubran nuestras espaldas!
-¡Iremos todos! -gritó Mizuki. -¡Los Digimon se quedarán aquí a pelear!
-Va a ser arriesgado. -comenté. -Pero si quieren hacerlo, adelante.

Todos movieron la cabeza en señal de acuerdo. Comenzaron los disparos de los Tankmon, era hora de evolucionar. Decidí que Gotsumon me acompañara, al igual que Elecmon y Fanbeemon para que nos apoyaran en la torre. Los demás evolucionaron y se quedaron tratando de contener a toda la tropa, mientras nosotros pudimos finalmente llegar a la torre. No había necesidad de subir a ningún nivel. Al parecer ya nos estaban esperando.

-Veo que se han reunido todos los Niños Elegidos. -contestó el brujo.
-Y no gracias a ti. –dije molesto. –Gracias por haber defendido a Ayano-chan, V-mon…
-De... de nada... -dijo desfalleciendo.
-¡No puedo creer que intentes matar a los niños Elegidos! -gritó Agumon Hakase. -¿Por qué lo haces? ¿Estás enfermo?
-Sí. -contestó. -Estoy enfermo de poder. Torkaimon-sama me dará todo ese poder que ninguno de ustedes logró darme.
-¿Cómo puedes ser tan tonto? -grité.
-Daisuke... -comenzó a preocuparse Hiroshi.
-Más tonto es otro. -comentó el brujo. -Creyó en las palabras suaves de un tirano, creyó que le iba a dar la libertad, la paz, y la fuerza de ser parte de este mundo.
-Es hora de darle a este una lección... ¡Gotsumon!
-¡Sí! –gritó mi amigo de roca dispuesto a lograr su evolución adulta.

Así, aquel justiciero que tenía como compañero logró surgir.
-No vamos a cometer los mismos errores, Leomon. Esta vez no... -comenté.
-¿Qué piensas hacer? -preguntó Wizarmon tomando entre sus brazos a mi hermana.
-¡Ayano-chan! -grité asustado.
-¡Qué cruel! -gritó Hiroshi.
-¿Cómo te atreves...? -pregunté furioso.
-Tal vez no sea ella a la que buscaba. -dijo el brujo. -Pero si uno de ustedes falta, todo se termina.
-¡Onii-chan! -gritó mi hermana.

Elecmon dio un paso adelante, abriendo su cola en señal de que estaba dispuesto a pelear.
-Eres un maldito... -gritó. -¿Cuántas vidas más quieres cobrar? ¿No te es suficiente con las de esta ciudad?
-Elecmon, no... -traté de detenerlo.
-¡No solo causas caos en Light City! -gritó. -¡Perdí a alguien muy importante para mí...! ¡Todo por tu culpa!

Elecmon saltó sobre Wizarmon, intentando atacarlo, pero éste último fue más ágil, ya que sólo bastó un Thunder Cloud para dejar a Elecmon en el suelo.
-Por favor... no intentes pelear con él... Elecmon... -traté de disuadirlo.
-¡No pienso irme de aquí sin pelear primero! -gritó todavía en el suelo. -¡No le perdonaré la muerte de mi amigo!
-Inútil. -contestó el brujo. -Terror...
-¡Nooooooo...! -grité sin darme cuenta de que lo que había sucedido conmigo...
-¡Eso es...! -gritó Hiroshi sorprendido.
-¿¡Digisoul! -preguntó Rina.

Al notar lo que había ocurrido, supe que era hora de ponerse en acción.
-Bien... hora de intentarlo… -dije.

Concentrando mis energías, puse mi puño en el Digivice, logrando la evolución de mi amigo.
-Veo que sólo estabas ahorrando tus fuerzas, chico. –dijo el brujo.
-Sólo evoluciono si Daisuke me lo permite. –contestó GrappLeomon.
-Podrás… -dijo Wizarmon, pero no contaba con que mi hermana lo mordiera del brazo para soltarse.

Wizarmon soltó a mi hermana del dolor inesperado, corriendo ésta hacia mí.
-¡Onii-chan! –gritó llorando.
-Qué bueno que estás bien… -dije conteniendo el llanto para no hacerla sufrir más.
-Maldición… se me escapó… -contestó molesto el mago. –No importa… Magic Game
-Es hora de… -dijo mi amigo león antes de ser interrumpido por Fanbeemon.
-¡Espera! –gritó Fanbeemon. –Hay algo que podemos hacer…

Steve no hizo evolucionar a su Digimon, en cambio sólo dio instrucciones de atacar a Wizarmon. No había entendido el motivo de eso, hasta que se me encendió el foco.
-¡Ya lo tengo! –grité. -¡GrappLeomon! ¡Ataca a quien ataque Fanbeemon!
-¡OK! –gritó.

Rápidamente corrió hacia el Wizarmon número cinco desde la izquierda, pero éste dejó de hacer la ilusión, haciendo que GrappLeomon estuviera a punto de perder el equilibrio. Pero fue ágil y tomó al verdadero Wizarmon, rápidamente dio una voltereta y lo mandó al suelo. Wizarmon apenas y pudo levantarse del suelo.
-Es hora de… -dije nuevamente interrumpido por Fanbeemon.
-¡Retirada! –dijo Fanbeemon.
-¿Eh? ¿Pero qué? –pregunté.
-¡Sólo háganlo! –gritó de nuevo.

Le hice caso a Fanbeemon. Éste también se retiró. Steve dio un paso adelante y comenzó a hablarle a su Digimon. Fanbeemon dijo de pronto:
-"Es hora de que también haga de mi parte", dice.
-¿Pero qué…?
-"¿Me buscabas, Wizarmon?", dice. –contestaba el Digimon abeja. –"Aquí estoy", dice.
-¿Qué? –preguntó Wizarmon todavía aturdido por el golpe.

Steve comenzó a actuar de forma extraña, o más bien más extraña de lo que ya era. Un halo café comenzó a envolverlo, incrementando la intensidad de ésta en sus brazos y piernas. Una concentración mayor de ésta surgió en sus puños, corriendo el individuo hacia Wizarmon. Steve golpeó con su puño a Wizarmon, con tal fuerza que, o fuera ilusión o fuera real, atravesó el cuerpo del Digimon, sacando de Wizarmon una esfera negra.
-¡Ah! –grité. -¡Un Digicore negro!

El Digicore, habiendo salido del cuerpo de Wizarmon, se destruyó sin dejar rastro. Wizarmon no resistió y cayó inconsciente. La pelea había terminado.

-Poder, ¿eh? –pregunté cuando despertó de su largo sueño.
-¿De qué hablas? –preguntó Wizarmon.

Habíamos llevado a Wizarmon a una de las camas de los cuartos del hospital para que descansara. Les pedí a mis amigos, excepto a Motimon a quien llevaba en mis brazos.
-Daisuke también quería poder, aunque no lo quiera reconocer. –contestó mi amigo de "roca".
-Motimon tiene razón. –dije. –Además de querer recuperar a mi madre… quería poder… creí que estando con aquel Digimon llegaría a ser tan importante como él.
-¿Hablas de nuestro jefe? –preguntó.
-Sí. –dije. –Ahora sé que no vale la pena obtener poder a cambio de la vida de muchos inocentes.
-Sólo debía entregar a los Niños Elegidos. –dijo. -¿Por qué me saludas como si nada…?
-Agumon Hakase me lo contó todo. –dije. –Sé que eras gobernante de esta zona, y que sólo buscabas que Light City se mantuviera como la gloriosa ciudad que siempre ha sido.
-Perdí el control de mí mismo… -dijo avergonzado. –Y lamento lo que ha sucedido.
-No pasa nada. –contesté. –Elecmon y los demás están esperando a que se recupere para llevar a Light City a la normalidad.

Wizarmon tomó aire y siguió hablando.
-"Designio" y tú son impresionantes. Por algo Yggdrasil los eligió.
-No sé si Yggdrasil nos eligió… -contesté. –O si él sabía quiénes somos…
-Pero deben cumplir los propósitos de dios. –dijo. –Espero que puedan seguir y detener a ese demonio… El Digital World pronto entrará en una etapa de caos y desesperación, y sólo ustedes podrán detenerlo.
-¡Cuenta con nosotros! –contestó Motimon levantándose un poco de entre mis brazos.

-Motimon... -dije mirando a mi amigo de "roca" convertido en una masa rosada muy suave.

Era interesante abrazarlo, como tener un pedazo de goma en las manos.

-¿Sí? -me preguntó tan inocentemente.
-¿No te agota el llegar a la etapa Perfecta? -pregunté.
-Me estoy acostumbrando. -contestó. -Debería preguntarte lo mismo sobre Rakugamon.
-Bueno, yo... -dije pensativo. -Sí... en un principio me agotaba esa transformación, pero ahora... hasta lo puedo hacer con tan sólo pensarlo...
-Seguramente debe ser el desarrollo de "Proyecto". -dijo una voz detrás de mis espaldas.
-¡Gargadomon! -grité. -¿No deberías estar con los demás?
-Quería saludar a mi amigo Daisuke. -contestó.

No mencioné nada, pero era extraño escuchar a alguien que conocía de tan poco tiempo llamarme "amigo".

-Creo que esta es una despedida. -mencioné sin mirarlo, desviando la mirada hacia los alrededores de la ciudad.
-Mejor llamarlo un "hasta luego".
-¿Irás a ver a Piccolomon-sama? -pregunté.
-Y a reunir a los demás Digimon de hace treinta años. -me contestó. -Tal vez necesiten más ayuda de la que les puedo prestar.
-Espero que puedas recuperar tu puesto como Vigilante. -le dije, esta vez mirándolo a la cara.
-Hablando de eso... -dijo contento el Digimon. -¿Recuerdas lo que pasó en los calabozos?
-Es algo que no quisiera recordar... -contesté bajando la mirada.
-Recuerdo haberte dicho que los buenos y los malos actos obtienen su recompensa... -me dijo tomando mi quijada y haciéndome alzar la mirada. -Tu antiguo jefe obtendrá su merecido por el daño que ha hecho al Digital World y al mundo humano... Y estoy seguro que tú obtendrás lo que te corresponde...
-Ya obtuve mi merecido... -contesté intentando no verlo, un poco intimidado por la acción de nuestro acompañante de viajes. -Fui catalogado como el criminal más peligroso del Digital World... ¿Qué más merecido puedo obtener peor que eso?
-Peor no... pero puede ser "mejor".
-¿Mejor? -pregunté. -No entiendo...
-Podría ser considerado como un héroe, Líder Daisuke. -contestó Elecmon subiendo por las escaleras hacia la azotea.
-¡Ya me lo imagino! -gritó Motimon muy feliz. -¡Gotsumon-sama y Daisuke-kun, héroes del Digital World!
-¡Motimon! -grité algo avergonzado. -¡No hables así! ¿Yo, un héroe?
-¿Y por qué no? -preguntó el Digimon de mi padre. -"Proyecto" fue diseñado para ser el salvador del Digital World. El entrenamiento que tuviste con tu antiguo jefe ha servido para eso...
-¡Espera! -lo interrumpí. -¿Estás diciendo que le debo dar las gracias a Torkaimon por convertirme en un asesino desalmado?

Gargadomon tomó aire, miró hacia la ciudad y dijo:
-No... No te pido que le agradezcas... Tómalo mejor como un "Torkaimon tiene miedo".
-¿Miedo? -pregunté. -¿De qué tiene miedo?
-Ese Digimon te tiene miedo. -contestó. -A tal grado que en cuanto regresó a la vida comenzó a buscarte de cualquier forma, así podría tenerte bajo su control y no tener idea de lo que implica "Proyecto".
-Entonces lo que buscaba era mantenerme a raya para no interferir en sus planes. -contesté. -Pero resultó todo lo contrario...
-De no haber sido por él, no tendrías un motivo lo suficientemente fuerte como para eliminarlo por cualquier medio.

No dije nada por unos momentos. Sabía perfectamente que ese maldito conocía sobre mí, por eso trataba de mantenerme a raya para evitar hacerle daño. Todo encajaba, sobre todo el día en que decidí traicionarlo, entre mis vagos recuerdos, pareciera que sabía a quién se enfrentaba cuando me puse de pie.

-¿Wizarmon estará bien? –pregunté.
-Sí, lo estará. –dijo el Vigilante. –Estará bajo interrogación por varias semanas, pero el recurso del Digicore negro le ayudará a salir de ésta.
-Me preocupa lo que dijo. –le conté. –Wizarmon dijo que el Digital World pronto entraría en una etapa de caos y desesperación.
-¿Y eso te preocupa? –preguntó.
-Sí. –dije… -No sé de qué pueda ser capaz ese maldito tirano.
-Será capaz de todo. –dijo el Vigilante. –Pero estoy seguro que ustedes lograrán lo mismo que nosotros hace treinta años.
-Aún tengo una pregunta... la misma que desde hace meses me sigo haciendo...
-¿Cuál? -preguntó Motimon.
-¿Por qué yo? -dije mirándolo. -¿Por qué me tocó a mí? Existen cientos, no... millones de niños en todo Japón... ¿Por qué me tenía qué pasar esto a mí?
-Las cosas no suceden por azar. -contestó Elecmon. -Seguramente algo debió haber pasado para que llegaras a ser el que el Digital World estaba esperando.
-Quizás Yggdrasil tiene la respuesta. -contestó Motimon. -¿Por qué no se lo preguntas cuando lleguemos frente a él?
-Estoy llegando a pensar que Yggdrasil no existe... -contesté. -Llevamos más de 10 capí... digo... dos días de viaje y no lo hemos encontrado... ¿Qué nos garantiza que de verdad exista?
-Yo estuve frente a él, y junto con tu padre. -contestó el Vigilante. -El camino que hemos estado tomando es el correcto, pero debo decir que aquí se termina nuestro viaje juntos.
-Tu también tomarás otro rumbo, ¿verdad Elecmon? -preguntó Motimon.
-Sí... -contestó. -Sólo quiero ver de nuevo a mi amigo... Pero no sé si entre tantos Digitama lo reconoceré...
-Lo harás... -dije. -Los verdaderos recuerdos jamás se olvidan.

-¡Hey! -gritó Akio desde el comedor. -¡Si no vienen, nos terminaremos toda la comida!
-Creo que es hora de reunirnos con los demás. -contestó Elecmon.
-Sí... -dije. -Mañana será un duro día...

Aquella noche cenamos fuerte, pudimos relajarnos, refrescarnos y descansar lo que no pudimos en tantos días. Esperábamos que esto no terminara nunca, pero teníamos muchos pendientes... regresar a casa, terminar con los problemas en el Digital World... y el más importante en ese instante: Reunirnos con Yggdrasil.

-¿Entonces aquí nos separamos? -preguntó Hiroshi.
-Sí. -contestó el Digimon de mi padre. -Pero espero volver a verlos muy pronto.
-¡Que así sea! -gritó Rina.

El sol apenas estaba comenzando a alumbrar a las afueras de Light City. Habíamos decidido salir temprano para aprovechar la frescura de la mañana y avanzar lo más que pudiéramos.

-¡Es increíble saber que papá estuvo en el Digital World! -dijo Ayano.
-Y fue una alegría para mí hablar con los hijos de mi amigo... saber que está bien... -dijo el Vigilante mirando hacia el cielo.
-Cuando regresemos a casa, -dije. -le diremos a papá que estamos agradecidos de haber conocido a su Digimon.
-¡Es hora de irnos! -gritó V-mon. -¿Está lista, ojou-san?
-¡Sí! -dijo contenta mi hgermana.
-La... lamento lo de "hipócrita", líder Daisuke... -se disculpó nuestro compañero.
-No hay problema. -contesté sonriéndole.
-¡Suerte con Yggdrasil! -gritó Elecmon.
-¡Igualmente! -grité. -¡Suerte con tu amigo!

Y así, cada grupo, aunque dos de ellos estuvieran conformados de un solo integrante, nos separamos en aquel camino de tres desviaciones. De pronto, Gargadomon me habló justo cuando comenzamos a darnos las espaldas.

-¡Daisuke! -gritó.
-¿Qué pasa? -pregunté volteando hacia atrás.
-¡Pronto! -dijo. -¡Pronto obtendrás esa recompensa de la que tanto te he hablado!
-¡Cuídate! -le contesté antes de que se diera la media vuelta y desapareciera en su propio camino.
-¿Qué clase de recompensa? -preguntó Akio.
-No lo sé. -dije. -Pero será bueno esperarlo.
-¿Entonces? -preguntó Rina. -¿Vamos a buscar a Yggdrasil?
-¡Sí! -contestamos todos.

Señal de que había que comenzar la marcha. Así, comenzamos a caminar, esperando que en nuestra próxima parada pudiéramos llegar cuanto antes a ver al dios del Digital World. ¿Podría ser que lo lleguemos a encontrar? No tengo idea... pero de algo estoy seguro: él me tiene qué responder todas las preguntas que han surgido respecto a "Proyecto"...

¿Quién soy? ¿Por qué yo?

Continuará...
Spoiler: Mostrar
35. Norn

Dos días de caminar sin detenernos más que para comer, dormir, refrescarnos y dejar que la naturaleza digital hiciera de las suyas, parecía que por fin estábamos dejando el camino para internarnos en un espeso bosque. Al menos podíamos descansar del sol, no así del cansancio físico que todos teníamos.

-Ah... -contestó Rina algo cansada. -¿Cuánto más hay qué caminar?
-Si seguimos a este ritmo, -contestó Hiroshi. -llegaremos a un pueblo costero.
-Pueblo costero... -contesté. -Entonces estamos cerca de los terrenos de Yggdrasil. Según dijo el Digimon de mi padre...
-¡Ya estoy cansada! -gritó Mizuki.
-¿Se encuentra bien, ojou-san? -preguntó V-mon llevando una enorme hoja para cubrir del sol a mi hermana.
-Sí, estoy bien. -contestó.
-Creo que será mejor que descansemos. -dijo Hiroshi. -Las mujeres están agotadas.
-¿Qué? -protesté eufóricamente. -¿No vamos a ver a Yggdrasil? No falta mucho para llegar al siguiente pueblo...
-¿A alguien no le parece como un dejavú lo que está pasando ahora mismo? -preguntó Akio.
-¿A qué te...? -pregunté antes de reaccionar y darme cuenta de la indirecta demasiado directa que estaba lanzando.
-¡Por favor! -gritó Hiroshi tratando de detener una próxima pelea. -¡Paren su pleito! ¿Es que no puede pasar un día sin que ustedes dos se peleen?
-¡Él comenzó primero! -gritamos ambos al mismo tiempo.
-¡Akio-san! -gritó Gaomon reprendiendo a su amigo. -¡No sea así con el líder Daisuke!
-¡Yo no lo acepté como el líder del grupo! -gritó entonces. -¡Si he aceptado las decisiones del grupo anteriormente, ha sido para no hacerlos a un lado! ¡Pero esto se pasa de la raya! ¡Hubiera preferido al norteamericano que no habla siquiera! ¡Pero esto cae en lo absurdo!
-¿Sabes? ¡Me da igual lo que pienses! -grité. -¡Porque yo tampoco acepté ser el líder así de la nada!
-¿Daisuke! -dijo Motimon intentando calmarme. -¡No caigas en esa clase de provocaciones!
-¡Bien! -grité. -¡Si van a descansar, entonces yo iré al pueblo a buscar comida y agua!
-Heh... -dijo Akio mirando hacia otro lado en señal de desaprobación. -Como dije antes, esto suena sospechoso.
-Basta. -dijo Rina levantándose del suelo. -Si tanto desconfías de Daisuke, entonces iré yo a acompañarlo.
-No es necesario, Rina... -dije para tratar de no continuar con la pelea. -Motimon irá conmigo... digo, quizás a él le tienen más confianza...
-¡Está bien! -gritó Akio levantándose del suelo. -¡Daisuke! ¡Te acompañaré!

Nos despedimos del grupo para llegar al poblado y encontrar un lugar dónde descansar sin tener problemas de estar al aire libre en la noche.

-No camines tan rápido. -lanzó Akio.
-Sígueme el paso. -dije serio. -Finalmente tú te ofreciste a seguirme, ¿o no?
-Heh. -protestó. -Sólo lo hago para evitar que intentes hacerle algo a Rina o a alguna de las niñas.
-Akio-san. -dijo Gaomon tirando de la camisa de su amigo. -Por favor, no es necesario que siga discutiendo, Daisuke-kun no quiere discutir.
-Tengo hambre, Daisuke. -contestó Motimon apachurrándose sobre mis brazos.
-Pronto llegaremos al poblado, y comerás hasta reventar, como siempre lo haces. -dije sin hacer caso a las quejas de Akio, el cual no paraba de pedirme que caminara más lento.

Entre ese ambiente tan helado entre nosotros, llegamos al poblado, cuya arquitectura en las casas y comercios hacia recordar a aquellas épocas del Japón antiguo sumergido entre conflictos de tierras y valientes guerreros con armaduras. Pero eso se quedaba atrás cuando se veía el ambiente de un día rutinario en alguno de los poblados de nuestra era y nuestro mundo, una gran mezcla entre lo antiguo y lo que conocíamos como la vida moderna.

-"Bienvenidos a Shin Jipangu". -contesté leyendo el letrero de bienvenida. -Se nota que eligieron muy bien el nombre para el pueblo.
-Y mucho. -contestó Gaomon señalando una fila de motocicletas aparcadas en la calle.

Pero a lo lejos, los cuatro pudimos percibir un enorme griterío en los alrededores. Al llegar al lugar, pudimos ver todo un grupo de Goblimon rodeando una inmensa bodega.
-¿Qué pasa aquí? -pregunté curioso al llegar.
-¡A ti qué te importa! -gritó uno de ellos volteando hacia nosotros.
-Déjame pelear, Daisuke... -contestó molesto Motimon.
-No lo haré. -contesté. -Estás débil aún...
-¡Miren! -gritó otro de los ogros, a lo que siguió la burla de los demás. -¡A ese Digimon lo están cargando como bebé!
-¡Por favor, Daisuke, déjame pelear! -gritó totalmente molesto por ese comentario.
-Deberíamos irnos. -contestó Akio.
-¿¡Y tú eres su novio! -preguntó otro ogro, a lo que siguió la carcajada del resto del grupo.
-¡Ya sacaste boleto! -bufó furioso Akio, provocando que Gaomon evolucionara en Gaogamon, y por consiguiente la huida de los provocadores.
-Gracias por ahuyentar a esos malvivientes de nuestro hogar. -logramos escuchar.
-¿Eh? -preguntó Akio. -¿De dónde viene esa voz?
-De aquí. -logramos reconocer al mirar hacia abajo.

Un Digimon de armadura amarilla, al igual que el resto de su cuerpo, se encontraba medio enrollado tirado en el suelo aún asustado.
-¡Armadimon! -dije.
-Ummm... -contestó Akio con un tono de desagrado. -¿Algún día sabremos de un Digimon del que no conozcas su nombre?
-¿Y algún día sabré del instante en que no protestes por todo? -pregunté.
-¡Gracias por salvarme! -dijo Armadimon levantándose del suelo. -Pensé que esos Goblimon me harían daño.
-¿Y esos quiénes eran? -preguntó Gaomon.
-La banda motorizada de Goblimon. -contestó Armadimon sacudiéndose el polvo. -No entiendo cómo pudieron venir para esta fecha.
-¿Motorizada? -preguntó Motimon. -¡Ah!
-¿Qué pasa? -pregunté volteando hacia donde miraba mi amigo rosado.

Menuda sorpresa nos llevamos al ver que ninguna de las motocicletas que encontramos aparcadas cerca de la calle, se encontraba allí.
-A eso me refiero. -dijo Armadimon estrechando la mano de Gaomon. -Seguramente se enteraron del premio y quisieron robarlo.
-¿Premio? -preguntó Gaomon.

Sin embargo, Motimon y yo no dejábamos de mirar a la calle y sus alrededores. Por algún extraño moitivo, no dejábamos de notar que la calle principal de Shin Jipangu estaba comenzando a ser decorada con motivos de carrera de motocicletas, banderas de cuadros blancos y negros por todos lados, las refaccionarias comenzaban a abrir, y lo mejor de todo: restaurantes por doquier.
-Esto se va a poner bueno. -le intenté decir a mi amigo.
-Tengo hambre... -contestó Motimon de nuevo apachurrándose sobre mis brazos.
-Puedo recompensarles por lo que hicieron. -dijo Armadimon.
-¿De verdad? -preguntó Motimon recuperando algo de fuerzas.
-Pero somos siete personas y siete Digimon. -dijo Akio. -No creo que...
-Eso no importa. -contesó Armadimon yendo hacia su taller. -Donde come 1 comen 15.

Distraídos por el bullicio del pueblo, notamos entre la multitud de Digimon, una figura un tanto extraña entre todas ellas. Cabello rubio, vestido blanco muy vistoso y una cesta en las manos, parecía ser un año o dos mayor que nosotros...
-¿Una niña? -pregunté al verla mezclada entre la multitud.
-¡Yo también la veo! -gritó Motimon.
-¿De qué hablan? -preguntó Gaomon.

No sé si ella se dio cuenta de nuestra presencia, pero podría ser, ya que volteó hacia nosotros, e inmediatamente comenzó a correr en dirección contraria a donde nos encontrábamos. Llamado por la curiosidad, tomé a Motimon entre mis brazos y corrí para tratar de alcanzarla.

Aquella niña se mezclaba entre la multitud, corriendo en zig-zag entre ellos, saltando obstáculos y escondiéndose entre las lonas de los puestos de comida. Afortunadamente podía llevarle el ritmo, pero parecía ser inalcanzable, hasta que llegó un punto en el que decidió desviar el camino y tomó la ruta de un callejón sin salida. Allí, en ese punto, nos pudimos mirar los dos cara a cara.
-Veo que pudiste reconocerme, "Proyecto". -contestó sonriendo.
-¿Quién eres tú? -pregunté alarmado por aquella confesión. -¿Cómo es que sabes de...?
-Mikihara Norn. -dijo estrechándome la mano.

Tomando su mano, llegué a sentir una calidez acompañada de un extraño escalofrío. Era como describir una luz sombría.
-Seguramente nos venías siguiendo desde que...
-Sí. -contestó interrumpiéndome. -Desde que naufragaron en las costas de WWW.
-¿Eres aliada de...? -pregunté.
-No. -dijo interrumpiéndome de nuevo. -Veo que como estratega eres muy bueno, pero tus habilidades deductivas son extremadamente malas.
-Humm... -dije molesto.
-Sólo estoy aquí porque veo que sabes que debes llegar a la morada de Yggdrasil, pero no sabes cómo hacerlo.
-Debe ser fácil. -contesté.
-No tanto. -dijo. -Seguramente sabrás que detrás de Shin Jipangu, hay un río lo suficientemente ancho que podría simular un mar.
-¿Y eso qué?
-Nadie que se haya aventurado a cruzar ese río, ha regresado con vida.

Me sorprendí al escuchar dicha historia. Había oído de palabras del Digimon de mi padre, que llegar hasta Yggdrasil era muy arriesgado, y podía creerle ya que mi padre había llegado hasta allí, pero...
-Debes estar mintiendo. -dije.
-No me creas. -contestó. -¿Pero arriesgarías la vida de Motimon y de tus amigos?
-Bueno... yo... -dije titubeando...

No sabía cómo contestarle. ¿Podría arriesgarme a llevarlos a una muerte segura? No... no lo haría ni por vencer a mi más grande enemigo...
-¿Y qué es lo que quieres que hagamos? -pregunté.
-Esto. -dijo tomando de entre su canasta un cartón enrollado.

Al desenrollarlo, pudimos notar un vistoso barco dorado, con motivos decorados de Leomon en la cubierta, y la cabeza de un Seadramon justo en la punta de la quilla.
-Con eso, podrán llegar a su destino. -dijo. -Ese barco es especial, y sólo funcionará si los tres servidores de Yggdrasil llegan juntos con el barco.
-¿Quiénes son esos tres servidores? -pregunté.
-"Proyecto", "Designio", y Royal Knight. -contestó.
-¿Royal... Knight? -pregunté.
-¿Podrías dejar a Motimon en el suelo? -dijo tratando de cambiar la conversación.
-¿Para qué quie...? -pregunté.
-Sólo déjalo allí. -contestó.

Norn dejó la canasta en el suelo, cerró los ojos, y alzando levemente sus brazos con la palmas hacia arriba, no entendía qué pasaba cuando un rayo de luz me cegó momentáneamente, y después de ello, vi a mi amigo de roca volviendo a la normalidad.
-¡Qué bien, Gotsumon! -grité corriendo a abrazarlo.
-¡Ah! -gritó Gotsumon señalando hacia el lugar donde se encontraba Norn, ya no estaba allí, ni siquiera su canasta.
-¿A dónde fue? -pregunté.

Todo esto era muy extraño, incluso para mí, quien por antigüedad, llevaba más tiempo conociendo sobre el Digital World. Se suponía que éramos siete, según las palabras de Yggdrasil, él mismo me lo había confirmado. ¿Cómo era posible que hubiera otro humano de nuestro lado? Era más que imposible que hubiera venido con nosotros o después que nosotros, pues escuchando su apellido era notable que era japonesa. Nadie que viniera de Japón podía ingresar al Digital World.

-¿A dónde te vas, Daisuke? -gritó molesto Akio habiéndonos alcanzado a Gotsumon y a mí.
-¿Pasa algo, Daisuke-kun? -preguntó Gaomon.

Miré hacia donde se encontraba Norn hacía unos segundos, dudé de confesar lo que había visto, así que sólo pude responder con un...
-No, nada.
-De acuerdo. -contestó Akio no muy convencido. -Armadimon-san nos invitó a comer, y dijo que podemos traer a los demás. Así que iré a buscarlos.
-No hay problema. -dijo Gotsumon.
-Podría ir a la bodega de Armadimon-san y acompañarlo. -dijo Gaomon.

Y así lo hicimos, fuimos a la bodega de Armadimon, primero a saludarlo, y luego a acompañarlo adentro de la bodega. Nos presentamos y nos dimos un saludo un tanto formal.
-¿Por qué querían atacarlo esa banda de Goblimon? -pregunté para romper el hielo.
-Quieren el trofeo del Digimon Rally. -dijo.
-¿Digimon... Rally? -preguntó Gotsumon.
-Es una carrera de motociclismo en pareja. -contestó el dueño de la bodega. -Se hace todos los años en WWW, y esta vez nos tocó en Shin Jipangu. Y por supuesto, me tocó ser quien ofrezca el premio para el ganador.
-¿Y esos Goblimon van a participar? -preguntó Gotsumon.
-Lo más probable. -le dije. -Son motociclistas, después de todo.
-Seguramente escucharon del trofeo, e irán tras él. -dijo Armadimon.
-¿Qué clase de trofeo? -pregunté deteniéndome frente a una enorme lona que cubría un inmenso "algo".
-Éste. -contestó Armadimon brincando descubriendo lo que estaba debajo de la enorme lona.

Al ver lo que se encontraba ahí, Gotsumon y yo saltamos un grito de sorpresa.
-¡Eso! -gritó Gotsumon.

Yo, al contrario, no podía pronunciar ninguna palabra. Un enorme barco dorado, con la decoración de la cabeza de Seadramon en la punta de la quilla, casi del tamaño de la bodega entera, se mostraba frente a nosotros. El mismo barco que la niña Norn nos había enseñado.
-¿Sucede algo? -preguntó Armadimon ante la misteriosa reacción que tuvimos.
-Es... es enorme... -dije tratando de disimular que sabíamos algo sobre ese trofeo. -Seguramente debe valer una fortuna...
-¡Ya traje los ingredientes para la comida, Armadimon-san! -logramos escuchar en la entrada de la bodega.
-Espero que hayas traído un poco más. -contestó Armadimon. -Vamos a tener a un enorme grupo comiendo en unas horas.
-Esa voz... -dije en voz baja mirando a Gotsumon. -La he escuchado antes...
-Lo intuí. -contestó aquella misteriosa voz. -Por eso regresé al mercado a comprar lo suficiente para 10 humanos y 10 Digimon.

Armadimon regresó junto a nosotros, y dijo.
-Daisuke, Gotsumon... Les presento a Mikihara Norn, dice que es de Japón al igual que ustedes.
-¿¡Norn! -gritó Gotsumon.

Gotsumon y yo volteamos hacia la entrada, y después de un segundo, logramos notar la figura que se encontraba en la puerta.
-¡Tú! -gritamos mi amigo de roca y yo al mismo tiempo.

Continuará...
Spoiler: Mostrar
36. El Digimon Rally

-¡Tú! -gritamos mi amigo de roca y yo al mismo tiempo al ver la silueta de Norn en la entrada de la bodega.
-¿Se conocen? -preguntó extrañado Armadimon.
-Nos conocimos en la calles de Shin Jipangu. -contestó Norn muy risueña. -Son muy simpáticos, Armadimon-san.
-De acuerdo. -dijo Armadimon. -Pásame la canasta que la comida no se preparará sola.

Norn le pasó la canasta llena de comida a Armadimon, éste último se retiró de la bodega para dirigirse quizás a la cocina.
-Armadimon-san es muy bondadoso. -dijo Norn sonriendo nuevamente. -Se preocupa mucho por los Digimon...
-No necesito que finjas delante de mí. -contesté molesto.
-Ay, ay... qué amargado eres... -dijo Norn sin dejar de sonreír. -Seguramente tu antecedente como comandante de las tropas armadas de Torkaimon te cambió ese estado de ánimo.
-¿¡Cómo sabes de eso! -pregunté alarmado.

Norn se acercó hacia mí, y mirándome fijamente a los ojos, me dijo:
-Porque Torkaimon es un enemigo en común para ti y para mí. Para vencer a un enemigo, primero debo conocer sus debilidades, y tú eres una de esas debilidades.
-¿Quién o qué eres tú? -pregunté de nuevo. -¿Qué es lo que quieres de mí?
-Quiero que seas el valiente guerrero que Yggdrasil trajo a este mundo. -contestó.

No pude pronunciar ni una sola palabra, no entendía por qué alguien que no me conocía para nada, sabía todo sobre mí, o hasta más de lo que yo sabía.
-Esa niña no es de fiar, niño Yanami.
-Eso estoy pensando, Rakugamon... -contesté en mi mente.
-Sabe demasiado de nosotros. -dijo. -Pero no tenía idea de que Torkaimon estuviera utilizando a más niños para vigilarnos.
-¿Podría ser él? -pregunté.
-Quisiera pensar que no. -me contestó. -Hasta donde sé, ningún niño humano común y corriente puede cruzar hacia el Digital World, por eso los protegía en jaulas hasta encontrarte.
-Dile a tu amigo Rakugamon que no soy aliada de su antiguo jefe. -habló nuestra nueva acompañante.
-¿Qué diablos estás...? -grité al escuchar la contestación de aquella niña.

No entendía eso. ¿De verdad estaba escuchando la conversación que estábamos teniendo en secreto en el interior de mi mente? Sin embargo esa niña nos mandó a callar, seguramente ya sabía que el resto de mis amigos estaba cerca de la bodega.
-No hables. -dijo Norn. -Tú sólo sígueme la corriente.
-¿Eh? -pregunté de nuevo, pero terminé siendo interrumpido por el grito de Akio anunciando su llegada junto con los demás.
-¡Ya llegamos! -gritó Rina, quien de pronto se puso algo extrañada y furiosa a la vez al ver a otra niña frente a nosotros.

Ninguno de nosotros entendía por qué había una "integrante" más junto a nosotros. Pero la reacción más sorprendente de todas fueron las que protagonizaron el chico nuevo y el Digimon de mi hermana. Steve, por un lado, se hizo para atrás al ver a Norn, cosa que notó a la perfección su amigo, y V-mon no dejaba de mirarla fijamente a los ojos. Pero ella no dejaba de fingir que no nos conocía.
-¡No puede ser! -dijo exclamando. -¿De verdad son ustedes esos niños que van a vencer a ese Digimon malvado?
-Bueno, podía decirse... -respondió Hiroshi. -¿Y quién eres tú?
-Mikihara Norn. -dijo inclinándose. -Soy de Japón y tengo 12 años. Gusto en conocerlos.

De pronto, corrió hacia V-mon y comenzó a jalarlo de las mejillas, como si estuviera jugueteando con un peluche.
-¡Qué bonito! -gritó Norn acariciándolo de esa manera tan dolorosa. -¡Y azul! ¡Mi color favorito!
-¡Por... favor... señorita...! -gritaba el Digimon azul tratando de apartarla lo más lejos que pudiera.
-¡Ya está la...! -dijo Armadimon desde otra habitación. -¡Oh! Veo que ustedes son nuestros invitados. La mesa está servida, pueden pasar a comer.
-Creo que podremos hablar como en familia en la mesa. -terminó Norn para invitarnos al comedor.

Llegando allí, todos los platos estaban servidos, parecía ser que Armadimon se había esmerado por colocar la mesa lo mejor posible. Lástima que no pudiera hablar tan bien de la comida. Rina sopló el tazón de sopa y el vapor que despidió parecía que formaba un cráneo con dos huesos cruzados, no era precisamente una señal de que fuera comida especial para piratas.

-Esto... -dije. -¿Esto es la sopa?
-Sí. -dijo Armadimon orgulloso. -Seguí al pie de la letra la receta que venía en este libro.

Todo hubiera estado bien de no haber notado todo el mundo que el Digimon armadillo estaba llevando el libro de cabeza.

-Si me permite, yo puedo preparar la comida. -dijo Akio levantándose de la mesa.
-¿De verdad? -exclamó Mizuki alegrada.
-¡Sí! -dijo con una sonrisa de satisfacción.
-¿Necesitas el libro? -preguntó Armadimon acerćandoselo.
-Podría darle vuelta al libro y notar que es un libro sobre construcción de barcos. -dijo Gaomon de la mejor forma posible.
-Ahora entiendo por qué flotaba un pedazo de madera en mi sopa. -dijo Ayano tomando entre sus dedos un enorme trozo de caoba.
-¿Y bien? -pregunté tratando de retomar la charla que había tenido con el dueño de la bodega. -¿Qué hacía esa banda motorizada de Goblimon frente a la entrada?
-Burlándose de que habían lastimado a mi motorista estrella. -dijo Armadimon bajando la mirada.
-¿Motorista estrella? -pregunté. -¿Usted está ofreciendo el premio y a un participante?
-Sólo le cuidaba el vehículo con el que planeaba participar. -dijo. -Pero ahora que está herido en su casa...
-¿Y no hay forma de que él pueda obtener el premio? -pregunté.
-No. -dijo. -Si alguien más se ofrece a participar, ese participante no podrá entregar su premio.

Entonces, me levanté y dije:
-¡De acuerdo! ¡Entonces yo me ofrezco para montar esa motocicleta!
-¿Qué? -preguntó Hiroshi. -¿Estás loco? Apenas tienes diez años, y nunca has montado una motoci...
-Tú no sabes lo que he tenido qué hacer cuando estuve en el Digital World desde hace seis meses. -presumí disimulando mi participación en el bando del mal para no alarmar a Armadimon.
-¡No lo entiendo! -gritó Rina. -¿Por qué quieres participar?
-Si no conseguimos el barco que ofrecen como premio, no podremos llegar con Yggdrasil. -dije.
-¡Podemos hacer lo que sea! -dijo Mizuki. -¡Podemos armar un bote como lo hicimos para escapar de esa isla desierta! ¡Pero una carrera de motos! ¡Es demasiado!

Miré a Norn como tratando de decirle que les convenciera de hacer esta clase de locura, y pareció comprender lo que le pedía, así que se aventó a decir.
-¿Conocen de alguien de Shin Jipangu que haya cruzado el enorme río para encontrarse con Yggdrasil?

Nadie respondió, ni siquiera Armadimon.
-Esa es la respuesta más obvia. -siguió hablando Norn. -Todos los que se han aventurado a cruzar el río desaparecen misteriosamente y nunca han logrado regresar.
-¿Qué? -preguntó Hiroshi. -Debes estar mintiendo...
-No mentiría con algo tan serio. -dijo la niña nueva. -Sé que son los niños elegidos que Yggdrasil está esperando, pero a la vez no la tienen tan fácil como para llegar frente a él.
-¡Armadimon-san! -gritó Akio desde la cocina. -¿Dónde están las especias?
-Ahora las busco. -dijo el Digimon armadillo levantándose de la mesa dejando el comedor.

Por alguna extraña razón, vi cómo Norn sonreía después de aquel acto.
-Armadimon-san posee un medio de transporte que Yggdrasil diseño especialmente para aquellos elegidos. -siguió hablando. -Sin embargo sólo funcionará cuando sus tres soldados predilectos estén tripulándolo.
-¿Sus tres soldados? -preguntó Fanbeemon.
-Dos humanos especiales y un Digimon que designó especialmente para ello.
-Seguramente se refiere a... -dijo Mizuki.
-Sí. -interrumpió Norn. -Proyecto y Designio.
-¿Y el Digimon? -pregunté.
-Sólo les puedo asegurar que ese Digimon está entre ustedes. -terminó. -No puedo decir quién es, porque él no sabe ni siquiera que fue elegido.
-¿Seré yo? -dijo Gotsumon.
-¿O yo? -preguntó Piyomon.
-No responderé a eso. -dijo la niña nueva.
-¿Entonces no queda de otra que participar? -preguntó Rina un poco harta.
-Me temo que sí. –dijo Patamon.
-¿¡Van a participar! –preguntó Armadimon. -¡Qué bien! No quisiera que un barco tan enorme como ese quedara en manos de los Goblimon.
-¿Y no hay más participantes? –preguntó Ayano-chan.
-Sólo los Goblimon. –contestó el dueño de la bodega. –Se han dedicado a lastimar a los participantes y a tomar sus correspondientes puestos.
-De esa manera han ganado las últimas carreras de motos- habló Norn. –Dejan fuera de la carrera a sus oponentes y toman sus lugares para siempre obtener los trofeos.
-¡Qué feo! –dijo Piyomon.
-¿Entonces participarán? –preguntó Armadimon.
-¡Sí! –dije eufórico.

Después del suculento desayuno que Akio preparó para todos, todos salimos de la bodega llevando alrededor de dos motocicletas con asiento lateral para el copiloto. Por un instante pensé que sería una carrera común y corriente, pero en cuanto vi esa silla extra, supe que no sería así.

-¿Quién quiere probarla? –preguntó Armadimon.
-Lo haré yo. –dije para animar a los demás por si alguien más quería correr.

Así, animé a Gotsumon a que la hiciera de copiloto, y yo me monté en el del piloto, ambos nos pusimos los cascos y en menos de un segundo de haber montado la moto, nos dispusimos a correr con ella. Shin Jipangu parecía estar hecho precisamente para esta carrera próxima, pues estaba lleno de vueltas y obstáculos por doquier.

-¿Nos vamos al bosque? –le invité a mi amigo de roca.
-¡Sí! –gritó Gotsumon, no sé si asustado por la velocidad o si sentía la misma emoción que yo, pero parecía más lo segundo que lo primero.

Así, nos adentramos a los bosques, y salimos de él en cuestión de unos diez minutos, volviendo al punto de partida en poco tiempo. Al llegar allí, todos estaban sorprendidos de las hazañas que habían visto, y sobre todo de no haber sufrido ni un solo rasguño.
-¡Increíble! –dijo Armadimon saltando de emoción. -¡Creo que he encontrado a mi piloto estrella!
-¿Desde cuándo sabes manejar eso? –preguntó Ayano-chan.
-¿Recuerdas que una vez te dije que estuve seis meses en este mundo? –contesté sin siquiera mirarla. –Por cierto, Armadimon-san, ¿no sería buena idea probar a todos ellos para saber quién podría hacerla de piloto suplente?
-¡Por supuesto!

Pero esa idea resultó ser un fracaso. Ni Ayano, Norn o Mizuki desearon participar. Hiroshi tuvo náuseas apenas subiéndose a la moto, Steve terminó por estrellarla contra un árbol, y Akio… por alguna razón parecía que le faltaban algunas piezas después de que Akio la hubiera montado.
-Esto es inútil… -dijo Armadimon resignado.
-¿Puedo probarlo? –preguntó Rina.
-Rina… -dijo Piyomon. -¿De verdad?
-No se ve tan difícil.

Y en efecto, no fue para nada difícil el que Rina cubriera la vuelta que había hecho yo hacía unos minutos, aunque lo hizo con una Piyomon demasiado asustada, y con unos 10 segundos de retraso con respecto a mi marca.
-Nada mal, nada mal. –dijo Armadimon después de su llegada. –Pero creo que Daisuke lo hace mejor que todos los demás.
-No me halague tanto… -dije tratando de no ser tan presumido.
-Bien. -dijo Armadimon concluyendo por hoy. -Creo que es todo por hoy, hay que guardar las herramientas porque la competencia de mañana será dura.
-¿¡Es mañana! -grité.
-¿Algún problema? -preguntó Armadimon.
-Ninguno... -contesté. -Sólo que esperaba poder practicar un poco más.
-Patrañas. -dijo el armadillo. -Te mueves mucho mejor que esos Goblimon. Podrás ganar sin problemas.

Así, volvimos a disfrutar de una cena suculenta, en la que esta vez el Digimon armadillo no participó. Todos en la mesa preguntábamos a Norn sobre quién era, de dónde venía, y lo más importante: su Digimon. A lo que contestaba siempre: "No sé por qué estoy aquí". Era algo que al parecer los demás se tragaban, pero yo no lo podía tomar tan fácilmente. Quizás mi desconfianza hacia aquella niña era tanta que vigilaba casi todas sus acciones y movimientos tratando de buscar algo que no estuviera bien.

Armadimon nos confió de tal forma que nos tomó a Gotsumon y a mí a cargo de la bodega, para evitar que cualquier Goblimon sucio pudiera causar destrozos.
-Va a ser una noche muy larga. –comenté a mi amigo de roca.
-¿Me convierto en Leomon? –preguntó. –Así podré asustar a los que vengan.
-No es necesario. –le contesté. –Debemos ahorrar fuerzas para la competencia de mañana. De eso depende que podamos ver a Yggdrasil.

Lancé un fuerte suspiro y miré hacia el techo de la bodega. Parecía tener varios huecos, pues la poca luz de la noche se filtraba por los agujeros del techo.
-Deberías ir a dormir, Daisuke. -escuché que una voz nos hablaba desde la entrada.
-Rina... -dije. -No es necesario...
-El corredor estrella debería descansar. -me interrumpió. -Descansa, yo me haré cargo.
-Corredor estrella... -dije. -Suena bien cuando tienes un récord limpio...
-¿De qué hablas? -preguntó Rina. -¿Hablas de...? No deberías...
-¿Pensar en ello? -pregunté. -Trato de hacerlo, pero por más que lo intente, siempre habrá alguien que tenga ese resentimiento...
-Intentaste matarnos... -dijo Rina mirando hacia el suelo.
-¿Tú también? -pregunté. -Gracias por los ánimos...
-¡No! -dijo apresurada. -¡No quería decir eso! ¡Es sólo que...!
-No es necesario que te molestes, Daisuke... -trataba de animarme Gotsumon.
-¡Es que de verdad ya no lo soporto! -grité furioso. -¡Primero es Akio! ¿Y ahora tú? ¡Tengo hasta a mi hermana en contra mía!
-¡Basta! -gritó Rina. -¡Siempre es lo mismo! ¡Crees que todo el mundo está en contra tuya, pero no es así!
-¿Entonces? -pregunté. -¡Lo único que percibo de todos es que me andan recordando a diario lo que fui hace algún tiempo!

Rina de pronto y sin avisar me abrazó, no entendí por qué hizo eso, y dijo:
-Lo recordamos porque no podemos olvidar lo que tu antiguo jefe intentó hacer con nosotros y con nuestras familias… Yo también lo odio, y quiero que el mundo regrese a la normalidad.
-Rina… -dije algo sorprendido por la reacción de mi amiga. -¿Pero qué…?
-Quiero seguirte en este viaje para vencer a ese Digimon. –siguió hablando sin hacer caso a mi sorpresa. –Estoy segura que Mizuki también, y Hiroshi, y Ayano… hasta Akio, aunque no quiera decirlo.
-Esto sólo era entre él y yo… -dije tratando de no mirarla.
-Pero si nos quiere ver muertos, no le daremos esa alegría tan fácilmente. –terminó.
-¿Qué estás haciendo, Rina? -pregunté asustado de la reacción de ella. No me esperaba algo así.

Rina de pronto se despegó de mí bruscamente, como si no se hubiera dado cuenta de lo que estaba haciendo.
-¿Pero qué...? -gritó. -¡Suéltame, Daisuke!
-¡Pero si yo no...! -grité asustado.

De tanto forcejeo, Rina sólo atinó a pegarme una cachetada y a salir corriendo de la bodega.
-¡Rina! –grité recuperándome del golpe.

Traté de levantarme, a lo que Gotsumon, asustado, me siguió hasta la salida.
-¡Rina! –grité a la salida. -¿Qué es lo que pasa?
-¡Lamento haberme tirado de esa manera! –gritó con lágrimas en los ojos.-¡Olvida lo que pasó!
-Pero… -traté de preguntar lo que pasaba, a lo que Rina respondía con grandes evasivas.
-¡Sólo olvídalo! –gritó antes de secarse las lágrimas y regresar al edificio donde estaban las habitaciones.
-Eh... Daisuke... -dijo Gotsumon. -¿Puedes decirme lo que pasa?
-Eso quisiera saber... -dije aún confundido después de la escena que Rina había protagonizado.
-No eres muy bueno leyendo la mente de los demás. -escuché que alguien hablaba cerca de un árbol.
-¿Qué quieres, Norn? -pregunté.
-Entender a los humanos. -dijo bajando de una fuerte rama del árbol.
-¿Entender... a los humanos? -pregunté. -¿Piensas estar igual de rara que Rina?
-Yo creía que lo de Rina sería demasiado natural, al menos en los humanos. -contestó acercándose hacia mí.

No mencioné ninguna palabra, más que...
-Creo que la noche les está afectando a Rina y a ti. -dije. -Vamos Gotsumon, debemos cuidar el premio y el vehículo.
-Iré a la habitación de las niñas. -dijo Norn.
-Antes de irte, quisiera preguntarte algo. -traté de detenerla. -¿Qué o quién eres?
-Haces muchas preguntas. -dijo Norn tratando de no responder a mis cuestiones. -A Yggdrasil no le gusta que hagan muchas preguntas.
-¿A... Yggdrasil?
-¿Lo ves? -preguntó de nuevo Norn. -Haces preguntas de todo lo que ves, quieres obtener una respuesta a todo.
-Quiero saber todo lo que me involucra. -contesté firmemente. -¿Por qué nos tocó resolver este problema? ¿Por qué la relación de nuestros padres hace 30 años? Y sobre todo... ¿por qué yo?

Norn no supo, o más bien no quiso responder a mis preguntas, tan sólo atinó a decir:
-Yggdrasil te responderá esas preguntas. Pero todo a su tiempo, su plan aún no va por la mitad.
-Esto sólo me hace pensar una cosa. -dije. -Tu nombre no es Mikihara Norn, y ni siquiera eres de Japón...

Norn no dijo nada. Únicamente sonrió, y se marchó sin decir más. Estaba comenzando a sospechar sobre la verdadera identidad de esa niña, sobre todo que la mayor parte del tiempo que estaba frente a nosotros parecía como si nos conociera de toda la vida, tratando de entablar una amistad que parecía más que fingida.
-No le digamos a nadie lo que pasó esta noche. ¿De acuerdo, Gotsumon?
-Sí. -dijo no muy convencido.

Al llegar a la bodega, logré percibir unos ruidos muy extraños provenientes de la mini-bodega de la motocicleta.
-¿Quién anda ahí? -grité.
-Ha llegado el corredor estrella. -logré escuchar al fondo.
-¿Goblimon? -pregunté.

Sólo escuché las carcajadas de esos ogros, lo que confirmaba que, en efecto, eran ellos.
-Van a ver... -dije apretando los puños. -¿Listo, Gotsumon?
-¡No dejaremos que hagan algo en este lugar! -gritó Gotsumon.

Ambos corrimos hacia los Goblimon que se encontraban cerca de la motocicleta. Grave error el que cometí, pues en un movimiento equivocado de brazos, pude escuchar un chasquido similar al de grilletes cerrándose, y el cual logré sentir precisamente en las muñecas de mis brazos.
-¡Maldición! -grité asustado, logrando que me cayera al suelo del susto.

Sabían quién era yo y cómo atacarme para no poder hacer nada.
-¡Ya lo tenemos! -gritó otro Goblimon escondido en la oscuridad de la bodega.
-¡Daisuke! -gritó Gotsumon preocupado. -Angry Rock.

Gotsumon trató de atacar a los Goblimon, pero estaba en plena desventaja. La poca iluminación de la bodega desapareció por completo cuando aquella banda motorizada logró meterme en un enorme saco, evitando que pudiera hacer algo.
-¡Gotsumon, ayúdame! -grité asustado dentro del costal sin poder ver absolutamente nada.
-¡Rápido! -gritó una voz la cual supuse que sería de otro de los ogros. -¡No dejen que active el Digivice!

No pude recordar más sobre lo que pasaba, pues después de eso, sentí un enorme golpe en la cabeza, seguido del desvanecimiento de los gritos de los Digimon que se encontraban peleando en la bodega...

Continuará...
Avatar de Usuario
Gargadon
Teniente
Teniente
Mensajes: 1968
Registrado: Lun Oct 10, 2005 6:49 am
Ubicación: /lost+found
Edad: 34
Contactar:

Re: The Digital World Chronicles [37/??]

Mensaje por Gargadon »

Sé que nada justifica este retraso de más de dos meses. Pero esta es una prueba de que no estoy muerto ni he abandonado el proyecto. Sólo puedo afirmar que con la llegada de los niños a Yggdrasil, será el inicio de los capítulos finales. Y que al finalizar el fanfic publicaré como capítulo final una precuela de lo que he escrito hasta ahora. ¿Alguien se ha preguntado cómo habría sido la historia que ocurrió hace 30 años? Esa es la premisa que ya estoy desarrollando y que espero compartir con todos. Y sin más que decir, el capítulo.
Spoiler: Mostrar
37. ¡Rina, por el premio!

-¿Eh...? -pregunté despertando, o eso era lo que creí que estaba haciendo.

Abrí los ojos. No pude ver nada. Todo estaba oscuro. Tenía una sensación de llevar una venda en los ojos, además de tener las manos esposadas en la espalda y atadas a algo.

-¿¡Qué está pasando!? -grité aterrado tratando de levantarme. -¡Gotsumon! ¿¡Dónde estás!? ¡Gotsumon!

Fue en vano. Tratando de levantarme, tropecé debido a que mis piernas estaban atadas a las patas de la silla donde estaba sentado. Así, caí al suelo con la silla sobre mi espalda. Fue en ese momento cuando me retiraron la enorme venda que cubría mis ojos y parte de mi frente.

-¡Ja, ja, ja, ja! -gritó el que me había quitado la venda. Un Goblimon.
-¡Goblimon! -grité furioso. -¿¡Qué es lo que pretenden hacer!?
-Evitar que seas el corredor estrella de Armadimon. -dijo acomodando la silla donde me encontraba.
-Malditos... -contesté molesto. -¿Qué le hicieron a Gotsumon? ¿En dónde lo tienen?
-Está detrás de ti. -dijo el Goblimon.

Miré a mis espaldas y pude ver a mi amigo de roca durmiendo, atado igual que yo a una silla.
-¡Gotsumon! ¿Estás bien? -grité.
-No te va a responder. -dijo. -Le dimos una tremenda paliza después de que te metimos en esa bolsa.

Aquel Goblimon se retiró del lugar donde nos tenían secuestrados.
-Gotsumon... ¡Gotsumon! ¡Responde, Gotsumon!

Intenté forcejear para tratar de liberar mis manos, pero era inútil. Y con Gotsumon totalmente inconsciente, no íbamos a salir tan fácil de allí.

---------------------------------

-¡Despierten todos! -gritó el armadillo entrando a nuestra habitación.
-¿Qué pasa? -pregunté con sueño.
-¡El corredor estrella! -dijo Armadimon asustado. -¡Desapareció!
-¿Pero cómo desapareció? -preguntó Hiroshi.
-Seguramente decidió abandonarnos como siempre lo hace. -contestó Akio muy seguro de sí mismo.
-¡Akio! -gritamos todos.

De pronto, entró aquella niña “nueva” a nuestra habitación, diciendo.

-Fui a buscarlo a los alrededores de Shin Jipangu, tampoco está por allí.
-Esto es grave. -dijo mi hermana.
-¿Onii-chan desapareció? –preguntó la hermana de Daisuke.
-Si no aparece antes de una hora... -dijo Armadimon triste.
-Fue mi culpa... -contesté en voz baja.
-¿Dijiste algo, Rina? -preguntó Piyomon.
-¡No, nada! -dije asustada.

Era mi culpa, me dije. Debí haber entendido mejor a Daisuke. No podía decirle al resto del grupo lo que había pasado anoche. Era muy vergonzoso para mí, incluso Daisuke pudo haberlo tomado a mal. Sí... era mi culpa. No debí haberlo tratado así...

Salimos de la casa de Armadimon. Estaba amaneciendo aún y todas las calles principales estaban decoradas con motivos de carreras de motos, incluyendo banderines por doquier.

-Creo que no participaremos en esta competencia... -dijo Hiroshi triste.
-No creo que Daisuke se haya ido a propósito. -dijo Mizuki. -Estaba tan empeñado en participar...
-Si nos disculpan... -dijo un personaje diferente apareciendo frente a nosotros. -Su corredor estrella decidió abandonar la carrera y dejarle el lugar a uno de los nuestros.
-¡Goblimon! -gritó Armadimon. -¡Estoy seguro que fueron ustedes!
-Su corredor estrella nos dijo explícitamente que iba a dejar que uno de nosotros participara en su sustitución.
-Eso es mentira. -dijo Akio. -Daisuke será cabrón y todo lo que quieran, pero no dejaría que uno de ustedes lo reemplazara.
-¡Ja, ja, ja, ja! -comenzó a carcajearse otro ogro que se encontraba detrás de él. -Tienes razón, lo tenemos como prisionero lejos de Shin Jipangu para que no participe.
-Son unos... -murmuró Kamemon.
-¿Y qué van a hacer? -preguntó un Goblimon. -La carrera comenzará en unos minutos, y si no tienen a alguien, estarán descalificados.
-Sólo tienen la opción de dejarnos su lugar. -dijo el otro Goblimon.

Hice lo que tenía que hacer en esas situaciones.
-¡Piyomon, evoluciona! -grité.
-¡De acuerdo! -dijo mi amiga.

Piyomon evolucionó a Birdramon, provocando el susto de los dos Goblimon. Tal parecía ser que sólo parloteaban para asustar a los demás, pero no eran tan fuertes como lo aparentaban.
-¡No les daremos el lugar! -grité. -¡Armadimon-san!
-¿Sí? -preguntó el armadillo.
-Nosotras dos participaremos. -dije. -Es lo que Daisuke hubiese querido.
-Perfecto. -dijo Birdramon aprobando mi comentario.

----------------------------------------------

-¡Gotsumon! -grité tratando de despertar a mi amigo de roca.

Tanta insistencia dio resultado, pues en cuestión de segundos mi amigo de roca comenzó a reaccionar.
-¿Qué pasa, Daisuke? -preguntó mi amigo titubeando. -¿Por qué tantos gritos...?
-¡Tenemos que salir de aquí! -grité. -¡La carrera está a punto de comenzar y estos malditos ogros nos tienen en algún lugar lejos de la casa de Armadimon!
-Me temo que no se va a poder. -dijo un Goblimon entrando a la habitación donde estábamos, trayendo un televisor en un carrito.

Mientras uno de los ogros llevaba bolsas enormes de frituras que no nos iban a convidar, otro Goblimon encendió el televisor y sintonizó uno de tantos canales, mostrando finalmente el Digimon rally de Shin Jipangu. “Bienvenidos a la novena edición de la carrera de motociclistas más grande de WWW…”, decía el locutor del canal.

-¡Maldición! –refunfuñé. -¡Ya comenzó!
-¡Y vamos con los participantes! –dijo el locutor del programa a toda velocidad. –La carrera de este año tiene la particularidad de que todos los pilotos tendrán a su copiloto justo a la derecha en ese asiento que logran ver. ¡Los motores están calientes! ¡En esta carrera se vale el todo por el todo! ¡La única regla es no salirse de la pista!
-Gotsumon… -dije en voz baja. -¿Estás despierto?
-¿Eh? –preguntó despertando. -¿Qué pasó?
-¡Los Goblimon nos tienen encerrados en no sé qué lugar fuera de Shin Jipangu! –le dije.
-¿Qué? –preguntó Gotsumon furioso. -¡Angry…! ¡Tengo hambre, Daisuke!

-¡En la motocicleta número 1 tenemos al piloto Goblimon y a su copiloto Goblimon! –gritó el locutor. -¡En la número dos tenemos al piloto Goblimon y a su copiloto Goblimon! ¡En la motocicleta tres están Goblimon y su copiloto Goblimon!
-Este locutor me tiene harto de tanto repetir Goblimon… -dije bajando la mirada.
-¡En la motocicleta número cuatro tenemos a Inoue Rina y a su copiloto Piyomon!
-¿¡Rina!? –grité sorprendido.
-¿¡Piyomon!? –preguntó Gotsumon.
-¿Los niños elegidos? –preguntó uno de los Goblimon.
-¡Ja! –contesté de manera feliz y a la vez astuta. -¡Rina es una excelente motociclista! ¡Y miren que eso no lo sabía hasta ayer!

Al mirar hacia un lado, noté que los Goblimon comenzaban a hablar en secreto y a verse más desesperados que de costumbre.
-Esto está mal… -dijo uno de esos ogros.
-Cierto. –contestó otro igual de desesperado. –Ahora la jefa nos vendrá a matar.
-¿La jefa? –pregunté.
-¿¡Estabas escuchando!? –gritó un ogro.
-¡No! ¡Para nada! –dije tratando de convencerlos.

Los Goblimon salieron de la habitación para evitar que escuchara sus conversaciones. Pero era inútil. Ahora sabía que había alguien más detrás de todo esto. ¿Pero quién? No parecía estar dentro del bando de los ogros. Generalmente suelen atacar en grupo o actuar bajo las órdenes de un ogro mayor, como un Ogremon, ¿pero “la jefa”? Eso no estaba nada bien… O quizás eso lo hacía más interesante.
-¿Quién será esa jefa? –pregunté.
-¡No lo sé! –suplicó Gotsumon. –Tan sólo quiero probar esas papas fritas que dejaron en aquella mesa…
-Tenemos que buscar la manera de salir de aquí… -dije. –Salir y descubrir quién es esa jefa. ¿Pero cómo?

Di pequeños brincos tratando de buscar a dónde se habían ido esos Goblimon. Estúpidamente se encontraban frente a una de las dos ventanas de la habitación, por lo cual me fue más fácil localizarlos.
-Esa niña tonta… -refunfuñó uno de los ogros. –Esa niña del cabello rubio y del vestido blanco… Nos vendrá a matar ahora que vea que la regamos.
-Ya lo hubiera hecho antes. –dijo otro de los ogros. –Ella dijo que estaba con esos niños elegidos.

Al escuchar tales declaraciones, me quedé helado. O tal vez no tanto. Después de todo, nunca había confiado en ella. Había algo en esa niña que no me inspiraba confianza al cien por ciento.
-¡Norn! –dije…

-----------------------------------------

-¡Esto es una locura, Rina! –me gritó mi hermana por todo lo alto de la bodega de Armadimon. -¡Lo puedo pensar de Daisuke! ¡Él sí es un aventado que no mide las consecuencias de sus actos! ¿Pero tú?
-¡Hay qué hacerlo! –dije tratando de convencerla. -¡Es lo que Daisuke hubiese querido!
-¡Daisuke! ¡Daisuke! –dijo mi hermana otra vez. -¡Pareciera que te la vives pensando en Daisuke!

Me di la vuelta sin poder decir nada más, pero…
-¿Hay algún problema en que Rina se preocupe por Daisuke y por los demás? –preguntó Piyomon.
-Piyomon… ¿qué haces? –pregunté espantada por la reacción de mi amiga.
-Daisuke trata de preocuparse por nosotros. –siguió Piyomon sin tomar en cuenta mi reacción. –No es porque quiera un barco enorme o porque le encante montar en una motocicleta… Él ha sido el que esforzó durante casi todo el trayecto para mantenernos unidos y seguir adelante, creo que le debemos el que hagamos algo en su ausencia.

Hice una pausa después de que Piyomon hablara.
-Además de Daisuke, yo puedo manejar un aparato como ese. –dije. –Sé que es riesgoso, pero si nadie lo hace, nos quedaremos aquí, ese barco se lo llevará alguno de los Goblimon y todo el esfuerzo de venir al Digital World se irá a la basura.
-No había pensado en eso. –dijo mi hermana. –Creo que no me había puesto a pensar en que Daisuke casi arriesga la vida para avanzar en este mundo….
-Daisuke casi no comenta sus planes con nosotros. –dijo Akio. –Su actitud en ocasiones me aterra.
-“Esto debo hacerlo solo”. –dijo Hiroshi. –Recuerdo que eso decía todo el tiempo.
-A onii-chan no le gusta que las cosas salgan mal. –dijo Ayano. –Si quieres que las cosas salgan bien, hazlo tú. Eso es lo que siempre dice.
-Creo que está decidido. –dijo mi hermana. –Papá se enojaría de lo que estamos haciendo, pero adelante Rina. Tú puedes.
-¿¡Escuchaste Goblimon!? –grité. -¡No vamos a…! ¿Eh? ¿A dónde se fue?

Aquel Goblimon había desaparecido sin decir nada. Seguramente había ido a buscar a sus amigos.
-Creo que será mejor separarnos en dos grupos. –comentó Ayano. –Uno que vaya a buscar a mi hermano, y otro que apoye a Rina en la competencia.

-----------------------------------

-¡Los niños elegidos son unos tontos! –gritó furioso uno de los ogros.
-¿Y por qué no los detuviste? –gritó quien parecía ser el jefe. -¡La jefa vendrá y nos… nos…!
-¿Les qué? –dijo una voz de niña.
-¡Jefa! –gritó un Goblimon. -¡Lamentamos…! ¡Lamentamos…!
-Lo hicieron bien. –dijo. –Sólo necesitaba que el niño elegido Yanami y su Digimon estuvieran al margen de la competencia.

“Norn”… murmuré. En realidad era ella la que había dado la orden de secuestrarnos…
-¡Ven aquí de una maldita vez, Norn! –grité impulsivamente. -¿¡De qué clase de juego se trata todo esto!?

Todo el mundo se calló, dejando hablar a solas al locutor de la televisión, por lo poco que escuchaba, tal parecía indicar que habían terminado la primera vuelta de tres y que dos de los competidores habían sido eliminados, Goblimon por supuesto y por fortuna. A los pocos segundos, apareció Norn por la entrada de la habitación.
-Eres patético, Proyecto. –contestó con una sonrisa burlona.
-¡Así que eras tú! –grité. -¡Sabía que no debía confiar de ti desde el primer momento en que te vi!
-Tenía motivos para hacerlo. –contestó.
-Claro. –dije burlándome. –Ahora resulta…
-“Si no lo hago yo, no va a salir bien”... Eso es lo que siempre dices, ¿o no? -preguntó Norn arremedándome.
-¿Y eso qué? -pregunté. -¡Sólo sácanos de aquí!
-Tienes miedo de estar solo, ¿cierto? -me dijo mirándome a los ojos. -Es por eso que siempre actúas en solitario. Haces las cosas a solas para no rendir cuentas a nadie. Tienes miedo de que aquellos en los que confías y te piden tu mano vuelvan a traicionarte. ¿No es así?
-Yo... yo... -dije al darme cuenta de lo que estaba diciendo.

Al escuchar eso, me di cuenta de lo que en verdad estaba pasando. Era cierto. Norn tenía razón...
-¿Qué pasa Daisuke? -preguntó Gotsumon.
-Norn... Norn tiene razón. -dije bajando la mirada. -Vine al Digital World trayéndolos a todos pero termino haciendo las cosas por mí mismo...
-¿Pero quién? -preguntó Gotsumon. -¿Quién te traicionó?
-Tú lo sabes mejor que nadie. -dije sin voltear a verlo.
-Torkaimon... -djo...

No dije nada para eso. Señal totalmente inequívoca de que Gotsumon había dado en el clavo.
-¿Confiabas en ese estúpido Digimon? -insinuó Gotsumon.
-Quise pensar que debajo de toda esa maldad, solo me trataba bien porque le gustaba lo que hacía. -contesté. -Durante esos seis meses... me prometió de todo... Que me daría riquezas, poder... que sería como un rey para todo un pueblo... Sólo tenía qué obedecerlo...
-¿Cómo pudiste confiar en él? -preguntó de nuevo mi amigo de roca.
-Cuando me hizo creer que sabía que era un niño elegido... me comenzó a tratar mal, a humillarme, a insultarme... -dije. -Y sin embargo quise pensar que todavía podría tener una oportunidad de volver a su lado...
-Por eso tu primera opción fue regresar con él cuando todos se enteraron de que eras Ra... -dijo de nuevo Gotsumon.
-Sí. -le interrumpí. -Al final me quedé solo... No estaba del lado de Torkaimon-sama... No estaba con los niños elegidos... Terminé siendo algo mucho peor que solo desperdicios... Quise confiar de un lado o de otro, y al final terminé solo...
-¡No estás solo! -gritó Gotsumon. -¡Estás con nosotros!
-Pero al final el que termina arriesgando el pellejo soy yo... -murmuré.
-Eso no es cierto ahora mismo. -dijo Norn. -¿Ya viste la televisión?
-Sí la veo… ¿pero qué tiene? –pregunté.
-Rina insistió tanto para participar. –contestó Norn. -Ninguno de ellos quería que participara en esa carrera. Rina les hizo ver todo lo que has hecho por ellos, y sólo así pudo participar.
-¿Rina los convenció? -pregunté.
-Es una muestra de que al menos hay alguien dentro del grupo que te entiende. -dijo Norn. -Aparte de Gotsumon, claro está.

Sólo pude escuchar algunos murmullos de mi amigo de roca. Al parecer estaba ocupado con algo.
-Rina lo logrará. –contesté. –Estoy seguro que lo hará. Norn… si me liberas, te lo agradeceré cuando veamos a Yggdrasil juntos… ¿Norn?

Pregunté pero no recibí respuesta. Miré a mi alrededor y noté que Norn había desaparecido.
-¿¡Norn!? –grité de nuevo. -¡Maldita sea! ¡Se desapareció!
-¿Paffó algffo, Daiffuke? –preguntó Gotsumon.
-¿Por qué estás hablando así? –pregunté, ya que no podía mirar hacia atrás.
-Poggque efgtag botanaff que deffaron loff Gofimon efftán delifiofaf! –contestó.
-Espera… ¿Estás comiendo? –grité.
-¿Quieffef? –preguntó.

Iba a enojarme con él, pero tal vez esa sería una excelente oportunidad para escapar, ya que los amarres que tenía Gotsumon eran normales y no especiales como los míos.
-Come hasta hartarte. –contesté. –Tengo un plan para escapar.

------------------------------------

-¡Estoy muy nerviosa! –dije. -¡Es una competencia muy larga!
-¡Ánimo Rina! –contestó mi amiga emplumada. -¡Estoy contigo para apoyarte!
-Necesitaré más que eso… un seguro médico… o de vida…

Ya estábamos allí. En la línea de salida de la carrera. Mis amigos y sus Digimon se habían puesto a un lado mío para realizar un plan antes de partir.
-Bien. –contestó mi hermana Mizuki. –Rina participará en la carrera. Steve, Norn y yo estaremos aquí para apoyarte.
-Y Ayano, Akio y yo iremos a buscar a Daisuke por el rastro de su Digivice. –contestó Hiroshi.
-Suerte chicos. –les dijo Norn a nuestros amigos.
-¿Y yo qué? –reclamé.
-También te deseamos suerte. –contestó Ayano. –Gana esta carrera por mi onii-chan.
-¿Quieren probar algo que me encontré en ese árbol? –dijo Akio llegando con los brazos llenos de cajas con forma hexagonal y de color amarillo.
-Oh, Diginoir. –contestó Norn.
-¿Diginoir? –pregunté.
-Sí. –contestó Piyomon. –Es muy delicioso.
-Saben a queso. -dijo Akio con la boca llena.

-¡Atención concursantes! –se escuchó por el altavoz. -¡Ya va a dar comienzo a esta carrera anual, el Digimon Rally! ¡Recuerden que en estas tres vueltas se vale todo! ¡Absolutamente todo!
-¿Todo? –pregunté algo temerosa.

Mis sospechas se hicieron más grandes cuando Armadimon trajo una carretilla con algo de armamento.
-Rina. –contestó. –Esto te será de ayuda durante la carrera.
-¿Eh? –grité. -¿Y para qué quiero rifles y granadas?
-¿No lo sabes? –preguntó Armadimon. –En este tipo de carreras se vale todo.
-¿To… to… to… todo? –pregunté de nuevo. -¿¡Entonces a eso se referían con “todo”!?
-Tranquila, Rina. –contestó Piyomon a mi lado. –Si necesitas mi ayuda, estaré junto a ti.
-¡Entonces todos en sus marcas! –gritaron desde el altavoz.

Si de por sí era extraño que en una carrera de este tipo, se necesitara la ayuda de un copiloto, y que todos mis rivales fueran Digimon ogros, ahora lo era más. Me subí a mi asiento, le puse el casco a Piyomon y luego a mí, calenté los motores, y justo cuando comenzó el disparo de salida, comenzó la masacre por así decirlo.
-¡¡Esto no es lo que esperaba!! –grité.

Un Goblimon copiloto marcado con el número 7 había abierto un enorme boquete en la pista justo enfrente de nosotras, y a la velocidad a la que íbamos (algo así de unos 20 km/h por ser el inicio) nos hizo dar un pequeño brinco en el aire.
-¡Tengo miedo! ¡Tengo miedo! ¡Tengo miedo! –grité.
-¡Cuidado! –gritó Piyomon tratando de maniobrar la moto hacia arriba para evitar caer en picada.

Así, caímos con las tres ruedas (dos de la moto y una del asiento del copiloto) sobre la pista. Los Goblimon nos tenían una gran ventaja después de dicho ataque, así que no me quedó de otra que empezar a pisar el acelerador con fuerza.
-¡Sujétate, Piyomon! –grité.
-¡Pero…! –dijo mi amiga siendo interrumpida por la fuerte velocidad a la que iba.

Así, pudimos rebasar a dos de los competidores, quienes comenzaron a sacar diferentes armamentos entre bazookas y bombas.
-¡Esto se está poniendo feo, Rina! –gritó Piyomon.
-¡Y no trajimos nada de armamentos! –grité asustada. -¿Eh?
-¿Qué pasa? –preguntó mi amiga.
-¡Piyomon! –dije. -¡Te toca ser mi armamento!
-¿Que qué? –preguntó.
-Vas a tener qué atacarlos. –dije.
-Les recordamos a nuestros competidores que una de las reglas es no salirse de su vehículo. –contestaron por el altavoz. –Pueden tener hasta un mínimo de un dedo, pezuña o pata aferrados al vehículo.
-Ahora entiendo por qué no se bajan de las motos. –dije. –No importa. Atacaremos desde aquí. ¡Piyomon!
-¡Magical Fire! –atacó Piyomon abriendo sus alas pero aferrándose al asiento del copiloto con sus patas. -¡Acelera, Rina!

Los Goblimon atacaron lanzando varias granadas, a lo cual el Magical Fire de Piyomon las hizo explotar muy cerca de los competidores, dejándolos fuera de la carrera.
-¡Oh, miren esto! –gritaban por el altavoz. -¡Antes de completar la primera vuelta, el equipo de Inoue y Piyomon ha comenzado a atacar! ¡Han dejado fuera de la carrera a dos competidores! ¡Esto se pone cada vez más reñido! ¡Pero los Goblimon de adelante no van a pasar esto por alto! ¡Uno de ellos ha lanzado su garrote hacia el equipo humano!
-¿Qué? –grité al ver que el garrote iba directo hacia mí.

Hice una maniobra arriesgada, dando vuelta hacia la derecha rápidamente para evitar que nos golpeara. Estábamos casi detrás de uno de los Goblimon enemigos, lo cual ese movimiento hizo que el garrote se estampara en la cara de uno de los suyos, y por supuesto, eso lo hizo dejar la carrera.
-¡Increíble! –gritaban por el altavoz. -¡Un Goblimon ha atacado a uno de los suyos! ¿Pero qué es esto? ¿Acaso la rivalidad entre estos ogros se está poniendo más fuerte que nunca?
-¿¡Podrías dejar de narrar cuando suceda un choque!? -grité.
-No, no lo haré. -contestaron desde el altavoz.

A la velocidad a la que íbamos no nos iba a ser posible alcanzarlos, así que...
-¡Sujétate más fuerte! -grité. -¡Podríamos derrapar pero sólo así podremos alcanzarlos!
-¡A la orden! -dijo.

Aceleré con más fuerza, pero a medida que aceleraba, noté algo que parecía ir mal en el sistema de la motocicleta.
-¡No puedo bajar la velocidad! -grité.
-¿Qué dijiste Rina? -preguntó Piyomon asustada.
-¡Que no puedo bajar la velocidad! -grité de nuevo.
-¡Es imposible! -dijo mi amiga. -¡Ah! ¡Agáchate, Rina!

Instintivamente me agaché, cosa que nos salvó la vida y la carrera ya que un enorme garrote de Goblimon había salido disparado hacia nosotras.
-Gracias, Piyomon. -contesté.
-De nada.

Pero no todo parecía ir bien, cuando recuperé la postura, me di cuenta de que nos estábamos enfilando hacia un enorme muro.
-¡Esto no me está gustando nada!- -grité molesta.

-------------------------------------------------

-¿Listo, Gotsumon? -pregunté.
-¡Listo y con energías! -me contestó.

Gotsumon no hizo más que jalar sus brazos para romper las ataduras. Cómo se notaba que un buen desayuno marcaba la diferencia.
-¡Bien hecho! -le felicité. -¡Ahora busca la llave de mis esposas!
-¡Aquí están! -dijo señalando un manojo de llaves. -¿Cuál es?
-¿Y cómo voy a saberlo? -pregunté enojado. -¡Pruébalas todas!

Gotsumon comenzó a meter una por una cada llave para encontrar la buena.
-¡No creas que se liberarán tan fácil! -gritó un Goblimon cuando se dio cuenta de nuestro intento de escape.
-¡Lo tengo! -gritó Gotsumon, después de haber escuchado el chasquido de las esposas indicando que se habían abierto.
-¡Ataquen! -gritó uno de ellos.
-¡Angry Rock! -lanzó Gotsumon su ataque de rocas.

Pero no dieron resultado, algo se interpuso entre nuestro enemigo y Gotsumon, no sólo deteniendo su ataque, sino haciendo que las rocas rebotaran e impactaran en mi amigo. Gotsumon salió impactado por las rocas y se estampó en el intento de buró que tenían en una esquina.

-¡Gotsumon! -corrí hacia él preocupado.
-Daisuke... -dijo con algo de dificultad. -Son muy fuertes...
-Maldición... -dije mirando a los ogros. -Si pudiéramos evolucionar...

Los Goblimon comenzaban a burlarse de nosotros ante su superioridad en número. De pronto noté que del buró roto salió mi Digivice negro hacia el suelo, aprovechando eso, no dudé ni un segundo en tomarlo.
-¡Ahora sí! -grité contento. -¡Gotsumon! ¡Hora de evolucionar!
-¿No evolucionarás? -preguntó mi amigo.
-Estoy algo hambriento. -dije. -Por eso te pedí que te comieras todas sus botanas.

Así, Gotsumon evolucionó en Leomon. Después, lanzó un Juu-Ou-Ken hacia los Goblimon, el cual logró traspasar aquella barrera invisible, golpeándolos levemente. Uno de los ogros, molesto, alzó su garrote y lo estampó contra el suelo, abriendo una grieta en el suelo dirigiéndose hacia mí. Por fortuna Leomon me agarró y me llevó rápidamente a otro sitio, saliendo de la habitación.
-Muchas gracias... -dije.
-Esos ogros no se darán por vencido. -contestó.

--------------------------------------------

De pronto, noté que mi motocicleta estaba volando.
-No te vayas a soltar, Rina. -contestaron desde el cielo.
-¿Birdramon? -pregunté mirando a Piyomon convertida en esa enorme ave de fuego.
-Mientras no nos salgamos de la pista, aunque sea por arriba, no nos descalificarán. -dijo.

Habiendo quedado 3 grupos de Goblimon en la pista, y a empezando la última vuelta, los concursantes restantes notaron que estábamos volando. La verdad les daba igual quien quedara de primer lugar, sólo importaba que nosotros no llegáramos primero. Era esa la razón por la que comenzaron a lanzar bolas de fuego desde abajo.
-¡Aún nos siguen atacando! -pregunté asustada.
-¡Rina! -contestó Birdramon. -¡Ya falta poco! ¡Lo vamos a lograr!
-¡Sí! -grité contenta. -¡Haremos esto por todos nuestros amigos!

Birdramon bajó la altura, así pudimos estar justo adelante de todos nuestros enemigos, lo que los enfureció aún más, lanzando de nuevo aquellas bolas de fuego, las cuales en excelente sincronía salieron juntándose incrementando su efecto y tamaño.
-¡Otra vez! -grité.
-No me queda de otra que usar Meteor Wing. -dijo Birdramon.
-¡Pero nos pasaría algo! -dije.
-¡No sucederá nada! -dijo mi amiga. -¡Confía en mí!
-De acuerdo. -dije.

Birdramon lanzó su Meteor Wing, haciendo que todo impactara ante el ataque de los Goblimon. No recordé más que un estruendo, un resplandor naranja, humo y de ahí un poco de calor.
-¡No te detengas, Rina! -dijo Birdramon cubriéndome con sus alas.

Cuando el resplandor desapareció y el humo se iba desvaneciendo, vi a mi amiga regresando a ser Piyomon agotada en el asiento de copiloto, y nuestro equipo llegando a la meta en primer lugar. Las ovaciones comenzaron a sonar en toda la línea de meta, y mis amigos corrieron a nuestro auxilio. Claro que nadie se había percatado que no podía bajar la velocidad, así que Piyomon con las pocas fuerzas que tuvo trató de arrastrarme antes de que la moto se estampara contra el muro de la primera curva.

-¡No vuelvas a hacer algo así de arriesgado, Rina! –me regañó mi media hermana.
-Prométeme que para la próxima te tocará a ti arriesgar la vida. -dije mientras Piyomon me acomodaba para sentarme en el suelo.

Entonces, no recordé qué más pasó. Toda mi vista se ennegreció y perdí el conocimiento.

------------------------------------------------------

-¡No dejen que escapen! -gritó un ogro.

Leomon había corrido varios metros lejos de lo que resultó ser una modesta cabaña alejada de Shin Jipangu, todo para tratar de evitar algún enfrentamiento.

-Creo que no resistiré más, Daisuke. -respondió Leomon. -Esas botanas no me llenaron demasiado.
-¡No, por favor! -dije asustado. -¡Tenemos que regresar con los demás cuanto antes!

Todo se volvió desesperación cuando Leomon regresó a ser Gotsumon. Mi amigo de roca cansado y yo no en mejores condiciones, estábamos indefensos frente a los ogros. Pero algo pasó que estas verdes criaturas de pronto retrocedieron y salieron huyendo.
-¡Nadie nos dijo que eran demasiados! -gritaron antes de desaparecer.
-¡Eso! -gritaron. -¡Huyan como los cobardes que son!
-¿Eh? -pregunté algo cansado. -¿Ayano-chan?
-Y te olvidaste de nosotros. -dijo Akio.

Noté que Akio, Ayano y Hiroshi habían hecho evolucionar a sus Digimon a la etapa adulta.
-Creo que Akio debería darle a Daisuke de ese suculento Diginoir que encontraste. -contestó Hiroshi.
-¿Diginoir? -pregunté. -Pensé que esas cosas no se daban aquí en WWW. Creo que comeré un poco, no he probado bocado en todo el día.

-------------------------------------------------

Al llegar al taller de Armadimon, notamos que Rina y Piyomon dormían del cansancio en las camas.
-Veo que ganaron la carrera. -contestó Ayano. -Felicidades, aunque no nos escuchen.

La sonrisa en las caras de las dos nos dio una tremenda satisfacción.

-¿Y bien? -pregunté. -¿Dónde se metió Norn?
-No sabemos. -dijo Mizuki. -Sólo dijo que quería conseguir más Diginoir y se fue sin decirnos nada.
-Ya veo. -dije tratando de no meter sospechas.
-Deberíamos ir a buscarla. -dijo Ayano-chan.
-Yo creo que no es necesario. -dije. -Sabrá cuidarse sola. Y estoy seguro que no será la última vez que la veamos.
-Pero... -trató Ayano de contradecirme.
-Ayano... -contestó Rina despertando de su descanso. -Hazle caso a tu hermano. Él sabe lo que hace.
-Rina... -dije mirándola. -¿Podrían dejarnos a solas?

Mis amigos y Armadimon tomaron dichas recomendaciones, y abandonaron el taller.
-Rina... -dije acercándome a su cama y sentándome a un lado. -No debí permitir que arriesgaras tu vida así.
-No pasa nada. -dijo. -Yo insistí en participar. Lo hice por ti.

Después de una pequeña pausa, dije:
-Gracias. Muchas gracias.
-Lo hicieron muy bien. -contestó Gotsumon.

Rina sonrió, al igual que Piyomon, quien era la más cansada en todo el asunto.

-------------------------------------

-¿Ya se van? -preguntó Armadimon la mañana siguiente.
-Así es. -Contesté. -¡Es hora de continuar nuestro camino!
-¡Cuídese, Armadimon! -dijo Akio alzando la mano en señal de despedida.
-¡Tomaré en cuenta tu libro de recetas! -dijo el Digimon armadillo.

Akio y yo nos dedicamos a revisar de norte a sur todo el barco. No tenía velas, y su timón estaba tan duro que ni con la fuerza de varios Digimon fue posible girarlo aunque fuera un grado, era como un bote a gran escala. ¿Cómo nos íbamos a desplazar? Lo que me llamó la atención fue ver en uno de los camarotes el retrato de Norn acompañada de un Digimon tipo dragón pequeño de pelaje morado. Pero bueno, Steve, Mizuki, Akio y yo ya estábamos en el barco. No había manera de moverlo. Salimos de los camarotes y subimos a cubierta. Vimos a Rina, Ayano y Hiroshi subir al barco. De pronto, con Ayano y V-mon, quienes fueron los primeros en subir, el barco comenzó a lanzar una especie de ruidos de maquinaria funcionando. En ese momento, tomé el timón y noté que era fácil de mover.

-¿Eh? -preguntó V-mon al ver que todos lo estábamos viendo ante la reacción del barco. -¿Qué pasa?
-No, nada. -dije sonriendo. -¡Hora de ir a la morada de Yggdrasil!
-¡Sí! -gritaron todos.

Así, el barco comenzó a moverse. A pesar de que en un principio el timón fue fácil de mover, conforme el barco se despegaba de la costa el timón parecía cobrar vida propia. Creo que he encontrado quién es ese Royal Knight del que hablaba Norn. ¿Pero podría ser él? Las preguntas que tenía antes de llegar a Shin Jipangu se incrementaban conforme pasaba el tiempo. Pero...

-¿Qué es eso? -preguntó Mizuki señalando el cielo.
-¡Ah! -gritamos todos al notar que el cielo se estaba ennegreciendo a pesar de que ya había amanecido.
-¡Miren adelante! -gritó Hiroshi al notar que una enorme niebla comenzaba a cubrirnos.

Continuará...
Responder